Pista de Güé, Corona de Senegüé y Arista
Sur. Descenso por la pista de Servicio contra Incendios a la Corona de Senegüé.
30-12-2020.
Salida 10:15 h. Llegada 17:15 h.
Mixto.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Este
final de Diciembre de 2020 es de nieves: una borrasca detrás de otra ha dejado
nieve hasta en Sabi. La meteorología es muy adversa por arriba, también por
aquí y a pesar de ello nos vamos a ir a despedir el año en el monte aunque haga
mal tiempo.
Hoy
es día 30. A las diez recogemos a Juan y a las diez y cuarto hemos entrado a la
Pista del Campamento de Güé, poco más adelante del Puente de Aurín, que han
limpiado hasta la Nave de Custodio. Estamos a 820 metros de altitud y a pesar
de que hay una vieja huella de coche aparcamos y comenzamos a foquear sabiendo
que la jornada puede resultar algo durilla.
En
la ocasión anterior en que subimos a Güé con esquís nos prometimos no volver
pero es tan difícil que se den condiciones para subir a estas cimas tan bajas y tan poco usuales
para los esquís que hoy caemos en la trampa y lo sabemos los tres.
“Nebusquia”
un poco y las nieblas nos esperan en el Rellano de Güé cuando comenzamos a
foquear en suave ascenso al norte. Alcanzada la Corona de Güé foqueamos la rectilínea pista que la
atraviesa por medio, también en suave ascenso, hasta que, alcanzada la parte
alta de la misma a 970 metros de altitud la abandonamos para tomar el camino
que asciende por la vertiente sur del pico.
Hay
que ir adivinando el camino que serpentea primero por un robledal muy claro
pues a pesar de que hay una vieja huella de esquís que reconocemos por el corte
en la nieve, se encuentra cubierta de un palmo de nieve nueva que la hace
prácticamente irrelevante; pero subimos tirando de conocimiento. La huella
terminará en el rellanito bajo Santa Lucía y nos dejará a nuestro libre albedrío.
Entrados
al pinar con pinos vestidos completamente de blanco, el espesor de la nieve
polvo aumenta paulatinamente y Juan se harta de tirar nieve de las ramas bajas
de los pinos y de los bojes que se han acostado en el camino para proseguir
trabajosamente para arriba.
Hemos
echado tres cuartos de hora en la pista y hora y cuarto más para alcanzar el Rellano
de Santa Lucía situado a 1360 metros de altitud. Nieva débilmente y las nieblas
dificultan la localización de nuestra ubicación, lo que no es mayor problema
pues conocemos perfectamente el asunto.
Llanearemos
un cuarto de hora en busca del resalte
somital, perderemos en algún momento el camino pero finalmente y tras una hora
más de pesado foqueo alcanzaremos la pista que llega a cima.
Es
la una y cuarto cuando alcanzamos la Cima de Güé situada a 1579 metros de
altitud. El Observatorio contra Incendios esta forrado de hielo y a una
distancia prudencial del mismo nos paramos a echar un bocado aprovechando un
tenue resol que quiere romper las nieblas. El rato al abrigo de los bojes es
aceptable pues ya no nieva.
No
hay paisaje que fotografiar y alrededor de las dos iniciamos el descenso.
Deberíamos volver por el mismo camino tratando de aprovechar nuestra huella
pero con la esperanza de deslizar algo sobre la pista bajaremos por ella.
Sabemos
que no va a ser ningún chollo pues
esperamos deslizar poco debido a su poca pendiente y enseguida nos damos cuenta de que deslizar
será más una ilusión que otra cosa y habrá que foquearla de arriba abajo
desbloqueando taloneras, lo que no será ninguna tonterías pues si el ascenso
tendrá alrededor de 6 kilómetros, el descenso se irá casi a los 10 kilómetros.
Juan
ha subido delante haciendo huella y nosotros detrás haciéndonos la nuestra pues
ya se sabe que con esta nieve tan profunda las raquetas sirven de poco para los
esquís y me encuentro bastante cansado: el descenso será un largo martirio en
el que emplearemos más tiempo que en la subida.
A
duras penas deslizaremos una larga rampa orientada al oeste con pendiente
moderada y ni siquiera supone gran alivio tratar de deslizar de segundo tras
las huellas del que foquea delante. Incluso hacemos un par de paradas parta
beber y así me dan un descansillo.
Alcanzamos
la pista que sube hasta el Pozo de Gas y remontamos una veintena de metros por la misma sin necesidad de poner pieles
para cerrar el bucle que hemos abierto a la subida.
El
espesor de la nieve ha disminuido conforme hemos ido bajando y aquí contamos
con nuestra huella de subida que nos facilitará un ligero deslizamiento pero remando como
condenados a galeras. Únicamente por debajo de la corona la pendiente de la
pista nos permite deslizar bastante bien pero con las piernas tan cansadas
sigue siendo un suplicio que finiquitamos a las cinco y cuarto: “joderse con el
pow.”
Terminamos
con ganas infinitas una jornada en la que hemos acumulado un desnivel modesto
de 750 metros pero con un recorrido importante de 16 kilómetros sobre una nieve
profunda en la que no se aconseja moverse si no se trata de un equipo potente
que vaya relevándose en la dura tarrea de abrir huella.
Con
esto finiquitamos nuestro 2020 en el que a pesar del Covid y todas sus
zarandajas, hemos acumulado un desnivel
de 86600 metros con un total de 86 jornadas lo que promedia 1000 metros por
salida que no esta nada mal para nuestros maltrechos bodys y nos sentimos
afortunados.
Solamente
nos queda desear salud para todo el mundo en el ya inmediato 2021 pues monte
queda para no acabarlo.