En la Arista Sur de Espelunciecha.
Aparcamiento de Anayet, Barranco
Culibillas, Rellano Lacustre de Anayet, Cara Oeste y Arista Sur. Descenso por
la Norte a los Ibones de Anayet.
31-03-2013.
Salida 10 h. Llegada 14 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Espelunciecha procedente de Prames. Vía en amarillo.
Parece
que fue ayer cuando recorríamos por primera vez el Barranco Culibillas… era el
año 85. Bajábamos de los Ibones de Anayet y repetiríamos el valle en bastantes
ocasiones incluido en invierno y con raquetas.
El
valle tiene cumplida fama de avalanchoso y con poca nieve no nos resultaba
agradable para hacerlo con esquís por lo que siempre que subíamos a la zona de
la Cuenca Lacustre de Anayet lo hacíamos por la Glera de Anayet utilizando lo
que conocemos como el ”Paso de los Franceses.” Pero en este 2013 de nieves
vamos a aprovechar para hacerlo con los esquís.
Son
las diez de la mañana, acabamos de estrenar el horario de verano, cuando
partimos del Aparcamiento de Anayet situado a 1730 metros de altitud.
Comenzamos a foquear atravesando la
pista y colocándonos en la orilla norte de la misma para acercarnos
paulatinamente al Barranco Culibilas que llevamos a nuestra derecha.
Entrando al Barranco Culibillas.
Unos
metros más arriba nos alejamos de la pista de esquí y en horizontal buscamos el
barranco que enseguida queda sepultado en la nieve.
Seguimos
una amplísima huella que ha trazado un ejército de raquetistas y algún
esquiador que llevamos por delante con lo que el paso en la ladera del barranco
resulta cómodo.
Enseguida
salimos del mismo y girando noventa grados en el sentido de las agujas del
reloj nos orientamos al oeste cuando estamos todavía por debajo de los 1850
metros de altitud.
El
valle es muy longitudinal, discurre entre la Cresta del Royo al Arroyeras al
sur y la Punta de la Garganta o Garmet y el Espelunciecha al norte, y se
resuelve en dos resaltes muy suaves terminando con el resalte que constituye el
Cierre del Rellano Lacustre de Anayet.
Purgas en la Oeste de Garmet.
El
Barranco está absolutamente lleno de nieve y no me refiero a las coladas que
han bajado de Culibillas o Del Garmet pues las paredes se han purgado bastante.
El tránsito es agradabilísimo por cómodo con una capa de un centímetro de nieve
recién caída que se pegará a las piles de foca en los lugares más abrigados
haciéndonos zuecos. La mañana está agradablemente soleada y subimos con el sol
en la espalda. Arriba nos esperan nieblas.
La Sur de Espeluncuecha iluminada.
Superamos
los dos resaltes sucesivamente y faldeamos por el norte el Gendarme de
Culibillas oscuramente recortado sobre un cielo que quiere ventilarse, a la vez
que contemplamos las cumplidas cornisas que adornan la Cara Sur de
Espelunciecha de la que algunas ya han bajado cortando el paso más directo desde
la Glera de Anayet.
Dejamos
atrás al ejército que llevábamos delante y sin pedir permiso a nadie
abandonamos el barranco que salta junto al cierre rocoso del rellano de los
ibones y nos introducimos en la Pala Oeste de Espelunciecha.
El cerrojo de los Ibones de Anayet.
El
resalte está inmaculadamente nevado y una sola huella reciente se dibuja sobre
tan inmaculado lienzo. La huella es de nuestro gusto pues describe una
amplísima zeta, muy cómoda y se planta arriba para rematar la pala con un par
de zetas cortas y también suaves. La pared se arrellana y nos deposita en el Rellano Lacustre de Anayet cuando son
las once un poco pasadas.
Estamos
a 2230 metros de altitud y la nubosidad se ha disipado dejándonos en medio de
una mañana de postal.
Hemos
venido en dirección oeste y ahora, de llano giramos al norte y nos vamos a por
la Oeste de Espelunciecha.
Nos
acercamos hasta la base de la pared y comenzamos a ganar altura en dirección a
la cima para virar y tomar una minúscula depresión que en dirección casi sur
nos eleve en la pared en busca de la arista sur del pico.
Remotando hacia la Arista Sur de Espelunciecha.
Llegamos
a un lomo venteado y con nieve dura y ponemos las cuchillas, sin ellas no lo
hubiéramos pasado y ya fácilmente alcanzamos la arista sur.
Se
trata de una arista bastante amplia y plana vestida de nieve polvo de la que
afloran algunas placas duras al oeste y adornada de preciosas cornisas sobre
las paredes orientadas al este. Con ella ascendemos suavemente alrededor de 50
metros de desnivel con la única dificultad de faldear un pequeño diente, cosa
que haremos por el oeste aprovechando un tramo de nieve costra.
Sol
las doce menos cuarto cuando alcanzamos la Cima de Punta Espelunciecha situado
a 2396 metros de altitud. Estamos solos disfrutando de un entorno
espléndidamente luminoso. Pasamos lista a algunos de nuestros conocidos y allí
están: Garmet, Campo Troya, Royo, Culibillas, Arroyeras, Vértice de Anayet,
Diente de Anayet, Canal Roya, Aneou, Cuyalaret, Peyreget, Midi, Gralleras,
Campana de Aneou, Peyrelue, Ourade, Ferraturas, Arrieles, Balaitus… joder, ¡cómo está la Pala Oeste Tebarray!... Infiernos, Argualas, Tendeñera, Sabocos…
hasta la Pala de Ip se asoma para vernos.
Nos
fotografiamos con el Diente de Anayet vestido de pascua blanca y nos vamos unos
metros para abajo por la arista noroeste en busca de nuestro nicho: una pequeña
depresión en la arista protegida del viento. La salida directa desde la cima no
nos gusta, menos con la nieve tan
variada que tenemos hoy y las aristas cuentan con bastantes piedras aflorantes
de las que solemos huir.
Al
abrigo y al sol echamos un bocado mientras esperamos la llegada de un montañero
que ha subido por el corredor nordeste y que llega bastante fundido.
Veinte
minutos después arreglamos los esquís y nos vamos para abajo. Lo hacemos por la arista hasta prácticamente la salida
del corredor nordeste y allí giramos en el hombro para iniciar una diagonal de
la cara oeste en dirección sur. La nieve está muy variada con tramos de polvo
en las que quedas frenado, nieve costra que cede no muy cómoda para girar y
alguna placa de nieve endurecida por la lluvia de estos días anteriores. No
disfrutamos gran cosa pero bajamos a la cubeta lacustre y siguiendo
aproximadamente nuestra huella de subida nos cruzamos con un par de esquiadores
que siguen nuestras huellas y nos vamos para abajo.
El
muro de la Sur de Espelunciecha, muy soleado ya, es de lo mejor del descenso.
Nos deposita en el Barranco Culibillas desde el que contemplamos la cornisa
orientada al este que no ha caído todavía: es la cornisa vigía de la zona.
Garmet y Culibillas.
Luego
continuamos para abajo descendiendo todo el Barranco Culibillas con nieve
bastante blanda que incluso nos obliga a remar un poco en el rellano
intermedio.
Finalmente
sobre las coladas del Contrafuerte de Culibillas ganamos un poco de altura que nos permitirá pasar bastante cómodamente el
tramo prácticamente llano junto al barranco y remando un poco alcanzar la Pista
de Anayet y seguidamente el aparcamiento cuando es la una y media del mediodía.
Un
suave desnivel de 670 metros nos ha permitido ascender a Espelunciecha por una
vía que no habíamos realizado anteriormente con los esquís, disfrutando de una
mañana espléndida. El día hubiera dado para algo más pero… no siempre se
acierta, estaría bueno.