Montserrat desde Col Macana.
Barrera de Montserrat,
Monasterio, Pla de Santa Ana, Pla des Ocells, Ermita de San Jeroni y Mirador de
San Jeroni. Vuelta por el Camino Viejo de San Jeroni, Serrat de las Paparres,
Pla de las tarántulas y Pla de Santa Ana.
21-04-2011.
Salida 16 h. llegada 20 h.
Sol.
Muy fácil.
Ascensión.
Mapa de San Jeroni procedente de publicidad. Vía en amarillo.
El
Macizo de Montserrat es un altivo
conjunto de agujas de conglomerados que llama poderosísimamente la atención
cuando te aproximas a Barcelona. Pero siempre vamos con prisas y allí se quedan
sumidos en las ganas de conocerlo.
Hoy
21 de Abril de 2011 estamos echando un bocado un bocado en el Aparcamiento de
Can Macana, nos cambiamos seguidamente de ropa y nos acercamos por carretera
hasta le entrada al Conjunto del Monasterio de Montserrat.
Desde el Teleférico de San Joan.
Es
Jueves Santo, son las cuatro de la tarde y el aparcamiento está hasta los
topes; así que, aprovechamos el hueco de uno que se va, aparcamos y nos ponemos
en marcha entrando al aparcamiento en dirección sur. Estaremos sobre los 680 metros de altitud.
Un
cuarto de hora después cometemos el primer error de la tarde: nos vamos por el
Camino del calvario en busca del Pla de las Tarántulas. Abandonamos la pista
por un caminillo que se va hacia las paredes en dirección sur y que nos
conducirá a un mirador próximo desde el que se contempla el Monasterio.
Volvemos
sobre nuestros pasos a trote y en los jardines del Abad Oliba nos orientamos e
iniciamos el ascenso por el camino que va a recorrer el valle principal con destino
al punto culminante del macizo: el Mirador de San Jeroni.
El
camino se orienta al noroeste y muy encajonado sobre el lecho del barranco
progresa con frecuentes tramos de escalinatas que facilitan el paso a una
ingente masa de turistas que suelen visitar en toda época el Monasterio de
Nuestra Señora de Montserrat y que por
qué no dar una vuelta por allí, además de que se trata del lugar “próximo y
familiar” del excursionismo y senderismo a Barcelona y eso es mucho.
La
tarde esta soleada y al abrigo el repecho nos mete en calores mientras
contemplamos diversas paredes de conglomerados que nos recuerdan a Riglos salvando algunas diferencias.
Veinte
minutos nos cuesta alcanzar la zona del Pla de Santa Ana en el que se encuentra
la Ermita del
mismo nombre sobre los 900
metros de altitud. Se trata de un cruce de caminos a
partir del cual el nuestro se arrellana un poco concediéndonos un poco más de
tiempo para contemplar el conjunto de agujas y torres que nos rodea siempre en
medio de un bosque fundamentalmente de encinas con sotobosque de boj y rusco
que nos recuerda a Guara.
Enseguida
alcanzamos el Pla de los Ocells que nos ofrece una alternativa para volver
hacia el Pla de las Tarántulas y
proseguimos adelante ahora por un camino
muy transitado y perfectamente indicado en el que las escalinatas de cemento
cumplen más la misión de combatir la erosión que la de facilitar la progresión.
Ermita de San Jeroni.
Ganamos
altitud progresivamente y pasamos un desvío hacia el Cavall Bernat al que no
iremos, en nuestro horizonte tenemos las antenas de San Jeroni y enseguida
alcanzamos la ermita del mismo nombre.
Un
tramo de escaleras nos permite progresar fácilmente por un lomo que nos
deposita en el Mirador de San Jeroni situado a 1237 metros de altitud.
Son las seis de la tarde.
Al
mirador que está protegido por una barandilla llega una ferrata y una pareja de
franceses con los que mal hablamos un poco. El horizonte bastante brumoso nos
impide contemplar el horizonte remoto de los Pirineos y el Mediterráneo; si, en
cambio podemos contemplar el Monasterio de Santa Cecilia, Marganell y el
Llobregat al norte, al oeste las torres que en suave descenso conducen a la
zona de Can Macana, al sur las llanadas del Bruc y Collbató y al este el valle
que hemos subido con algunas torres que tratamos de distinguir.
Echamos
un trago y sobre las seis nos vamos de vuelta para abajo disfrutando con los
juegos de luces y sombras sobre las paredes y corredores herbosos que jalonan
nuestro horizonte.
El Moro.
Un
poco más bajo de la Ermita
de San Jeroni, que por cierto está cerrada, desistimos de acercarnos hacia el
Moro y nos bajamos hasta el desvío del Canino Viejo a San Jeroni. Vamos a
volver por la ladera derecha del barranco.
Volviendo por el Camino de las Paparres.
El
camino, igualmente transitado nos enseña unas marmitas hechas por las aguas de
un torrente y fundamentalmente horizontal
se acerca a las Torres de la Magdalena. Previamente
nos hemos asomado a algunos miradores aprovechando que el camino se aloja en la
cabecera de la Sierra
de las Paparres
El Moro o Montcau.
La
primera de las torres y una de las más espectaculares es el Gorra Frigia en el
que hay una cordada escalando. El camino cuenta con barandilla ya que atraviesa
la pared nordeste de la misma. Una serie de recovecos permiten seguir rodeando
le Magdalena Superior y la
Inferior para terminar contorneando el Gorro Marinero que
cierra el conjunto de espectaculares torres que ya hemos contemplado desde el
Monasterio.
La Sudoeste de Cavall Bernat.
El
camino que sigue fundamentalmente llano nos conduce al Pla de las Tarántulas no
sin antes mostrarnos nuestro camino de vuelta hacia el Pla de Santa Ana.
Jara.
Aguja de Trencabarrals desde la base de la Gorra Frigia.
El
personal prácticamente ha desaparecido, el funicular está cerrado y nosotros
tras orientarnos un poco sobre los alrededores nos vamos para abajo en
dirección nor-noroeste, no sin antes contemplar las torres del nordeste del
macizo entre las que destacan la preñada, el Elefante, la Momia , la Momieta y atrás muy
discreto San Salvador todo por encima de la ermita de San Benet.
Gorra Marinera, Las Magdalenas y Gorra Frigia.
Hemos
de bajar hasta el fondo del barranco para luego, en corto ascenso alcanzar el
Pla de Santa Ana cuando la tarde va de bajada.
Bajando hacia Santa Ana.
Cerrado
el bucle que hemos realizado en sentido contrario a las agujas del reloj no
queda más que seguir el descenso de las escalinatas ya conocido para alcanzar
el emplazamiento del Monasterio de Montserrat cuando son las siete y media de
la tarde.
Hacemos
algunas fotos, visitamos los alrededores del monasterio y la iglesia así como
el velatorio y poco después nos vamos tranquilamente para abajo hasta el
Mirador de los Apóstoles que está prácticamente vacío al igual que los aparcamientos.
Son
las ocho y cuarto cuando llegamos a la barrera del aparcamiento, lugar en el
que hemos dejado el coche. Han sido alrededor de 625 metros de desnivel
acumulado en una deliciosa jornada vespertina en la que la meteorología nos ha
ofrecido un agradable presente mejorando lo previsto.
Para ver más fotos.
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