Larga arista mixta hacia el Alba.
La
Besurta, La Renclusa, Circo de Paderna, Barrancos del Diente y de Alba, Cometa
de Alba y Arista Norte.
23-05-2019.
Salida 08:15
h. Llegada 15
h.
Sol.
Bastante
fácil.
Juan
Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Alba procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Desde
aquel lejano día de 2012 en que desde la Cima de la Tuca de Paderna
contemplábamos las rampas que enlazaban el Collado de Paderna con la Coma de
Alba, quería ir al Alba. No sería fácil pero… el año pasado ya lo dejamos por
escandalosa falta de nieve visto desde la Renclusa.
Al
Pico Alba no parece que vaya mucha gente, prefieren el Diente o la Muela de
Alba y hacia allí se dirigirán las pocas huellas que encontraremos. De
cualquier forma trataremos de aprovechar lo que nos venga bien y nosotros a lo
nuestro.
Desde el corte del Rellano de la Renclusa.
En
la furgo aparcada en la Besurta pasamos la noche y a las siete y media nos
levantamos al 23 de Mayo de 2019 para, tres cuartos de hora después, ponernos
en marcha. Estamos a 1910 metros de altitud.
Contemplando la Tuca de Paderna.
Tras
veinte minutos de porteo, los mismos que ayer, calzamos los esquís pero la
nieve que está muy dura nos obliga a poner cuchillas para empezar y tras algún
pequeño resbalón nos llegamos a la Renclusa a 2140 metros de altitud copiando
tiempos: una hora.
Quitamos
los esquís y con ellos en la mano nos bajamos al rellano de las inmediaciones
del refugio por donde baja el barranco que engloba a los diversos torrentes
surgidos del Glaciar de la Maladeta.
Pequeño descenso al barranco del Diente con la Torre Cordier.
Desde
allí y tras un pasito delicado junto al barranco, iniciamos el ascenso en
dirección oeste en busca del rellano en el que se asientan los Ibones de
Paderna. La nieve, bien orientada comienza a transformar y confirmando nuestra
apreciación, seguimos una poco marcada huella de esquís con cuchillas que
terminará por marchar hacia la Maladeta.
Con
ella remontamos la pala que defiende el rellano lacustre utilizando el corredor
situado al sur y no por el del norte por el que transita el camino de verano.
Largo flanqueo hacia el Barranco de Alba.
Ya
unos metros por encima del nivel de los ibones buscamos un paso entre bloques
de granito y comenzamos a atravesar en ascenso el pequeño Circo de los Ibones
de Paderna. Se puede hacer a un nivel más próximo a los mismos pero para pasar
al Barranco del Diente además de perder unos pocos metros también se pierde la
continuidad de la nieve.
Saliendo del Barranco del Diente.
La
huella que llevábamos marcha al Glaciar de la Maladeta y nosotros seguimos atravesando el circo-barranco en busca del
Circo del Diente siempre al oeste.
En
el dorso divisorio de las dos cuencas hay que perder una veintena de metros
cortos para alcanzar el fondo del circo y a partir de allí buscar una huella
que suavemente ascendente tiene la pinta de atravesar en diagonal todo el
circo. La suerte es que a pesar de ser vieja y estar medio envuelta de nieve se
debió trazar con nieve muy blanda y nosotros dejamos una caja que ni soñada
además de que transitamos por ella de vicio.
Por encima del Collado de Paderna.
En
el extremo oeste desaparece la huella al remontar un tramo de pared más tieso
tras atravesar un alud y nos deposita en
un dorso bien nevado y amplio del que
continuaremos con una rampa amable.
En las Rampas de acceso a la Cometa de Alba.
Hemos
dejado el Barranco del Diente y nos enfrentamos tras foquear la amable rampa, a
un nuevo circo que es el que conforma el Barranco de Alba. Unas débiles huellas
nos quieren confirmar que ese es nuestro camino. Además, el Collado de Paderna
y el pico del mismo nombre nos orientan perfectamente en un escenario tan
amplio y tan uniforme.
El Alba nos orienta.
La
diagonal ascendente que trazamos con nieve blanda es una copia de la del
anterior circo con la diferencia de que ahora no hay casi huella y en el
horizonte aparece ya la cresta que de Tuqueta y Tuca nos ha de llevar al Alba.
Cuando
rematamos la travesía de este último barranco estamos por encima del Collado de
Paderna y aquí arrancan las rampas que nos han traído hasta aquí.
Ascendiendo la pala hacia la Brecha Norte de Alba.
Pero la huella intermitente que llevamos se despide marchando al sur y nosotros nos
quedamos solos con el Alba en el horizonte y un foqueo suavemente ascendente
que nos terminará introduciendo en la Cometa de Alba, un barranco que marcha
directamente al norte hacia el Plan de
Están.
Tarjeta de presentación de la Norte de Alba.
Ya
en el fondo del barranco, un par de rampas suaves y sucesivas todavía pelín
duras nos depositan en unos bloques graníticos bajo los corredores que se
encaraman a la Arista Norte de Alba.
Estamos
a 2950 metros de altitud y hasta aquí nos habíamos propuesto llegar con los
esquís. Una cincuentena de metros más al sudoeste el barranco alcanza un umbral
inicial pero muy encima de la cima de nuestro objetivo.
Iniciando la Arista Norte de Alba.
Son
las once. Echamos un bocado al sol sentados en las piedras, dejamos los esquís
y con los piolets y los crampones nos vamos pala arriba.
De
los tres corredores que se encumbran en la arista Juan quiere recordar que se
accede al más próximo a la Tuca Blanca y que es el más amplio y con menos
desnivel que subir.
Casquete Somital Norte de Alba.
La
nieve está buena, las huellas se hacen demasiado bien y enseguida alcanzamos la
Arista Norte de Alba. Para continuar hacia el oeste donde se encuentran los
Ibones de Alba hay que rapelar por los dos puntos por los que nos asomamos en
el amplio collado pero ese no es nuestro objetivo aunque pensábamos que podríamos transitar la
cresta por esa vertiente.
Por
delante tenemos para estrenarnos un tramo de arista horizontal, afilada y mixta
que nos conduce a un torreón granítico que no parece fácil de faldear. Juan se
quita los crampones, dejamos los bastones, colgamos los piolets en las mochilas
y nos vamos a por ella.
Foto que servirá como cima en el Alba.
Juan
la escala a toda cresta y dice que no está mal, nosotros detrás con los crampones
puestos recordando otros tiempos. La entrada se nos hace pelín dura con los
crampones pero enseguida se vuelve mixta y se corona con relativa facilidad.
Luego se acuesta muy mixta, afilada pero fácil ya que se puede transitar un
poco por su vertiente oeste. Enseguida pasamos la salida del corredor que yo
quería subir y continuamos hasta
alcanzar un hombro en la misma.
El
avance ha sido lento, el hombro se alarga suavemente ascendente hasta alcanzar
la base de la arista somital y la cara noroeste nos espera vestida de nieve. No
nos faltarán más allá de una treintena de metros pero ni por la arista se puede
transitar pues no está limpia ni tiene nieve para crampones y lo que está
creciendo por los alrededores no nos gusta un pelo si pensamos en que la vuelta
puede ser entretenida y lo que nos queda
de ascenso también.
Subimos un corredor y bajamos otro más al sur.
Suponemos
que habrá que ir hasta la mitad de la pared y allí subir un corto corredor que
imaginamos más que vemos como así será, pero enseguida nos ponemos de acuerdo
en darnos la vuelta tras hacer una foto a los Occidentales de la Maladeta. Son
las doce y cuarto. También comprobaremos que las huellas que nos han abandonado
marchan al Collado de Alba y en la zona sí que abundan las huellas de esquís.
El
gendarme puede ser entretenido en descenso y llegados al corredor cuya cabecera
hemos atravesado ya, decidimos: Juan sin crampones marcha a por los bastones
para bajar por donde hemos subido y nosotros nos vamos a echar corredor abajo.
En la Cometa de Alba.
La
entrada es un paretazo de nieve que impresiona los primeros metros se acercarán
a los 60º pero la nieve deja hacer unas huellas de compactación divinas. Me
sitúo de espaldas al valle y tiqui-taca para abajo, mi chica detrás como una
señora.
Alguna
huella cede y te baja medio metro de golpe pero sin más. A medio corredor nos
damos la vuelta y taloneando para abajo a por los restos del alud que se
arrellanan mientras contemplamos el descenso de Juan unos metros más al norte.
Por estas rampas hemos venido al Alba.
Nos
juntamos con los esquís, él se pone las raquetas y marcha no sabiendo si hará
las diagonales de subida debido a la nieve blanda nosotros hacemos la
transición tranquilamente e iniciamos nuestro descenso. Es la una y las lomas que queríamos esquiar
están deliciosas: ni duras ni blandas hechas para contentar el capricho de unos
dioses importantes.
En
las inmediaciones del Collado de Paderna nos ceñimos a las huellas de subida
que nunca hemos abandonado e iniciamos las diagonales para atravesar los sucesivos barrancos. No
nos extraña que no sea una ruta demasiado visitada pues se trata
fundamentalmente de faldeos descendentes en laderas inclinadas aunque bastante
limpias de piedras que a nosotros nos gustan poco pero es lo que hay, montados
en los esquís pues adelante.
De vuelta en el Barranco de Alba.
Juan
bajará por la misma huella que hemos hecho a la subida pues le resiste muy bien
y la dejará impecable; nosotros por no deshacerla deslizaremos uno por arriba y
el otro por debajo de la misma: somos de esos montañeros que aprecian el valor
de una huella.
En
la travesía del Barranco del Diente provocaré con las colas una pequeña colada
sin más y llegados al fondo del mismo padeceremos un tramo importante de nieve
además de blanda peligrosa. A la mañana crujía de cuando en cuando a nuestro
paso.
Hacia la Renclusa.
Remontamos
brevemente, mi chica sin descalzar esquís y nos introducimos en el pequeño
Circo de Paderna para desde allí tomar en horizontal el Barranco de la Maladeta
que solamente tiene una pequeña afloración de agua y que, aunque estrecho en
algunos puntos e inclinado, tiene una nieve blanda que permite girar en
cualquier parte.
Nos
deposita en el Rellano de la Renclusa que deslizamos con cuidado por las
piedras hasta el refugio. Son las dos de la tarde.
Vista atrás desde el Rellano de la Renclusa.
Echamos
unos tragos de agua de la fuente y con los esquís en la mano alcanzamos el
nevero por debajo del refugio que esquiamos hasta el mismo lugar que ayer.
Luego cargados y a patita nos llegamos a
la Besurta junto a algunos que se han pateado el tema desde el Llano de
Aigualluts.
Son
las tres de la tarde, de una tarde que se ha cargado bastante pues parece que
la perturbación se ha adelantado unas horas. Estamos cansadetes pero nada que
se parezca a ayer y eso que en algún
momento hemos notado el cansancio acumulado además de que hoy hemos pasado de
los 1150 metros de desnivel.
El diente de perro nos anuncia el final de la Temporada de esquímo en Benasque.
A
posteriori comprobaremos que hemos aprovechado la ventana perfecta pues tanto
la noche como el día siguiente ha habido precipitaciones a granel y nubosidad
oscura como en sus mejores tiempos e igual hemos rematado la larga temporada de
esquí que comenzamos temprano como nunca a primeros de Noviembre y en la que
hemos hecho 35 salidas con los esquís lo que no ha estado nada mal a pesar de
nuestros compromisos varios y el monte
no se evapora como la nieve ¡eh!
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