Barranco Foratula desde la Carretera al Balneario de Panticosa.
Barranco de Foratula, Ibones de Foratula, Peña de los Baños
y Balneario de Panticosa
23-08-2009.
Desnivel de ascenso 1050 m.
Desnivel de descenso 850 m.
Distancia recorrida 7000 m.
Tiempo efectivo 4:45 h.
Sol.
Bastante facil.
Travesía circular.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierrre.
Mapa de Foratula procedente de Alpina. Vía en amarillo.
Los Ibones
de Foratula o de Piniecho son poco visitados por decir algo. No tienen vía de
acceso ni corta ni fácil, además están
en tierra de nadie y por allí no se suele ir a ningún lugar convencional. La
gente suele desconocer hasta su existencia.
Los vemos
cuando hacemos las Puntas de Foratula o
el Pico Tablado, los adivinamos desde Baldairán o desde Punta Catieras y casi
los tocamos cuando en el 2006 hacemos las Puntas de Piniecho.
Subir al Ibón de Catieras para desde allí pasar por el Collado Foratula es muy largo,
sería mejor subir por el Barranco Piniecho, un poco más corto y con mal camino
casi obligaría a pasar por La Punta Nordeste
de Piniecho. Queda la Opción
de alcanzar el Collado Bajo de Brazato subiendo por la Hoya de Brazato, lo que podría
considerarse como su vía normal.
En
Septiembre de 2007, me fui solo con la intención de darme un “homenaje” en el
Barranco Foratula y me llegué hasta los ibones. Desde entonces el Barranco
Foratula es uno de esos lugares de culto que guardo de mi pirineo particular.
Casi todos,
montañeros o no, que suben hasta el Balneario de Panticosa se suelen sentir
atraídos por los verticales corredores de aludes que decoran los paredones de
la orilla izquierda del Caldarés de Baños al otro lado de la carretera. El
Barranco Foratula está 4
kilómetros más arriba de Panticosa y justamente por
encima de la segunda doble revuelta de la carretera del Escalar hay un
ensanchamiento en la orilla este de la carretera y desde allí se contempla
espléndidamente los encantos de la parte inferior del corredor. Mis socios no
conocen ni barranco ni ibones y hoy 23 de Agosto de 2009 vamos con la intención
de hacer una circular de las nuestras.
Inicio del Corredor del Barranco Foratula.
A las siete
y cuarto de la mañana estamos aparcando en el ensanchamiento de la carretera
frente al barranco a 1450
metros de altitud. Descendemos por la misma hasta el
comienzo de la segunda doble vuelta y buscamos camino entre la maleza de ribera
para pasar el Caldarés de Baños.
Ye en la
orilla izquierda del río nos incorporamos a la enorme pedrera que es el cono de
deyección del Baranco Foratula y que
tantas veces hemos visto cubierto de materiales de alud. Ahora es una pedrera
con materiales metamórficos de grandes proporciones entre los que se mezclan
los graníticos venidos de más arriba y
entre los que se va instalando una reducida masa arbustiva de ribera.
Subimos por
cualquier parte hasta que nos enfrentamos al corredor cuando ya hemos
recuperado la altura a la que hemos dejado el coche.
Zona Inferior de Bloques.
Las paredes
metamórficas se aproximan y enseguida, dentro
ya del corredor, en dirección sudeste, alcanzamos la taponadura inferior
de enormes bloques que se pasa fácilmente por la izquierda del corredor.
Zona Superior de Blosques en el Barranco Foratula.
Proseguimos
entre bloques muy asentados y enseguida alcanzamos la segunda taponadura,
también de grandes bloques empotrados que se supera por la derecha del
corredor.
Subimos
tranquilamente pero a pesar de que estamos en la profunda sombra de la mañana
entramos en calor: el ritmo en la pendiente y el ambiente templado colaboran.
Enseguida
alcanzamos la bifuración inferior del
corredor que se ve desde la carretera y proseguimos por la rama izquierda, la
otra se rellena de placas lisas y verticales.
Vamos
dejando atrás la pedrera de fondo del corredor que tendrá una pendiente
aproximada de 35º y nos enfrentamos al Resalte Inferior del Corredor. La parte
derecha del mismo es una inclinada rampa estrecha y herbosa, separada por un
dorso central metamórfico de la parte izquierda que son unas placas
metamórficas verticales en las que se aloja un oscuro nicho también visible
desde la carretera ya en pleno muro del resalte.
Rampa herbosa.
Ascendemos
la rampa herbosa hasta que alcanza el muro metamórfico y por un vertical
corredor de alrededor de 8
metros nos incorporamos a la parte intermedia del dorso
central que divide al corredor que nos enseña su roca metamórfica de base
cuando la pendiente se ha puesto alrededor de los 60º.
Corredor por encima de la rampa herbosa.
Un corto
flanqueo hacia nuestra derecha nos coloca en la base del nicho oscuro por
encima de las placas inferiores. Frente a nosotros tenemos un doble muro que
tiene forma semicilíndrica. La parte inferior es una pared algo húmeda, tiene
una altura de alrededor de 8
metros y esta compuesta de placas metamórficas bastante
cuarteadas que siendo vertical se sube bien pues tiene abundantes y firmes
presas.
Ascendiendo el Tercio Intermedio del Resalte Inferior.
En la parte
intermedia del doble muro aparece una repisa ocupada por una charca del
barranco y tras ella el muro de salida del resalte.
Ascendiendo la parte superior del Doble Muro.
Hay que
rodear la charca, entrar por la izquierda del corredor y unos pocos metros más arriba hacer un flanqueo
hacia la derecha del corredor en busca de un par de espléndidas presas que son
la clave que nos permitirá alcanzar un oscuro y estrecho diedro en la parte
derecha del muro. La roca es excelente, las presas son buenas y no faltan, la
pared es vertical pero con un par de pasos atléticos nos colocamos en la zona
derecha vestida de roca porosa y áspera. Desde allí nos encaramamos en el
bloque empotrado de la cabecera del resalte tras 15 metros verticales. Es
un muro de IIIº como mucho.
Vista Somital de la charca del Doble Muro.
El corredor
se ensancha de nuevo y se rellena de bloques de variadas dimensiones bajo los
que se encuentra el sustrato metamórfico que aflora cada vez con mayor
frecuencia. Estamos por encima de los 1700 metros de altitud
y el corredor que tendrá ahora una pendiente de 40º grados se va elevando
sostenidamente a base de escalones y pequeños resaltes que se superan con
facilidad
Inicio del Segundo resalte.
La
presencia de pinos negros en la orilla izquierda del corredor va acompañada del
Segundo Resalte. Es un muro bastante vertical que rellena la casi totalidad el
corredor a base de placas lisas y que habrá que flanquear por la parte
izquierda del mismo.
Detalle de la Chimenea del Segundo Resalte.
Hay que
ascender una rampa bastante inclinada en la orilla derecha del corredor para luego salirse del mismo y subir en la
pared izquierda un tramo medianamente herboso e inclinado, para alcanzar unos
pinos negros perfectamente retorcidos por los aludes. Desde allí, un paso
obligado y algo delicado, por encima de la parte izquierda de la pared te
permite superar el resalte que tendrá alrededor de 30 metros y que ha
resultado más delicado que difícil.
Salida rocosa del Segundo Resalte.
Estamos
alrededor de los 1900
metros de altitud y el corredor continúa para arriba con pendiente uniforme y con afloraciones metamórficas frecuentes sobre
las que discurre el agua del barranco y contenido entre muros que ofrecen
escapatorias a ambos lados. La vista hacia abajo nos enseña el Mallo y su
bosquecillo cimero al que reaccede justamente desde debajo del Segundo Resalte.
El Mallo y Peña Gabarda desde encima del Segundo Resalte.
Frente a las dos Ramas del Resalte Superior.
Poco más
arriba el corredor tiene un pequeño e inclinado descansillo y se abre en dos
ramas: es el Resalte Superior.
Igualmente
erguidas y fáciles, separadas con un dorso intermedio muy bien escalonado,
elegimos la rama derecha del corredor que es la que conduce el agua proveniente
de los ibones.
Acónitos azules en el Barranco Foratula.
Subimos un
poco por cualquier parte peleando o bien con los pinos negros de los lados o
bien con las rocas mojadas hasta que
enseguida alcanzamos un pequeño rellano herboso en el que se resuelve
finalmente el corredor alrededor de los 2000 metros de altitud.
Ibón de la Foratula desde el desagüe.
Una rampa
herbosa e inclinada en la que hay instalados retazos de pedrera granítica nos
conducen al lugar en el que las dos
ramas del corredor se incorporan a una amplia ladera también granítica y
vestida de pedrera entre retazos de pratenses. Subimos suave y persistentemente
por las proximidades del pequeño barranco ahora seco y enseguida alcanzamos el
lecho lacustre de los Ibones de Foratula situados a 2230 metros de altitud.
Son las nueve y cuarto pasadas de la mañana.
La Sur de las Puntas de la Foratula.
Los Ibones
de Foratula o de Piniecho son dos, el situado más al oeste es un modesto ibón
de mediana superficie y poca profundidad, menguado en esta época estival. Un
poco por encima y hacia el este se encuentra el más pequeño, se trata de un
ibón prácticamente colmatado, en esta época una turbera en la que acampa la
flor algodonosa en medio de un mar de plantas acuáticas de turbera. El rellano
lacustre se alarga hacia el este en suave ascenso en busca del Collado de la Foratula entre el Pico
tablado al norte y las Puntas de Piniecho al sur. Al norte del rellano lacustre
se encuentran las Puntas de la
Foratula y en el fondo del rellano una importante comunidad
de acónitos azules.
Prado de acónitum napellun en los Ibones de la Foratula.
Hierba algodonosa en el Ibón Colmatado de la Foratula.
Almorzamos
al tenue sol de la mañana y con más prisas que pausas pues queremos estar a la
una en casa reemprendemos el camino en dirección norte, queremos bajar por el
Balneario de Panticosa.
Dejamos abajo los ibones de Foratula o de Piniecho.
Nos
chupamos algo más de 200
metros de repecho hasta que alcanzamos el Collado oeste
de la Punta Oeste
de la Foratula. Sobre
los 2450 metros
pasados nos asomamos a la arista sudoeste que desciende hacia la Punta del Oso. Lo que vemos
es un paretazo erguido y absolutamente descompuesto que sumerge sus pies en las
masas de pino negro próximas al Caldarés de Baños. Bajar por allí no es
aconsejable puesto que en el pinar pierdes la perspectiva y te puedes enrallar
con suma facilidad.
Travesía hacia la Peña de los Baños a la que le llega el sol.
Confirmada
nuestra suposición previa hemos de iniciar una travesía prácticamente
horizontal y en dirección norte que nos conduzca a la Punta de Los Baños que desde
aquí recibe los primeros rayos de sol ya que toda la pared está a la sombra.
La travesía
en una empinadísima ladera granítica absolutamente descompuesta es pestosísima,
requiere todos los cuidados y atenciones del mundo e incluye el destrepe de un
vertical corredor que hemos de limpiar echando medio corredor abajo para poder
destreparlo. Luego de nuevo en horizontal proseguimos hacia el pequeño collado situado
al nordeste de la Peña
de los Baños a la que se llega prácticamente de llano. Mi chica jura y maldice
como una fulibustera.
Al sol sobre la Peña de los Baños.
Del pequeño
collado situado un poco por debajo de los 2350 metros de altitud,
un rectilíineo e inclinado corredor en dirección este-nordete nos va a permitir
bajarnos alrededor de 250 metros de tacada
para alcanzar el fondo de un circo contenido entre las aristas que orientadas
ambas al noroeste arrancan de los dos Puntas de la Foratula.
El tiempo
que hemos perdido en el flanqueo, pues mi chica los lleva regular, lo ganamos
en el corredor que patinamos en su mayor parte.
El circo entre Foratula y la Peña de los Baños.
El corredor
se ensancha y se convierte en un empinado pedregal de bloques graníticos de
grandes proporciones entre los que se instala el rododendro. Además, las
frambuesas y los arándonos nos proporciona un segundo almuerzo
extraordinariamente azucarado. Hemos de buscar claros que nos permitan
descender sin dejar ninguna pierna empotrada entre los bloques siempre en busca
del Barranco por el que desagua la
Ribera de Tablado, tratando de no precipitarnos sobre la zona
de la Planta Embotelladora
por precaución.
Ya muy
cerca del Balneario descendemos un buen tramo por un torrentillo lleno de
verdura jugosa y fresca, alcanzamos una importante captación de agua y con ella
un caminillo que nos lleva a la ya difunta Casa Belio. Son las doce y media y
estamos liquidando nuestra original marcha circular en la que hemos movido 1050 metros de desnivel
y que no recomendaríamos más que a personal muy experimentado y con ganas de
jarana.
En la
orilla del Ibón de los Baños, una pareja de caballeros hispano-francesa que se
va para abajo me baja en su coche hasta el mío. Vuelvo inmediatamente a recoger
a los socios y sin más nos llegamos a casa con diez minutos de retraso sobre el
horario previsto con la satisfacción de haberle pegado una diminuta dentellada
a nuestro pirineo desconocido.