Nieve reciente y nubes que pasan como centellas hacia el norte en Candanchú.
Aparcamiento de Candanchú, Rinconada y
Paso de Tortiellas.
28-03-2014.
Desnivel acumulado 300 m.
Distancia recorrida 5000 m.
Tiempo efectivo 01:30 h.
Mixto.
Muy fácil.
Esquís de montaña.
El recorrido que suele admitir muchas
variantes y prolongaciones, fue un corto paseo que el viento convirtió en un
auténtico infierno.
Agua mejor llevarla en cualquier época
del año.
Mapa de Candanchú procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Despedíamos
el invierno en un precioso día de primaveral en Espelunciecha y Arroyeras,
sabedores de que ese día comenzaría la primavera pero nos traía el invierno que
como dicen por aquí, no se lo suele comer los ratones.
La
primavera del Pirineo poco o nada tiene que ver con la de los poetas y
consecuentemente, el tiempo se estropea y persiste con indicios de prolongarse
en el tiempo. Hoy anuncian una ventana
de posible “buen tiempo” y nos vamos a la caza de la esperada ventana.
Hay
alto riesgo de aludes en la zona por encima de los 1800 metros pues el
miércoles cayeron alrededor de treinta centímetros de nieve en Canfranc y el
manto no se ha podido estabilizar y menos con los vientos que han soplado y que
pueden soplar.
Por
todo ello descartamos algunos proyectos y nos vamos a la seguridad de una
estación, subiremos a Peña Blanca en Candanchú.
Son
casi las diez de la mañana cuando llegamos al aparcamiento de la estación en el
que hay cuatro coches mal contados. Hay nubes volanderas y otras más
desarrolladas y sopla algo de viento mientras nos preparamos para la marcha a
1630 metros de altitud.
La Zapatilla no augura nada agradable pero la esperanza...
Alrededor
de las diez y cuarto comenzamos el foqueo sobre una nieve bastante blanda y
profunda por lo que nos echamos a la pisada de la Pista Grande y nos vamos
hacia el oeste-sudoeste en muy suave
ascenso. Habrá un par de docenas de esquiadores en la zona de seguridad de la
estación y un grupo de soldados de la Escuela Militar de Montaña que están
faenando.
Puntal de Labata.
Cruzamos
los dos arrastres paralelos y vamos girando en ascenso al sur para ir ganando
altura sobre la Rinconada. El cielo está muy variable con algunos claros
instantáneos entre nubes amenazadoras, nieblas que quieren bajar y viento que
arrastra mucha nieve. Un viento que va ganando intensidad conforme nos
acercamos a la Pista Paso que es la que nos conducirá al Collado de Tortiellas
y que comparte con la silla.
La estación, cerrada, es toda para nosotros.
Monjes y Astún en un claro.
Se
trata de una de las peores pistas de la estación; siempre llena de placas de
hielo y mucha piedra suelta que no nos gusta un pelo pero por ella vamos a subir.
Hacia el Paso de Tortiellas.
La pista rellena de nieve ventada y atormada.
La
nieve dura se alterna con depósitos de nieve ventada que incluso se pega a las
pieles de foca y las raquetas y cuando entramos al tramo que asciende junto a
la pared no ponemos las cuchillas como teníamos previsto, el inicio se sub e
bien.
A
mitad de la rampa el viento nos zarandea de lo lindo hasta obligarnos a
detenernos para soportar los embates pero seguimos para arriba hasta que
próximos a la vuelta que des cribe la pista hacia el sur se nos hace difícil continuar
con el ascenso, Rosa sube haciendo escaleras y así no podemos continuar máxime
teniendo en cuenta que el vendaval ha dejado la nieve como un cristal.
Justamente
en el lugar en que la silla se incorpora a la pista nos detenemos a esperar a
Rosa. Hay un esquiador que baja derrapando con todos los apuros del mundo.
Cuando
nos juntamos la decisión está tomada: no pondremos las cuchillas sino que nos
vamos a dar la vuelta.
En
la orilla de la pista hay nieve amontonada irregularmente y entramos en ella
para realizar con mayor comodidad las tareas necesarias para el descenso.
Nos
eternizamos en unas tareas que deberíamos hacer con cierta maestría y
abreviando. Suerte que el viento no es muy frío.
La nieve en suspensión nos quita toda la visibilidad.
Al
final entramos a la pista con intención de hacer unos giros seguidos y salir
del marrón pero antes de iniciar el primer giro una ráfaga me empuja y comienzo
a derrapar y ya no se hable más, me suelto una derrapada de más de 50 metros
que remato cuando la ráfaga cesa. Luego una serie de giros ya cogiendo nieve
acumulada con poca visibilidad a la sombra me permiten bajar un poco “a guevo.”
A rosa le sucederá algo parecido y hasta Juan tendrá algún problemilla con la
falta de visibilidad que pillaré en una de las pocas fotos que haga del
momento: no eran momentos para fotos.
Saliendo del infierno del Collado de Tortiellas.
La
poca visibilidad que tenemos creo que es más debida la cantidad de nieve que
lleva el aire en suspensión que a la presencia de nieblas bajas. Hará que nos
pasemos las pistas que hemos utilizado a la subida y terminaremos bajando por Lomas y Sarrios hasta alcanzar el fondo de la
Rinconada hasta la Pista Grande y al coche. Con menos de dos horas hemos tenido
más que suficiente.
Dolmen de la Güixas.
Marzuolus en Oroel.
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