En la Arista Cimera de Tres Huegas.
Aparcamiento y Pista de Anayet,
Ibonciecho de Lapazuso, Valle y Collado de Izas, Arista Norte, Tres Huegas,
Collado de Izas, Aparcamiento de Sarrios, Silla y Aparcamiento de Anayet.
06-01-2019.
Salida 10:30 h. Llegada 15:30 h.
Sol.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Tres Huegas procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Astún
está bastante mal de nieve, no ha nevado y la inversión térmica no facilita las
cosas para hacer nieve a cañonazos; así que, nos vamos a Formigal para tratar
de disfrutar de la poca nieve que hay. Sabemos que está mejor.
Campo de Troya desde la Nevera de Anayet.
Son
las diez y media de la mañana cuando comenzamos a foquear en la Nevera de Anayet.
Queremos alcanzar el Collado Lapazuso para cambiar de valle.
La Pista de Anayet casi para nosotros solos.
A
1720 metros de altitud la mañana está muy templada pero a la sombra de lo que
yo llamo la Nevera de Anayet, casi
pierde su bondad manifiesta. En cambio la nieve de pistas está dura pero
promete. Fuera no hay prácticamente nieve ni futuro para nosotros.
En el Collado Lapazuso.
Foqueamos
prudentemente al sur por la orilla oeste de la pista que acostumbra a tener
unos fuera de pistas aceptable aunque hoy están muy reducidos y ganamos altura
persistentemente sin molestar a los escasos esquiadores que descienden por la
pista.
La Pîsta de Enlace o Pico Royo está muy bien a pesar de su orientación.
Culibillas
está limpio de nieve, el Rincón de Lapazuso por el estilo y en las cimas de los
alrededores pues poca cosa o nada como en Campo Troya. Hora y cuarto después
cruzamos el Ibonciecho de Lapazuso y en su extremo sur hacemos la transición al
solecillo de la mañana y al abrigo del viento y nos vamos a Izas.
Hacia el Collado de Izas.
El
descenso por la pista es agradable y nos sorprende especialmente el buen estado
de la nieve en la Pista de Enlace o Pico Royo a pesar de ser una de las pistas
solaneras de la estación.
La Parte Alta de Izas está de pena.
Los
pocos esquiadores que entran al Valle de Izas se van para abajo hacia el
Aparcamiento de Sarrios y es que todos los arrastres del valle están parados y
las pistas correspondientes cerradas.
La poca nieve que hay está muy dura.
Ponemos
pieles y nos asomamos a la parte alta del valle: la Pista de Lanuza tiene muy
mal aspecto, la nieve está muy dura y está muy trajinada pero lo peor es que
hay muy poca y está bastante cortada.
Más arriba aparece costra cuando menos lo esperas.
Continuamos
un poco al sudoeste foqueando estrechas lenguas de nieve hasta que, poco más
arriba, a media distancia del Collado de Izas, un enorme corte de la nieve que
se aproximará a los 200 metros nos hace
dudar.
En el Collado de Izas.
La
nieve no va a ser ningún chollo y mejor dar la vuelta pero… ¿por qué no
continuamos sin los esquís?… ponemos los crampones y abreviamos pues arriba en
el collado habría que ponerlos igualmente…
La nieve de Tres Huegas está buena para los crampones.
Ya
no habrá ningún corte más pero es más que suficiente y con los crampones
puestos nos alargamos sobre algo de nieve costra hasta el Collado de Izas con
una sensación algo extraña: estamos completamente solos en la parte alta del
valle.
La Arista Cimera de Tres Huegas está medio limpia de nieve.
Hay
que remontar un tramo de pared bastante erguida con una sección de nieve dura y
aprovechamos un cordón herboso para remontar con más comodidad. Luego la
pendiente se acuesta un poco hasta que
alcanzamos la arista que se allana y nos muestra el pequeño casquete somital
del pico al sur.
En la Cima de Tres Huegas.
La
arista tiene buena nieve y enseguida alcanzamos la Cima del Pico de las Tres
Huegas situada a 2303 metros de altitud.
Son las doce y media.
Escarra, celestial regalo de Reyes para nuestros ojos.
En
la cima contemplamos un dilatado paisaje que arrancamos al norte con Arroyeras,
Culibillas y Royo; en la distancia y pintados de blanco de Balaitus a Argualas
dando paso a Tendeñera, la Depresión del Gállego y La Partacua que nos conduce
a la esbelta Pirámide Escarra y a cerrar
el círculo con las distantes cimas de los Valles Occidentales.
Bajando buscamos la nieve de Tres Huegas.
Hacemos
algunas fotos e iniciamos el descenso por el mismo camino pero en lugar de
terminar por la hierba completamos el descenso por la nieve que aunque muy
erguida aguanta perfectamente al descenso con crampones.
De Balaitus a Argualas bajando de Tres Huegas.
En
el Collado de Izas ni siquiera nos detenemos para continuar nuestro descenso a
buen ritmo en busca de nuestros esquís.
Los cortes de la nieve en Izas son enormes.
Es
la una del mediodía cuando junto a los esquís nos sentamos a comer al solecillo
del rato. Media hora después iniciamos nuestra pelea particular con una nieve infame pero es lo que hay.
Allá se ha quedado Tres Huegas y el Collado de Izas.
Alcanzamos
enseguida la zona pisada de la Pista de Sarrios y en lugar de remontar para
volver a Anayet nos bajamos esquiando hasta el Aparcamientos de Sarrios. La
nieve está excelente y además hay cuatro gatos esquiando.
Cantales desde Sarrios.
Son
las dos de la tarde cuando volvemos a
colocar las pieles de foca a 1800 metros de altitud.
Se
trata de un escenario que conocemos bien pues, no en vano, comenzamos a esquiar
por aquí hace ya algunos años. Es una amplia pista suavemente ascendente que
foqueamos de manera suave y persistentemente mientras disfrutamos de una
espléndida tarde en el Valle de Izas que media hora después mejorará todavía al
tomar la Pista del Pico Royo, aquí con el solazo de la tarde.
Foqueando Izas arriba la nieve no está mal.
La
nieve está estupenda y por el canto de la pista remontamos cómodamente hasta
llegarnos a la mesa de direcciones junto
al Final de la Silla de Anayet.
Volvemos
a quitar piles y alrededor de las tres iniciamos el tercer y último descenso de
la jornada. La Pista de Anayet tiene ahora una nieve excelente pues ha sido
removida por las colas de los esquís y ya está a la sombra. Los fuera de pistas
practicables también nos premian con una nieve divina que poco o nada tiene que
envidiar a la pìsada. Será nuestro regalo de Reyes.
Hay más nieve en la Pista de Enlace que en Tres Hombres.
Descendemos
casi en soledad y nos llegamos al coche cuando son las tres y media. Hemos
abandonado el aparcamiento a la sombra y ahora ya está igual, la única
diferencia consiste en los 1150 metros de desnivel que hemos acumulado en una
jornada deliciosa, una más de esta pléyade de días a la espera de que alguna borrasca importante se pierda y nos
pinte el monte de blanco de buena manera.
A
pesar del sombrío la temperatura es impensable.
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