Faldeando la Sudeste de Tossa Pelada hacia el Pedró dels Quatre Batlles.
Aparcamiento de Estivella, Pista de
Arderic, Cara Norte, Tossa Pelada, Pedró dels Quatre Batlles, Pla del Orri y
Clot de la Vall.
10-02-2019.
Salida 09:15 h. Llegada 12:45 h.
Sol.
Muy fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Pedró dels Quatre Batlles procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Desde
el Prat Donadó en Port del Compte, nos
subimos, pasando por El Sucre hasta Estivella. Son las seis de la tarde, el sol
se ha marchado ya y rodeados de nieve a 1940 metros de altitud enseguida bajará
la temperatura. Hemos visto nuestras opciones para el día siguiente y cenamos
en la furgo para empiltrarnos pronto.
La
noche resultará larga y agradable pues la temperatura rondará los 0º
centígrados que es divina para el lugar. Solamente hay un pero y es que durante
la noche hace algo de viento y a las ocho y media de la mañana, cuando nos
levantamos al 10 de Febrero de 2019, sigue soplando con fuerza.
Llegando a la Rasa de la Coma Furosa.
Alrededor
de las nueve y media comenzamos a foquear desde la misma furgo con las manos
frías a pesar de que el viento no es frío en exceso.
Hay
tres opciones diferentes de ascender al Pedró dels Quatre Batlles que es
nuestro objetivo de hoy: una directa por la que podríamos bajar y otras dos más
largas aunque con una primera parte común; de ellas, elegimos la más larga y
que transita más al oeste permitiéndonos conocer la parte opuesta de la
estación que conocimos ayer.
Ascendiendo persistentemente por la Pista de Arderic.
Se
trata de la Pista de Arderic que abandona el Aparcamiento de Estivella en
dirección norte para transitar en suave ascenso la Ladera Este del Tossal de
Estivella, ladera vestida de pinos y abrigada del viento en la que enseguida
nos entran en calor las manos, con lo que la mañana mejora en la esperanza de
que el pinar se alargue muy arriba y el rato de exposición al viento sea el
mínimo posible.
La divisoria de rutas cerca del Mirador de Pedraforca.
La
pista está muy bien nevada, algo trillada por raquetas fundamentalmente y
perfectamente balizada en rojo: así da gusto.
Foqueamos
sin prisa pero sin pausa recorriendo las amplias lazadas de la pista durante la
primera hora hasta que alcanzamos la bifurcación de rutas balizadas. Dejamos
que marche al este la Ruta Marrón y proseguimos al norte por la Roja. Un poco
antes adelantamos a uno de los grupos que ha salido delante de nosotros de los
demás no sabremos nada.
La Pista de Arderic se arrellana.
Hemos
atravesado un par de barranquillos y ahora alcanzamos un dorso en el que está
el Mirador de Pedraforca aunque no podamos visualizar el pico.
A
partir de aquí la pista se arrellana e incluso llegara a descender
ligeramente para virar al noroeste y
atravesar las sucesivas pistas que se alternan con arrastres y que constituyen
la parte nororiental de la Estación del Port del Compte. Se trata de unas
pistas amplias, longitudinales y uniformes que bajan a morir en la Rasa de
Carbassers aunque no veamos bajar a nadie por ellas.
La amplia Pista de Esquí de Arderic, una de las que cruzamos.
Pasada
la última de las varias pistas y ante una depresión en la que se debe encontrar
la Font de Arderic, la abandonamos para orientarnos al sur por una rampa
inclinada, vestida igualmente de pinos y con nieve polvo pues sigue protegida
del viento.
Se
trata del ascenso más consistente del día pues subiremos uniformemente un
desnivel de alrededor de 200 metros en una largada directa, cómoda y, por
supuesto, perfectamente balizada.
Llaneamos entre huellas de esquí en la Pista de Arderic.
Pero
el bosque se aclara y se termina para dejarnos en el entrada de un altiplano
desde el que vemos la Nordeste de la Tossa Pelada y en la que el viento azota
impíamente: la nieve polvo ha sido volatilizada por el viento y ha dejado una
fina capa de nieve acristalada y dura como una piedra. A pesar de todo todavía
no ponemos los cortavientos siguiendo fieles a nuestra mala costumbre de no
abrigarnos hasta que no llega el Juicio Final.
Agradable ascenso a Tossa Pelada al pairo del viento.
Coronamos
bailando el altiplano y cuando estamos pensando en poner las cuchillas para
remontar el casquete somital del pico, visualizamos unas acumulaciones de nieve
polvo ligeramente al sur de la huella y por ellas remontamos la mayor parte del
pequeño desnivel que nos separaba de la cima.
Nieve polvo sin viento en la Norte de Tossa Pelada.
Luego
la ladera se arrellana y nos muestra un hito cimero rodeado de piedras por
todas partes, el viento ha limpiado la cima y pretende limpiarnos también a
nosotros por lo que le digo a mi chica que ataje por el sudeste en busca de las
acumulaciones de nieve polvo. Tossa Pelada, hace honor a su nombre, tiene 2376
metros de altitud pero no nos molestamos en quitar los esquís y acercarnos al
hito cimero en el que hay un par de esquiadores esquís en mano peleándose
cuerpo a cuerpo con el ventarrón. Van forrados a tope.
Saliendo al Altiplano de Tossa Pelada cambiamos pinos por viento.
No
habrá que perder más allá de una cincuentena de metros en dirección sur para
alcanzar un amplio collado del que arranca en dirección sudoeste una amplísima
y amable rampa vestida al cristal de la jornada en la que campa el viento con
todo su esplendor.
A
pesar de todo en el collado espero la llegada de la pareja que viene detrás y
les pregunto. Me dicen que la Ruta Marrón se va para abajo por el vallecillo
que tenemos aquí hacia el este, a
nuestra izquierda, que pasa por la
cabecera de las pistas y que es una buena escapatoria en estas circunstancias.
La Norte de Tossa Pelada.
Buscando
los inexistentes restos de nieve polvo alcanzamos la poco evidente Cima del
Pedró dels Quatre Batlles situada a 2387 metros de altitud cuando son las doce
menos cuarto.
Se
trata de un amplio lomo en el que hay una pequeña acumulación de rocas y un
bloque de piedra rodeado de paneles direccionales que ni siquiera miramos pues
no está la mañana para contemplaciones, además de que la nubosidad de retención
descabeza las cimas.
Depósitos de nieve polvo útiles para ascender a Tossa Pelada.
Al
pobre abrigo del bloque que hace de hito
cimero nos abrigamos un poco, quitamos
pieles con dificultades para recogerlas, charlamos brevemente con el personal
que ha llegado tras nosotros y tras una transición interminable nos montamos en
los esquís dispuestos a que el viento se ocupe de nosotros.
Iniciamos
el descenso sobre la superficie completamente helado en contra del viento y hasta
tenemos que remar cuesta abajo para avanzar. A empujones nos bajamos hasta las
inmediaciones del collado con Tossa Pelada y enseguida, abrigados medianamente
del viento comenzamos a girar entrando en el vallecillo.
Ascendiendo la Rampa Nordeste del Pedró dels Quatre Batlles.
Faldeamos
un poco y deslizamos en busca de un irregular rellano rodeado de pequeñas
depresiones en las que hemos de remar un poco pero estamos ya al abrigo del
viento.
A
la zona llegan un par de arrastres y de
allí parten pistas en las dos direcciones: las que hemos cruzado en nuestro ascenso
y las que se van a bajar hacia Estivella y por allí nos vamos.
En Pedró dels Quatre Batlles soportando el vendaval con Tosa Pelada al fondo.
Tras
una revuelta llana de la pista, comenzamos un descenso mientras vemos gente que
transita en dos direcciones a salvo del viento que azota por arriba. Nosotros
podemos abandonar la pista y seguir por la Ruta Marrón que ya sabemos a dónde
nos va a llevar pero preferimos conocer y descender hacia el Prat del Orri
situado a 2240 metros de altitud dejando a nuestra espalda el Tosal de
Estivella que hemos faldeado a la
mañana.
Volando materialmente de la Cima del Pedró dels Quatre Batlles.
Ni
siquiera nos paramos a echar un café caliente pues el sol nos reconforta
suficientemente y ya metidos en las pistas enseguida estaremos abajo.
La
Rasa Pauet es un tubo rojo con una nieve
inmejorable al sol de la mañana y por la que descienden raquetistas y ascienden
algunos esquiadores. Se trata de una delicia que se abre en dos, la rama que
marcha un poco al oeste está cortada por un cartel y continuamos por la este
que es una pista, soleada, estrecha, con poca nieve y muchísimas piedras que
hay que bajar con exquisito cuidado si no quieres destrozar las tablas.
Bajando la Rasa Pauet cesa el viento y disfrutamos.
Poco
más abajo alcanza el sombrío y de nuevo aparece una nieve excelente que nos
deposita tras un tramo erguido en la balsa artificial para los cañones de nieve
del Clot de la Vall. Por el otro lado de la balsa llega la otra pista.
Ayer estábamos en Puig de les Morreres y hoy finalizando en el Pedró desls Quatre Batlles.
Es
la una menos cuarto pasadas cuando nos llegamos al Aparcamiento de Estivella
cerrando la circular y nuestra jornada
con un remonte acumulado de 500 metros. Hoy sí que se nos ha ventilado
el piojo.
En
el aparcamiento ha cesado el viento y hace un día de postal en el que la gente
marcha para arriba con raquetas y con esquís. En esta zona de pistas hay cuatro
gatos mal contados.
Fin de una jornada que ha tenido luces y sombras como siempre en Port del Compte.
Ponemos
a secar bártulos al sol, comemos tranquilamente al gusto, recogemos y alrededor
de las dos nos metemos en carretera, antes de que empiece a mover la riada de
coches para coger las Rondas sin las clásicas y conocidas aglomeraciones del domingo por la tarde.
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