Cima del Veleta.
Refugio de la Carihuela , Veleta,
Zacatín, Cerro de los Machos, Mulhacén, Siete Lagunas, Alcazaba y Lagunas de
las Calderetas.
28-08-2002.
Salida 08 h. Llegada 16 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa María Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de la Carihuela a las Calderetas procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
La noche resulta cómoda y agradable, parece que vamos mejorando y a
las siete y cuarto de la mañana, cuando ya penetra la luz por la ventana que
hemos dejado abierta a propósito, nos incorporamos al miércoles día 28.
Hay que recogerlo todo pues abandonamos el refugio hasta que pasemos
de vuelta y tenemos que desayunar. Sin prisas pero fácil y cómodamente hacemos
nuestras tareas y a las ocho, cuando ya ha llegado el sol a visitarnos,
escondemos la basura para la vuelta, nos despedimos de nuestro dicharachero
amigo y en dirección nor-nordeste iniciamos el ascenso de la suave y amplia
pedrera que es la cara oeste del Pico
Veleta.
Loma del Veleta.
Transitamos próximos a la arista sur balizada con postes metálicos.
Luego alcanzamos y atravesamos la carretera que todavía sigue asfaltada, en
suave ascenso, y cuando queremos entrar en calor divisamos las pintadas, los
mástiles y la construcción de la cima del Pico Veleta al que prácticamente
llega la carretera actualmente cerrada al tráfico.
Son las ocho y media y estamos solos a 3428 metros de altitud.
La mañana es espléndida pero tanto al norte como al sur el horizonte se nos
cierra de neblinas lejanas y horizontales que nos impiden ver tanto la llanura
de la Meseta
como el mar. A pesar de ello restos del viento que ayer tuvimos todo el día nos
siguen acompañando, la mañana es todavía de gorro como el día de ayer.
La cima está hecha una auténtica porquería que invita más a marcharse
que a quedarse contemplando el paisaje pero no es otra cosa más que una de las
consecuencias de la conquista de la montaña por la gente incontrolada, mal
educada y con nula conciencia de futuro.
Nos asomamos a la vertiente este con intención de proseguir nuestro
camino y nos llevamos una pequeña sorpresa: el pico que se suponíamos cortado
en su ladera norte lo está en su ladera este y se trata de unos paredones de
respeto que prácticamente impiden de madera medianamente cómoda el tránsito por
la arista este que es nuestro objetivo.
Desde la Cima del Veleta una parte del recorrido de la jornada anterior.
Alcanzar la pedrera inferior como alternativa a la arista requiere de
material de escalada, nosotros ni llevamos ni conocemos el terreno además de
que vamos cargados. Por tanto, decidimos ir descendiendo por la arista sur
hasta que el terreno nos permita bajar más cómodamente del pico.
Caminamos poco más de 200 metros en suave descenso asomándonos a
todos los corredores y resaltes que la
arista nos ofrece y enseguida localizamos una vía factible para nosotros.
Descendemos un corredor inclinado y fácil aunque muy descompuesto, para salir
enseguida del mismo antes de que se complique y hacer una pequeña travesía en
suave descenso en dirección norte y en busca de otro corredor lleno de basura,
que nos permite con cuidado bajar el primer tramo de pared. Luego, hacemos una
travesía horizontal sobre unas terrazas inclinadas y alcanzamos el tramo final
de descenso compuesto de una serie de pequeñas viras escalonadas que fácilmente
nos dejan en la pedrera bajo la pared.
Hemos debido perder toda altura ganada en el ascenso al pico y ahora,
a media ladera, buscando lo mejorcito para nuestros pies sobre pedrera
inestable vamos ganando altura bajo los paredones de la cara este del Veleta.
A una altura conveniente atravesamos en horizontal hasta alcanzar el
fondo de un recién iniciado corredor que baja de la arista este del Veleta y
ascendiendo bajo un contrafuerte nacido en la misma, por fuerte pendiente y a
través de un pedregal metamórfico de aceptables proporciones alcanzamos la
arista.
Veleta y Canpanario desde el Sudeste.
Al oeste, el contrafuerte desemboca en una afilada aguja algo
complicada para abordar desde el lugar en el que nos encontramos. Parece ser
que se trata del Pico Campanario que vamos a dejar pasar por esta vez, no nos
apetece meternos en esa arista con las mochilas que llevamos. Además, son las
nueve y media casi y mejor no menearlo.
Tomamos la dirección este y continuamos ascendiendo unos tramos mixtos
entre loma y arista que enseguida nos depositan en la cima de nuestro segundo
tresmil del día. Se trata del Pico Zacatín de 3307 metros de altitud.
Hacemos una foto de la arista hacia el Veleta, echamos un trago, contemplamos
el Corral del Veleta y poco después iniciamos un suave descenso hacia un amplio
collado que nos espera una cincuentena de metros más abajo.
Veleta desde el Cerro de los Machos.
A buen paso y sin solución de continuidad proseguimos en suave ascenso
al principio, de una ancha loma que poco a poco se levantará afilándose y por
la que continuamos fácilmente hasta alcanzar la cima del Cerro de los Machos
situado a 3327 metros
de altitud. Es el tercer tresmil del día que Rosa ha hecho delante de nosotros
y sin esperar a la foto para la posteridad se va cara sur abajo en busca de la
pista que transita algo más de 200 metros por debajo de nosotros.
Hacemos otra foto y nos tiramos como motos tras los pasos de nuestra
señora. Se puede bajar por cualquier parte ya que se trata de una pedrera
continua, bastante inestable pero no lo suficientemente descompuesta para
bajarla patinando. ¡Una pena!
Sobre las diez de la mañana alcanzamos la pista que baja hasta Capileira y enseguida llegamos
al Collado de Valdeinfierno a 3075 metros de altitud. Luego, siguiendo la
pista, pasamos una diminuta brecha practicada para el paso de la pista y
continuamos faldeando bajo los Crestones de Rioseco. Al sur está el circo en el
que supuestamente se asentaba el ya derruído Refugio Felix Méndez, sustituido
actualmente por el de Capileira, y las Lagunas de Rioseco.
De los Machos hacia Alcazaba y Mulhacén.
La pista que en ningún momento tiene trazado plano se comienza a
elevar para pasar a media ladera de Loma Pelada y retornar hacia el Circo de la Caldera , pero nosotros no
vamos a dar esa vuelta. A media altura la abandonamos para proseguir por una
“vereda” marcada sobre la pedrera y que en suave ascenso nos conduce
directamente al este hasta el Collado de Loma Pelada. Empieza a haber cierta
movida de personal sobre la pista conforme nos acercamos a Mulhacén.
Desde
el collado situado alrededor de los 3160 metros de altitud contemplamos al nordeste
el Pico de la Caldera
que dejaremos para la vuelta, así como la zona de los Crestones, debajo de nosotros y al este el Refugio de la Caldera y las Lagunas
Caldera y Caldereta; detrás se eleva la oscura mole del Mulhacén al violento
contraluz de la mañana y asomándose al norte del mimo los paredones de Siete
Lagunas y Alcazaba.
También se recorta sobre la pedrera del norte del circo nuestro camino
que desciende suavemente del collado, pasa bajo el contrafuerte sur del Pico de
la Caldera y
suavemente se aproxima al refugio.
Laguna de la Caldera y Mulhacén.
Se trata de un refugio gemelo del de Carihuela, situado a 3080 metros de altitud,
al que no llegaremos pues pasamos ligeramente al norte del mismo para irnos en
dirección este y en suave ascenso al encuentro del Collado del Ciervo o de
Mulhacén situado a 3128
metros de altitud.
Son las once menos cinco cuando nos detenemos a almorzar un poco y a contemplar
nuestro futuro para tomar decisiones.
Para llegar al Corredor de Siete Lagunas hay que perder bastante
altitud, lo que no supone problema. El problema está en que no vemos huella en
la pedrera del cono de deyección y sabemos que un camino va por allí. Podríamos
subir sin peso al Mulhacén y desandar el camino para pasar con el peso por la Laguna de Mulhacén o de la Mosca. La otra
alternativa consiste en hacer con la carga la vía normal a Mulhacén y bajar
luego a Siete Lagunas por donde se pueda ya que no conocemos camino que
transite la arista norte ni la este.
Quince minutos después con las mochilas al hombro ponemos en práctica
la segunda opción. En dirección sudeste nos incorporamos al transitado camino
que con frecuentes lazadas para dulcificar la pendiente transita la cara
sudoeste de Mulhacén próximo a la arista oeste.
Van a ser 353
metros de desnivel los que nos meterán un tanto en
cintura ya que el tramo intermedio resulta bastante erguido y las mochilas
pesan lo suyo; suerte que algunos incipientes retazos de nubosidad nos liberan
a ratos de los furores del sol.
En la Cima del Mulhacén.
De cualquier forma el tema no tiene demasiada consistencia, enseguida
se acuesta un poco la pared y nos deposita en medio de variadas construcciones
en absoluta ruina. Es la cima del Pico de Mulhacén con 3481 metros de altitud.
Se trata del techo de la
Península.
Son las doce menos diez y hemos subido en cuarenta minutos.
Aquí si que hay personal, ya se sabe. Además de un populoso vértice
geodésico sobre un templete para la
Virgen de las Nieves y algunos etcéteras más.
Contemplamos un paisaje bastante amplio y hacemos algunas fotos tanto
del tajo hecho como del que hemos de hacer. Identificamos la mayoría de los
picos ya que el día está claro y nos encontramos en el centro de la sierra y
echamos un trago con sed. Casi nunca sudamos pero la pérdida de líquidos es
ciertamente importante, motivada tanto por la sequedad del ambiente de altitud
que te seca la boca o por el viento que sin molestar funciona casi
continuamente, ayudado por el sol, por ese sol que hemos venido precisamente a
buscar, hartos de las nieblas del Pirineo.
Se nos va media hora en la cima entre unas cosas y otras, pero hemos
tenido tiempo para ojear nuestra vía de descenso. Yo me he asomado un poco y no
lo he visto mal, Juan que ha ido más abajo lo tiene claro.
A las doce y veinte abandonamos la cima y al personal que no vendrá
con nosotros y en dirección este iniciamos el tránsito de unos enormes bloques
antes de tomar un pequeño contrafuerte que nos deposita en medio de la pared
nordeste.
El contrafuerte se pone vertical y nos ofrece hacia el norte un importante corredor lleno
de basura al que hemos de acceder mediante un destrepe lateral que nos deposita
con cierto cuidado en la cabecera.
Hacia el Puntal de Siete Lagunas.
No proseguiremos para abajo puesto que más al norte aparece una
alternativa más interesante. Por tanto hacemos una travesía a nuestra izquierda
sobre unas terrazas algo inclinadas y llenas de materiales sueltos para
alcanzar otro corredor más corto que cuenta con materiales más firmes.
Con algún apoyo de manos que otro destrepamos un tramo de corredor de
una treintena de metros de altura con lo que accedemos con bastante facilidad a
la pedrera que ya de forma continua conduce a la cabecera del valle en la que
se asienta la Laguna
Altera , la más alta de las siete lagunas del circo.
No bajaremos hasta la laguna sino que desde el inicio de la pedrera
comenzamos un faldeo lo más cómodo posible al objeto de contornear al circo por
su lado norte perdiendo la mínima altura ya que todo lo que perdamos habremos
de recuperarlo de inmediato.
Pasamos por un pasillo existente entre dos potentes afloraciones
rocosas que emergen de la pedrera y en
ligero descenso transitamos bajo el Collado de Siete Lagunas.
El circo es mayor de lo que nos ha parecido en un principio y además
nos obliga a descender un poco más para pasar bajo unas placas rocosas lisas
que mueren bastante abajo y luego a pelear con unos crestones bastante
verticales que se sumergen en un auténtico caos de roca bajo los paredones del Siete
Lagunas, a una altitud de 3160
metros .
Salimos del caos en dirección norte hacia dos enormes viras que de
este a oeste cortan la pared sur del pico. Encontramos algunas huellas en la
pedrera y camino poco más arriba en la vira este que es la más importante. Por
ella ascenderemos a la parte superior de la arista sudeste hasta el rellano
antecima de los picos Alcazaba y Siete Lagunas.
Mulhacén desde Siete Lagunas.
Juan ha subido al Collado de Siete Lagunas para comprobar cómo está la
huella de bajada hacia la
Laguna de Mulhacén que será nuestro teórico camino de pasado
mañana y tras faldear por debajo de las placas lisas, se encarama en la arista
y ascenderá al pico por la arista sudoeste. Nosotros solamente tenemos que
llanear el rellano antecima y ascender por cualquier parte hasta la cima del
Pico de Siete Lagunas en el que se encuentra Juan esperándonos. Estamos a 3309 metros de altitud
cuando son las dos menos cuarto de la tarde.
Hacemos una foto hacia el
Mulhacén en la que se verá perfectamente nuestro descenso y también el descenso
por otro corredor más directo que conduce hasta el Collado de Siete Lagunas y
en dirección nordeste nos bajamos al collado de separación con el Alcazaba.
Alcanzado el collado paramos a comer ya que son las dos de la tarde y
suponemos bastante próximo el remate de nuestra jornada.
Veinte minutos después continuamos, en dirección nordeste, nuestro
camino en suave ascenso por una loma amplia que nos conduce sin dificultad
alguna a la cima del Pico de la
Alcazaba situado a 3366 metros de altitud
cuando son poco más de las dos y media de la tarde.
Bajar del pico va a resultar otra
historia. Sin pausa prácticamente nos vamos arista nordeste adelante pero de
inmediato se complican las cosas ya que las caras norte de Veleta, Mulhacén,
Siete Lagunas y Alcazaba son unos paredones de bastante respeto y algunas de sus aristas son francamente
complicadas y no guardan ninguna relación con la inmensa mayoría del resto del
entorno.
Hemos de abandonar la arista para
descender un poco entre pedreras, afloraciones rocosas de un espolón próximo a
la arista y pequeños corredores que nos depositan, de nuevo, en las
proximidades de la arista.
Bajo y a nuestra derecha una pedrera
bastante inclinada está cortada por un zócalo vertical al que nos asomamos con
cierta precaución. La visión es desoladora: a nuestros pies, su máxima potencia
rondará los 150 metros
de desnivel y su continuación a la derecha, al menos la parte que vemos sigue
teniendo alrededor de 100
metros muy verticales.
No queda otro remedio que atravesar
la pedrera en una suave diagonal en descenso para intentar visualizar el estado
del tramo de pared nordeste que desde aquí no vemos.
Alcanzamos una proa en medio de la
pared, la que nos ocultaba la visión y visto lo visto, no queda más remedio que
terminar la travesía de todas la pedrera, ahora en suave ascenso para pasar por
unos pasillos de un espolón rocoso que rompe la pedrera a ver si al otro lado
encontramos solución a nuestro problema.
La Sureste de la Alcazaba.
Hemos de ascender prácticamente
hasta la arista sudeste al encuentro de una cita que se perfila al cielo en la
parte superior de un pináculo rocoso. Desde allí podemos contemplar la pedrera
en su tramo más sudeste y comprobar que casi con certeza, una serie de
corredores y pedreras se comunican con la pedrera inferior.
Bajamos pedrera abajo, a toda
pastilla patinando algunos tramos hasta que alcanzada la parte inferior de la
abrupta pared buscaremos camino a través de un par de corredores llenos de
piedra suelta que nos colocan en la pedrera inferior.
Hemos de perder todavía casi 100 metros más, lo que
nos aproximará a un descenso ya cercano a los 400 metros y que en
dirección norte haremos a la vez que cruzamos el circo existente entre la Alcazaba y un
contrafuerte que en dirección sudeste, baja desde el Puntal del Goterón.
Todavía hemos de ascender una
cincuentena de metros para erguirnos sobre la parte superior del contrafuerte
intentando no subir demasiado en el mismo.
Lo hacemos buscando abrigos, nuestro
campamento está ya aquí y no hay refugio.
Desde la parte superior del
contrafuerte hemos de perder casi todo lo ganado en el último repecho como
procedimiento para alcanzar el circo lacustre situado al sur del Puntal del
Goterón, lugar de nuestro campamento. Son las cuatro de la tarde.
Croquis etapa 2.
Hemos liquidado un día en el que con
todo en las costillas hemos movido 1184 metros de ascenso y 1409 metros de descenso
para hacer otros 6 tresmiles empleando un tiempo prudencial aunque un tanto
superior al que imaginábamos al mediodía.
Son tres lagunas que recorremos
buscando el lugar más apropiado para montar nuestra tienda. Entre la alta y la
intermedia localizo un lugar de privilegio formado por tres enormes bloques
prismáticos de metro y medio de altura colocados casi a propósito de tal manera
que en unión a una pared hecha de piedras forman un cuadrado que ni pensado
para nuestra tienda. Y allí nos quedamos, no hay duda. Además, al lado hay un
abrigo entre dos enormes losas, que tiene cerradas las rendijas con piedras y
tascas y que solamente tiene abierto un pequeño agujero que se puede taponar
con un par de docenas de piedras que están allí mismo. Servirá para guardar las
cosas que no entren en la tienda a salvo de zorros, según nos han advertido.
El día ha sido estupendo, el viento
se ha ido calmando poco a poco, por el cielo ha ido pasando cierta nubosidad de
poco desarrollo y a partir del mediodía de forma más asidua. Ahora aquí en este
circo lacustre, entre el sol y la sombra, tenemos tiempo para casi todo,
incluso para pegarnos un baño en la laguna superior. En algún momento hasta
llegan a caer unas gotas
Estamos solos y así continuaremos.
Solamente recibiremos alguna visita de las cabras de Sierra Nevada de las que
dicen hay 17000 y de las que, a la llegada, hemos podido contemplar a un par de
machos con unas cornamentas más que respetabilísimas. Juan se entretendrá
contemplando una manada de paso que va buscando alguna surgencia. Yo he
localizado una en la laguna alta
Sobre las siete cenamos un tanto
abrigados, ya que la mole de la
Alcazaba nos oculta al sol.
Juan se sube hasta el Puntal del
Goterón para buscar cobertura y hablar con su casa. Hay tanto silencio en el
circo que desde la tienda escuchamos algún retazo de conversación que nos
acerca el viento y creemos que se trata de gente que habla con Juan. Luego nos
dirá que el tiempo es malo en Pirineos lo que confirmará el acierto de nuestra
decisión de venirnos al sur.
Son las nueve y media cuando nos
empiltramos definitivamente, viene una enorme noche que nos disponemos a pasar
bajo un manto de mil estrellas.
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