En Punta Custodia.
Fanlo,
Cuellos Arenas y Gordo, Peña Custodia y Punta Custodia.
20-11-1994.
Salida 08:45
h. Llegada 18 h.
Sol.
Muy
fácil.
Ascensión.
Pilar
y Miguel Bandrés, Benja y Francisco España, Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano
Javierre.
Mapa de Custodia prodecente de Iberpix. Vía en amarillo.
Nos habíamos pasado casi todo el
Otoño esperando que fuera el tiempo bueno y que nevara por arriba para hacer la
Sierra Custodia y poder contemplar Ordesa
como nos gusta y la verdad es que tuvimos que esperar bastante, pero al final,
el 20 de Noviembre sale uno de esos días de los que de tan buenos solamente entran tres en media docena. En
este Otoño había llovido a gusto.
El personal se apunta, quedamos para
salir a las siete y cuarto y nos levantamos a las siete menos cuarto, a una
noche de sebo. Marchamos con Pilar en nuestro coche y Miguel con Benja y
Francis en el suyo; así hablarán de futbol.
Llega el día por Biescas, luego
Cotefablo iluminado, Broto y en Sarvisé 12 kilómetros de pista asfaltada hasta
Fanlo.
Aparcamos frente a la Caseta de
Turismo y a las nueve menos cuarto salimos
en dirección norte por camino conocido y balizado con rayas rojas,
pasamos las eras y bajamos al encuentro de la pista que sube desde Nerín.
Cruzamos la pista y tomamos el viejo camino que conduce a Góriz. Estamos a 1270
metros de altitud y tenemos mucho que subir.
Bajo Cuello de Arenas. 8-7-15.
Entre bojes, aliagas, espino albar y
pinos silvestres ganamos altura incorporándonos al Desagüe del Barranco de la
Valle y por su margen izquierda continuamos
sobre margas meteorizadas, para abandonarlo tan pronto como el camino
comience a virar al este-noroeste.
La mañana es cálida y el repecho
interesante, suerte que subimos a la sombra. Un poco más arriba transitamos ya
exclusivamente entre arbustos sobre el extremo de un vago espolón que se
difumina en un amplio lomo de lapiaz calizo poblado de bojes y genistas entre
los que empieza a serpentear indeciso el camino, para arrellanarse poco más
arriba cuando aparece la pradera alpina.
Nos aproximamos a la pista ya con el
sol en nuestros ojos y en una escorrentía del Plano Tripals llenamos las
cantimploras y paramos a almorzar cuando son las diez y cuarto.
Tres Marías y la Suca desde Cuello Arenas.
Media hora después reemprendemos el
camino por la cuidada pista que nos conduce al Cuello Arenas desde el que la
vista de las Tres Sorores es majestuosa.
La Arista de las Tucas desde Cuello Arenas. 8-7-15.
Estamos casi a 1900 metros de
altitud, dejamos a nuestra derecha una cabaña pastoril, un pluviómetro y una
pértiga para medir la innivación y
seguidamente abandonamos la pista que prosigue hasta Torla para adentrarnos
praderío adelante y en dirección norte
hacia el Cuello Gordo, llevando a nuestra derecha el Nacimiento del Barranco de
la Pardina.
Las enormes dimensiones de la
altiplanicie que transitamos engañan y se nos hace largo. Casi al final
encontramos el Land Rover de Icona que ha subido de vacío.
Cañón de Ordesa desde Cuello Gordo.
A las doce y cuarto llegamos a
Cuello Gordo, hemos subido casi 1000 metros. Paramos un poco y contemplamos el
Cañón de Ordesa cuyo fondo queda allá abajo. La imagen es impresionante a pesar
de ser bastante conocida, lo que en modo alguno le resta encanto y es que se
trata de uno de los momentos interesantes de Ordesa si puede afirmarse esto; ya
que Ordesa carece de momentos no interesantes,
hoy con la nieve a 2400 metros de
altitud y con un día espectacularmente luminoso.
Con el Cilindro y el Perdido desde Sierra Custodia.
Tomamos dirección este y nos subimos
hasta la Punta Custodia Sur O Peña Custodia con 2405 metros de altitud. Es la
una y comemos. Francis y Biola han subido delante como motos. Esto marcha y además llevamos un mes sin novedad.
Biola en Custodia.
Alrededor de las dos y diez, comidos,
los cuatro jóvenes se quedan y los tres mayores nos vamos por la cresta nevada
en dirección norte hacia la Punta Norte de Sierra Custodia. Quiero ver de cerca
el Collado Superior de Góriz.
Anuncio diez minutos o poco más pero
será media hora a todo trapo. Miguel se queda poco antes de llegar mientras que
nosotros lo hacemos con poco aliento. Estamos en Punta Custodia a 2520 metros
de altitud y son las tres menos veinte.
Desde Peña Custodia hacia Punta Custodia.
Hacemos una foto, tomamos aire y
contemplamos el Barranco de la Fon Blanca que nace en el Cuello Superior de
Góriz y el de la Capradiza que se origina en la cresta que acabamos de
transitar; la espléndida, desde este mirador inigualable, Torre de Góriz con
sus preciosos y verticales paredones; descendemos mentalmente el rápel del Soum
de Ramond, trazamos imaginariamente la Vía de las Escalaras al Perdido; hacemos
un imaginario viaje hasta el Mondarruego
e iniciamos la vuelta al trote ahora con más descensos que subidas y
clavándonos un poco en la nieve blanda.
Torre de Góriz, Soum de Ramond y Punta de las Olas desde Punta Custodia.
A las tres y diez nos reunimos todos
de nuevo y nos vamos para abajo acortando sobre la Cabecera del Barranco de la
Pardina a través del lapiaz surgente de la pradera alpìna. Sin perder altura
ganamos el camino que habíamos utilizado para la ida y ya, suavemente cuesta
abajo, a pellizcos de la incipiente ciática de Rosa, nos hacemos un nescafé en
la Fuente de las Traviesas y abandonamos la pradera incorporándonos a la pista
en el Cuello de las Arenas.
Custodia bajando a Cuello Arenas. 8-7-15.
Poco más abajo tomamos agua en la
misma escorrentía que a la mañana y poco a poco pues a mí los dedos de los pies
me están matando, nos vamos bajando al paso que va cayendo la tarde. Nos va a
faltar la hora que hemos empleado en la cresta.
El repecho final se pasa rápido y ya
entre dos luces llegamos al coche cuando son las seis, los 1300 metros de
desnivel se han llevado casi todo el día pero estamos contentos y satisfechos.
Punta de las Olas y Tres Marías desde Cuello Arenas.
Alcanzo el cielo al quitarme las
botas y ponerme las zapatillas. Echamos las luces y a la carretera para que nos
asusten una mula y un perro que casi se nos echan encima.
A las siete y cuarto, sin más
novedad, estamos en casa y no excesivamente cansados para ser que este Otoño no
habíamos hecho casi nada y lo que es más, tras haber disfrutado de un día
indescriptible.