2 ene 2019

1-19. DESTROZANDO LOS ESQUIS EN ASTUN. 1-1-2019.


La Norte de la Raca.

Aparcamiento de Astún, Sarrios, Prado Blanco y La Raca.
01-01-2019.
Salida 11 h. Llegad 13:45 h.
Sol.
Fácil.
Esquí de montaña.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de la Raca procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Es Año Nuevo de 1919 y nos levantamos algo tarde. Ayer tuvimos una Cena de Fin de Año entre amigos y luego, para rebajarla nos arreamos hora y media de movida madrileña. Estuvo bastante bien pero se nos hizo algo tarde.

En ese estado se encontraba la Pista de Salida en Astún. 

A mitad de la Pista de Sarrios se pone decente. 

            Son las once de la mañana cuando llegamos al Aparcamiento de Astún. La gente comienza a llegar a la estación en una mañana en la que por enésima vez hay inversión térmica.

La Pista de Sarrios está irreconocible.

Debajo de Prado Blanco no está tan blanco.

            El aspecto de la estación es nefasto a 1700 metros de altitud hay hielo y poco, de tal forma que cuando comenzamos a foquear por la Pista de Acceso, ya hemos descartado subir por Pastores y Arándanos pues no tiene  nieve la zona, foqueamos por una gravera más que por una pista de esquí, no se sabe si hay más hielo granulado que pedreguilla mezclados por los pisanieves.

Truchas está completamente limpia de nieve. 

En Prado Blanco.

La Diagonal por encima de Prado blanco muy sombría.

            La Entrada a Sarrios está curiosa y por supuesto helada. Tendríamos que haber puesto cuchillas pero la engañamos como podemos y ya de mitad de pista hacia arriba, aunque no hay demasiada nieve las piedras desaparecen. Y puestos a disfrutar de la mañana foqueamos agradablemente hasta Prado Blanco para proseguir en busca de la Raca.

El Resalte Final de la Raca. 

Fin de la Arista Norte de la Raca.

            La parte alta de la estación no está mal de nieve pero el sombrío cimero está duro como un Pie de Cristo Romano y peleamos un ratito por la jodida mala costumbre de no poner las cuchillas.

La Raca es un balcón extraordinario.

Truchas y Midi desde la Raca.

Echando la vista al Macizo de Aspe. 

            Son las doce y media cuando en la Cima de la Raca a 2277 metros de altitud quitamos las pieles, hacemos un selfie, disfrutamos brevemente de un paisaje tan espléndido como conocido y tras hacer algunas fotos iniciamos el descenso. La nieve está rápida pero metidos en harina resulta excelente hasta debajo de Prado Blanco.

El Valle del Aragón desde la Cima de la Raca.

Selfie en la Cima de la Raca para estrenar el año.

Echando un cafetito.

            En el final de la Rocosa Arista Norte nos detenemos para echar un cafetito y tomar un dulce mientras contemplamos el ascenso de un par de traveseros, luego en la parte baja veremos un par más pero ni siquiera los traveseros vienen por aquí. Esquiadores de alpino no creo que lleguen a 200.

Lurien, Pallas y Balaitus desde la Raca.

Buscando los Infiernos desde la Raca.

Hacia Bisaurín y Castillo de Acher. 

Del Castillo de Acher al Anie.

            A partir de allí y conforme vayamos bajando nos sumergiremos en un eslalon para sortear piedras emergentes y sueltas que están distribuidas por toda la pista, tarea baldía pues cuando menos te lo esperas aparece esa piedra que no sabes que hace allí y que te regala un desagradable “raaac.”

En el sombrío de la Raca.

Saliendo al sol en el descenso de la Raca.

            La parte final de la pista ni siquiera nos atrevemos a hacerla a pesar de que el hielo ha desaparecido casi en su totalidad, nos bajamos hasta el edificio principal y porteamos por medio del aparcamiento hasta el coche. Son las dos menos cuarto.

Nieve excelente en la Zona Alta de la Raca. 

Antes de entrar en el Pedregal de Astún. 

            No es lo corriente pero está mucho mejor Formigal que Astún y creo ciertamente que no debería de estar la estación abierta en estas condiciones pero… Necesitamos un temporal de nieve urgentemente pero me huele que no.

Así está el Barranco Escalar.

Truchas está como el Aparcamiento de Astún. 

            Ah, los esquís con un traje de dos mil rayas: mil que tenían y otras mil que les hemos hecho hoy.

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