Deliciosa imagen del Ibón de la Sartén.
Sallent, Barranco de Pondiellos y desagüe de
los ibones.
16-10-2005.
Salida 9 h. Llegada 16 h.
Desnivel acumulado 1100 m.
Distancia recorrida 11000 m.
Tiempo efectivo 06 h.
Fácil.
2 p.
1 d.
Agua en los barrancos y en los ibones.
Lugar poco transitado. La ida debe realizarse por el camino
utilizado para la vuelta. La nieve caída y el afán de subir nos lleva a un barranco paralelo al buscado y para
alcanzar los ibones hemos de atravesar la Cresta de Torozuelo.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de los Ibones de las Albas y la Sartén. Vía en amarillo.
Había
llegado el Otoño 05 y no habíamos hecho prácticamente nada desde la vuelta de
los Alpes, habían llegado las lluvias, ya era hora, y había caído la primera
nevada. El sábado 15 de Octubre la nieve baja hasta los 1800 metros en la cara
sur de Telera y Tendeñera y aunque anuncian una ventana de tiempo decente para
el día siguiente, no nos lo creemos demasiado pero preparamos la marcha.
Foratata desde Sallent.
El domingo a las siete de la mañana es noche cerrada pero el cielo
está plagado de estrellas y no lo pensamos más a las ocho y cuarto en Sallent
buscamos la pista que empalma, según nuestras noticias con la de La Sarra.
Nos vamos por la pista que conduce hasta El Salto y nos damos la
vuelta. Luego subimos hasta la zona de acampada y vuelve otra vez. Probamos
junto al polideportivo y nada. Salimos del pueblo por la carreterilla que lleva
a las inmediaciones del Mirador de San Mamés y después de hacerla dos veces
preguntamos en el pueblo. Nos dicen que la pista no existe desde Sallent y que
hay que ir por La Sarra
pero que si en la ermita cogemos el camino y no lo perdemos nos llevará hasta
el Ibón de la Sartén
sin problemas.
Musales y Sancha Collons desde Sallent.
Bajamos hasta la ermita, aparcamos frente a ella y nos vamos para
arriba por un amplio y verde camino que parte en dirección sudeste. Estamos a 1305 metros de altitud
cuando nosotros queríamos llegar por la pista hasta los 1500 metros
aproximadamente. Va a ser un día duro pero tenemos ganas.
Son las nueve de la mañana y enseguida, la no transitada pista se
estrecha y se convierte en sinuoso camino ascendente entre prados, en dirección
este y en medio de una vegetación mixta de entre la que destaca el espino
amarillo con las hojas llenas de agua.
Tebarray.
Suerte que el camino en seguida se aproxima al pinar, se reafirma un
poco, gira un tanto al nordeste y nos conduce a un rellano herboso un tanto
aclarado de vegetación.
Cruzamos la portera con pastor eléctrico, dejamos allí a unas vacas
que quieren bajar a sus corrales y proseguimos por un camino que se aclara
definitivamente al transitar por la pradera alpina de la orilla izquierda del
Barranco de Pondiellos.
Enseguida me doy cuenta de que lo de no perder el camino ha sido una
broma: la pradera alpina está salpicada de caminillos practicados por las vacas
y hemos de ir a lo nuestro; y lo nuestro, que es un error, no es seguir por la
orilla izquierda del barranco como indica el mapa sino ir ganando altura poco a
poco ya que hemos de tomar un barranco lateral también en la orilla izquierda
del principal.
Vertiente Sur del Collado de la Forqueta.
Transitamos por el Tresarrato con dirección hacia la Foya de las Saleras puesto
que, aunque no lo sabemos, vamos hacia el Barranco de Torozuelo.
Creemos que estamos más altos de lo que en realidad estamos, puesto
que pensamos que el barranco próximo es el de Las Salbas pero no será así.
Nos aproximamos al barranco para localizar el camino que debe
transitar por la orilla derecha del mismo y no localizándolo nos vamos para
arriba por la orilla izquierda comenzando a pisar nieve continua sobre
arándanos cuando entramos a la
Pinada de San Juan.
Encontramos algunos robellones medio sepultados por la nieve pero no
nos detenemos a mirar pues sabemos que
nos espera una jornada que puede ser dura y larga.
Vamos engañados de altitud y confundidos de valle. Hasta creemos que
el altímetro se ha movido pero no será así.
La Sudoeste de la Cresta de Torozuelo.
Ascendemos en dirección este hasta salir por encima de los últimos
pinos negros. Allí encontramos una bifurcación del barranco. La rama más
próxima está seca y la atravesamos para incorporarnos a la rama más rotunda que
se alarga hacia el este en busca de un
circo superior bastante bien conformado. Allí tiene que estar el Ibón de la Sartén, pensamos pero, y el
Ibón de las Salbas ¿dónde está? Tendría que estar a nuestra vista pues el mapa
lo sitúa a 2200 metros
de altitud...
Estoy convencido de que no nos encontramos donde pensábamos y nos
vamos barranco arriba con nieve muy noble aunque profunda: habrá sobre 30 centímetros de
espesor pero cede completa al paso y sirve para practicar escalones casi en
cualquier parte salvo sobre piedras lisas e inclinadas.
Sobre los 2150
metros de altitud paramos a almorzar un poco ya que son
las once y cuarto.
El día está muy bueno y el sol se aproxima al lugar donde nos
encontramos. A pesar de ello se nos hace fresco al parar y por ello no perdemos
demasiado tiempo. Echamos un café con leche caliente y continuamos para arriba
dispuestos a realizar un trabajo duro.
Y así será. Primero buscamos pasajes suaves haciendo eses pero en
vistas de que la nieve está igual por cualquier parte, dejamos a un lado las
eses y nos vamos de frente para arriba por la derecha del corredor.
La pendiende se pondrá tiesa enseguida alcanzando los 35º de
inclinación y nos obliga a subir a tirones y con frecuentes descansos. Al final
se hace largo el ascenso ya que, no en vano, subiremos por encima de los 300 metros de desnivel.
Pero no importa mucho: el día es espléndido y estamos dispuestos a disfrutarlo
con esta nieve.
Al final el corredor se arrellana un poco y nos conduce a un falso
cerrojo tras el que no hay ni ibón ni espacio casi para el mismo.
Subiendo ya me he dado cuenta de que allí no hay nada, de que el circo
que se prolonga en ascenso hacia el sudeste es un paredón muy vertical y que
únicamente conduce al pico que llevamos a nuestra derecha y que, por tanto, o
nos damos la vuelta o nos acercamos hacia una brecha próxima en la arista que
llevamos a nuestra izquierda.
Rosa también ha pensado lo mismo y, alcanzada la cabecera del resalte
que acabamos de subir, nos vamos en suave ascenso que no es lo mismo que de
llano, al encuentro de la pared que defiende el acceso a la brecha. Se trata de
una travesía a media ladera con una pendiente que superará los 30º y que, con
ciertas dudas al principio, pasamos bien gracias al estado de la nieve.
Infiernos desde la Arista de Torozuelo.
Me asomo al collado pero prosigo hacia un gendarme situado al oeste de
la brecha. Son alrededor de 20
metros de desnivel que subimos por una pared escalonada
en la que afloran algunas rocas que nos sirven como apoyos tanto para manos
como para pies.
Son las doce y media, estamos a 2505 metros de altitud
y contemplamos desde aquí el barranco por el que se supone que deberíamos haber
subido. Nos encontramos en la
Cresta de Torozuelo. Allí abajo, al norte parece ser que está
el Ibón de las Salbas y aquí debajo, al nordeste se supone que está el de la Sartén, al que creemos que
no veremos por esta ocasión.
Garmo de la Mina, Tebarray e Infierno Oeste.
Hacemos algunas fotos, contemplamos al Tebarray, los Infiernos, Garmo
Negro, Algas y Argualas aquí mismo delimitados por el Garmo de la Mina y por la Punta de los Zerez, y con
las ganas nos vamos para abajo.
En la brecha nos lamentamos de no llevar nada de material para
asegurar pero a mí se me ocurre bajar unos metros que se ven desde arriba para
echar una ojeada a la parte inferior del corredor. En el peor de los casos
remontar 20 metros
no van a ninguna parte.
Me ha parecido que el corredor no tiene aspecto de cortarse pero no estoy
seguro. Es muy vertical y prefiero cercionarme de lo que veo. Con esta nieve no
puedo marchar aunque no lleve piolet, los crampones no sirven para nada, y en
el peor de los casos si marcho para abajo lo haré en blando y sobre una ladera
totalmente vestida de nieve suave y esponjosa.
El corredor tiene alrededor de 50 metros con una
pendiente aproximada de 60º de los de verdad en su parte más severa, creo que
hemos hecho pocas cosas con esta pendiente, pero el descenso es una delicia:
paso a paso de cara al valle, clavando todo el pie y sin un solo resbalón.
Enseguida veo la parte de corredor que me faltaba y le digo a Rosa que
baje ya, que no hay problema.
Corredor Nordeste de la Arista de Torozuelo que acabamos de bajar.
La nieve nos llega hasta más de medio muslo pero es lo mismo, se baja
de cine. Luego se suaviza un poco la pendiente y se amplía el corredor
convirtiéndose en una pared erguida en la que iniciamos una travesía en
descenso y en dirección norte para aproximarnos al Barranco de las Albas lo más arriba posible, es decir, bajando lo
mínimo.
Cerca ya del lecho del barranco bajamos unos metros más de lo previsto
para tener un buen acceso al mismo bajo un resalte rocoso.
Cubeta Lacustre de la Sartén.
Ya en el barranco continuamos por las huellas de unos sarrios y
remontando alrededor de 50
metros alcanzamos el Ibón de la Sartén situado a 2400 metros de altitud.
Es la una menos cuarto y hace una espléndida mañana cálidamente soleada.
Collado entre Zerrez y Algas Norte.
El ibón que tiene ya la superficie cuajada es un círculo un tanto
prolongado hacia el lado norte. El desagüe vierte aguas al oeste y hacia el
norte hay una salida hacia un falso collado situado a nivel superior por el
lado norte del Garmo de la Mina.
Los dos Ibones de las Albas.
En el lugar disfrutamos de una inenarrable y maravillosa soledad en
medio de la cálida quietud del momento.
Luego volvemos a la zona del desagüe para irnos hacia abajo por la orilla
derecha del mismo.
En la orilla derecha del Barranco de las Albas, perfectamente nevada,
localizamos el camino de subida al ibón, contemplamos diafanamente el corredor
por el que hemos bajado y siguiéndolo por su perfil sobre la nieve alcanzamos
los Ibones de las Albas situados a 2200 metros de altitud.
En una roca plana y sobre las mochilas nos sentamos a comer al sol.
¡Ya teníamos ganas de sentarnos! Es la una y media del mediodía.
Ibón Grande de las Albas.
Los ibones son dos pequeñas charcas situadas en el lecho del, aquí,
plano barranco. El más alto es minúsculo y el de abajo tiene la superficie
medio cristalizada.
Hacemos algunas fotos, comemos y bebemos con sed, satisfechos por
haber podido alcanzar nuestro objetivo cuando ya casi nos habíamos despedido.
Ha sido una mañana de trabajo pero ha merecido la pena el disfrute del paisaje
y de la nieve.
Arándanos en los Ibones de las Albas.
A las dos de la tarde, tras otro café con leche, nos ponemos en
marcha. Tenemos delante de nosotros un resalte que vamos a atacar por la orilla
derecha del barranco que es por donde está marcado el camino en el mapa, a
pesar de que la tentación invita a atajar por la izquierda.
El desagüe consta de dos ramas. La principal se va hacia un potente
resalte practicado sobre lecho rocoso y nosotros optamos por proseguir por su
orilla derecha aprovechando que es una ladera algo inclinada pero vestida de
verdura. Por ella bajamos un primer tramo pero alcanzamos una zona en la que
hay restos del paso de aludes y donde se inicia otro resalte vertical.
Cascada Superior del Desagüe de las Albas.
Hemos de desviarnos un poco hacia el norte para pasar bajo una
preciosa cascada de la rama derecha del barranco y descender por una media
ladera, algo delicada, sobre el cauce de esta rama ahora profundamente
encajonada. Bajamos unos metros más pero nuestra vía va parar a un resalte
final ya prácticamente en el cauce del Barranco de Pondiellos que no me gusta
nada.
Me gusta tan poco que decido darnos un poco la vuelta, pasar el cauce
de la rama derecha del barranco y buscarnos la vida por en medio de las dos
ramas.
La otra cascada del Barranco de las Albas desde el de Pondiellos.
Para el cruce del barranco aprovechamos un pequeño rellano del mismo
en el que se rompen un poco las paredes que lo encajonaban y como no lleva
demasiada agua no hay problema. Luego nos vamos a media ladera al encuentro de
la rama izquierda a ver si aparece algo aparente en medio de un paretazo de muy
mal aspecto.
Cuando ya casi estamos pensando en remontar y tomar la izquierda del
barranco se nos hace la luz: hay un diedro lateral oculto por un pino caído
sobre la parte de arriba que no hemos visto hasta que, buscando me he colocado
en la parte superior. Es bastante vertical pero tiene las suficientes presas
para bajar la media docena de metros que tiene y que nos depositan en una zona
terrosa y escalonada que nos conduce al cono de deyección de la rama izquierda
del Barranco de las Salbas.
El descenso es incómodo ya que la nieve ha desaparecido prácticamente
pero nos permite cruzar la rama del barranco y situarnos en la orilla izquierda
del Barranco de Pondiellos.
Foratata desde el Barranco de Pondiellos.
Proseguimos en dirección sudoeste ya al encuentro de “ese camino que
si no perdemos nos llevará a...” y creemos localizar una cita que inicia la
subida del resalte por la orilla derecha aunque el mapa marcaba la izquierda.
Enseguida el camino se localiza cerca del barranco y lo seguimos hasta que se
corta en un viejo desprendimiento tras el que no se ha vuelto a reafirmar.
Pero ya no hay problema bajamos a través del pinar al sol de la tarde
un poco molesto en la cara hasta alcanzar los prados situados en la base del
Barranco de Torozuelo y ya perfectamente orientados y siguiendo una media
ladera adecuada alcanzamos camino transitado a la mañana. El resto es un
descenso conocido con los tejados de Sallent como horizonte y más allá un
delicadísimo deleite otoñal con el Portalet y del Aguas Limpias.
Valle del Aguas Limpias con la Lana y Arriel.
A las cuatro y cuarto hemos liquidado los 1250 metros de desnivel
de la jornada que no ha sido más que un
duro y delicioso día de disfrute con recio sabor montañero.