Cima de la Maladeta con la Cresta del Medio.
La Besurta, Refugio de la
Renclusa Ibones de Paderna, Collado de la Rimaya, Arista Oeste, Maladeta,
Arista Sur y Pico Abadias.
24-08-1997.
Salida 15:30 h. Llegada 10:15 h.
Sol.
Fácil.
2 d.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa del macizo de la Maladeta procedente de Alpina. Vía en amarillo.
Después de
nuestra vuelta de los Alpes, acampamos con los vecinos para hacer el Pico de
los Monjes; luego con Florián y Familia hacemos la Vuelta a los Lagos del Midí;
se trataba de compromisos adquiridos con anterioridad. Quedaba algo pero menos.
-¿Nos vamos a Benasque a pasear y descansar?
Al fin parecía posible la ruptura de la niñadependencia.
Preparamos los bártulos sin demasiado cuidado y alguna
cosa se nos quedará pero es igual. El viernes día 22 de agosto a las cuatro de
la tarde nos despedimos de las casas y nos vamos.
La predicción del tiempo indica empeoramiento para el
lunes y por tanto decidimos cambiar un poco de planes: en lugar de ir para
arriba el lunes lo haremos el domingo.
En Benasque comemos unos churros que nos apetecen al
olfato del aceite caliente y luego, ya en coche, damos unas vueltas por los
planes de acampada del valle, decidiéndonos al fin por Senarta donde acampamos
y cenamos.
A las diez y media nos vamos a la tienda sin despertador y
sin inquietudes especiales. Dormiremos hasta las nueve del sábado.
Recogemos la tienda todavía húmeda pues no ha llegado el
sol, y sobre las diez y media, desayunados; nos vamos hasta Cerler. Paseamos el
pueblo viejo, que no conocíamos y que nos sorprende; y también el nuevo. Luego
nos subimos hasta L’Ampriu.
Funciona una de las sillas de la estación que sube hacia
el Gallinero. El paisaje no nos dice gran cosa desde un ambiente desolador,
propio de una estación de esquí en verano y nos damos pronto la vuelta en busca
de un lugar donde comer y secar la tienda.
Es algo más de media mañana y encontramos el lugar
adecuado en la chopera que hay poco más arriba de Benasque.
Tomamos vermut y comemos en una deliciosa sombra.
A las dos, con todo preparado, telefoneamos a casa y a continuación nos
vamos al aparcamiento del Plan d’Están,
pero antes de llegar, en el Plan de La Sarra, nos detienen. Nos dicen que no se
puede pasar hasta las ocho de la tarde, que hay un autobús, que etc., etc.
Camino de la renclusa. 23-8-97.
Son las tres y veinte y estamos a 1760 metros de altitud.
Tomamos, pues, de inmediato el autobús que por 500 pesetas nos llevará y nos
traerá a los dos. Es una situación razonable que esperamos no evolucione en
contra de los montañeros como casi todas.
A las cuatro menos veinte estamos en el Plan d’Están.
Cargamos las mochilas y arrancando a los 1870 metros a los que se encuentra el
plan nos llegamos hasta el Refugio de la Renclusa situado a 2140 metros en poco
más de media hora y tranquilamente.
Hemos subido en dirección sur y veinte minutos en
dirección oeste, por suave pendiente a la izquierda del Torrente de Alba nos
depositan en la cubeta lacustre en la
que se asientan los Ibones de Paderna a 2240 metros de altitud, junto al cartel
que prohibe acampar. Nosotros lo vamos a hacer junto al mayor, en un lugar
privilegiado y desde el que no se ve el cartel prohibitorio. Son las cinco
menos veinte.
Ibón y Tyca de Paderna de Albertico Cazcarro. 31-7-04.
Montamos la tienda
y lo disponemos todo delicada y tranquilamente, a eso hemos venido, y luego nos vamos hasta la cota 2300 de la
arista este que baja del Pico de Paderna, desde el que divisamos lo que creemos
será el Collado de la Rimaya y el Pico Maladeta.
Cenamos sobre las siete y a las ocho yo me empiltro, Rosa
lo hará un rato después.
Nos despertamos bastantes veces durante la noche, como
era de esperar, en una noche estupenda, y a las seis nos saluda, ya despiertos,
mi casio. Es todavía de noche.
Nos vestimos y desayunamos dentro de la tienda. Lo
hacemos en frío pues otra vez nos hemos quedado sin butano, y van dos.
A las seis y media ya clarea e iniciamos la marcha en
dirección sur y a trompicones por el pedregal. Luego atravesamos ya en ascenso
el Torrente de la Maladeta para subir por el espolón herboso que discurre
próximo al cauce por su lado izquierdo.
Parte Inferior del Glaciar de la Maladeta. 11-8-15.
Ligeros de equipaje nos subimos 500 metros en la primera
hora y sin apuros. Cogemos agua del torrente, por si acaso, y proseguimos para
arriba.
Maladetas subiendo al Portillón Superior. 11-8-15.
A nuestra izquierda suben los del Aneto que ya
linterneaban en la pedrera cuando nos hemos levantado.
Maladeta. 31-7-04.
Al final de la morrena, sobre los 2750 metros, nos
ponemos los crampones, la nieve que está dura y el glaciar nos llevarán
suavemente hacia arriba.
Detalle del moribundo Glaciar de la Maladeta.
Subimos un tramo con compañía, ayudamos a atar los
crampones a un novato, y sobre los 2850 metros frente al Portillón Superior
dejamos el camino del Aneto y nos vamos directamente al Collado de la Rimaya
por suave y continuada pendiente de nieve.
Anuncia de dificultades para el próximo Collado de la Rimaya.
La pared que viste al collado está defendida por una
potente rimaya. A la izquierda hay un puente de nieve que sirve de entrada, en el que hay huellas,
y para allí nos vamos. Son las ocho y media.
Bajo el Collado de la Rimaya.
La pared tendrá unos 50 metros que subimos con atención
alcanzando la brecha más baja del amplio collado. Nos descolgamos unos metros
al lado de Cregüeña, pero mi olfato me dice que por allí no es, a pesar de las
huellas.
Con cuidado volvemos a la brecha y destrepamos el tramo
complicado, hacemos en descenso una larga travesía hacia el este por roca
inestable; y a toda trepada alcanzamos el collado de nuevo ahora en su parte
más elevada, sobre unos 25 metros más arriba que la vez anterior, y encontramos
una elegante cita.
Aquí sí. Estamos a 3225 metros y ya solamente queda una
subida de unos 100 metros por una loma-cresta pedregosa de granito de grandes
proporciones y carente de dificultades.
Glaciar de la Maladeta desde Salvaguadia. 26-8-08.
Son las nueve y media cuando alcanzamos la cima de la
Maladeta con sus 3308 metros de altitud. Hemos hecho la vía de los primeros
ascensionistas.
En la caja de mensajes no hay ninguno. Admiramos el
panorama tan alabado por Juan Buysé del que se nos destaca por una parte, al
sur surdeste, la Arista de los Portillones; al sudoeste la complicada arista
con los picos Cordier, Sayó y Mir, y al sur la arista hacia el Abadías, el
Collado Maldito y los picos Maldito, Astorg, Medio y Coronas, que son nuestro
delicado futuro inmediato. Detrás Oliveras y Aneto.
Una fotografía, un trago y un bocado y cinco minutos son
suficientes para continuar adelante.
En dirección sur nos vamos a toda cresta descendiendo
hasta el primer collado por piedra suelta, al que llega una huella de nieve en
su base este. No vemos a nadie, lo que nos extraña aunque puede ser que esté
metido en el rocoso corredor y nosotros no lo veamos desde aquí.
Continuamos adelante, Rosa un poco en la ladera oeste, yo
por la cresta, y luego juntos contorneamos por el oeste un potente diente tras
destrepar un inestable corredor y continuar con una larga travesía que nos
devuelve a la arista, por la que alcanzamos el Collado Sur del Pico Abadías.
En la Cima del Abadías con la Maladeta detrás.
Ascendiendo a toda cresta sobre lajas y pequeños
corredores alcanzamos la cima del Pico Abadías a 3279 metros de altitud cuando
son las diez y cuarto.
Hacemos una foto y pasamos por allí como unas motos: el
Collado Maldito está allí mismo pero la cresta tiene un mal aspecto.
Puedes ver la Continuación.
Puedes ver la Continuación.
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