17 abr 2012

22-12. PUNTA FACERAS POR FOBARABACH. 17-4-2012.

Parte de la subida a Faceras desde el Bolatica.

Barranco de la Ulot en la Pista de la Ripera, Cara Este, Arista Norte,  Punta Fobarabach y Cara Nor-nordeste. Descenso al Collado del Verde, Collado de la Paúl y Pista de la Ripera.
17-04-2012.
Salida 09 h. Llegada 15 h.
Sol.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Faceras procedente de Prames. Vía en amarillo.

            Punta Faceras, que nosotros siempre la hemos conocido como Punta del Verde, es la cima aislada que domina el Ibón de Sabocos junto con Mandilar. Las demás cimas pertenecen a la Sierra de Tendeñera.

         Subimos hace ya muchos años a los Ibones de Sabocos y los Asnos con nuestro coche convencional utilizando la Pista de Hoz de Jaca, También subiríamos a Peña Sabocos por idéntica vía conociendo un poco el terreno e incluso, un buen día de finales del invierno, subimos al Verde desde el Ibón de Sabocos.

            Era  primeros de Enero de 2011 cuando nos dimos la vuelta desde mitad de la Este de Punta Fobarabach. Había una nevada impresionante y la nieve profunda nos obligó a darnos la vuelta bastante antes de alcanzar  la Arista Norte de Faceras.

            Hoy 17 de Abril de 2012 volvemos con la intención de hacer la dichosa arista norte, la Faja del Toro esperará para otra jornada.

Faceras desde el Gállego.

            A las nueve de la mañana hemos orillado el vitara junto a la portera del Barranco de la Ulot. Previamente hemos pedido la llave de la Pista de la Ripera en el Ayuntamiento de Panticosa y recorrido los 5 kilómetros de pista como tantas veces hemos hecho.


            Estamos a 1500 metros de altitud y buscamos pista adelante el camino que de vuelta a Panticosa se baja al puente que atraviesa el Ripera.

            Se trata de un amplio puente de hormigón, hermano gemelo del que está junto al vado de la pista un kilómetro más arriba y que nos deposita en una ladera de bosque mixto en la que destacan por encima de todo los pinos, los abedules y los bojes de gran tamaño, al este del resalte de calizas ocres que sumerge sus pies en el Bolatica.


            Subimos a través de los claros de praderío abrasado por las nieves del invierno y aunque hay un caminillo que localizamos un poco más arriba superamos el resalte sin complicaciones coincidiendo con el mismo en un extenso rellano de praderío acunado en la nordeste de Punta Fobarabach.


            En dirección sudoeste atravesamos el rellano para enfrentarnos a la ladera este que nos espera vestida de nieves tardías, su ya clásico traje de abril. Una nutrida manada de rebecos nos vigila a media ladera.

            Atravesando neverillos residuales ganamos altura dejando por debajo el Collado Bubalar, en medio de una mañana espléndidamente soleada y ya cálida a pesar de que ha helado cumplidamente esta noche.

            Hay una enorme piedra ya dentro del campo de nieve que hemos de atravesar que nos sirve de orientación: allí pondremos polainas y crampones.

            Con los piolets en la mano, estaremos sobre los 1750 metros de altitud, proseguimos en busca de la arista que inicialmente es una amplia y redondeada loma que asciende mediana y sostenidamente, cubierta con una capa de nieve no demasiado espesa pero sí en cambio, rugosa, consistente y cómoda de andar: un auténtico placer al cálido solecillo de la mañana.


            Abajo ha quedado el Bolatica y la Pista de la Ripera y sobre el este luce espléndidamente la Norte de Tendeñera con sus dos clásicos resaltes  de gratos y próximos recuerdos.


            Enseguida aparecen dos prominencias completamente nevadas. La más elevada es Punta Fobarabach y detrás como telón de fondo, perfectamente nevada también, se asoma Faceras. Y a la vez aparece un vientecillo que no siendo excesivamente molesto es frío.

            Ascendemos en dirección sur acunados por el delicioso crujido de la nieve bajo las puntas de los crampones a la vez que dejamos que nuestra vista vague de este a oeste y en las frecuentes paradas vuelva atrás para contemplar Ferreras, Catieras y Piniecho.

Punta Fobarabach.

            Con ritmo persistente alcanzamos la primera prominencia y desde allí  contemplamos el Casquete Somital de Fobarabach impecablemente vestido de blanco y adornado de paredes en su vertiente este.


            Pasamos un diminuto rellano y proseguimos el ascenso ligeramente
 al oeste de la arista para superar un resalte medianamente erguido y que se alarga un poco más de lo calculado aunque no sea demasiado.


            El resalte se arrellana finalmente y se alarga suavemente hasta la Cima de Punta Fobarabach situada a 2150 metros de altitud cuando son las diez y media de la mañana.

El Verde o Faceras desde Fobarabach.

La Sur de Fobarabach.

            La alargada y plana cima cae suavemente al sur y nosotros por ella nos llegamos hasta el resalte rocoso. Se puede destrepar pero no merece la pena, preferimos bajar un poco sobre la cara oeste y sorteando las afloraciones calizas alcanzar el collado de separación con la pala terminal de faceras. Habremos perdido alrededor de 40 metros.

            Podemos continuar por las inmediaciones de la Arista Norte que es pon donde hemos subido pero nos introducimos en la cara noroeste faldeando un resalte medianamente erguido.

Fobarabach y Escuellas.

             Enseguida atravesamos la cabecera de un precioso corredor, impecablemente nevado y conformado por la arista que hemos recorrido y la nor-noroeste del pico y nos vamos directamente al centro de la cara somital para ascenderla de frente preocupados únicamente de sortear alguna zona que sale de nieve costra.

Sabocos.

            Son las once menos diez cuando alcanzamos la alargada cima de Punta Faceras situada a 2288 metros de altitud.

Ibón de Sabocos.

                Recorriendo la alargada cima hasta su punto más alto disfrutamos de una espléndida vista de la Brecha de Sabocos que fotografiamos para el recuerdo. A nuestros pies el ibón del mismo nombre espectacularmente helado por mitades y Mandilar toda rechoncha, la Norte de toda la Sierra de Tendeñera que está de postal hasta Peñas Roya y Blanca, toda la Partacua asomándose Burrambalo, Tarmañones, Pacino, Foratata, Midí, Argualas, Garmo Negro de blanco y la Aguja de Pondiellos de negro, Piniecho, Catieras, Ferreras y la imponente Sur de las Escuellas. Como alguien diría, una vista de primera magnitud.

Tendeñera, Ripera y Forato.

            Echamos un bocado al sol de la mañana bebiendo paisaje con café con leche caliente y media hora después sin prisa vamos a continuar con la circular que queremos.


            De la cara nordeste del pico nace una arista que baja orientada al este. Entre esa arista que se viste con vertiginosos corredores y el resalte rocoso del pico en su vertiente sur hemos de bajar en busca del Collado del Verde. Por tanto se trata de faldear el resalte de la manera más cómoda posible y que es una media ladera vestida con una nieve pegajosa que hace unos zuecos espantosos incluso a mi chica que lleva antizuecos.

            Con paciencia franciscana y los cuidados pertinentes hacemos la travesía de la cara este hasta que girando bajo el resalte somital alcanzamos las inmediaciones de la Arista Sur que nos ha de conducir al Collado del Verde. Ha sido un ratito delicado a la vez que entretenido, más en mi caso con mis crampones de puntas enanas.


            El descenso hasta el Collado lo hacemos por la alomada arista vestida de nieve profunda a ratos pero sin complicación alguna. Ya en el Collado del Verde situado a 2088 metros de altitud giramos al este y sin otra preocupación que avanzar en suavísimo descenso,  atravesamos la cabecera de la Majada del Rincón del Verde.

Marmota de paseo.

            El rellano pastoril esta a reventar de nieve, no se ve una piedra por ninguna parte y su travesía nos regala algún que otro tramo de nieve profunda que negociamos bien en horizontal o en suave descenso.
Gruta del Forato de os Diaples.

            En el Collado de la Paúl iniciamos el descenso siguiendo el trazado de la pista solamente visible en los lugares que el viento barre y en los que se adivina el trazado: todo está blanco.

Cabaña del Verde.

            Descendemos en dirección este hasta alcanzar la Cabaña del Verde medio enterrada por la nieve. Antes nos deleitamos en contemplar la Cueva del Forato de los Diablos vestida de azul; es decir, desde el norte vemos el cielo sur aunque tengamos que esperar un poco ya que la nubosidad que ha ido creciendo pasa en dirección sudeste empujada por el cierzo.

            La Cabaña está impecable al igual que todas las del valle. Estos panticutos…

            A partir de aquí, la pista se enzarza en una serie de vueltas interminables que permitirán pasar el resalte pero nosotros nos vamos un poco de frente y por libre a sorprender a una auténtica legión de marmotas que acaban de estrenar la primavera.

        Bajamos hacia el nordeste, nos liamos un poco con el barranquillo que baja del Verde y terminamos alcanzando la pista cuando se limpia de nieve.

Hacia la Cabaña Cantal.

            Quitamos crampones y polainas contemplando la Cascada de Tendeñera y seguidamente pista suavemente para abajo nos acercamos hasta la Cabaña del Cantal. Es la una y media y nos quedamos a comer. Ya hacía días que no nos comíamos nuestra sacrosanta lata de sardinas.

Tusilago en flor.

            La Cabaña está limpia, cerrada y fría; por tanto, sacamos una silla al sol y nos sentamos a comer tranquilamente mientras planeamos futuras marchas de reconocimiento por la zona que debe guardar celosos secretos dispuestos a ser descubiertos.

El merengue de Fobarabach desde el Bolatica.

            Media hora más tarde   seguimos pista abajo en dirección oeste, pasamos frente a la ladera desde la que nos diéramos la vuelta en su día, cruzamos el Puente del Vado pues el Bolatica baja algo crecido y pista adelante nos llegamos enseguida a la Cabaña la Ripera.

            Una foto hacia atrás y diez minutos más tarde estamos en el coche cerrando el bucle en el Barranco de la Ulot que es donde lo hemos abierto esta mañana. Son las dos y media de la tarde y nos hemos metido 825 metros de desnivel para una circular que ha resultado deliciosa.

            Bajamos la pista, devolvemos la llave en el ayuntamiento que está a punto de cerrar y continuamos carretera para casa, por hoy ya vale y otro día más.      

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