Col de Montgenevre, Rellano y Col de
Gondran, Cabaña y Lac des Serrailles, Bergueria de Peyre Moute, Cervieres y La Laus.
07-07-2022.
Salida 12:45 h. Llegada 17:30 h.
Desnivel ascendido 650 m.
Desnivel descendido 700 m.
Distancia recorrida 13000 m.
Tiempo efectivo de marcha 04:15 h.
Sol.
Muy fácil.
7 d.
Senderismo.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Habíamos
pensado que podíamos volver a los Alpes y preparamos una actividad para el
Verano de 2020, con tiempo, como es nuestra costumbre. ¡De ninguna manera nos
podríamos imaginar la que se nos iba a venir encima aquel 14 de Marzo en el que
nos damos la vuelta desde Truchas, para marchar con nuestros hijos y nietos
antes de que se cerrara la libre circulación de personas a causa de una
pandemia anunciada de la que no imaginábamos su posible alcance!
No
queríamos más cuatromiles, de Zermat hacia el este se extendían unos Alpes que,
quizás por muy distantes, nos atraían poco y si no íbamos a continuar hacia el
este podíamos hacerlo hacia el sudoeste.
Inicialmente había pensado en partir de La Berarde para
pasar por Ecrins que ya conocíamos y continuar al sur fuera de territorio glaciar, lo que suponía
arrastrar el material de hielo, absolutamente innecesario para el resto de la
travesía y el asunto no me seducía en absoluto.
Consecuentemente
lo comentamos con los socios que comparten mi tesis y decidimos saltarnos los
Ecrins conocidos. A partir de esa decisión todo se hace más fácil y no me
cuesta demasiado planear la actividad: comenzaríamos en Montgenevre y nos llegaríamos hasta Embrun
atravesando el Parque Natural Regional de Queyras.
En unos pocos días
de Geoportail me redondeo la actividad y la dejo vista para realizarla allá en
Agosto, pero el 14 de Marzo todo se marcha al traste, llega el verano y
mediatizados por la problemática que podría surgir como consecuencia de que
alguno de nosotros se infectara de Covid durante la misma, decidimos aplazar la
travesía para tiempos mejores.
Seguiríamos
haciendo actividades al paso que capeábamos el temporal, en nuestro caso sin
consecuencias importantes y de manera poco cruenta y así, casi sin darnos
cuenta nos quitan la mascarilla un par de años después y nos dicen que si te
infectas que no te preocupes, que puedes salir incluso a trabajar, que ya hemos
hecho bastante el paripé y que con tanta dosis de vacunas muere ya muy poca
gente, joder… y tenemos ya tantas ganas de marcha...
Lamentamos mucho
los numerosos fallecimientos a causa del covad, estamos de acuerdo en que la
vida tiene que seguir pero tenemos cruzadas en la boca del estómago muchas
chapuzas que se hicieron a santo de la pandemia.
Llega la Primavera
de 2022 y desempolvamos el proyecto con una sola modificación: sería en Julio y
no en Agosto por condicionantes de calendario.
El programa es de
nuestro estilo: día y medio de viaje y avituallamientos, siete días de travesía
con dos depósitos de alimentos y otro día y medio para el viaje de vuelta.
Saldría redondo con permiso del tiempo.
El primer trío de
jornadas serían de senderismo, de creciente intensidad y sin refugios por lo
que llevaríamos la tienda; tras el
primer avituallamiento, los tres días siguientes serían más alpinos con dos
etapas en las que incluiríamos algunos tresmiles y con refugios sin guardar y la
última etapa, tras el segundo avituallamiento volvería a ser de senderismo con
lo que, a groso modo, nos haríamos 125 kilómetros con alrededor de 7000 metros
de desnivel acumulados.
Tendríamos que
subir de Embrun hasta Montgenevre con transporte público y alguna indecisión
pues el ferrocarril no pasaba más allá de Briancon por lo que nos quedaba el
autobús o el taxi. Allí a media mañana comenzaríamos la travesía con una etapa
cortilla de alrededor de 10 kilómetros y 600 metros de desnivel que serviría de
calentamiento y que nos llevaría a
nuestro primer campamento en Cervieres.
Al día siguiente
la etapa sería más consistente: nos pasaría por el Col de Izoard y nos bajaría
a Arvieux tras un recorrido de 18 kilómetros largos y alrededor de 1000 metros
de desnivel.
La tercera etapa y
última del primer grupo nos llevaría hasta Ceillac tras 20 kilómetros de camino y
1500 metros de desnivel. Allí recogeríamos nuestro primer depósito de alimentos
que incluiría una copiosa cena sin tener que llevarla a cuestas y los alimentos
para los tres días siguientes.
La siguiente etapa
nos llevaría de Ceillac a la Cabaña des Challances pasando por la Cima de Pointe de la Saume, el
primer tresmil de la travesía. Serían alrededor de 1500 metros de desnivel y
aproximadamente 12 kilómetros de recorrido.
La quinta etapa
iría de la Cabaña des Challances a la Cabaña des Houerts pasando por la cima de
un par o tres de tresmiles: la Pointe de Escreins y el Pic de Panestrel y los
Pics de la Font Sante, con un desnivel acumulado de 1500 metros y un recorrido
de alrededor de 12 kilómetros.
La siguiente etapa
y última del segundo bloque nos llevaría de la Cabaña des Houerts hasta la Cabaña
de l’Ecuelle en el Col de Vars, tras una jornada de senderismo en la que
acumularíamos alrededor de 800 metros de desnivel acumulado y 21 kilómetros de
recorrido y trataríamos de comprar pan
tierno en Sant Paul Sur Ubaye.
Allí recogeríamos
el segundo avituallamiento que incluiría otra copiosa cena y la comida del día
siguiente.
La séptima y
última etapa de nuestra travesía nos llevaría de la Cabaña de l’Ecuelle a Embrun,
tras 400 metros de subidas y un largo descenso de 1700 metros con una pateada
de 23 kilómetros. Allí nos esperaría el
Embalse de Serre Poncon, un merecido baño una pequeña compra de alimentos
perecederos y la furgo que nos devolvería a casa tras otro día y medio de
carretera.
Las listas de
alimentos y materiales son sencillas pues conocemos bien nuestras necesidades,
los dos avituallamientos se saldaban con tan solo 100 kilómetros de carretera
adicional entre idas y vueltas, podíamos abandonar la travesía en caso de
problemas en varios puntos especialmente
en los finalers de etapa, no iríamos demasiado cargados siendo autónomos y
aunque no bebíamos los vientos por una actividad de este tipo, nos seducía lo
suficiente como para llegar “engrasados” al comienzo de la misma que fue fijada
finalmente para el 5 de Julio.
Consultamos la
meteorología de la zona y encontramos unas previsiones poco fiables por ser a
muy largo plazo, bastante decentes con un pequeño empeoramiento hacia el final
de la travesía, pero es lo que hay y echamos las capas a las mochilas.
Las últimas
compras y las tareas de cocina se organizan con el objetivo de que estén
dispuestas para el día de la partida que sería al mediodía. Comemos, recogemos
y con todo dispuesto recogemos a Juan para echarnos a la carretera a la una del
mediodía pues nos espera una buena kilometrada.
Hace calor cuando
pasamos por Boltaña y Ainsa ya que últimamente en nuestras marchas a los Alpes
lo hacemos por el Túnel de Bielsa pues enseguida nos pone en Lannemezan.
A la salida del
túnel, tras hora y media de carretera nos zambullimos en esas nieblas galas que
por una vez agradecemos ya que mitigan considerablemente los calores
caniculares que tenemos por estas fechas. Será otra hora y media agradable pero
cuando se quieren disipar estamos ya de camino a Toulousse.
Hacemos la base del triángulo de Capens a Villafranche Lauragais y circunvalando Carcasonne nos vamos directamente a Beziers sin acercarnos a Narbonne. Las carreteras son medianuchas con muchas circulares pero las prefiero a la autopista.
Luego con un tramo de la A75 circunvalamos Mompellier y en las inmediaciones de Lunel damos por terminada la primera jornada de viaje con alrededor de 530 kilómetros.
Son las nueve de
la tarde y hace calor pero ya lo sabíamos. Cenamos y nos empiltramos en la
furgo alrededor de las diez y media. Dormiremos acunados con el concierto de
las chicharras.
El 6 de Julio lo
empezamos a las seis de la mañana. Media hora después volvemos a la carretera y
deambulamos algo por Nimes, pasamos por Remoulins y nos llegamos a Avignon
donde volvemos a callejear de circular en circular tomando la opción directa
que nos lleve a Embrun sin pasar por Orange ni por Gap. Creo que será un error
ya que las carreteras son peores de lo esperado.
A las once y media
pasadas cruzamos el Embalse de Serre Poncon, comprobamos que está muy bajo de
nivel y en la primera circular nos llegamos hasta el centro del pueblo.
En la Gare de
Embrun nos informamos del viaje a Montgenevre con transporte público,
localizamos un supermercado para la vuelta y media hora después salimos por la
parte este del pueblo para volver a la N94.
Enaseguida nos
llegamos a Guillestre y optamos por hacer primero el depósito más distante que
es el del Col de Vars.
Se trata del
subidón de un clásico puerto de montaña que nos lleva a los 2100 metros de
altitud. Allí comemos y seguidamente marchamos hacia la Cabaña de l’Ecuelle
para dejar nuestro segundo avituallamiento a la sombra de unos alerces, visitar
la cabaña que está a veinte minutos del collado
y tras darnos un remojón en un torrente próximo nos volvemos a la furgo
tras comprobar todo lo que queríamos saber, pues será nuestro sexto campamento.
Pasadas las tres
nos bajamos tranquilamente hasta Guillestre y allí tomamos la carretera hacia
Ceillac que suponemos será menos empinada al ascender casi 400 metros menos.
No será así es una
carretera mucho peor, primero muy estrecha y con túnelos y luego con rampas más
duras pero las carreteras de montaña pueden ser así.
Identificado el
lugar y al final de la zona apta para el tránsito de vehículos hacemos el
depósito de víveres y luego de estudiar la posibilidad de quedarnos a pasar la
noche allí muchísimo más frescos que en Embrun, el vientecillo y la sombra que
va a ocupar el valle nos indica bajar un poco de carretera y buscar un lugar en
la zona de los túneles donde arranca una pista y allí nos quedamos.
Son las seis y
media, echamos unas cervezas con picoteo, luego cenamos tranquilamente y tras
empiltrarnos pasamos una noche cómoda. Todo ha ido según lo previsto.
Nos levantamos a
las seis y media de la mañana al 7 de Julio de 2022, día de San Fermin. Es
nuestro primer día de travesía, tenemos programada una jornada suave y no
tenemos prisas; por ello, pensamos tomar el autobús a las nueve de la mañana,
hay alguno antes y así vamos con tranquilidad.
Desayunamos,
terminamos de montar las mochilas y nos bajamos a Guillestre para llegarnos a
Embrun sobre las ocho. Allí buscamos un lugar que nos parece adecuado para
dejar la furgo. Estará a la sombra durante gran parte del día y es una zona residencial
muy tranquila y no lejos de la estación.
Dejamos a Rosa en
la estación con todas las mochilas, nos volvemos con Juan al aparcamiento,
desconectamos la batería y regresamos andando a la estación.
A las nueve, con
un poco de retraso, parte el autobús. Pasará y parará en varios pueblos del
valle incluso sin recoger ni dejar pasajeros pues vamos cuatro gatos, de tal
forma que, hacer alrededor de 40 kilómetros, le va a costar hora y media pero
no es problema: estamos en Briancon y allí tenemos que esperar al siguiente
autobús que nos llevará hasta Montgenevre y que sale a las doce. Bien se vale
que trabajamos con margen.
A las doce y en un
microbús, continuamos viaje. Hará algunas paradas pero a la una menos cuarto,
con algo de adelanto respecto a su horario programado nos deja en la última
parada.
Montgenevre en un
pueblecito turístico y fronterizo entre Francia e Italia por el que hemos
pasado en las ocasiones en las que hemos ido a los Ecrins que han sido dos.
La carretera lo
atraviesa de este a oeste y en la parte alta de la misma hay un túnel que
recuerdo, sobre el que se asienta la parte central del pueblo. Allí a 1810
metros de altitud nos deja el microbús con las mochilas y un mediodía cálido y
soleado.
Tendríamos que
haber parado en la tercera y no en la última de las paradas pero… sacamos los
bastones, ponemos las gorras, cargamos con las mochilas y comenzamos la marcha
a la una menos cuarto y en busca del Durance
que llega a la parte baja del pueblo proveniente del sur para marchar
valle abajo por donde hemos subido nosotros.
Es un momento de
“tránsito” en el que contemplamos una enorme incógnita que se ha alojado en
nuestro cerebro, pero como dijo alguien, una travesía comienza con un primer
paso y lo damos al oeste sobre la plataforma del túnel en busca de un lugar por donde cruzar la carretera y entrar al praderío en el
que se encuentra ubicado un original campo de golf que recuerdo perfectamente.
Los últimos hoyos
están en la ladera y rodeados de una valla, por lo que caminamos al lado de la
misma en busca de la depresión por la que baja el Durance, único barranco de la
zona y que nos orienta. También un
arrastre que parte al sur como nuestro camino que encontramos enseguida
en medio de unas casas de montaña y balizado.
El camino
enseguida se empina y bastante rectilíneo, asciende por la orilla derecha del
barranco, entrando enseguida en un bosquete de alerces sobre el que se abre
paso el arrastre y una de las pista de descenso de la estación de esquí.
Nuestro primer
punto de paso es el Embalse de Gondran, un laguito que suponemos artificial y
destinado al uso de la estación.
Está situado sobre
los 2050 metros de altitud y como luego sabremos en la parte baja del Rellano
de Gondran. Alcanzada la entrada del rellano el caminillo que llevamos se
orienta un poco al sudoeste, pero como no vemos el embalse seguimos subiendo
hasta que ganados los 2150 metros de altitud, yo estoy algo mosca, aparece por
debajo de nosotros indicándonos que no llevamos el camino correcto.
Seguimos el camino
que conduce al Col Norte de Sommet des Anges y cuando observamos terreno
uniforme de praderío lo abandonamos para realizar una larga travesía al este en
busca del camino que ha subido directamente al sur.
El Rellano de
Gondran no es tal rellano sino una suave ladera muy amplia y llena de verdura
no comida por el ganado y se cruza bastante bien a pesar de los abundantes
manantiales que alberga.
Cruzamos en suave
ascenso hasta que alcanzamos el Collado de Gondran en el que se aleja el
diminuto y colmatado Lac de Sagne Enfonza a 2307 metros de altitud. Son las dos
y media.
No tenemos ninguna
duda de dónde nos encontramos puesto que unos metros al sur del collado aparece
la Cabaña Sarrailles y unos metros debajo el Lac del mismo nombre confirmando
la dirección sur del camino. La cabaña está cerrada y a la sombra de la misma
nos sentamos a echar un bocado. Mientras que los senderistas van y vienen.
Un camino marcha
al nordeste en busca de la Cima del Chenaillet pero nosotros, media hora
después, iniciamos el descenso hacia el lago por terreno más seco y menos
herboso.
El lago es pequeño
pero lleno de encanto a pesar de que no tenga mucho futuro, está dominado por la
Mole de Le Lasseron pero tiene de por medio un valle al que tendremos que bajar
y donde se encuentra Cervieres.
El descenso no se
va a hacer directamente al sur sino que habrá que hacerlo al sudoeste hasta
alcanzar unas cabañas pastoriles donde aparece el praderío algo más fino. Luego
continuaremos descenso al sudeste con el objeto de perder altura contorneando
el escabroso paraje de Roche Moutte y finalizar en un valle que denominan de
les Fonts pero que agua tiene más bien poca. A pesar de ello encontramos algún
punto de agua.
Ya muy abajo
descendemos una zona muy descompuesta con un paso equipado con una pasarela y
nos llegamos a la Ermita de San Michel en las inmediaciones de Cervieres cuyo
caserío vemos desde hace un buen rato.
Son las cuatro y
media cuando entramos en el pueblo situado a 1610 metros de altitud y compuesto
fundamentalmente por viejas casonas muchas de ellas en ruinoso estado. En la
fuente abrevadero echamos un buen trago, cogemos agua y tras alcanzar la parte
baja del pueblo cruzamos la carretera que sube por el oeste desde Briancon y
nos introducimos en el Barranco Izoard
Una pista al este
de la carretera que da una gran lazada, se introduce paralela al barranco hasta
alcanzar una zona de escalada. Hay un caminillo que cruza el barranco para
llegar a las vías y aprovechamos para remojarnos un poco en el barranco pues no
sabemos dónde acamparemos.
Luego, la pista
coincide con la carretera que marcha hacia el Col de Izoard y nosotros
proseguimos otro kilómetro más hasta alcanzar las edificaciones de La Laus, una
pequeña estación de esquí de fondo.
Pista y carretera
se separan en el rellano sobre los 1750 metros de altitud e inmediatamente
aparece un pequeño merendero con un par de mesas banco y una fuente junto al
barranquillo que muy llano baja de la Cascada de Bletonnet. El sitio es
perfecto y allí nos quedamos, son las cinco y media de una tarde con sol
ligeramente venteada.
Aquí terminamos
nuestra primera etapa que tenía la misión de servir de suave inicio y que ha
tenido una extensión de alrededor de 13 kilómetros con unos desniveles
acumulados de 650 metros subidos y 700 metros bajados.
Bebemos abundante
agua pues hemos tenido un sol de justicia, hacemos tiempo, luego la cena y
alrededor de las ocho y media, tras montar la tienda nos empiltramos. Juan
vivaqueará encima de una de las dos mesas del merendero todos acunados por los
tintineos de las esquilas de un pequeño rebaño de ovejas y cabras que tenemos
próximas.
Hola Mariano.
ResponderEliminarSeguro que algún contratiempo tendríais, pero da gusto ver, como lleváis todo tan bien preparado. Las etapas en general, se ven llevaderas para vuestras condiciones físicas, con está primera etapa "light" para entrar en calor, aunque me parece que ni en los Alpes se libraron del calor.
Poco a poco iré leyendo el resto de entradas, quizás esta noche, que termino el dichoso turno de noche y vacaciones.
Salud y montaña.
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarEscúsame, tengo el blog hecho una piltrafa y he de buscar los comentarios de otra forma pues no me había dado cuenta de que tenía y claro, no había contestado.
En una travesía por terreno que desconoces completamentesiempre has de contar con contingencias que no controlas, van en el pack y si además vamos sin mapa y con un croquis de escala mediana pues ya sabes.
Para nosotros quizás el mayor problema estuvo en relación con las indicaciones de los carteles. No siempre indicaban lo que queríamnos y lo que indicaban no tenía significación para nosotros dejándonos un poco a ciegas, pero no dejo de ser un problema menor.
Calor si, pero como nos movíamos por encima de los 1500 metros salvo alguna escepción pues lo llevamos bien.
¡Un saludo!