Ni soy francófono precisamente ni
tampoco tengo nada en contra de Francia o los franceses a los que considero
vecinos habitantes de este planeta, pero todos los 14 de Julio de hace ya unos
años no se me pasa la fecha por alto: es su Fiesta Nacional que invariablemente
me lleva al año 1989.
Los franceses la celebran con fuegos
artificiales y nosotros aquel año y en una viña entre Carcasonne y Narbonne
disfrutamos de una cena y un vivac espléndidamente luminoso: iba a ser nuestro
bautismo de Alpes.
Se nos ha ido media vida desde
entonces pues han pasado 34 años, diríamos que en un suspiro pero no sería
cierto: han sido 34 años de ilusiones, esfuerzos, alegrías zozobras y cambios, además de todo lo que se quiera
incluir en el lote con 11 incursiones en Alpes para hacer la montaña que siempre
nos ha gustado.
Nosotros, sin quererlo, hemos
cambiado pues no somos aquellos chavales tan ilusionados como inexpertos, que
querían echar un tiento a una montaña desconocida, poniendo en tamaña empresa
todo su empeño. ¡Qué tiempos aquellos!
Y los Alpes. También han cambiado.
Han desaparecido algunos glaciares,
los hay moribundos y en el mejor de los casos su extensión ha sufrido una merma
considerable. Aquella “montaña glaciar de verano” es ahora imposible y el
cierre de determinadas vías es ya frecuente.
Íbamos sin reserva a los refugios y si era necesario se compartía y dormía en
los comedores; los montañeros, con mucha frecuencia, llevaban su comida, ahora
pensión completa; los Refugios Libres y los Vivacs se compartían… ahora,
olvídate. Ni se te ocurra ir a un refugio sin reserva que no entras, las
cocinas libres han desaparecido, los Refugios se han convertido en Hotelitos de
Montaña para turistas y guiris, también para algunos montañeros que se ven el culo para poder reservar y es
que la montaña se ha masificado y hay demasiada gente que descaradamente pretende vivir del
montañero, guías incluídos; incluso determinadas vías son prácticamente
imposibles de hacer si no vas con “guide.” El objetivo es sacarte la entretela
pues el servicio al montañero es secundario.
No me gustan los Alpes de la
actualidad, no sé si volveré a disfrutarlos, pero no por ello dejarán de formar
parte de mi universo montañero más entrañable. Me da mucha pena la actual versión de los Alpes que poco tiene que ver con la que pudimos disfrutar
En aquel 89 decía: “Solo En
contadas ocasiones los sueños se convierten en realidad. De esas contadas
ocasiones, quizás las más quiméricas que se desechan por inaccesibles tonterías que vagan en las
mentes desocupadas de los soñadores, tocadas por mágico polvo de estrellas,
vuelven a ocupar un lugar en nuestra mente.”
He
vuelto a releer y aquí están mis recuerdos tan frescos como en aquel año.
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