Desde el interior de la Gruelada de Lecherines.
Canfranc Pueblo, Barranco de
los Meses, Majada de Gabardito, Barranco Campón, Majada baja de Lecherines y
Corredor Sur.
08-03-1998.
Desnivel acumulado1050
m.
Distancia recorrida 16000
m.
Tiempo efectivo 06 h.
Sol.
Fácil.
2
p.
1
d.
Senderismo.
Agua en las Fuentes de la Paja y los Abetazos, en el Barranco Campón y en la Majada Baja de Lecherines. No suele ser problema.
Recorrido largo que hay que identificar correctamente con una aceptable orientación.
Rosa
Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de la Gruta Helada de Lecherines procedente de Prames. Vía en amarillo.
Nos
habíamos propuesto ir a la Gruta Helada de Lecherines ni se sabe cuantas veces.
Había que ir en invierno para, evidentemente, verla helada y, por las Blancas
de Borau, con la cadena echada tan abajo, quedaba muy lejos; desde Aisa
también; y desde Canfranc, con 1000 metros de desnivel y con nieve desde algo
abajo el asunto no era excesivamente atrayente.
Por otra parte, sabíamos de odias que no estaba muy fácil
su localización, con lo que nos sobraban impresiones para ir aparcando
sistemáticamente el proyecto.
Pero en este mundo todo tiene su momento y su
lugar. Hemos tenido suerte con los días de esquí de esta temporada, a pesar de
las horripilantes vacaciones de Navidad, y previendo “overbucking” el domingo
día 8 de Marzo en Formigal a causa del anticiclón anunciado a los cuatro
vientos, decidimos irnos al monte.
Majada de Gabardito y la Magdalena. 28-2-09.
Nos levantamos a las ocho menos diez pues como Biola se
va a nadar, nosotros vamos ligeros.
A las ocho y media ya estamos en la carretera y con pan
tierno recién comprado en la Tahona. Cuarenta minutos después estamos aparcando
a la entrada de Canfranc Pueblo.
A las nueve y diez salimos para arriba. Estamos a 1050
metros de altitud y hemos de subir por el Barranco de los Meses, terriblemente
encajonado entre enormes paredones calizos.
Corredor Sur de la A rista de Lecherines.28-2-09.
Enseguida alcanzamos el barranco y las rojiblancas
señales de la GR-11.
Pasamos junto a un abandonado jardín alargado y con
gradas superpuestas a lo largo del barranco extrañándonos de su ubicación en
una zona tan sombría y tan peligrosa, pero...
Cruzamos el barranco y ya dejando su orilla derecha
seguimos un viejo camino perfecta y primorosamente asentado en medio de la
profunda selva mixta.
Columnas en Lecherines.
Poco después salimos de la angostura del barranco y
adelantamos a una pareja que nos precedía. A continuación alcanzamos la pista
que viene del sudoeste y que prosigue para arriba suavemente virando ahora un
poco más al norte.
Luego atravesamos la pradera muy cerca de la Cabaña de la
Majada de Gabardito a la vez que avistamos los Picos de Lecherines. Estamos a
1520 metros de altitud y hemos empleado una hora y diez minutos, justamente lo
que indicaban las informaciones que poseíamos.
Pasamos junto a la cabaña y bordeamos el profundo
Barranco de Añaza hasta encontrar el paso del mismo en un lugar favorable al
efecto.
Prácticamente de llano nos adentramos en un pinar en el
que encontramos los primeros retazos de nieve, atravesamos un par de barrancos
pequeños y nos acercamos al Barranco de Campón que atravesaremos a la salida
del pinar tras girar un tanto hacia el este.
Un rincón de la gruta Helada de Lecherines.
Nos adentramos en la Majada de Lecherín Bajo en la que se
asientan un par de refugios pastoriles y junto a los que hay un par de tiendas
acampadas y personal junto a ellas.
Ante
nosotros aparecen dos corredores. Uno que nace tras los refugios y el otro
claramente a la derecha de los mismos. En este último se ven huellas claras y
en los accesos también. Así que decidimos no ir a las cabañas en busca de
información y progresar de frente hacia el corredor elegido.
En unas pequeñas rocas rodeadas de nieve, antes de la
entrada al corredor, paramos a almorzar. Son las once y cuarto y estamos a 1700
metros de altitud. En medio de las piedras encuentro un par de viejos
mosquetones, hierro para la mochila.
Accediendo a la Sala de la Gruta helada de Lecherines.
La pareja que hemos adelantado llega a las cabañas. Ya no la volveremos a ver más.
Nosotros, quince minutos después, continuamos nuestro camino introduciéndonos enseguida
en el corredor con nieve soleada pero un poco dura todavía.
El primer resalte es el más largo y también el más
erguido en su parte superior. Las huellas del día anterior están heladas y no
se sabe bien por dónde se irá mejor.
Rosa protesta pero llegamos al rellano. Allí se queda poniéndose los crampones
mientras que yo subo el segundo resalte y todavía otro más, sombreado y con
nieve en mejores condiciones.
Creo que ya estamos cerca pues, como rezaba la
información, el corredor se abre en dos. Nosotros nos vamos por el de nuestra
izquierda que se inicia con un fuerte resalte de nieve muy soleada.
Se nos está haciendo largo más por la impaciencia que por
el tiempo y la distancia. Un último y corto resalte nos conduce sobre una
pequeña silla nevada desde laque se accede a una pequeña depresión. En la parte
este de la misma a la que llegan las huellas, se adivina más que ve la entrada
de la gruta.
Estamos a 2050 metros de altitud. Son las doce y cuarto y
la boca, todavía a la sombra, está rodeada de abundante nieve polvo y profunda.
Hacemos una foto a la entrada adornada con unas preciosas estalactitas de
hielo.
Delante de la Entrada a la Gruta Helada de Lecherines.
La antesala de la gruta tendrá sobre 150 metros cuadrados de superficie y
una altura media de 6 metros. El suelo es un caos calizo vestido parcialmente
de hielo en la base de las estalactitas, sus escorrentías y la columna de la entrada.
Rosa pasa para adentro con los crampones y yo, a pelo,
tengo que ingeniármelas como puedo para hacerlo.
La antesala tiene buzamiento hacia el este, lugar por el
que se accede a la sala interior a través de unos preciosos cortinajes de
hielo.
Detalle del hielo en la Gruta de Lecherines.
La sala interior es algo mayor y más alta que la
antesala. Continúa con el buzamiento, tiene también algo de hielo en el suelo,
pero poco, y el caos de piedras es de
mayores proporciones, encontrándose las mismas recubiertas de abundante polvo
calizo.
Con nuestras linternas la recorremos toda y
aparentemente, no tiene continuación a no ser que se encuentre convenientemente
taponada.
Hacemos unas fotos a contraluz y recogiendo las
mochilas salimos al sol.
Continuamos para arriba en dirección norte al encuentro
de un collado que se ve próximo, con la intención de echar una ojeada a la zona
de Tortiellas. Son veinte minutos por nieve blanda y peligrosa los que nos llevan
al collado, que por cierto, no se asoma a Tortiellas. Nos ofrece una preciosa
vista de los Mallos de Lecherines y decidimos no continuar hasta la arista sur
del Pico de Tortiellas. Nos damos la vuelta sobre los 2200 metros de altitud
cuando es la una y veinte.
Sin prisa pero sin pausa, nos volvemos hasta la gruta y
continuamos de allí para abajo resalte a resalte por una nieve blanda que
difícilmente se deja esquiar y que le hace zuecos a Rosa en los crampones.
Bajando el corredor hacia la Majada Baja de Lecherines. 11-3-12.
A las dos menos diez paramos a comer en una rocas junto
al recién nacido barranco al lado de las cabañas, en un. medio de un espléndido
día de sol y extraordinariamente cálido para estas fechas de Febrero. Comemos
en soledad pues no se ve un alma en los alrededores. Media hora después reanudamos
el camino al encuentro del bosque.
En cincuenta minutos nos llegamos a la cabaña baja. No
están mal los refugios pero solamente sirven para una emergencia ya que todo
está con estiércol y suciedad.
Continuamos por la pista para abajo al encuentro del
bosque inferior y poco a poco nos llegamos hasta el coche junto a la riada de
coches que baja por la carretera cuando son las cuatro y cuarto.
Desistimos, a causa del tráfico, de dar esa vuelta que
propone Rosa por Canfranc Pueblo, y tomando la carretera y el sol de la tarde
nos llegamos a casa cuando van a ser las cinco de la tarde.
Hoy han sido 1150 metros movidos con más facilidad de la
que esperábamos, y además de paso, hemos liquidado un viejo compromiso con
nosotros mismos