En el P.N. de Manyara Lake.
Mapa de los Parques Nacionales del Norte de Tanzania procedente de publicidad..
Ir
a Tanzania y no hacer algún safari parecía un pecado mortal que yo estaba
dispuesto a cometer, pero… mis socios no quieren perdonármelo y a ello iremos.
La
opción más apetecible de las múltiples encontradas en la página de un consultor
nos llevaría con Bespoque African Safari a realizar uno de tres días visitando
tres Parques Nacionales.
El
día 24 de Septiembre localizamos en Arusha la Oficina y en ella a Shabani
Mbirize con el que habíamos intercambiado correos electrónicos. Ya nos andaba
buscando por internet.
Pagamos
el safari y acordamos que nos recojan en el hotel al día siguiente después del desayuno.
La Estación de Autobuses de Arusha bulle.
Hormigueros enormes hacia Tarangire.
Comenzaremos
con el Parque Nacional de Tarangire para el que hay que desplazarse por carretera
al sur de Arusha siempre en la Zona Norte de Tanzania y en el comienzo de la
Estepa Masai.
Nos
recogen a las ocho y media y tras diversas paradas llegamos a la entrada del
parque a las once y media.
Boabab a la entrada de Tarangire.
Tarangire
está especialmente caracterizado por la presencia de boababs, quizás los más
espectaculares árboles de Africa y a la entrada y durante todo el recorrido del
extenso parque, que es una planicie a 1100 metros de altitud, estarán
presentes.
Cuenta
con un amplio espacio de sabana esteparia que recorreremos, montados en un Land
Cruisier de techo elevable, por sus innumerables pistas de tierra perfectamente
acondicionadas y transitadísimas, recorridas por numerosos vehículos similares
en los que viajan los turistas cámara fotográfica en ristre, también
prismáticos.
Impalas más cerca en Tarangire.
Las cebras están muy abundantes en Tarangire.
Manada de elefantes en Tarangire.
Jirafa podando alto en Tarangire.
Solitaria avestruz en Tarangire.
El
objetivo es ver los “five big” y comenzamos con impalas muy abundantes, ñus
grandes y frecuentes, cebras abundantísimas puesto que no deben tener
depredadores, jirafas salpicadas, algún búfalo muy distante, muchos elefantes
algunos monos y escasas gacelas y facóqueros y solitarias avestruces. También un guepardo que discretamente se está
jalando a un impala. En algunos escasos humedales también contemplamos muy
sumergidos en el agua a varios rinocerontes además de aves varias y desperdigadas
que acuden a los humedales.
Gacela a la sombra del mediodía.
Un buen rebaño de ñus en Tarangire.
Ya a la vuelta,
tras la comida de picnic en un picnic al efecto y con aseos, veremos un par
de leones algo distantes y saldremos del parque tras cruzar el Río Tarangire
que da nombre al parque y que llora el agua pues estamos en plena época seca.
Casa masai cerca de la carretera.
A
la salida del parque y tras deshacer pista y carretera al noroeste nos llegamos
al Camping en las inmediaciones del Lago Manyara a 1600 metros de altitud. Está
completo el Bellavista y nos alojamos en el de al lado, el Kizumba. Nos
corresponden tiendas con literas y sobre techo muy amplio. Tenemos unas buenas
duchas, luz en la tienda y Wi-fi.
A las siete cenamos en compañía de la pareja
de israelíes que nos ha acompañado en el safari y pasadas las ocho nos vamos a
la tienda para cargar allí los móviles.
La
noche ha sido ventosa y cuando nos levantamos al 26 de Septiembre, gotea.
Tomamos
un desayuno sobrado, las comidas son similares a las del treking y a las ocho y
cuarto nos metemos en el todo terreno para comenzar el segundo día de safari
que nos llevara a Ngorongoro.
Desandamos
un corto tramo de carretera y proseguimos al noroeste con otra carretera que
sube poco a poco hasta depositarnos en la puerta sobre los 2000 metros de
altitud
Hay
que continuar subiendo por una pista que se empieza a poner húmeda hasta alcanzar la parte alta que es el borde
del Cráter Ngorongoro. Es un enorme cráter volcánico que alcanza los 2600
metros de altitud cuando llegamos al borde en medio de las nieblas que nos
secuestran el paisaje completamente.
A
partir de allí comenzamos un descenso de 600 metros de desnivel con el objetivo
de alcanzar el plano y extenso lecho del volcán ocupado por el pastizal crecido
y algo seco de aproximadamente 20 kilómetros de diámetro.
Cebra tetando en medio de una pista en Ngorongoro.
Cebras y nus en Ngorongoro.
Uno de los pocos leones qu vimos en Ngorongoro.
Entreteniéndonos con algún hipopótamo a la hora de la comida en Ngorongoro.
Ya
fuera de las nieblas y avanzando por pistas muy planas empezamos a contemplar
animales: cebras, ñus, algún león, hipopótamos en un buen número, gacelas… un
poco lo del día anterior.
Hipopótamos en al agua de Ngorongoro.
Detalle de una gacela en Ngorongoro..
Pelea en Ngorongoro.
En el Land Cruiser.
Comemos
junto a un humedal y al principio de la tarde abandonamos la Zona de
Protección, no es un Parque Nacional, por una carretera asfaltada especialmente
utilizada en sentido salida.
En
la parte alta del cráter hay un mirador en el que nos detenemos para contemplar
el neblinoso fondo del cráter en el que hay un par de quemas de pastizal.
La
vuelta al cámping es bastante más breve que la de ayer y llegados al mismo nos
dedicamos a las acostumbradas tareas de aseo, descanso y cena, Desde la terraza
del comedor se ve el Lago Manyara pero la vista es tan neblinosa y difuminada
que ni siquiera la fotografío.
El
27 de Septiembre de 2019 es nuestro último día de estancia en Tanzania. Se
trata de una jornada completita en la que terminaremos en el Aeropuerto
Kilimanjaro pero antes tenemos la visita al Parque Nacional del Lago Manyara.
Hoy
la aproximación a la entrada al parque es cortísima por lo que al inicio de la
mañana estamos recorriendo el interior del mismo. Se trata de una planicie de
33000 hectáreas de las cuales, los dos tercios están ocupados por el lago
aunque ahora, en época seca la plancha de agua está reducidísima y lo sabemos.
Se encuentra situado en el norte de Tanzania y ubicado entre Ngorongoro al
noroeste y Tarangire al sudeste.
Multitud de aves en Manyara.
Búfalos en Manyara.
Rincones llenos de aves mezcladas en Manyara.
Una familia enorme de monos en Manyara.
Madre e hija en Manyara.
Entramos
convencidos de que el tercer día de safari nos va a sobrar pues ayer se repitió
bastante el asunto no aportando gran novedad salvo la ubicación pero no va a
ser así.
Contemplaremos
una población muy numerosa de aves entre las que destacan distintos tipos de
garzas, flamencos, espátulas, pelícanos y cigüeñas, aunque a considerable
distancia sobre todo en el caso de los flamencos que pintan una preciosa barra
asalmonada en el horizonte.
Macho de impala en Manyara.
Como si el elefante posara en Manyara.
Ñus en Manyara.
Además,
volveremos a contemplar importantes manadas de ñus, cebras, monos, búfalos, elefantes,
jirafas e hipopótamos en número muy superior a los días anteriores.
Otro leon descansando en Manyara.
Hipopótamo en un humedal de Manyara.
Alrededor
de las doce comemos y proseguimos pisteando a pesar de que el calor propicia
una importante disminución del número de animales visibles.
De vuelta a Arusha.
Nuestro
problema es que a las diez de la noche sale nuestro vuelo, pero el tema está
perfectamente controlado puesto que a las dos de la tarde abandonamos el parque
y regresamos a Arusha.
No
estamos muy distantes por lo que, con alguna parada convencional y el tráfico
de la ciudad, a las cuatro y cuarto estamos en la Oficina de Bespoque African
Safaris donde nos guardan las mochilas grandes.
Charlamos
un poco con Shabani que nos facilita un almacén en el que reorganizamos
nuestras mochilas adecuándolas a nuestras necesidades para el vuelo y nos
cambiamos de ropas.
Alrededor
de las cinco, un taxi nos lleva al aeropuerto. Vamos sobrados de tiempo a pesar
de que nos cuesta hora y media llegar: el tráfico está imposible.
A
las seis y media estamos haciendo cola de entrada al aeropuerto, nada que ver
con la llegada que estaba prácticamente desierto.
Cola
de entrada, cola de facturación, colas y más
colas hasta que nos situamos en la correspondiente sala de espera.
A
las nueve y cuarto embarcamos y a las diez menos cinco abandonamos Tanzania,
salimos con ligero adelanto.
Tan
pronto como me siento en el avión me abrocho el cinturón y me duermo. A las
once menos cuarto nos traen la cena que no perdonamos para dormirme de
inmediato yo al menos.
A
las cuatro y cuarto tomamos tierra en Dubai en esta ocasión sin parar en Dar es
Salaam.
Hay
que cambiar de la terminal 2 a la 3 y lo haremos perfectamente acompañados para
tomar un par de autobuses que nos depositan en la terminal para una larga
espera. Nuestro vuelo ni siquiera está anunciado. Son las cinco menos cuarto
cuando tras echar una visual a un panel de vuelos, buscamos un lateral de la
enorme terminal y nos acomodamos en sillas camilla dispuestos a dormitar o
dormir según podamos.
No
dormiremos gran cosa y alrededor de las ocho desayunamos un poco, Rosa se da
una ducha, que las hay y estupendas y hacemos tiempo. Hay muchas tiendas para
pasar el rato, entretenerse y comprar algunos pequeños regalos
Finalmente
se anuncia nuestro vuelo en los paneles,
embarcamos y volamos de nuevo. Nos entretendremos viendo películas y
detalles del vuelo además de comer el consabido menú de los aviones.
A
las nueve menos cuarto estamos en Barcelona, recogemos las mochilas y a las
nueve y media nos recoge Biola. Iremos a Tiana, cenaremos y finiquitaremos la
jornada. Al día siguiente comeremos
juntos en casa de Biola y a las cuatro
con mi furgo, haremos el último transfer del viaje para llegarnos a Sabi a las
ocho.
Terminado
el viaje físico quedará un siempre inacabado viaje mental a lomos de los
corceles del recuerdo. ¡Hola Tanzania! y ¡Adiós Tanzania!
Hola Mariano.
ResponderEliminarBueno, hay que dar gusto a todos, creo que para un día está bien, tres se puede hacer pesado. Al final tanto coche cansa.
Un saludo.
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarAño y medio después veo tu comentario.
Lo siento y te lo haré llegar.
Si, se trata precisamente de eso pues somos tres.
Se hizo más pesado si cabe debido a que yo esperaba más variedad entre los parques pero al final todo era un poco lo mismo.
Cuando vayas, si es que te apaetece, no caigas en la trampa qn la que caí yo, ya que fuí quien lo programo con otras espectativas.
¡Que vaya bueno!