Aneto desde el Portillón Superior.
Aparcamiento de la Besurta, Refugio de
la Renclusa, Portillón Superior y Paso de Mahoma. Descenso por el Ibón del
Salterillo y Aiguallut.
03/07/2016.
Salida 06 h. Llegada 16 h.
Sol.
Fácil.
Raúl Villacampa, Clara Abadías, Juan
Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Aneto procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Al
Aneto hemos subido solos y por diferentes vías, nos quedan todavía, y
acompañando a amigos montañeros
ocasionales, con crampones, con esquís, en el siglo pasado y en el presente…
quién nos lo iba a decir aquel 15 de Agosto del 81.
El
pasado año estuvimos dos veces y hoy 3
de Julio de 2016 volvemos, Raúl le tiene ganas y esperamos que Clara lo
disfrute a pesar de todo.
Se
nos pasan, por diversas circunstancias, un par de findes pero no vamos a comer el error del año pasado
consistente en hacerlo casi a mediados de agosto y con el infierno de un
pedregal granítico sin camino en un glaciar prácticamente extinto.
Nos
levantamos de las tiendas a las cinco menos cuarto pues estamos acampados en el
Aparcamiento del Plan de Hospital y a las cinco y media tomamos el segundo
autobús pues funcionan desde anteayer.
Desde la Besurta.
Son
las seis de la mañana cuando salimos de la Besurta, amanece a 1900 metros de
altitud.
El
transitado camino que parte del aparcamiento está balizado para la Trail Luchón –Benasque, algo he oído
al respecto, y en dirección sur se
marcha en busca del desvío hacia la Renclusa tras dejar el Camino de Aiguallut.
Al
fresco de una mañana cálida subimos tranquilamente hasta el Refugio de la
Renclusa situado a 2140 metros de altitud.
Cogemos
agua en la fuente y nos introducimos en la Pared de la Maladeta vestida de
riguroso e incómodo pedregal granítico. Llevamos gente por delante como no podía ser de otra manera.
Los
caminillos pobremente establecidos en la pedrera prosiguen para arriba en
dirección sur orientados por la Cresta
de la Maladeta y contenidos por la Cresta de los Portillones al este y el
Barranco de la Maladeta al oeste.
Hacia el Portillón Superior.
Hay
que dejar que el camino discurra a nuestros pies de manera relajada, que los
Ibones de Paderna se asomen a nuestros ojos cuando se quedan más abajo, que nos
igualemos al Portillón Inferior rebasado el Pico de la Renclusa y alcanzar los
neveros inferiores del Glaciar de la Maladeta.
Hay
una serie de corredores próximos a la Cresta de los Portillones que al estar
durante las primeras horas de la mañana a salvo del sol guardan nieve y los
utilizaremos para progresar con comodidad
a salvo del granito. Nos permitirán ganar por encima de los 200 metros
de desnivel en tres resaltes sucesivos hasta alcanzar el cruce de caminos de
Maladeta y Aneto, dejar el glaciar que se encumbra pared arriba muy lleno de
nieve hasta la base de las Paredes de la Maladeta e iniciar el faldeo hacia el
este en busca del Portillón Superior.
Hay
una huella muy firme de crampones que llevamos por delante y que nos permite
subir con comodidad para alcanzar el Portillón Superior situado sobre los 2900
metros de altitud y contemplar el Aneto desde allí y todo el glaciar que hemos
de atravesar hoy muy cubierto de nieve.
Dejando atrás el Portillón Superior
Hemos
pasado gente, no mucha, y por delante
llevaremos alrededor de 40 montañeros, lo que nos parece poco para las fechas
siendo que el refugio estaba completo. No nos molesta el personal pero así
mejor pensando en el Paso de Mahoma.
Nos
echamos para abajo después de las consabidas fotos y en el límite de la nieve
nos paramos a comer unos frutos secos, echar un trago y poner crampones que
creo no serán necesarios pero…
Avanzando hacia el Collado de Coronas.
Son
las ocho y media pasadas cuando entramos al Glaciar del Aneto siguiendo una
transitada huella que ha de atravesar la mayor parte del Glaciar en suave y
persistente ascenso en busca del Collado de Coronas al oeste del Aneto que nos
orienta convenientemente.
La
huella, cómoda de seguir, salva algunas incipientes afloraciones de granito,
transita bajo la Cresta del Medio y sucesivamente bajo los Picos de Coronas
para aproximarse a las inmediaciones del collado del mismo nombre situado a
3200 metros de altitud.
Ibón Helado y Collado de Coronas.
Se
nos lleva casi una hora alcanzar el borde de la depresión en la que se aloja el
Ibón Helado de Coronas que todavía no tiene agua.
Unos
por la huella inferior que rodea un poco más y otros por la que transita bajo
la Pared de Punta Oliveras, nos vamos para arriba. Tras la confluencia de
huellas charlamos un poco con el forero
Miklo que reconoce a Juan que va delante y que ya va para abajo, mientras que
nosotros proseguiremos para arriba en busca del estrangulamiento, muy relleno
de nieve, que nos permite acceder al casquete somital.
En el Casquete Somital de Aneto.
Un
pequeño esfuerzo más nos permite superar el último tramo de pared y nos
deposita en la Cola del Paso de Mahoma, un pequeño rellano limpio de nieve situado en las inmediaciones de la cima.
Quitamos
crampones, Raúl ya se los ha tenido que quitar más abajo pues se le soltaban
con sus botas tan blandas y hacemos cola. Nos hay demasiada gente pero
estaremos una treintena aproximadamente.
Haciendo cola en el Paso de Mahoma.
Tenemos
un incipiente rifirrafe con una “guide” que pretende ejercer el farde con sus
clientes, la mandamos a freír espárragos y pasamos tranquilamente para alcanzar
la Cima del Aneto situada a 3404 metros de altitud tras el Paso de Mahoma que
es un trozo de arista de una treintena de metros con presas excelentes y con
patio a ambos lados en torno al que se ha creado una tremenda leyenda para los
que no lo conocen y que a Clara y a Raúl no les parece acorde con la realidad;
pero claro, al Aneto quieren ir hasta los ratones colorados en busca de su
pedacito de gloria.
Cima de Aneto.
Son
las once menos cuarto y en la cima del Aneto hacemos las consabidas y clásicas
fotos y nos bajamos unos metros hacia la Espalda para comer tranquilamente
fuera del cirio de la cruz.
Cojin de silene acaulis en la Vertiente Este del Paso de Mahoma.
Tres
cuartos de hora después volvemos al paso hacemos otra breve cola ya que el
personal no se suele atrever a cruzarse en el paso y lo desandamos para
recupera el material que hemos dejado allí. Guardamos los crampones en las
mochilas e iniciamos el descenso.
Collado de Coronas desde Punta Oliveras.
Me
adelantaré unos metros y me alargaré hasta Punta Oliveras-Arenas situado a 3302
metros de altitud y para el que solamente hay que abandonar la huella de
descenso y faldear horizontalmente unos metros por la nieve que en un pis-pas
te depositan en la rocosa cima.
Aneto desde Oliveras.
Luego
reunidos en la huella y en las inmediaciones del Collado de Coronas la
abandonamos para marchar glaciar abajo y atravesarlo en dirección norte en busca del Ibón del Salterillo.
Cruzando el Glaciar de Aneto hacia el Salterillo.
Se
trata de un recorrido utilizado con bastante frecuencia en el descenso del
Aneto que permite un recorrido circular más atrayente que el convencional pues
además gratifica con la visita a Aiguallut y sus encantos indiscutibles.
Allá arriba queda el Aneto.
La
nieve se alarga aproximadamente hasta el nivel que la hemos encontrado en el
ascenso y nos permite un descenso cómodo. Al final de la misma caminamos los
neveros cuanto podemos y con cuidado con las trampas de nieve para alcanzar el
camino que se dibuja leve y vuelta a vuelta en la morrena y que nos permite
descender el resalte que nos ha de depositar en el rellano lacustre donde se
aloja el casi colmatado Ibón del Salterillo situado a 2470 metros de altitud.
Ibón del Salterillo y Tucas de Bargas.
Por
no dar la vuelta al ibón tendremos algún problemilla para cruzar las ramas del
barranco en la parte este del rellano y tras conseguirlo nos sentamos a comer
en el recién nacido barranco que se ahonda tributario de Barrancs.
Aneto desde el Salterillo.
Ya
por el praderío, el camino prosigue al norte descendiendo y faldeando por el
este el final de la Cresta de los Portillones que se remata con el Pico de la
Renclusa. Se trata de un descenso, siempre por camino lleno de hitos, que pierde
bastante altura progresivamente en busca del Rellano de Aiguallut.
Ibón Pequeño del Salterillo.
Se
hace un pelín largo el descenso pero a cambio nos regala con una interesante
colecciones de flores de las que
fotografiamos algunas de ellas.
Detalle de la búgula con flores en Aiguallut.
En
el Desvío a la Renclusa proseguimos para abajo por serpenteante camino entre
rododendros medio en flor y alcanzamos el Rellano de Aiguallut en las
inmediaciones de la cascada, donde encontramos un poste indicador con
referencias al Refugio de Llauset que fue inaugurado ayer.
A remojo en Aiguallut.
Ya
hemos decidido no alargarnos para cruzar el barranco por el puente por lo que
en la orilla nos descalzamos y cruzamos con los pantalones remangados. El agua
baja fresquilla pero sin más.
Cascada de Aiguallut y Aneto.
Luego,
por la orilla derecha del barranco contemplaremos sucesivamente la espléndida
Cascada de Aiguallut con su testigo fiel, el Aneto y el sumidero del Forau de
Aiguallut por el que las aguas cambian de valle.
Fotos
y paradas para la contemplación para luego atravesar el Rellano de Aiguallut
mientras vemos el paso de alguno de los participantes de la trail camino de
Benasque. Han empezado a las 5 de la mañana en Luchón y, al menos estos, van a
terminar tardísimo.
Preciosas flores de talictrum en Aiguallut.
Volvemos
por el camino alto, Pasamos junto a la Cabaña de Aiguallut y cerramos el bucle
abierto a la mañana en el Desvío a la Renclusa.
A
la entrada del Aparcamiento de la Besurta hay un avituallamiento y un puesto de
la Cruz Roja cerrado. En las inmediaciones del Salterillo había un montañero
francés accidentado pero ni ellos ni nosotros teníamos cobertura para el 112
por lo que uno de los franceses ha marchado para abajo y un buen rato después
hemos visto pasar el helicóptero. Les habríamos avisado pero por no liarla con
los del avituallamiento y habiendo pasado el helicóptero pues lo hemos dejado
correr.
Son
las cuatro de la tarde cuando llegamos a la Besurta. Un cuarto de hora después
llegará el autobús, entraremos todos los viajeros sin problema y a las cinco
menos cuarto estamos en el coche. Nos aligeramos de ropa y calzado, sacamos la
mesa y nos ponemos a comer los abundantes restos de la cena de la noche
anterior. Los 1500 metros de desnivel de la jornada los hemos ahogado con una
cerveza calentorra que hemos tomado mientras esperábamos al autobús.
Hemos
sacado las tiendas a secar al sol y luego tras plegarlas y meterlo todo en el
coche nos vamos de vuelta. Los socios me amenizarán el viaje entre Podemos y el
Pepe: me cago en la leche con la jodida política y los políticos que son la
auténtica lacra en este país aunque no sea por casualidad. A las siete y media
cada mochuelo a su olivo.
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