En la Cima del Monte Thabor.Ecrins al fondo.
Valle
de Muandes, Monte Thabor, Lac de Peyron, Valle Etroite, Le Savoir y Modane
05-08-2005.
Tiempo efectivo 9:15
h.
Sol.
Bastante fácil.
Travesía.
Uno de los grandes inconvenientes de una Alta
Ruta reside en los pasos obligados por los fondos de los valles. Hay que perder
una buena parte de la altura que con tanto esfuerzo has ganado, para bajar
hasta el fondo sabiendo que, de inmediato, tendrás que salir en ascenso, pacientemente,
mediante ímprobo esfuerzo, para recuperar la altitud normal de la marcha. Resulta
muy costoso, pero hay que contar con ello.
Mapa de Monte Tabor a le Lavoir procedente del IGN. francés. Vía en verde.
Mapa de le Lavoir a Modane procedente del IGN. francés. Vía en verde.
El día 5 de Agosto es viernes y comienza a las seis menos cuarto.
Despierto a Juan que ya está medio despierto y en el comedor que está casi
vacío desayunamos, recogemos los bártulos y nos echamos a la calle a las seis y
media de la mañana.
La previsión del tiempo lo anunciaba: tenemos una espléndida mañana y
nos va a ir muy bien ya que tenemos un tajo interesante para hoy.
Refugio de Drayers desde el primer resalte al Col de Muandes.
Bajamos en un momento al Pont de Pierre e iniciamos el ascenso en
dirección este-nordeste subiendo un primer resalte junto al torrente por el que
desaguan los Lacs de Muandes y de la Madeleine.
Lac de Muandes.
Desde el rellano cubierto de verdura fotografiamos el refugio con la Pointe des Banchets y
proseguimos hacia arriba por medio de un amplísimo puerto alpino en el que no
localizamos el Lac Long puesto que queda un poco más al este de nuestro camino,
pero pasamos junto al Lac Rond situado a 2446 metros de altitud.
Lac Superior de Muandes.
Hacemos alguna fotografía y proseguimos adelante ganando altura
paulatinamente y a buen ritmo. El valle además de ser amplio es largo.
Poco más arriba el camino se adentra en una zona con menos verdura y
se empina ligeramente. Van delante de nosotros cuatro montañeros que no llevan
mal ritmo pero nosotros a la sombra de la mañana, cuando el camino comienza a
ascender con cierta consistencia cerca del collado, les ganamos terreno.
Lacs en la Vertiente Oeste del Col de Muandes.
Llego al Col des Muandes situado a 2828 metros de altitud
cuando son las ocho y media de la mañana. Son dos parejas de frenceses un poco
más jóvenes que nosotros y les pregunto por el Lac de Peyron, les Chances de Peyron
y el Col des Meandes. Ellos sacan su mapa pero no conocen con suficiente
claridad el asunto.
Desde aquí tenemos dos opciones. Una consiste en seguir el GR 57. que
transita la arista y que asciende prácticamente al Monte Thabor para bajar al
Col de Meandes, Les Chances y Luego al Lac de Peyron y la otra consiste en
descender sin camino a través de unos lagos que localizamos perfectamente para
remontar después por el Vallon du Diner hasta el Col des Meandes para lo que
hay que mover menor desnivel.
No localizan con claridad el Grand Seru y nosotros no confiamos en
nuestra buena orientación ya que hay dos valles paralelos de ascenso y si los
confundimos el embarque puede ser considerable. Así que optamos por la vía
segura.
Desde le Roche du Chardonet la Arista Sudoeste de Thabor.
Los dejamos en el collado e iniciamos el ascenso de la arista norte de
la Roche du
Chardonet situado a 2950
metros de altitud siguiendo un camino muy transitado.
Voy delante y pongo ritmo iniciando inmediatamente el descenso hasta
el próximo Col de Valmeinier un poco en dirección este.
En el descenso encontramos a un grupo de militares similar al del día
anterior que vendrán tras nosotros.
Desde el Col de Valmeinier hacia atrás el Col de Muandes.
Llegados al collado pasamos a la cara oeste de la arista puesto que la
misma se yergue muchísimo para coronar el Roc de Valmeinier. Hemos de perder
unos metros de altitud a través de un caos metamórfico en el que de cuando en
cuando se difumina el camino para atravesar un sombrío rellano en el que se
debe asentar un pequeño glaciar ya inexistente e iniciar el ascenso hasta alcanzar un collado en la arista sur de
Monte Thabor, situado alrededor de los 2950 metros de altitud,
en el que pasamos a la soleada vertiente este.
Estamos muy próximos a la cabecera del primero de tres valles
paralelos en los que se situaba nuestra
duda aunque se relacionaba más con los otros dos.
Ascendemos suavemente rodeando la cabecera para no perder altura y
girando suavemente por un terroso y ocre camino que se está deshelando con el
sol y comienza a hacerse resbaladizo, para alcanzar una amplia silla plana en
la arista que separa a este valle del inmediato situado al nordeste.
Hemos pasado sobre otro inexistente y diminuto glaciar asentado en la
profundidad del naciente barranco y aquí en el rellano hay un camino que deja
de ascender y se marcha suavemente hacia abajo en dirección sudeste pero no veo
las balizas que traemos durante todo el camino.
Desde el Casquete Somital de Thabor el col de Muandes y atrás Ageneaux, Ecrins y Meije.
Vencemos la tentación de dejar aquí las mochilas para ascender al
Thabor pues a Juan le apetece y continuamos para arriba por una ladera terrosa
y algo inclinada en la que el camino sigue bastante bien trazado.
Hay que ascender alrededor de 150 metros de desnivel
para alcanzar en dirección norte la loma
este del monte.
Ya en la loma el camino se dirige hacia la Capilla de Monte Thabor en
la que hay unos mulos con sus muleros correspondientes y concluimos rápidamente
en que el camino que han utilizado para subir, y no ha sido el nuestro, debe
ser muy fácil. Dejamos las mochilas a la vista de la capilla y en mangas de
camisa nos vamos hasta la punta que está
200 metros
más atrás azotados por un viento que no sabemos si es más fuerte que frío. Casi
se nos hace fresco y eso que hemos llegado con cierto calor y perdemos poco
tiempo en contemplar el paisaje y posar para que nos hagan una fotografía.
Estamos a 3178
metros de altitud en una cima no prevista cuando son las
nueve y media de la mañana. Hemos subido a muy buen ritmo quemando más
distancia que desnivel y esperando que la elección haya sido acertada.
Volvemos sobre nuestros pasos y en unas rocas que ofrecen cierto
abrigo, al lado de donde hemos dejado las mochilas, nos ponemos a almorzar al
sol y al viento tras abrigarnos un poco.
Comemos un poco de embutido y queso con pan, unos frutos secos y un
poco de chocolate que mezclamos con la duda de cuál será el camino de descenso.
Col de Meandes, Gran Seru, lac de Peyron y atrás la Plagnette.
Veinte minutos después, no apetecía demasiado dilatar el descanso,
continuamos con el descenso e inmediatamente salimos de dudas entre nuestro
camino que es el que arranca de aquí arriba y el que habíamos desechado poco
más abajo, que se va por la orilla derecha del valle que vamos a descender.
Desde el Col de Meandes la Valle Etroite.
El descenso bastante consistente se realiza primero por una loma que
se convierte en pared casi de inmediato
y que en dirección sudeste transita una ladera de tierras ocres hasta que
alcanza un resalte en el que aparecen las rocas metamórficas y en el que un
bien trazado camino salva un tramo bastante vertical de pared, para
arrellanarse seguidamente en el plano y amplio Col des Meandes situado a 2727 metros de altitud.
Desde el Praderío de Peyrón el Col de la Valle Etroite.
Un cartel indicador perfectamente situado nos saca de dudas. No hay
que hundirse con el valle que desciende casi al sur, hay que ir en horizontal y
en dirección este para dejar a nuestra
derecha los verticales paredones de la cara norte del Grand Seru pues Les
Chances de Peyron son una enorme pedrera situada bajo la cara norte del pico y
que hay que transitar en horizontal prácticamente para luego girar casi 180
grados y descender al Vallecillo de Peyrón donde se asienta el lago, pues el
camino transita por encima de los paredones de la orilla sur del mismo.
Lac de Peyron y Thabor al fondo.
Ahora lo vemos todo claro y se hace realidad, una vez más, el refrán
que dice eso de que “después que le vi el culo, conocí que era hembra.”
Lac de Peyron.
El Lac de Peyron está a 2450 metros de altitud
y se asienta en la zona sudeste del Vallon de Peyron que hemos de atravesar en
dirección norte una vez que hayamos rodeado el lago por su orilla norte, lo que
significa una considerable vuelta para no perder demasiado desnivel en el caso
de ir de frente hacia el Col de La Vallee Etroite y pasar el Vallon de la Dame.
El camino resulta pestoso pues a pesar de las buenas intenciones es un
continuo sube y baja sorteando una multitud de minúsculos promontorios
sembrados por todo el rellano
Lagunilla de la valle Etroite. Atrás Peclet-Polset.
Con todo ello se conforma un camino que en general discurre en
dirección este- nordeste y que, por fin, nos deposita en el pacífico, alargado
y verde Col de la Vallee
Etroite a 2435
metros de altitud.
Son las doce menos veinticinco, ya hemos entrado en calores a esta
altitud y la jornada marcha bien.
Sin detenernos en absoluto seguimos con el camino que desciende
suavemente y en dirección nor-nordeste. Enseguida y a nuestra izquierda
localizamos el Refugio de Monte Thabor situado en la orilla izquierda del
valle.
Era un refugio que no pensábamos en utilizar, mucho menos, después de
que localizara en internet que se había quemado durante este pasado invierno.
Ahora el aspecto que presenta desde el camino es un tanto siniestro.
El camino que llevamos coincide con la poco transitada pista que
conduce hasta el refugio y con ella nos vamos hacia abajo a través de una suave
ladera vestida de verdura.
Vertiente Nordeste del Col de la Valle Etroite de camino a le Lavoir.
Poco a poco la pista va mejorando y alcanzamos las primeras cabañas
pastoriles y enseguida otras que si fueron pastoriles ahora están perfectamente
rehabilitadas y mucho me equivocaría o son utilizadas como alojamientos de
turismo rural. Las que hay en Le Plan a 2150 metros de altitud
así lo indican pues hasta ellas llega pista.
El camino se convierte en pista hacia le Lavoir y Modane.
Nosotros vamos para abajo tranquilamente y nos introducimos en el bosque mixto debido
a la presencia del recién nacido Barranco de Charmaix. Poco después pasamos
junto a una pequeña presa a la que llegan algunos coches y enseguida, mediante
un corto y fuerte descenso, alcanzamos el aparcamiento de Le Lavoir situado a 1923 metros de altitud.
Una carretera asciende hasta el refugio que es un vetusto y sólido
caserón con el aspecto de una vieja hostería de baños mineromedicinales.
Es la una menos diez y estamos en el lugar en el que teníamos previsto
terminar la jornada, pero prácticamente sin hablar hemos acordado proseguirla
con la intención de bajarnos hasta Modane; así que, ni siquiera subimos a ver
el refugio, cogemos la carretera y nos vamos hacia abajo por el
estrangulameinto en el que coinciden barranco y carretera: el barranco bajará
por la izquierda y la carretera por su orilla derecha.
Vamos buscando un lugar con agua para luego parar en una buena sombra
y enseguida encontramos ambas cosas en un barranco subsidiario del principal
que baja de la ladera derecha aproximadamente desde la zona de La Jeu.
El barranco está fuertemente escalonado y vestido de enormes placas de
pizarras y diversos materiales metamórficos que son los materiales rocosos
básicos de la zona. Accedemos al mismo por un paso estrecho y en unas placas
lisas en mitad del barranco y a la sombra de alisos y sauces nos sentamos.
Lo primero será remojarse los pies que agradecerán el agua fría. Juan
se queja de los suyos y no suele hacerlo. El esparadrapo ancho que siempre
llevamos está empezando a hacer un buen servicio.
Luego vendrá la comida totalmente relajada y fuera de los calores del
mediodía y el reparador descanso puesto que nos queda un largo descenso que
imaginamos caluroso.
Comemos casi todo lo que nos queda puesto que en Modane compraremos lo
que nos apetezca; mientras tanto, recuerdo los diversos días en los que la
comida fue sencillamente escasa ya que la comida abundante pesa mucho
Casi se nos hace fresco al final cuando decidimos calzarnos, recoger y
continuar con el descenso. Son las dos menos diez.
Media hora más tarde, siguiendo carretera abajo alcanzamos la Estación de Esquí de
Valfrejus y comienzan nuestras dudas acerca del mejor camino a seguir.
Preguntamos pero finalmente terminas embarcándonos. Queriendo salir de
la carretera nos metemos en un camino que aproximándose al barranco termina por
cerrarse por lo que hemos de volver un poco sobre nuestros pasos y tomar una
pista que nos lleva a la preciosa iglesia de la estación.
Luego nos saltamos unas vallas que impiden el paso debido a unos
desprendimientos que están reparando y continuamos por un vetusto y sombreado
camino que termina por coincidir con la carretera a 1480 metros de altitud.
Cansados de evitar la carretera decidimos finalmente bajar por ella
hasta alcanzar la zona de las vueltas numeradas que serán alrededor de una
docena.
Modane allá abajo y el valle de salida hacia los Chalets de Polset.
Hace calor, el sol pesa, pero hemos puesto la marcha de resistencia y
ni siquiera tratamos de localizar el viejo túnel por el que discurre el camino
como procedimiento de evitarnos algunas vueltas.
Se alarga la carretera pero finalmente alcanzamos la autopista que se
va a introducir en el Túnel de Frejus. Está vallada y nos ofrece paso por debajo
de la misma, lugar bastante escarpado pero recorrido por una pista que baja
hasta el pueblo.
Cinco minutos después alcanzamos las primeras casa del pueblo y tras
cruzar bajo las vías del ferrocarril por un paso subterráneo para peatones
alcanzamos la calle principal en el lugar en el que termina Fourneaux y
comienza Modane. Son las cuatro y cuarto por lo que la bajada extra nos ha
costado dos horas y cuarto.
Modane, sobre los 1062
metros de altitud o algo menos, nos recibe con un calor
propio de una media tarde de verano como ésta a la que le aportamos nuestro
cansancio, propio de una larga jornada. Pero todavía tenemos tarde y tajo para
la misma.
Caminamos hacia el este en suave ascenso por la carretera que es la
calle principal y enseguida alcanzamos la plaza donde se encuentra la estación
de autobuses y ferrocarriles pero en esta ocasión nos interesa la Oficina de Turismo que
está en medio de ambas.
Queremos localizar algún albergue para pasar la noche y encontrar
algún supermercado para comprar.
Enseguida nos atiende una azafata italiana que habla bastante Español.
Nos dice que trabaja por cuenta del Parque Nacional de la Vanoise y lo conoce
bastante bien pues estamos de acuerdo en que el Refugio del Roc de la Peche es muy caro y que el
Refugio Peclet-Polset se ha quemado este invierno.
Pero lo más importante es que nos localiza un bungalov en el cámping
de la ciudad al módico precio de 12 euros por persona, con lo que liquidamos
uno de nuestros problemas; aunque yo, y teniendo en cuenta el día y la altitud
a la que estamos, no hubiera tenido ningún problema en vivaquear en la zona de
escalada en la que dormimos el día del avituallamiento puesto que el lugar
ofrecía bastante abrigo.
No terminan aquí sus bondades puesto que se ofrece a telefonear al Cabaña
de La Leisse
y, tras varios intentos fallidos, a otra cabaña en Pralognan La Vanoise para el día
siguiente que será sábado y los refugios pueden estar muy concurridos.
Además nos indica una zona con dos supermercados. Estamos un buen
rato, casi una hora, en la
Oficina de Turismo pero nos merece la pena.
Hemos de volver hasta pasar de nuevo bajo las vías del tren y tomar la
carretera D 215 hasta el desvío al cámping. Allí me quedo yo con las mochilas
mientras que los socios continúan adelante hasta el supermercado.
Tardan bastante tiempo que yo aprovecho para recoger el pan que hemos
comprado en una panadería, por si acaso, y me pongo al día con los apuntes para
la memoria. Cuando llegan yo ya he localizado el cámping que se encuentra muy
cerca de aquí.
A las seis y cuarto entramos en el Cámping Sapiniere y enseguida nos
conducen al bungalov en el que hay dos francesas a las que maldita
la gracia que les hace compartirlo con desconocidos. Luego, cuando
reflexionemos sobre los servicios y el precio nos daremos cuenta del por qué
las francesas están moscas, nosotros también y es que han hecho un buen negocio
con nosotros. Nos cobran 12 euros a cada uno.
El bungalov está cochambroso, es pequeño como todos y hay que ir a por
agua, al aseo y a todo fuera.
Hacemos media colada que casi se secará al sol de la tarde y tomamos
una reparadora ducha. Mientras dejamos que transcurra la poca tarde que nos
queda inventarío la jornada que finalmente se ha teñido de optimismo.
Hemos subido 1165
metros y hemos bajado la burrada de 2283 metros . Para ello
habremos caminado a lo largo de 33’5 kilómetros como poco y en ello hemos
empleado nueve horas y cuarto aunque se hayan desarrollado a lo largo de casi
doce horas, la compra, la
Oficina de Turismo y la comida ya se han llevado tres horas.
Sobre las ocho menos cuarto comenzamos una pantagruélica cena. Nos
cenaremos casi los 12 euros que han invertido en el Intermarché: Aceitunas, dos
latas de judias con mucha salchicha, bonito, tomates, madalenas, fruta y leche.
Yo no puedo con tanto como mis socios pero colaboro. Además bebemos, bebemos
como camellos después de atravesar el desierto.
Al final serán las nueve de la noche cuando nos metamos en las camas
liquidando así un día interesante. La noche que queda por delante va a ser
cálida y se nos va a hacer calor a pesar de dormir con la ventana abierta. Pero
no será mayor problema que irse aligerando de ropa conforme el termostato lo
mande. De cualquier forma disfrutaremos de una noche agradable además de
reparadora.
Puedes ver más fotos.
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