Belloc desde el Collado Sur de Espijeoles.
Cima del Espijeoles, Arista
Noroeste, Belloc Sur, Aguja Central de Belloc y Pic Belloc. Vuelta por las
Agujas, Espijeoles, Collado del Pluviómetro al Refugio del Portillón de Oo.
17-07-2008.
Salida 11 h. Llegada 16 h.
Nieblas.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa de Belloc procedente de IGN. francés.Vía en amarillo.
Cima
del Pico Espijeoles a 3065 metros de altitud.
Son las diez y cuarto de la mañana.
Cascada del Lac de Oo.
Refugio y Lac de Espingo.
En
la cima hay tres parejas de franceses. Los caballeros se van hacia el Belloc y
nosotros nos quedamos con las damas a almorzar.
Lac Saussat desde el norte.
Saussat y Col de Espingo desde Coume de Abesque.
El
día sigue con nieblas poco preocupantes que dificultan un poco la contemplación
del paisaje y la fotografía pero no nuestra actividad.
Inicio de la Arista Belloc.
Media
hora después nos ponemos de nuevo en marcha ahora en dirección noroeste. La Arista , que los franceses
llaman, de Espijeoles se inicia fácil y amplia en suave descenso, atraviesa una
serie de pequeños dientes metamórficos y se alarga hasta un punto bajo en el
que se inicia el acceso a las agujas.
Hacia Belloc Sur.
Belloc Sur desde el sudeste.
El
terreno no es complicado y en mediano ascenso
se alcanza la cima del Belloc Sur de 3007 metros de altitud.
Son las once pasadas.
Espijeoles desde la Aguja Sur de Belloc.
La Aguja Central de Belloc y Belloc desde la Aguja Sur.
Lac de Isclots en el Circo de Gourgs Blancs.
Un
descenso también fácil nos conduce a una parte más compleja que se flanquea
fácilmente por el oeste para retornar a la arista trepando un poco y alcanzar
la cima de la Aguja Central
de Belloc, de 3006
metros de altitud cuando van a ser las once y cuarto.
Lac de Espijeoles.
Circo de Gourgs Blancs y Arista Pouchergues-Cuartau.
Un
nuevo descenso fácil hasta una brecha quizás algo más profunda que las
anteriores nos coloca ante una arista abrupta y de grandes bloques, quizás lo
más complicado hasta el momento.
Desde el belloc, la Aguja Central, La Aguja Sur y el Espijeoles.
Los
tres franceses con los que nos hemos encontrado en la Aguja Central nos dicen que por
nuestra izquierda y allí están las citas que sin dificultad permiten un
flanqueo por el oeste para retornar enseguida a la arista y a la cima. Yo
localizo unos metros más abajo en la vertiente este, una vira herbosa y
bastante ancha a la que se puede acceder por una corta rampa rocosa primero
descompuesta y después algo lisa que me permite un incierto flanqueo casi
horizontal y me coloca en una pared de bloques graníticos muy firmes y llenos
de líquenes negros que subo con una trepada atlética alcanzando a los socios
cuando llegan por su lado a la cima del Pico Belloc de 3008 metros de altitud.
Son las once y media y acabamos de liquidar nuestro quinto tresmil del día.
De vuelta de Belloc hacia la Aguja central de Belloc.
Hacemos
algunas fotos, contemplamos un paisaje un tanto repetido ya y sin más nos damos
la vuelta sobre nuestros pasos tras comprobar que la arista que sube desde la Brecha Belloc es muy
erguida y no tiene, a primera vista, buena pinta aunque la roca si parezca
decente.
Desde la Aguja Central la Sur de Belloc y Espijeoles.
La
vuelta no tiene otra historia que comprobar que he salido enculado con mi
variante oriental a la Cima
del Pico Belloc.
Gran Quairat y Lezat saliendo de las nieblas.
Volvemos
tranquilamente y empleamos otros tres cuartos de hora para llegar al
Espijeoles.
La Noreste de Espijeoles desde la cima y el Lac Glace.
Allí
están las tres parejas, ellos comen, ellas están frescuchas y nosotros tras
echar un trago y picar un poco nos vamos para abajo. Ya nos veremos en el
refugio.
Son
las doce y media y siguiendo un camino similar al de la subida bajamos y
tomando las huellas del grupo descendemos con una fuerte lazada el nevero
inferior que tiene una pendiente considerable. Luego, descendemos el escalón
rocoso inferior y nos incorporamos al nevero
que cubre ampliamente el barranco originado entre Espijeoles y Gourdon y
que nace en la brecha que hemos atravesado esta mañana.
De vuelta al refugio el Lezat y el Pico Royo.
Una
amplia lazada en suave descenso nos permite atravesar la ladera este del
Gourdon hasta que salidos de la nieve proseguimos la travesía al oeste del Lac
Glace hasta alcanzar el rellano que hemos atravesado por la mañana.
Luego,
pacientemente ascendemos hasta alcanzar el Collado del Pluviómetro y en unas
rocas sobre la vertical del Lac Glace nos sentamos a comer y a beber paisaje
además de agua con tang de limón cuando son las dos menos cuarto.
De Lezat a Crabioules.
Imaginábamos
nieve pero no creíamos que fuera a estar en semejantes extensiones. Ello unido
a la irregularidad del terreno nos ha hecho desistir de contornear el Jean
Arlaud por el sur y ascender el Corredor sudoeste del pico para alcanzar la
cima por la vía que dejamos pendiente hace ya unos cuantos años cuando
bajábamos del Gourgs Blancs. Bueno, el Jean Arlaud sigue pendiente por tanto.
Media
hora después cogemos los bártulos y por
la huella más baja que faldea la
Tusse de Montarque por el sur, nos vamos para abajo hasta las
proximidades del Lac del Portillón de Oo.
Detalle de Punta Lacq, Mamy y Crabioules.
Allí
la huella que ha bajado continuamente por la nieve en dirección este-nordeste
gira un poco al norte para salirse de
los paredones del lago, atravesar en ligero ascenso un par de corredores y
asomarse a la vertical del refugio al que enseguida llegaremos cuando son las
tres y cuarto de la tarde.
Liquidada
la jornada con 1050
metros movidos que en cresta son bastantes más, ponemos
a secar botas y prendas sudadas en la calle aunque las nieblas nos aconsejarán
entrarlas al refugio pronto para luego remojarnos un poco en el Lac del
Portillón con un agua que no debe estar muy lejos de los cero grados. De hecho,
yo me subo encima de un témpano y no está
mucho más frío que el agua.
Vertiente Sudoeste de las Agujas de Lezat.
Luego
nos entramos al refugio y en el comedor picamos un poco, bebemos un mucho y
jugamos al guiñote un buen rato. Hay que ir trasegando la tarde.
Pasadas
las seis Rosa se empiltra un poco pues se le hace fresco a pesar de que han
encendido la calefacción en el comedor mientras que Juan y yo nos quedamos
junto al radiador hojeando revistas.
Las
nieblas siguen su danza correspondiente mientras la tarde va de camino. Hoy hay
menos personal que ayer y alrededor de las siete y media nos hacemos la cena y
nos la cepillamos aderezada con algunas sobras del día.
Dejamos
pasar el tiempo, calentamos la leche y como no tenemos mucho más que hacer nos
subimos a la habitación a las nueve pasadas. Mañana será otro día y no
esperamos que sea regalado.
Estamos
casi solos en la habitación, lo que no nos importa gran cosa. La noche
resultará larga por el tiempo pero la dormimos mejor que la anterior, es lo
normal.
Rosa
nos dirá que la noche ha estado estrellada. Lo ha comprobado pues casi siempre
se apunta la segunda imaginaria.
Puedes ver más fotos.
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