Arista hacia Cregüeña que nos queda desde Estatás.
Puente de Cregüeña, Pleta de Cregüeña,
Corredor Norte de Estatás, Cima Estatás, Faldeo Gendarmes de Estatás, Pico de
Quillón, Pico Cregüeña. Regreso a Brecha de Cregüeña, Pleta de Cregüeña y Camino
a Puente de Cregüeña
505-10-2018.
Salida 07:15 h. Llegada 17:15 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Cregüeña procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Bajamos
desde la Besurta y antes de llegar al Plan de Baños contemplamos la Cabecera
del Corredor Norte de Estatás y dudamos entre si bajarlo o subirlo. Seguidamente nos llegamos al Puente de
Cregüeña y aparcamos en las inmediaciones del mismo. Luego daremos algún paseo
por los alrededores cenaremos y nos empiltraremos pronto.
El Corredor Norte de Estatás desde la carretera.
Una
noche larga pues no estamos cansados da paso al 5 de Octubre de 2018 al que
ponemos en marcha a las seis y media bien pasadas. Es completamente de noche
cuando a las siete y cuarto tomamos el Camino de Cregüeña a 1470 metros de
altitud.
Desde el Barranco de Cregüeña comenzamos a ver el Corredor Norte de Estatás.
El
camino transita por la Orilla derecha del Barranco de Cregüeña en dirección
este-sudeste y nosotros avanzamos con cuidado pues la luminosidad de la noche,
más dentro del bosque, es prácticamente inexistente. Nos acompañan las
estrellas y el escandaloso rumor del barranco que se derrumba en una cascada
casi continua.
Gayuba o buxareta con frutos en el Barranco de Cregüeña.
El
camino muy transitado, balizado de azul y lleno de hitos de piedras sube persistentemente
hasta atravesar horizontalmente un tramo
de pedrera desnuda. Se ha hecho de día y se asoma por entre las copas de los
pinos la parte superior del Corredor Norte de Estatás.
Estatás y su corredor norte desde cerca de la Pleta de Cregüeña.
Poco
después y antes de alcanzar el Rellano de la Pleta de Cregüeña buscamos paso
para atravesar el barranco. Lo haremos al segundo intento y en un pequeño
rellano entre la zona de cascadas. Son las ocho y cuarto pasadas y estamos a
2000 metros de altitud.
Ya en el Corredor Norte de Estatás.
Cogemos
agua y continuamos por un praderío de rododendro crecido entre bloques de
granito que se hace incómodo por lo irregular del firme. Ascenderemos
durante casi un centenar de metros en
busca de los cordones de pedriza que salen a nuestro encuentro hasta alcanzar
uno de los cordones de bloques que se limpia definitivamente.
Estrangulamiento por encima del Resalte Intermedio del Corredor Norte de Estatás.
El
ascenso continúa ya más cómodo pues los materiales están muy estabilizados y
con restos de aludes y la pendiente es moderada. Ganamos altura con facilidad a
la agradable sombra de la mañana.
El
Corredor Norte de Estatás es un flecha de pendiente muy uniforme pero a pesar
de ello aparecen sucesivamente tres pequeños resaltes que subimos directamente
los dos primeros y faldeamos ligeramente por su izquierda el tercero hasta
alcanzar un primer estrangulamiento Los materiales se han ido haciendo más
menudos e inestables.
El fondo del Corredor Norte de Estatás con materiales más menudos e inestables.
Pasamos
el bloque empotrado por su derecha con susto incorporado y proseguimos saliendo
del fondo del corredor y progresando por su ladera izquierda que es muy transitable. Vueltos de nuevo al
fondo del corredor enseguida se yergue ligeramente y se torna más
descompuesto por lo que lo abandonamos
para buscar la firmeza y comodidad de su ladera izquierda por la que
proseguiremos ascenso.
Abandonando el Corredor Noerte de Estatás para progresar por la ladera izquierda.
El
corredor se ensancha, se abre en ramas, la pendiente se incrementa algo y se
convierte en más en una ladera amplia, erguida, terrosa y muy descompuesta por
lo que optemos por proseguir hacia arriba por lo que vemos más firme, mezcla de
granito y metamórficas.
Alcanzamos la arista nacida en el Bosque de Cregüeña y la faldeamos por el norte.
Nos
acercamos a la Arista de Estatás que sube a nuestra derecha y previendo que no
sea demasiado fácil subir por el filo perseveramos en el corredor, haciendo una
diagonal hasta que finalmente alcanzamos la arista tras subir un par de tramos
de corredor estrechos cosa que hacemos
por un crestón.
Alcanzamos
la arista sobre los 2750 metros de altitud cuando la arista se convierte en un
dorso orientado al sur que permite subir por cualquier parte entre bloques de
granito llenos de líquenes. Las paredes ya verticales quedan en la vertiente
norte.
Llegando al final del Corredor Norte de Estatás.
Ascendemos
la ladera en busca de la cima ya próxima pero lo que alcanzamos es un hombro
con hito desde el que visualizamos la Cima de Estatás. Mi altímetro no se
equivocaba.
Estamos
sobre los 2800 metros de altitud y nos
queda todo el casquete somital que no haremos a toda arista sino que tras
recorrer horizontalmente el hombro faldearemos en diagonal ascendente, por la
ladera sur, en busca directamente de la cima.
Coronada la Antecima aparece la Cima de Estatás.
Tras
atravesar un par de declives de la ladera buscando camino y apoyando las manos
de cuando en cuando alcanzamos la Cima del Pico Estatás situada a 2952 metros de altitud cuando son
las once menos cuarto de la mañana y no ha estado nada mal a pesar de que en
algún momento se nos ha hecho pelín largo el corredor.
Los Gendarmes Occidentales de la Cresta de Estatás.
Al
solecillo de la mañana nos sentamos a echar un bocado y un trago que nos hemos
ganado tras los 1500 metros ascendidos sin tregua y rumiamos el pedazo de
arista que tenemos por delante: los Gendarmes de Estatás, los dos Picos de
Quillón y el Pico de Cregüeña, algo más de un kilómetro de arista que puede ser
muy entretenida.
Faldeando el más occidental de los Gendarmes de Estatás.
No
son las once y cuarto cuando reanudamos la marcha algo inquietos. Hay que bajar
a la Brecha de Estatás situada setenta metros más abajo. Lo hacemos primero a
toda cresta, destrepamos dos pasos largos y tomamos una pedrera descompuesta
que nos lleva a la brecha y nos deposita frente a los dos Gendarmes
Occidentales que hay que faldear. Luego vienen más pero ya se verá.
Todavía quedan al menos tres gendarmes para alcanzar el Collado Oeste de Quillón.
Entre
perder al sur, por un corredor poco agradable, 150 metros y faldear todas las
agujas por unas campas inclinadas de hierba para retornar a la arista pasadas
las mismas o faldear las dos primeras a mediana altura optamos por esta segunda
opción sabiendo que jamás sabremos si ha sido la buena. Creo que no pero…
El faldeo de los Gendarmes de Estatás resulta laborioso.
Perdidos
una treintena de metros nos enfrascamos en un faldeo fácil al que le salen de
cuando en cuando ligeras complicaciones en las que pasamos de los apoyos de
manos a las trepadas fáciles combinando continuamente con travesías por terreno
descompuesto, en el que aparecen retazos de pratenses, todo ello en una pared
con poca perspectiva.
Una placa delicada en el Gendarme Oriental de Estatás.
Enseguida
faldeamos los dos primeros gendarmes o al menos así nos lo parece y lo hacemos
con un tercero de cima más amable, por
lo que proseguimos el faldeo un poco ascendente en busca de la arista a la que
no llegaremos puesto que aparecen más gendarmes salpicados de placas severas de
granito: puedes avanzar un poco por cualquier parte pero te puedes embarcar
cuando menos lo pienses.
Remontando hacia la Brecha de Quillón.
Van
cayendo corredores pero siempre aparece un nuevo dorso desde el que comprobamos
que todavía nos queda alguna prominencia
antes de alcanzar una brecha de la que arranca una loma más amplia que muere en
la Arista Oeste de los Picos de Quillón. Una placa en la vertiente norte de la
arista nos invita a faldearla fácilmente por el sur.
Se
nos va casi una hora con las agujas y alcanzado el collado nos pasamos a la
vertiente norte que viste de pedregal granítico de grandes proporciones y que
se transita de cine.
La Pared del Quillón Oriental que vamos a subir.
Los
Picos de Quillón son dos: el Occidental que es una cima bicéfala a la que se
accede por un corto corredor de pedregal bastante estable y que culmina en
medio de las dos cabezas, una docena de metros por debajo de las mismas y el
Oriental para el que hay que acceder a la Brecha de los Quillones, un poco más
al este y atacar su arista este pues no se puede afrontar el descenso a la
brecha desde el Quillón Occidental como comprobamos en la misma situada por
encima de los 2900 metros.
La doble cima del Quillón Occidental desde la pared del Oriental.
Dejamos
las mochilas en la Brecha de los Quillones y comenzamos la arista oeste: una
escalera de gigantes con dos escalones grandes pero fáciles que nos permiten
alcanzar la zona somital vestida de enormes lajas de granito. Son las doce y
media cuando alcanzamos la Cima del Pico de Quillón Oriental situada a 2551
metros de altitud y no diría cuál de los dos Quillones es más alto.
En el Monolito Cimero de Quillón Oriental.
Hago
un par de panorámicas y una foto de cima con alguna dificultad en la que
aparecen Guías y Claravides, los Picos del Portillón, Perdiguero, Posets,
Crabioules, Maupás, Boum, Salvaguardia, Alba, Maladetas, Maldito, Aneto, Russel
y Ballivierna además de Castanesa y la Sierra Negra y seguidamente desandamos
arista hasta la Brecha de Quillones para recuperar las mochilas.
El Pico Cregüeña ya queda cerca.
La
continuación tiene que ser de nuevo por la vertiente sur. Para ello hay que
bajar unos metros hasta un bloque empotrado que es un puente natural. Hay que
atravesarlo por debajo y tras descender unos metros más de corredor
absolutamente descompuesto, iniciar un faldeo hacia el este para rodear el
Quillón Oriental y alcanzar la Brecha de Cregüeña que hemos adivinado desde la
cima anterior.
Destrepando la Oeste del Quillón Oriental.
Un
faldeo similar al de las Agujas de Estatás pero muchísimo más corto nos deposita bajo la Brecha de Cregüeña
situada por debajo de los 2900 metros.
Desde
Quillón hemos visto que ni por el norte ni a toda cresta se puede salir de la
brecha y por tanto abordaremos el pico por el sur.
Bajo el Bloque Empotrado al Sur de la Brecha de Quillón.
Dejamos
las mochilas de nuevo unos metros debajo de la brecha y entramos en un corredor
que parece romperá el zócalo de granito que defiende el casquete somital del
pico.
llegando a la Brecha de Cregüeña.
Se
trata de un corredor que nos eleva unos metros y nos deposita en una placa vertical de una decena de metros que tienen
una repisa central. Tiene buen granito y suficiente presas para subirla pero en
descenso se aproximará al IIIº.
Foto de Cima del Pico Cregüeña.
Superado
el paso otro corto tramo de corredor nos deposita en la arista que ya se ha
acostado un poco. Hago un par de hitos orientativos para la entrada del
corredor a la vuelta y nos vamos para arriba bien a toda cresta o faldeando
ligeramente por el sur.
Son
alrededor de 100 metros de desnivel que se nos han ido en un suspiro quizás por
la incertidumbre de si sería el corredor la vía posible para nosotros y es la
una y media cuando alcanzamos la Cima del Pico de Cregüeña situada a 2994
metros de altitud: ”me cachis por un par de piedras más”.
Iniciando el destrepe de las placas del Corredor de la Suroeste de Cregüeña.
Foto
de cima con media sonrisa, otra al Ibón de Piedras Albas de gratos recuerdos, adiós
al Pico del Aguila al que no iremos quedándose como único de toda la arista
hasta Aneto y aquí termina nuestra cabalgada que no la jornada.
Saliendo del Corredor Sudoeste de Cregüeña.
Descenso
agradable hasta el corredor localizado perfectamente,
destrepe cuidadoso de la placa y alcanzadas las mochilas nos sentamos a comer:
son las dos de la tarde.
Media
hora después remontamos hasta la Brecha de Cregüeña y nos echamos para abajo en
busca de la Pleta de Cregüeña.
Ha helado y la nieve está dura como el granito bajo la Brecha de Cregüeña.
El
tramo superior del corredor que nace en la brecha es inclinado, descompuesto e
inestable que hay que bajar con cuidado. Seguidamente se amplía y se convierte
en un pedregal de insospechadas proporciones que bajamos orientados por el
Ibonet de Cregüeña primero y por la Brecha Inferior de Alba después. Se trata
de un descenso de bolo en bolo incómodo cuando no puedes ir por arriba de
ellos.
La Norte del Pico Cregüeña.
Hay
unos neveros acostados en las Paredes de Quillón que, a la sombra, tienen la
nieve dura como el granito y ni pensar en patinarlos. Más abajo la ladera se
arrellana y aparece el granito madre liso y pulido además de cubierto de hielo
en las placas con escorrentías, lo que nos indica que el invierno no está lejos
por estos parajes.
Después de tanto bloque se agracen las terrazas de hierba de la Pleta de Cregüeña.
Bajar
directamente hacia la parte baja de la Pleta de Cregüeña puede tener alguna
complicación con final incierto por lo que decidimos faldear la parte alta de
la pleta al encuentro del camino utilizando pasillos cubiertos de pratenses que
nos descansen de tanta piedra. Primero alcanzaremos una zona de ibonciechos y
después atravesaremos el Barranco de Cregüeña cuando baja todavía dividido en
ramas para alcanzar el camino sobre los 2500 metros de altitud. Son las cuatro
menos cuarto.
Cregüeña y Quillones desde la Pleta de Cregüeña.
El
camino que conocemos, se va para abajo dando infinitas vueltas unos tramos
arrellanados y otros inclinados y llenos de bolerío granítico suelto y
redondeado. Las raíces de los pinos que enseguida aparecen retienen la poca
tierra que hay y escalonan los tramos de pared.
El
camino se aproxima al barranco en las inmediaciones de la zona baja de la pleta
para arrellanarse entre praderío crecido y abrasado por el Otoño para continuar
junto al mismo convertido en una cascada casi continua. Nos hartamos de comer
arándanos que están a pedir de boca y a las cinco y cuarto terminamos nuestra
jornada con un sabor agradable a pesar de los, al menos, 1800 metros de
desnivel que hemos acumulado.
Una Cascada del Barranco de Cregüeña quizás para compensar.
Al Pico de Cregüeña, que es poco visitado por 6 cochinos metros, habría que ir directamente por la Cola del Ibón de Cregüeña a la Brecha que sería su vía normal con una buena parte de camino, la opción desde el Puente de Coronas aunque es más directa carece de camino y como que no es para demasiada gente; pero hacerla desde la Cresta de Estatás es otra historia que tenía ganas de vivir. ¡Que ustedes la disfruten!
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