Diente de Anayet.
Aparcamiento de Anayet y Barranco
Culibillas. Vuelta por la Glera de Anayet.
19-04-2014.
Desnivel acumulado 550 m.
Distancia recorrida 9500 m.
Tiempo efectivo 2:45 h.
Sol.
Muy fácil.
Un agradable y corto paseo que permite
disfrutar en primavera de la nieve y de un prestigioso y entrañable paisaje en
un lugar muy concurrido por su indiscutible encanto.
Se puede coger agua en algunos puntos
del barranco según costumbre aunque mejor es llevarla.
Oscar Layos, Rosa Mª. Martínez y Biola y
Mariano Javierre.
Mapa de los Ibones de Anayet procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Cuando
uno no tiene muy claro a dónde ir, será posible con todo lo que tenemos
alrededor, siempre aparece algún recurso que los hay; y entre los recursos que
no son pocos, están los ibones de Anayet. ¡Cuántas veces hemos subido, desde
aquella primera del 85!
Hoy
19 de Abril de 2014, volveremos de nuevo. Queremos aprovechar el día, hacer
algo de raquetas y Biola quiere algo cortito y no se diga más.
Son
las nueve y media pasadas cuando llegamos al Aparcamiento Bajo de Anayet a 1730
metros de altitud. Hace una mañana espléndida y corre un tenue brisilla que no molesta.
Sin
prisa preparamos los bártulos y
atravesando el aparcamiento nos llegamos a la terraza lugar en el que calzamos
esquís y raquetas e iniciamos la marcha en suave ascenso y en busca de la
entrada del Barranco Culibillas.
En
dirección sudoeste cruzamos la pista y enseguida nos acercamos al barranco que
baja espléndido.
Hay
una huella transitada y firme que culebrea paralela al barranco y que prácticamente
de llano se llega a la confluencia de torrentes para atravesar un par de ellos
por puentes de nieve bajos que todavía resisten estas temperaturas.
Allí
enfilamos en valle en dirección oeste y con el sol en la espalda nos vamos
tranquilamente para arriba.
El
Barranco Culibillas es bastante avalanchoso pero con estas condiciones de nieve
poco queda por caer ya. Con mayor riesgo mejor acceder por el Collado de la Glera de Anayet y a ser posible acceder
al mismo lo más lejos posible de la Sur de Espelunciecha.
Hoy
no hay problema y enseguida se inclina para superar un primer y suave resalte
tras el que llanea de nuevo en busca del Gendarme de Culibillas que aparece
completamente limpio de nieve.
Se
puede pasar por ambos lados del gendarme, nosotros lo hacemos con la huella por
el este y tras superarlo el barranco que está todavía sobrado de nieve, se
arrellana y nos enseña el amplio y plano Collado de la Glera, las viejas
coladas en la Sur de Espelunciecha, y el cierre del Rellano de Anayet.
Pasamos
entre los grandes bloques erráticos de la cabecera del barranco, contemplamos
el Tubo de Arroyeras y nos vamos a por la Pala de Anayet vestida de nieve
soleada y blanda.
Con
un par de zetas amplias superamos la pared, atravesamos un puentecillo de nieve
que no se podrá bajar con los esquís sin detenerse previamente y visualizamos
progresivamente al Diente de Anayet. Es la señal inequívoca de que estamos en
el rellano lacustre ya que los ibones están todavía completamente cubiertos de
nieve.
Estamos
a 2240 metros de altitud y son las once y media de la mañana. Hacemos algunas
fotos, contemplamos el esplendoroso Diente de Anayet a falta de ibones, el Espelunciecha
que se puede todavía subir con los esquís hasta el hombro oeste ya que la
arista está completamente pelada, el Vértice de Anayet y los Arroyeras y
Culibillas pero la suave y fresca brisilla que nos ha recibido al llegar nos
invita a ponernos al abrigo de unas rocas al sudeste del rellano para echar un
bocado.
Al
abrigo de la pared metamórfica no solamente estaremos nosotros sino que alguno
más nos acompaña. Se nos va media hora larga picoteando y conversando.
Espelunciecha.
Arroyeras.
Luego
nos volvemos a calzar esquís y raquetas e iniciamos la vuelta tras echar una
ojeada más al Midi que se asoma discreto sobre la Rinconada de Anayet.
La Pala del Cerrojo de Anayet.
La
nieve que está muy blanda propicia algún que otro resbalón a los raqueteros
pero está casi deliciosa para nosotros que accedemos a la pala un poco más
arriba del puentecillo de subida y disfrutamos con los giros del descenso de la
misma aunque pequen en las rodillas.
Bajamos
luego el tramo de barranco hasta la parte inferior de los aludes de
Espelunciecha y tras desbloquear ascendemos una suave diagonal que nos deposita
en el Collado de la Glera de Anayet
situado a 2070 metros de altitud. Rosa no se ha cortado un pelo y ha
vuelto a poner las pieles. Los raqueteros y sus resbalones sobre nieve blanda
no llegan demasiado cabreados.
Luego
proseguimos ya para abajo atravesando la Glera de Anayet en dirección nordeste
para pasar por las inmediaciones de la Cabaña de la Glera. Y proseguir para
abajo en medio de los pocos esquiadores que todavía apuran la temporada.
La
nieve fuera de pistas no tiene gran diferencia con la pisada de las pistas por
lo que nosotros con los esquís alternamos al gusto; con las raquetas mejor
buscar la poca dureza que quede en la pisada.
Es
la una y media pasadas del mediodía cuando llegamos al coche finiquitando unas
vacaciones de Semana Santa únicas meteorológicamente hablando y que hemos
aprovechado a capricho. Hoy ha sido un agradable paseo con alrededor de 550
metros de desnivel. Mañana se estropea le tiempo, algo lógico después de tantos
días seguidos de inmejorable meteorología. Además, en el valle de tena no ha habido
retenciones ¡se puede pedir más!
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