La Norte de Sierra Morena.
Cima de Troumouse, Sierra Morena,
Pequeña Munia, Munia, Arista Sudoeste, Cuello de Robiñera, Circo de Barrosa,
Cabaña y Aparcamiento de Barrosa.
05-09-2017.
Salida 11 h. Llegada 15:30 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Sierra Morena y Munia procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Desde
la Cima del Pico Troumouse contemplamos la espléndida y afilada Arista Norte de
Sierra Morena que tenemos pendiente. Son las once y media de la mañana del 5 de
Septiembre del 17 y no es que tengamos excesiva prisa pero tenemos tajo por
delante.
Llegando a Troumouse, Sierra Morena nos espera.
Estamos
a 3083 metros de altitud y vamos a completar nuestra segunda vuelta al circo
que en el 2010 dejamos aquí pues teníamos otros objetivos. Un transitado e
intermitente caminillo recorre la alargada arista metamórfica para ahondarse en
dirección sur, nuestro destino y la de la generalidad de los transeúntes de
este circo es el collado de separación con Sierra Morena al que llegamos
enseguida, tras un corto descenso, sin otra historia que algún apoyo de manos
esporádico.
Iniciando el descenso de la Sur de Troumouse.
En
el terroso y amable collado acotado a 3043 metros de altitud buscamos en
suavísimo ascenso la Arista Norte de Sierra Morena que erguida y afilada
arranca con un paso largo sobre una placa lisa y vertical.
Cuando
llegamos aquí en el 98, casi sin mirarlo, lo faldeamos por el oeste. Fue una
travesía delicada que resolvimos sin problemas pues no teníamos ninguna
información ni de la arista ni de los dos faldeos pues se puede hacer por ambas
vertientes. Hoy hemos traído la cuerda por si acá pero no será necesario.
Entrando en la Norte de Sierra Morena.
Hay
una grieta a mano izquierda que nos permite empotrar un poco un pie y buscando
presas altas que las hay remontar el paso largo que nos espera con una repisa
inclinada. Será un paso de segundo superior que se hace mejor de lo previsto.
La Norte de Sierra Morena es un placer.
A
partir de allí una rampa bastante vertical, aérea, de una anchura de entre dos
y cuatro metros y de muy buena roca con sobrados apoyos tanto para pies como
para manos, nos permite remontar los dos tercios inferiores que se rematan con
un paso que hacemos a plena arista, único momento de toda la ascensión. Luego
la arista se allana progresivamente y nos deposita en la alargada y plana cima
de Sierra Morena a 3088 metros de altitud, son las once y media.
Buena Roca en la Norte de Sierra Morena.
Hacemos
alguna foto contemplando como las nieblas se establecen cada vez más arriba y
enseguida continuamos arista adelante en suave descenso por una loma amplia que
conduce a un también amplio collado situado a 3030 metros de altitud en el que
hay un coqueto vivac.
En la Cima de Sierra Morena.
Una
rampa suavemente ascendente se convierte en arista y por su vertiente este se desarrolla un
caminillo sobre la pedriza metamórfica que tras unas cuantas vueltas nos
deposita con comodidad en la Cima de la Pequeña Munia situada a 3094 metros de altitud a la que
llegamos poco más de un cuarto de hora después.
Attrás quedan Sierra Morena y Troumouse.
Poco
más que alguna foto mientras contemplamos los juegos de las nieblas en Sierra
Morena y proseguimos.
Tras
un brevísimo descenso alcanzamos una zona de pequeños promontorios y
gendarmes que se pasan con comodidad y
que nos depositan en una pequeña brecha de la que arranca la Arista Somital
Norte de la Munia.
Pequeña Munia y Munia desde el Collado con Sierra Morena.
Es
un terreno metamórfico bastante escalonado y recorrido intermitentemente por
trazas de caminillo pizarroso muy oscuro que nos permite remontar con comodidad
los últimos metros del Casquete Somital de la Munia para hacer cima a 3132
metros de altitud. Son las doce y media.
La Norte de la Munia en nuestro horizonte próximo.
En
la cima coincidimos con una cordada que ha llegado y otras dos que lo harán por
la arista sudoeste que es la vía normal al pico. Hacemos algunas fotos y
tratamos de recordar en un mar de viejos recuerdos.
Remontando la Norte de la Munia.
Poco
después y viendo que las nieblas nos rodean iniciamos el descenso de la arista
sudoeste que encontraremos completamente desconocido. Bueno, la verdad es que
la primera vez que la hicimos era de noche y de la segunda no nos acordamos.
Vista atrás hacia los Tubos de Gerbats.
Hay
que recorrer un primer tramo horizontal
para seguidamente descender a toda arista con muy buena roca y muy
transitada además de limada por infinidad de cramponazos. En general es una
arista aérea y afilada que requiere apoyos de manos casi continuos pero que se
pasa bastante bien. Lo que me preocupa son las nieblas que no nos dejan ver el
Cuello de Robiñera que es a donde tenemos que llegar sí o sí.
No recordamos casi nada de la Arista Sudoeste que estamos bajando.
En
mi mente está la piedra apoyada en la pared y bajo la que dejé la primera vez
el tomavistas puesto que se hacía ya de noche y de nada me iba a servir. La
segunda vez, recorrimos la arista en
descenso y en el Paso del Gato la abandonamos para bajar al Circo de Troumouse
y creo recordar que para marchar al Cuello de Robiñera no hay que llegar al
Paso del Gato.
Aercándonos al Paso del Gato.
Con
estas, faldeamos un poco la arista por el sur y alcanzamos el diedro situado
por encima del Paso del Gato. Desde la cabecera del paso nos damos la vuelta,
Juan se ha quedado con una línea de hitos que abandona la arista en dirección
al Cuello de Robiñera.
Abandonamos la arista por encima del Paso del Gato.
Bajará
y luego lo haremos nosotros entre nieblas que permiten caminar pero no
facilitan la orientación, por una serie de terrazas llenas de basura y en plena
pared para alcanzar la pedriza que cubre una buena parte del Cuello de Robiñera
y que se descuelga hacia Barrosa.
Vista atrás de la pared que acabamos de bajar con el permiso de las niebla.
El
descenso de este tramo es pestosillo pero lo llevamos bien confirmando nuestra
orientación al ver los Ibonciechos del Cuello de Robiñera. Luego veríamos el
Ibón Bajo de La Larry y bolo a bolo nos llegaremos hasta el umbral en el que se inicia el Valle de Barrosa.
Ibonciechos del Collado de Robiñera e Ibones de La Larry.
Alcanzamos
el collado a 2850 metros de altitud y aprovechando que las nieblas se están
disipando echamos la vista atrás a nuestro descenso. La conclusión es que
deberíamos haber continuado por la arista para abajo para abandonarla unos
metros más abajo del Paso del Gato ya directamente por la pedriza.
Es
la una y media y por delante tenemos un descenso que ya hicimos hace muchos
años en ascenso y del que sabemos que no hay camino y que podemos encontrar
algunos hitos.
Encontramos algunos hitos en un circo sin camino.
La
pared que nos ha de bajar al Rellano de Barrosa es muy amplia. Tiene paredes
por todas partes pero especialmente al sur bajo el Robiñera y al norte bajo la
Munia. Tenemos una táctica preconcebida que es descender por el centro para
luego evolucionar al norte pero de por medio hay que bajar casi 1200 metros.
Los
dos primeros escalones que descendemos son completamente rocosos, de ellos, el
superior es una enorme pedrera que se descuelga de sus tresmiles limítrofes
para hacer más cómodo el siguiente en el que encontramos algún hito en su borde
inferior.
Detalle de la flor del acónito azul en el Circo de Barrosa.
A
partir de allí aparece la verdura y un
nuevo resalte recorrido por torrentillos. Buscamos y encontramos tramos
medianamente escalonados que nos permiten perder metros en busca de un
siguiente rellano al que llegaremos tras acercarnos a las paredes de La Munia.
Más
abajo aparece un nuevo rellano inclinado bastante cubierto de verdura al que
llegamos sin problemas especiales más que buscar la vía más cómoda dentro de la
pared algo tiesa y con una hierba que resbala un poco, por lo que hay que
ir con cierta atención lo que proporciona algo de tensión.
Robiñera desde uno de los Rellanos Intermedios del Circo de Barrosa.
Por
la altitud creemos que nos tenemos que cruzar con la Senda de las Pardas y así
será. Estaremos sobre los 2400 metros pero hoy no me fío de mi altímetro pues
está de vacaciones.
Rosa
quiere tomar la senda al cruzarla y marcharnos con ella hacia el Collado de
Barrosa pero nos parece que vamos a dar una vuelta innecesaria. Nosotros
preferimos asegurarnos de que los hitos que vemos ya no son de la senda, aquí
con un par de caminillos paralelos en el rellano y continuar para abajo.
Acercándonos a la Pedrizas Inferiores del Circo de Barrosa.
Sabemos
que a nuestra izquierda o norte tiene que aparecer una larga pedriza que nos ha
de bajar un importante tramo de pared y que tras otro tramo de verdura
alcanzara el lomo en el que se asientan los pinos que arrancan desde el
Barranco de las Neveras y eso lo hemos visto con las primeras luces del día y
fue lo que hiciéramos en ascenso en el 87. De cuando en cuando aparece alguna
mancha vieja de pintura blanca o roja.
Pedriza que nos conducirá a la rampa arbolada con lo que liquidaremos el Circo de Barrosa.
Descendemos
con cuidado un barranco atravesando su
cauce lleno de verdín y nos colocamos junto a la pedrera que buscábamos. Por su
orilla derecha en la que hay establecida verdura muy escalonada, bajamos con
comodidad un montón de metros aprovechando algunos bloques graníticos
dispersos. La pedriza se queda colgada sobre las paredes y nosotros trazamos
unas zetas sobre la herbosa ladera que con algún cuidado nos permiten alcanzar
otro tramo de pedriza más corta que atravesamos en su parte final para alcanzar
los pinos más altos.
Una de las Cascadas del Barrosa
La
inclinada rampa en la que están establecidos los pinos que ya resisten los
embates de los aludes nos permite bajar un centenar de metros hasta que
alcanzamos el praderío de la orilla del
Barranco las Neveras.
Cogemos
agua en el barranco. Echamos unas naranjas y decidimos bajarnos a comer a la
furgo son las dos y media y estamos a 1800 metros de altitud.
Visión global de la jornada del día sin detalles.
Cruzamos
el barranco junto a las cascadas y ponemos la marcha de resistencia hacia el
Rellano de Barrosa pasando junto al refugio en el que sestean algunos
paseantes.
Luego
volvemos a pasar el barranco seco y sobre el camino nos despedimos de nuestra
jornada, visible sin detalles desde aquí y dejamos que nuestro piloto
automático se encargue de nosotros tratando de olvidarnos de nuestras piernas
que llevan una soba de cierta
consideración.
Salcorz y los Picos del Cabo desde Barrosa.
Tras
comprobar que al inicio de nuestra marcha habíamos tomado la pista alrededor de
30 metros antes de que girara para entrar en el valle, nos llegamos a la furgo
cuando son las tres y media. En nueve horas y cuarto nos hemos chupado un
desnivel acumulado de cerca de 1900 metros. La tarde está bien, nosotros
también y en la furgo que está a la sombra nos hacemos una ensalada y saciamos
la sed con unas cervezas bien frescas, comemos al gusto y hasta me echaré una
cabezada después del postre. Luego sin prisas, echamos un café y vuelta a casa sin
sueño mientras comentamos que la lista de difuntos en espera se ha quedado medio
vacía sabiendo que otros ocuparán su lugar.
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