Eriste Norte.
Aguja Oeste del Seim, Circo de
Leners, Arista Norte y Corredor Norte.
25-08-2010.
Salida 15 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Eristes procedente de Prames. Vía en amarillo.
Hemos
alcanzado con facilidad la cima de la más modesta de las Agujas del Sein. La Aguja Central no queda lejos,
el vertical descenso hasta la brecha es fácil pero luego la parte superior
aparece vestida de grandes lajas no auguran nada ni corto ni sencillo.
Consecuentemente y sabiendo que este 25 de Agosto de 2010 tiene que terminar en
la cima del Gran Eriste, teniendo en cuenta que no conocemos la norte del pico,
decidimos abandonar la aguja y
encaminarnos hacia las mochilas: el final del día todavía está lejos. Van a ser
las tres y media.
Agujas del Sein.
Descendemos
de la aguja en dirección nordeste orientándonos hacia el cierre del Ibón Helado
de Leners, gemelo del otro al sudeste: el Ibón Helado de Barbarisa.
Ibón de Leners desde el oeste.
Desde
la loma que conforma el cierre contemplamos el diminuto circo en el corazón de
una de las zonas del Pirineo más complejas que conocemos. Solamente nos falta
saber que de tres mapas que poseemos, cada uno bautiza y acota a sus anchas y
así el tema puede convertirse en infumable.
Desde
la loma una incipiente arista nos acerca en suave descenso hacia el Ibonciecho
Sur de Leners pero antes de alcanzar su neverillo de cierre nos vamos para
abajo al encuentro del barranquillo que hemos subido antes para recuperar
nuestras mochilas que allí nos esperan.
En busca del Corredor Norte del Gan Eriste.
Hemos
visto unas citas un poco altas en la parte noroeste del Pico del Sein pero no
vamos a subir a por ellas, preferimos faldear por el sur del Circo de Leners en
busca de la Arista Norte
del Gran Eriste que es la divisoria de los Circos de Millares y de Leners.
El
tema parece más largo que complicado y nos permitirá pasar por unas
escorrentías de neveros residuales en los que tenemos agua con seguridad sobre
los 2700 metros
de altitud, aunque yo hubiera preferido cogerla un poco más arriba de una
potente escorrentía que baja por la pared que defiende la arista a la que nos
dirigimos. De cualquier forma no hay demasiada diferencia.
La
travesía es un pedregal en el que vamos eligiendo materiales de mediano tamaño
y bastante estabilizados dentro de lo que cabe por lo que el avance nos parece
más cómodo y rápido de lo esperado salidos de la primera zona de placas lisas y
abarrancadas.
Cargamos
6 litros
de agua y proseguimos en ascenso girando con el circo hasta orientarnos al
nor-noroeste y pasar por la base de la oscura escorrentía en la que también
podríamos haber cogido agua.
Rebasada
la misma y unas decenas de metros más al norte tomamos unas gradas escalonadas
con manchas de hierbas que empleando un poco las manos nos permiten superar la
treintena de metros de pared y alcanzar
la pedrera que conforma la Arista Norte
del Gran Eriste. Son las cinco menos cuarto.
Entrando al Corredor Norte del Gran Eriste.
Nos
orientamos al norte y a media ladera por encima de los paredones que acabamos
de subir nos vamos en ascenso por cualquier parte todo es igual y todo está
lleno de bloques de granito de todas las dimensiones y bastante estabilizados.
Nos guía el Corredor Norte en medio de un corredor amplio, claro y soleado
situado a la izquierda y que desemboca
en el lóbrego, sombrío a estas horas de la tarde, y empinado Corredor Norte. A
la derecha hay otro corredor que desemboca en una brecha que nos parece
inadecuada para nuestro objetivo.
Por
el corredor claro de la izquierda hemos visto bajar a un par de montañeros que
se han ido arista norte para abajo pero nosotros ascendemos directamente hacia
nuestro corredor y ni siquiera nos miramos a la parte baja del otro.
La
pared se va poniendo de pie y estrechando para convertirse en corredor sobre
los 1900 metros
de altitud. El corredor se estrecha enseguida bastante erguido y descompuesto
pues está lleno de basura, pero no se complica nunca. Nosotros lo ascendemos
primero por su lado derecho y después por el izquierdo siempre buscando los
materiales más firmes y los apoyos de manos en las respectivas paredes. Termina
por resultarnos un corredor acogedor y fácil que solamente tiene como dato
negativo la incertidumbre; no sabemos si es el correcto y en el caso de no
serlo tampoco sabemos qué es lo que nos aguardará en la brecha de salida.
Por
el corredor ascenderemos alrededor de 150 metros de desnivel
por lo que la brecha de salida tienen que estar ya muy cerca de la cumbre.
Ibón Helado de Barbarisa desde la brecha.
Desde
la brecha se ve una parte del Ibón Helado de Barbarisa pero lo más importante
es que al este aparece una pared con muchas posibilidades para nosotros.
Hay
dos opciones con señales evidentes de tránsito: una da un poco de vuelta hacia
el sur contorneando un pequeño gendarme y la otra se va directamente para
arriba por una pared escalonado y vestida de un granito sencillamente celestial
que enseguida se arrellana y descompone un poco para depositarnos en la cima
del Gran Eriste. Son las cinco y media y nos ha resultado menos cruento de lo
que suponíamos al recuperar las mochilas.
Hemos
llegado directamente al hito cimero vestido con deshilachadas banderillas de
oración que no sé quien ha puesto de moda y recorremos la arista cimera
buscando algún lugar decente donde vivaquear.
No
lo hay y junto al hito cimero tendremos que utilizar una minúscula zona plana,
ampliarla hacia el sudeste con abundante granito de las inmediaciones, rellenar
horizontalmente con pedreguilla y recubrir la zona de las espaldas y caderas
con tierra que extraemos de un lugar próximo en el que la hay. En menos de una
hora conseguimos un lugar de vivac fundamentalmente plano pero que tiene un
pequeño lomo central de granito madre que habrá que respetar. Prolongamos el
hito cimero por dos de sus lados con muretes para defensa del viento y dejamos
liquidada nuestra suite.
Hace
una tarde sencillamente espléndida, el sol calienta todavía lo suyo y una tenue
brisa que no llega a molestar aplaca los rigores del sol de la tarde.
Arista de las Espadas.
Contemplamos
un paisaje medio conocido y tratamos de aclararnos en la compleja zona de
Bagueña, Barbarisa, Sein y Leners.
Sobre
las siete y media picamos unas aceitunas, nos preparamos nuestra pasta,
liquidamos el latón de sardinas, picoteamos algunas menudencias y nos colocamos
nuestro vaso de cefé con leche: quedamos como unos generales de división con
mando en plaza.
Sobre
las nueve me empiltro el primero y escuchamos la radio, una delicatesen para el
lugar cuando de manera inesperada recibimos una visita: llega un montañero con
aspecto más de paseante que otra cosa. Es uno de los trabajadores de las obras
de la presa de Leners que se ha llegado hasta aquí.
Charlamos
con él mientras cae la tarde y enseguida se marcha, ha de bajar un tramo de
arista norte y alcanzar la pedrera norte antes de que anochezca. Parte ya a dos
luces.
Luego
sale una preciosa luna llena acunada en
el profundo horizonte este acompañada de un planeta con el que juntos van a
hacer la jornada nocturna y poco a poco se abre paso la carpa de mil estrellas
que van a cubrir nuestro descanso nocturno, aunque esta noche no sea la mejor
para la contemplación de las mismas. Nuestro vivac no va a conocer la noche
prácticamente.
Luna llena en Eriste.
La
noche es larga pero sobre todo luminosa hasta que la luna avanza y alcanza el
sur sobre las tres de la mañana. La esterilla y la mochila debajo de las
caderas tratan de amortiguar la dureza y la irregularidad del vivac. A nuestro
alrededor, cimas medio iluminadas y profundos valles oscuros en los que
centellean remotas y diminutas luces.
Escamoteada
la luz directa de la luna y soportando estoicamente las oraciones continuas de
las banderillas que rezarán toda la noche, de tres a seis se pasa vuelta a
vuelta como las chuletas en la sartén y
nunca mejor dicho, pues hace una noche con una temperatura envidiable.
Antes
de las seis se comienza a iluminar el horizonte este, anunciando la próxima
llegada del día 26 de Agosto de 2010. Pero hay que esperar un buen rato entre
que la luna se va cayendo hacia el oeste y el sol apunta hacia el alba y me
refiero al Pico del Alba. Ahora se comprende la razón del nombre.
El sol secará los sacos ligeramente humedecidos.
Preciosa luces de la mañana sobre Eriste Sur
En
un momento centellea rojizo a la
izquierda del pico, recibimos su descarada luz y nos acordamos del Balaitus,
del Perdido y también del Teide, pero enseguida nos recostamos de nuevo a
esperar que el sol seque la humedecida superficie de los sacos de dormir.
Uno de la pareja de quebrantahuesos.
Y Cotiella.
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