Antonio Burgos la escribe en 1984 y Carlos Cano la canta, también María Dolores Pradera y un sin fin de solistas y agrupaciones musicales de diversa índole que nos embrujan con la delicadeza tierna de la habanera y el amor desenfrenado a Cadiz.

HABANERAS DE CADIZ.
Desde que estuve, niña, en La Habana 
  
no se me puede olvidar 
  
tanto Cádiz ante mi ventana, Tacita lejana, 
  
aquella mañana pude contemplar... 
  
Las olas de la Caleta, que es plata quieta, 
  
rompían contra las rocas de aquel paseo 
  
que al bamboleo de aquellas bocas 
  
allí le llaman El Malecón... 
  
Había coches de caballos, que era por mayo, 
  
sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra, 
  
y me traían, ay, tierra mía, 
  
desde mi Cádiz el mismo son... 
  
El son de los Puertos, dulzor de guayaba, 
  
calabazas, huertos...  
  
Aún pregunto quién me lo cantaba... 
Que tengo un amor en La Habana 
  
y el otro en Andalucía, 
  
no te he visto yo a ti, tierra mía, 
  
más cerca que la mañana 
  
que apareció en mi ventana 
  
de La Habana colonial 
  
tó Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero... 
  
Y verán que no exagero 
  
si al cantar la habanera repito: 
  
La Habana es Cádiz con más negritos, 
  
Cádiz, La Habana con más salero. 
                       
 
Verán que tengo mi alma en La Habana 
  
no se me puede olvidar, 
  
canto un tango y es una habanera, 
  
la misma manera 
  
tan dulce y galana y el mismo compás. 
  
Por la parte del Caribe así se escribe 
  
cuando una canción de amores, canción tan rica,  
  
se la dedican los trovadores 
  
a una muchacha o a una ciudad... 
  
Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico 
  
por qué te canto este tango que sabe a mango, 
  
de esta manera esta habanera 
  
de piriñaca y de Carnaval... 
  
Son de chirigota, sabor de melaza, 
  
Guantánamo y Rota... 
  
¡Que lo canta ya un coro en la plaza 
Antonio  Burgos   
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CADIZ.

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