Montañesa desde la Collada.
30-04-2011.
Salida 09 h. Llegada 14 h.
Niebla.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa de Montañesa procedente de Prames. Vía en amarillo.
Siempre
hay razones para marchar al monte pero de cuando en cuando hay más. Hoy es uno
de esos días y a pesar de que el tiempo anunciado es más propicio para hacer
salidas con ida y vuelta a casa en el día, nos vamos con la intención de pasar
fuera todo el largo fin de semana.
Es
30 de Abril de 2011 y van a ser las nueve y media de la mañana cuando aparcamos
en la Collada
a 1548 metros
de altitud. Para ello hemos madrugado un poco, pasado la Guarguera en soledad,
echado un poco de gasolina en Ainsa por si acaso y llegados a la Espuña nos hemos alargado
hasta Ceresa y tomado la pista, que en regular estado y tras alrededor de 5 kilómetros , nos ha
depositado aquí en medio de nieblas altas.
Montañesa desde la pista.
Hay
un camión del ejército y nos hemos cruzado con un jeep. Están, buscando al
montañero de Zaragoza que está desaparecido desde el sábado pasado.
Un
camino perfectamente indicado parte de la misma Collada y se adentra en el
pinar avanzando en muy suave ascenso en dirección sudeste. La mañana está
estupenda pero hay demasiadas nieblas y evidentemente muchas más de las que
esperábamos a esta altitud.
Por
camino conocido pues lo hemos recorrido en un par de ocasiones vamos al
encuentro del Corredor Nordeste de Peña Montañesa, en el que nos introduciremos
enseguida de iniciada la marcha y en el momento que al pinar le desaparece el manto verde y se aclaran los
pinos bajo el empuje de las piedras calizas.
En
dirección sur avanzamos por la orilla izquierda del amplísimo corredor
aprovechando las partes firmes todavía del pedregal, lugar en el que el camino
serpentea cómodamente al amparo de los pinos negros que se elevan por la orilla
del corredor.
Las
nieblas nos velan las paredes que sabemos nos esperan más arriba pero
conocedores del asunto ascendemos con el camino siempre por la orilla izquierda
del corredor que poco a poco se va estrechando, encontramos un joven sarrio
muerto con un golpe en la cabeza y enseguida alcanzamos el amplio estrangulamiento del corredor,
momento en el que el camino se va en busca de unas gradas rocosas por las que
ascendemos cómodamente unos metros más.
Estamos
sobre los 1900 metros
de altitud cuando finalmente hemos de comenzar el tránsito por los materiales
sueltos del corredor, momento en el que divisamos el tercio superior del mismo
y comprobamos que no tiene ni una sola mancha de nieve.
Todavía
ascendemos unos metros por un crestón lateral y unos metros pegados a las
paredes pero finalmente hemos de hacer una travesía para salir del corredor que
muere en las paredes e introducirnos en el ya estrecho corredor que en
dirección prácticamente oeste nos ha de llevar al collado.
Progresamos
buscando los materiales más firmes de la orilla derecha del mismo pues se puede
elegir camino, todo menos los trillados de descenso por los que la subida es
una completa insensatez.
Las
nieblas solamente nos permiten ver las paredes próximas, nos muestran los
verticales paredones que defienden la inaccesible parte sur del mismo y
haciéndose un pelín pesado nos vamos hacia la parte norte de mismo una
treintena de metros más alto que la zona más deprimida.
Son
las once menos veinte cuando alcanzamos el Collado de peña Montañesa situado
sobre los 2150 metros
de altitud. Débiles rachas de brisa nos permiten localizar un paisaje conocido
pero de manera demasiado intermitente nos indican que este no va ser un día
para el disfrute visual. Más bien hay que andarse “al loro” en terreno conocido
y no moverse si se desconoce.
Balizas
y citas de piedras nos reorientan al
noroeste y ya en la vertiente sur un corredor que se origina paralelo al
collado nos eleva unos metros. Salimos
del mismo con algunos apoyos de manos por no buscar mejor camino y alcanzamos
el casquete somital del pico en el que un ramillete de sendas nos conducen
suavemente a la Cima
de Peña Montañesa situada a 2291
metros de altitud.
Son
las once y media de la mañana y sin otra compañía que las nieblas y algunas
pequeñas manchas de nieve de la noche anterior nos sentamos a almorzar y a
esperar a ver si llegan las voces que hemos oído en el collado y que se iban a
buscar la arista oeste.
Nos
abrigamos pues hace fresqui medio sudados y veinte minutos después llega un
cuarteto. Son de Graus y charlamos un poco especialmente con uno de ellos
casado con una chica de Sabi que conocemos.
Ellos
se volverán al Monasterio de San Vitorián y nosotros nos vamos hacia la
Tuca. Son las doce de la mañana cuando nos
vamos para abajo por el camino de
ascenso y en a la altura del collado proseguimos corredor abajo en dirección
sur. No tiene ningún interés el tema pues solamente vemos una cincuentena de
metros a nuestro alrededor pero… la esperanza nunca se pierde.
Un
caminillo lleno de citas nos invita a abandonar el corredor e iniciar hacia el sudeste el tránsito bajo
las agujas que accidentan la arista cuando nos encontramos sobre los 2100 metros de altitud.
Agujas en el Collado de Montañesa.
Creo
recordar que en algún momento el camino se abría: una rama se iba al sur al
encuentro del camino de San Vitorián y la otra proseguía al oeste en ascenso
hacia la Tuca.
Localizamos
a un grupo de militares que vienen hacia nosotros desde el espolón oeste de la Tuca , aproximadamente en el
lugar por el que ascendiéramos la vez anterior, y tratando de no perder el
camino terminamos perdiéndolo, o al
menos así lo suponemos, puesto en busca de proseguir por la base de las paredes
lo hacemos hasta terminar encaramándonos en la arista con algún apoyo de manos.
Puede
ser un nuevo camino para nosotros pero para ello habrá que deshacerse del
torreón que nos cierra el paso.
Desde
la brecha en la que nos encontramos una estrecha vira se introduce
horizontalmente en la cara norte faldeando el torreón y depositándonos en una
pedrera medianamente inclinada en la que hay algunas trazas de sendero
difícilmente visible por culpa de las nieblas.
Podemos
retornar a la arista por cualquier punto de la pedrera pero la atravesamos en
horizontal hasta encontrar un crestón de materiales firmes que nos permite
ascender cómodamente y que nos conduce a las inmediaciones de la cima sin
dificultad alguna.
Son
las doce y cuarto de la mañana cuando alcanzamos la Cima de la Tuca situada a 2267 metros de altitud.
Echamos
un trago, nos vamos hacia la parte oeste de la amplia y plana cima,
contemplamos una manada de sarrios que juega con nosotros al escondite entre
nieblas y esperamos a ver si nos toca la moto.
Montañesa desde la Tuca.
Al
rato llega el grupo de militares que ha venido tras nosotros, nos pregunta por
la vía normal de ascenso y sintiéndolo mucho no podemos precisarles puesto que
las nieblas ni nos permiten dar referencias ni nos permiten ver con seguridad.
Son seis pero debajo de la pared, en un abrigo, se han quedado un montón más.
Alrededor
de la una nos vamos para abajo por el mismo camino. El grupo de militares lo ha
hecho unos minutos antes y pasada la brecha nos introducimos en la pared sur y
pasando junto al abrigo en el que se encuentran alrededor de veinte militares
nos vamos para abajo junto a las paredes hasta que alcanzamos el camino que
flanquea los torreones por el sur.
Remontando hacia el Collado de Montañesa.
No
queda más que seguirlo y enseguida comienza a ascender suavemente para
incorporarse al corredor. Nosotros proseguiremos el ascenso por la orilla
izquierda del mismo es el que una serie de gradas entre afloraciones de
pratenses nos permiten un ascenso cómodo.
Siguiendo
por las gradas nos llegamos a la parte más baja del Collado de Montañesa, lugar
defendido por verticales paredones y desde el que no se puede alcanzar la
pedrera del Corredor Nordeste.
Hacemos
alguna foto con poca visibilidad, recorremos horizontalmente unos metros sobre
las paredes e introduciéndonos de nuevo
el corredor por el que hemos subido alcanzamos la parte alta del collado
mientras contemplamos a otro grupo que está rapelando corredores tratando de
localizar al montañero desaparecido.
Iniciando el descenso del corredor.
Seguidamente
tomamos la cabecera del Corredor Nordeste de Peña Montañesa y tras atravesarlo
hacia su orilla izquierda nos montamos en las pedrizas y nos vamos para abajo
tranquilamente.
Paredes del Collado de Montañesa.
Resbalamos
todo lo que podemos de pedriza en pedriza, unos tramos son mejores que otros
pero saltamos de uno a otro para bajar lo más cómodamente posible.
Pasado
el quiebro del estrangulamiento del corredor una enorme pedriza nos permite
descender 200 metros
por el centro del mismo y nos deposita en el camino ya en la parte inferior del
mismo. El corredor tendrá alrededor de 500 metros de desnivel y
con nieve se hace de fábula. Este año ha desaparecido totalmente a causa de la
falta de nevadas primaverales.
Las
nieblas se han quedado a medio corredor y hacia abajo quiere gotear. Terminamos
llegando al coche al trote pues llueve. Son las dos y media de la tarde.
Solana.
Detalle en la Sur de la Solana.
Charlamos
con los militares y con un grupo de boisescauts que vuelven de la búsqueda del
montañero y tenemos que comer dentro del coche pues no nos apetece nada
mojarnos con el programa que tenemos por delante. Vamos a tener tiempo más que
suficiente para descansarnos de los 975 metros de desnivel que hemos movido.
Queremos
ir a Cotielleta y para ello, como aquí no tenemos nada que hacer, nos vamos
pista adelante hacia el Collado Cullivert.
Hay
9 kilómetros ,
de los cuales haremos alrededor de 7 con el coche. Luego y aprovechando que ha
cesado la lluvia nos vamos a dar un paseo y a la vez reconocer el terreno.
La pista se convierte en camino y
en media hora nos deja en el amplio y verde Collado Cullivert situado a 1450 metros de altitud.
Hemos
visto el pinar que viste el inicio de nuestro camino y el granizo que cubre la
loma desde muy abajo. La cabaña cuenta con un grupo que ha venido a pasar el
fin de semana pues por esta parte se sube en coche desde Viu.
Prímulas elatior.
Charlamos
con uno de ellos que conoce el terreno y sin más nos damos la vuelta; el cielo
sigue amenazante y terminaremos llegando al coche al trote pues vuelve a llover.
Lloverá,
granizará… podríamos volver hasta el Refugio de la Fuente la Guega pero nos
quedamos aquí.
Para ver más fotos.
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