Suelza desde la Pleta del Cao.
Puente sobre el Cinca de Bielsa,
Barranco del Cao, pleta e Ibón del Cao y Cara Sudoeste. Descenso por la Plan de
Chisarzes, Corredor Noroeste, Pleta y Barranco del Cao.
13-10-2011.
Salida 08 h. Llegada 18 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa de Suelza procedente de Prames. Vía en amarillo.
Hace
ya un porrón de años, era allá por el 87, cuando pretendíamos bajar de Urdiceto
a Bielsa por el Barranco del Cao. Mi chica llegó muy tocada de los pies y allí
se quedó el proyecto. Nos dirían: “…oh, no hubieran encontrado el camino, está
muy cerrado y es malo”. En aquella ocasión no íbamos a Suelza.
Años después, al
menos si alcanzamos el Collado del Cao por dos veces en el mismo día con motivo
de hacer Fulsa primero y Suelza después fue en el 98 y bueno, fue una jornada
de descubrir, aunque casi siempre lo suelen ser.
Son las ocho de
la mañana y hemos dormido en Bielsa. Nos hemos levantado con el clarear del
alba pues estamos a 13 de Octubre de 2011 y nos ponemos en camino bajando al
Puente sobre el Cinca y tomamos el camino que arranca en la orilla izquierda y
que indica cuatro horas al Ibón del Cao.
¡Ya será menos!,
pensamos mientras que el camino asciende
suavemente por entre viejas terrazas de viñas, balizado de amarillo y blanco,
en dirección nordeste y al encuentro del Barranco del Cao que baja por medio de
un espeso pinar. Hemos partido rondando los 1000 metros de altitud.
Barranco del Cao que coincide con el de Barleto.
El camino está
bastante cerrado pues hace tiempo que no se ha limpiado pero está algo
transitado a pesar de que las indicaciones del senderismo local lo califican
como difícil.
Con algún sube y
baja y música de fondo de barranco rumoroso nos acercamos al mismo pero
tardamos en alcanzarlo. Comprobaremos que no es fácil hacer tanto ruido con tan
poco agua.
Alcanzamos el
barranco, sobre los 1400 metros de altitud, en el lugar en el que el valle se
divide: una rama se va al este como Desagüe
de los Ibones de Barleto y la otra sigue
fundamentalmente al norte como desagüe del Ibón del Cao.
En algún momento
habíamos pensado hacer el camino de los Ibones de Barleto y luego empalmar por
arriba con el Cao pero visto lo visto, de abandonar el camino nada de nada y en
la confluencia de barrancos no advertimos ningún indicio de camino aunque fuera
poco transitado.
Se nos va una
hora en alcanzar una vieja borda deshabitada en la orilla derecha del barranco.
Y siguiendo la orilla derecha del mismo nos vamos para arriba por un camino que
bien balizado menos en un corto tramo, que sucede al rellano de la borda y en
el que lo perdemos, se dedica a atravesar barranquillos subsidiarios que secos,
nos muestran un bolerío granítico muy redondeado para estar tan próximo a la
arista que limita el barranco por el oeste y de la que se han desprendido.
Serán nueve
barrancos los que habrá que atravesar en un camino tedioso, descompuesto,
erguido e inestable que se desarrolla sobre la morrena lateral del valle. Pero
no todo lo relativo al camino es malo: subimos a la sombra de la mañana y con
la pendiente del camino es algo que hay que saber agradecer.
Portillo Tella.
Puede ser uno de
los caminos más malos que hayamos recorrido pero a pesar de ello ganamos altura
y tras atravesar un penúltimo barranco
de tres ramas, los pinos comienzan a clarear y aparece la pradera
alpina a la vez que la pendiente se
acuesta.
Estaremos sobre
los 2150 metros de altitud y hemos ido girando un tanto al este con lo que
entramos en el umbral del circo colgado y, prácticamente llaneando, iniciamos
la travesía de la Pleta del Cao, un puerto de altura completamente vestido de
hierba absolutamente socarrada y en la que meandrea un débil barranquillo en la parte sur.
Agujas del Collado del Cao.
El praderío es
de enormes proporciones y está estructurado a dos niveles entre los que salta una pequeña cascada
prácticamente sin agua.
Cruzar la Pleta
del Cao se nos lleva media hora prácticamente y son las once y veinte cuando
alcanzamos el Ibón del Cao situado a 2320 metros de altitud. Nos ha costado lo
suyo.
El apacible Ibón del Cao, 24 años después de lo previsto, que no es nada.
Se trata de un
ibón redondeado de dimensiones medianas y poco profundo que ocupa la parte alta
del circo rodeado por paredes en su mitad nordeste.
Almorzamos al
sol mientras contemplamos la belleza serena y solitaria del ibón al contraluz
del sol de la mañana que nos ha alcanzado en la Pleta.
Bajaremos por el crestón izquierdo y visible de ese corredor.
Al norte tenemos
el Collada del Cao y sus tres Agujas entre la Brecha y el Collado. Al nor-noroeste
la espléndida Aguja de Punta Fulsa o Fuesa, de nombre funesto y de no demasiado
agradable recuerdo. Al nor-nordeste la mole de Punta Suelza con una espléndida
pared que vamos a subir.
Al este del ibón
las verticales paredes metamórficas impiden el paso para bajar del Plan de Chisarzes, lugar desde
el que podremos contemplar los Ibones de Barleto, pero… hay un corredor un poco
más al sureste con un tremendo cono de
deyección que aparentemente no tiene resaltes en la parte alta o al menos yo no
los advierto al alejarme un poco al frente del mismo para visualizarlo.
Somital del Ibón del Cao.
Nuestra vía va a
consistir en atravesar toda la pared de oeste a este y para ello iniciamos la
travesía en la terraza herbosa que en un punto intermedio se va hacia arriba
contándose enseguida y reanudándose un centenar de metros más arriba. A toro
pasado creemos que deberíamos haber ascendido por la rampa pero…
Atrás Fulsa.
Tras atravesar
la rampa continuamos por una pared más descompuesta que erguida, se puede ir
por cualquier parte pero ninguna es cómoda. Hemos de atravesar un par de
corredores también muy descompuestos y
tenemos que emplear las manos para buscar pasos más seguros en un terreno que
se ha puesto bastante tieso.
Pleta del Cao.
Travesía
adelante y pasados los corredores nos aproximamos a una zona de placas poco
amables ante las que decidimos tirar un poco más de frente para arriba. La
pared está muy erguida pero es más segura. Son una cincuentena de metros que
hay que hacer con mucho cuidado hasta que la pared se acuesta un poco ya
bastante próxima a la arista oeste del pico.
La continuación
es fácil y enseguida alcanzamos la arista y el camino que ha llegado a la misma
por la vertiente norte.
Nos aproximamos
a la antecima oeste que está defendida por unos paredones interesantes, primos
de los de las Agujas y la senda se orienta hacia la cara sur, muy llana,
faldeando las paredes de la antecima. Luego, suavemente prosigue en ascenso por
un enorme canchal calizo ascendiendo en diagonal de manera persistente hasta
que se asoma el vértice geodésico.
Ibones de Urdiceto.
Es la una y
media. La Cima de Punta Suelza está a 2972 metros de altitud. Ha sido una dura
subida de 2000 metros de desnivel que no es ninguna tontería.
Machimala.
Fulsa.
El paisaje es
extraordinario y no faltan a la cita visual casi todo Ordesa por comenzar en
algún lugar, el Circo de Troumouse, el Midí de Bigorre, la Arista fronteriza de
Bielsa, el Macizo de Neouvielle, Machimala, Perdiguero-Portillón, Posets,
Eristes, Cotiella, Turbón, Montañesa, incluso Peña Oroel y el tajo de mañana al
oeste del Portillo Tella. Debajo están los Ibones de Urdiceto y la pista que
serpentea hasta el represado.
Plan Chisarzes.
Un cuarto de
hora más tarde iniciamos el descenso pero no vamos a desandar camino sino que
nos vamos para abajo en dirección sudoeste hasta salir de la pedrera e
incorporarnos a un hombro que presenta la ladera antes de convertirse en
arista.
En este
punto que puede ser de retorno si no
sale bien nuestro proyecto, estaremos sobre los 2800 metros de altitud,
abordamos el descenso de un resalte más consistente que nos ha de bajar hasta
la cabecera del Plan de Chisarzes, una majada alta e inclinada hacia la Cubeta Lacustre de los
Ibones de Barleto.
Superior de Barleto.
Inferior de Barleto.
Antes de
alcanzar la cabecera de la arista que recién nacida aquí se va a alargar en
dirección oeste-sudoeste faldeamos un poco
hacia el sur para contemplar desde un lugar privilegiado los Ibones de
Barleto. Primero vemos el Ibón Bajo de Barleto situado ligeramente por debajo
de los 2500 metros de altitud, acorazonado, mermado de nivel pero elegantísimo
y enseguida el ibón Alto de Barleto, unos metros más arriba y más irregular y
completamente lleno.
Luego, pasado el
primer promontorio alcanzamos la arista y en suave descenso nos ocupamos en
escudriñar cada una de las cabeceras de los múltiples corredores que nacen en
la misma, los primeros descontados ya que mueren en las placas verticales del este,
luego vendrán los que buscamos.
Pasadas las
cabeceras de las primeras brechas aparecen embudos metamórficos de entrada a
corredores que, o se cortan inmediatamente, o no tienen el aspecto deseado;
sabido que la estampa de un corredor difiera bastante si se contempla desde
abajo o desde arriba.
El Cao queda lejos hondo desde la cabecera del corredor.
Ya estamos a
punto de desistir y darnos la vuelta sobre nuestro pasos cuando me voy para
abajo en busca de la cabecera de otro corredor. Rosa se queda esperando.
El cono de
entrada es muy terroso y rojizamente metamórfico, lo buscado. No es
excesivamente erguido pero se pierde la vista a pesar de que no se estrangula y
ya puestos allí intentaré ampliar y precisar la visión del mismo.
A la izquierda
del corredor hay un crestón que aparece inicialmente bastante escalonado. No me
cuesta nada, me digo, y me voy para abajo fácilmente. Terminará bajando un buen
tramo hasta que el crestón de pone vertical
y desde allí me permite contemplar todos sus secretos.
¡Baja por el crestón!
¡No estrés al corredor!
Mi chica que me
ha visto destrepar el crestón se viene tras de mí mientras yo vuelvo a su
encuentro hasta casi la cabecera del mismo para destrepar juntos. Está muy
escalonado y bastante descompuesto además de muy erguido pero se baja bastante
bien ya que los asentamientos de pratenses tienen poco desarrollo pero
compactan el terreno.
Bajaremos
alrededor de 75 metros gasta que alcanzamos un especie de repisa en la cabecera
de un potente pilar. Allí nace una vira bastante amplia inclinada y
descompuesta que se incorpora al fondo del corredor 25 metros más abajo. El
descenso es fácil pero lo más importante es que ya se ve el corredor entero
coincidiendo con lo que yo había visto desde el ibón a la subida.
Ya en el
corredor incluso patinamos algunos tramos estrechos y muy erguidos, sorteamos
algunos inseguros o con piedras poco estables pero bajamos
mejor de lo esperado hasta introducirnos en el cono de deyección que también
patinamos en su mitad superior.
Con las botas
llenas de pedreguilla nos bajamos hasta el barranquillo para remojarnos los
pies y comer. Son las tres de la tarde, estamos a 2280 metros de altitud y nos
hemos bajado los 300 metros del corredor soñado olvidándonos de la pestosa
pared sudoeste de Suelza.
Media hora más
tarde, con el ritmo de resistencia nos vamos para abajo. La jornada va un pelín
cargada.
Atravesamos la
Pleta del Cao, descendemos la parte inferior de la misma hasta alcanzar la
pared y bajamos al sol el camino que irá atravesando los barrancos sucesivos.
Madre con hijo.
Volvemos a
perder el camino en el mismo lugar que a la subida pero recuperado nos llegamos
a la Borda que se encuentra sumergida entre zarzas.
Poco más abajo
alcanzamos el barranco, echamos un buen trago de agua y proseguimos
impenitentemente el descenso con ganas de ver la calabaza de rebiqué pintando a
todo color la huerta del inicio del camino.
A unos metros de
alcanzar la carretera y en el Barranquillo Plañera que tiene unas preciosas
pozas perfectamente cinceladas en la pared
soltamos las mochilas y nos pegamos un remojón compartiendo el remojo
con las hojas de fresno que flotan amarillas sobre la superficie del agua.
A las seis y
media estamos en la furgo. Hemos conocido el Barranco del Cao cuyo camino no
permite, en una buena parte, ni siquiera poner el piloto automático y para ello
hemos pagado un peaje de 2000 metros de desnivel pero conocer un trocito de
Pirineo no tiene precio.
Para que veas más fotos.
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