San Nicolás de Bujaruelo, Cerrojo y Cabaña
de Otal, GR. al Collado de Tendeñera, Cara Norte y Arista Este. Descenso por la
Arista Este, Montaña de Año y Ladera Norte de Otal a Cabaña de Otal.
27-07-2021.
Salida 07:30 h. Llegada16 h.
Mixto.
Fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
En
Tendeñera nos estrenamos con una invernal en el año 85 desde Panticosa, eso era
anteayer. Luego vendrían otras
ascensiones por el sur tanto desde el Puerto de Yésero como desde el de Linás
de Broto e incluso repetiríamos desde Panticosa pero nunca lo habíamos hecho
desde san Nicolás de Bujaruelo y ya tocaba.
Es
27 de Julio de 2021. Han anunciado posibilidad de tormentas vespertinas y
madrugamos de tal forma que son las siete y media cuando llegamos a San Nicolás
de Bujaruelo tras adelantar en la pista a un rebaño de vacas que suben a
puerto, una vez más pues parece que estamos gafados con el asunto.
La
mañana tiene algo de nubosidad dispersa pero está espléndida para caminar por
lo que inmediatamente tomamos la pista cerrada al tráfico rodado que conduce al
Valle de Otal y al Vado de Ordiso. Estamos a 1330 metros de altitud y el
personal marcha hacia el Puerto de Bujaruelo.
Enseguida
abandonamos la pista a nuestra izquierda por un camino ancho de vacas sin
indicación alguna, que es más un pedregal por el que baja una escorrentía. Se
trata del Camino de Otal que poco después cruzará la pista transitando entre
retazos de praderío.
Se
cruzará varias veces más con la pista de camino al Cerrojo de Otal al que
llegaremos en tres cuartos de hora. El Valle de Otal está espléndido como
siempre pero hoy no va a ser día para la fotografía pues hay mucha nubosidad
dispersa que pinta de sombras y luces el paisaje.
Queremos
abreviar y por ello en lugar de atajar por el irregular praderío hacia la
Cabaña de Otal lo haremos por la pista zapatilleando a gusto al oeste aunque
demos un poco de vuelta. Son las ocho y media pasadas de la mañana cuando
pasamos por la Trasera de la Cabaña de Otal situada a 1630 metros de altitud iniciando
un camino de fondo de valle en el que más adelante le aparecerán viejas balizas
rojiblancas. Al oeste se ha dibujado perfectamente el Collado de Tendeñera que
vamos buscando.
El
camino transita las inmediaciones del Rio de Otal hasta que superado el primer
resalte del valle, se aleja del mismo hacia el norte por una ladera de praderío
medianamente inclinada bajo el Valle Colgado de Ordiso.
El
praderío muy crecido y el camino poco transitado se alían para que perdamos el
camino algo más arriba del pluviómetro y no nos molestaremos demasiado en
recuperarlo, haremos una travesía ascendente al noroeste en busca del Vallecillo de Ordiso que remataremos con un corredor algo
erguido pero fácil que nos sitúa sobre los 2200 metros de altitud en la grada
que íbamos buscando.
Continuamos
llaneando al oeste, pasamos sobre el inicio de la cascada por la que salta el
barranco y nos situamos bajo el Collado de Tendeñera al que accederemos tras recuperar las balizas
rojiblancas que se habían ido a dar una vuelta por el este.
Un
resalte final suave nos coloca en el Collado de Tendeñera situado a 2350 metros
de altitud. Son las diez de la mañana cuando tras echar una visual al
oeste sobre un valle que se ahonda al
oeste en busca de la Ripera, viramos al sur para tras visualizar la Cima de
Tendeñera, algo distante, iniciar el tránsito del Lapiaz Norte de Tendeñera.
El
Perfil de Tendeñera desde el oeste es clásico e inconfundible articulándose en
un par de combas, “olas” sucesivas, una buena parte del año vestidas de blanco;
ahora la parte inferior de la primera onda es un irregular lapiaz calizo con
sus tediosos subes y bajas que hay que atravesar en suave ascenso guiados por
un a multitud de hitos.
Encontramos
neveros residuales y antes de que se yerga la ladera nos sentamos a echar un
bocado sobre los 2500 metros de altitud.
Un
cuarto de hora después, la mañana está aquí frescucha por el asedio de nieblas
dispersas y nubes que cubren el sol,
continuamos el ascenso en busca de una descompuesta pared en la que
finaliza la onda inferior. El resalte está bastante erguido, subiremos alrededor
de 150 metros, pero se suben bien un poco por cualquier parte.
Recordando
un día de hielo en este paretazo que nos puso a pruebas, alcanzamos el rellano
bajo el casquete somital vestido con un nevero residual y con praderío fino
comido por las ovejas que veremos luego bajo la Norte de Otal.
El
ascenso de la segunda onda u ola tiene la ventaja de que ya es la última y se
va elevando paulatinamente al sur mientras que aparece por nuestra izquierda la arista este del pico.
Cruzamos
el praderío y ascendemos por un cordón herboso que va directo a la cima y por el que se desarrolla un caminillo que
proseguirá luego pedrera arriba vestido de hitos.
Son
150 metros de ascenso que terminaremos por la arista con terreno más estable y
donde podemos repartir esfuerzos con los brazos. La cima no está donde parece
pues ganada la altura se alarga bastante llana hacia el oeste hasta alcanzar el
Hito Cimero de Tendeñera situado a 2845 metros de altitud. Son las once y media
y hemos subido en cuatro horas con parada de almuerzo, lo que habíamos
estimado.
Es
una pena de día pues las vistas son poco afortunadas por falta de nitidez. Al
este Otal, al sur los contrafuertes de Comas y Mondiniero, Suaso, Fañanizas y
Navariecho-Toronzué; al oeste el resto de la Sierra de Tendeñera con Sabocos
visible y la peña del Verde que buscamos y al norte Escuellas, Catieras, Baldairán
y la Sierra Ferrera escudada en
Chornaleras y Mallaruego. El nordeste se adivina más que ve.
Diez
minutos después iniciamos descenso del casquete somital y antes de iniciar el
descenso de la segunda ola tomamos la arista al este que pasando por La Pasata
de Tendeñera marcha a Otal.
La
arista está llena de caminos de ovejas y tiene un tránsito muy cómodo,
suavemente descendente. En nuestro horizonte está la Montaña de Año esbelta, modesta y visible tanto desde arriba
como desde abajo y detrás las paredes de Otal y Royo. Un descenso cómodo nos
lleva a un pequeño collado al sur del Casquete Somital de la Montaña de Año.
Estamos
a 2450 metros de altitud y especulamos sobre si continuar descenso por el norte
o por el sur de este farallón, pero antes, decidimos dejar las mochilas y subir
a la cima que no hemos visitado nunca.
Se trata de una
ladera herbosa y amable orientada al norte que cuenta con un hombro intermedio
que subimos cómodamente sin las mochilas a pesar de los metros que llevamos en
las piernas. Es la una menos cuarto cuando alcanzamos la Cima de la Montaña de
Año situada a 2514 metros de altitud y desde la que se contempla una espléndida
imagen de la Artesa de Otal, del Valle de Bujaruelo y de la Norte del Pico
Otal.
En poco más de
cinco minutos recuperamos las mochilas y proseguimos descenso con la intención de alcanzar las campas por
donde transita la subida al Collado Royo o de Otal sorteando las Paredes de
fondo de valle que defienden la Norte del Pico Otal y que conocemos.
Hay un par de
hitos que parecen iniciar el descenso de la ladera hacia el fondo del valle,
estaremos sobre los 2250 metros de altitud pero pasamos de largo en suave
descenso al este hasta que cuando nos planteamos el descenso en serio estamos
ya en medio de las paredes.
Juan quiere buscar
camino de descenso pero yo lo tengo claro: nos damos la vuelta y ascendiendo
suavemente al oeste buscamos el descenso que conocemos fuera de los paredones.
Nos tocará un rato de travesía por inclinado praderío pero localizamos algún
hito y una baliza roja y perseverando un poco más, deshaciendo lo que no
tendríamos que haber hecho, alcanzamos la línea de hitos que nos bajará al
rellano de Otal y que ya utilizamos cuando subimos al Pico Royo.
Juan vuelve
después y reunidos, sobre los 1950
metros de altitud nos sentamos en unas piedras a comer. Son las dos y cuarto.
Media hora después
continuamos descenso por un praderío que se va arrellanando paulatinamente,
lleno de piedras y cardos de todas las especies imaginables, para acercarnos a
la Cabaña de Otal donde descansa el personal que ha salido a darse un garbeo y
que si no apura igual se remoja, pues por el oeste la tormenta se asoma.
Una hora después
repitiendo camino de subida estamos en San Nicolas de Bujaruelo. Son las cuatro
de la tarde y terminamos un recorrido que desconocíamos al menos en su mitad y
en el que nos hemos metido 1650 metros de desnivel. El día ha estado estupendo.
Luego, tragando polvo en una pista con mucho tráfico pues San Nicolás está lleno de gente nos llegamos al Puente de los Navarros y sin más a casa y otro día más.
Hola Mariano.
ResponderEliminarSubí en su día desde Bujaruelo (un poco antes del camping) a la Peña Otal, una circular corta pero bastante tiesa y se me quitaron las ganas de subir al Tendeñera, ya sea desde Bujaruelo o Linas, por la kilometrada que ello conlleva, aunque bien es cierto, que buena parte de la ascensión, es bastante rápida y desde Bujaruelo, con unas vistas fantásticas.
La montaña de Año, si que es cierto que se ve en todo momento desde el valle, pero si te soy sincero, no tenía ni idea de su nombre. El pico Royo, me quede con las ganas de subir el día de la Peña Otal, no sabía que había acceso desde el valle de Otal (aquello se veía muy vertical desde el collado), igual me animo un día.
Un saludo
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarCorta pero tiesa tiesa.
Los dos accesos más cortos a Tendeñera, que siempre está lejos, son: o bien subiendo la pista de la Ripera con coche hasta el Refugio del Cantal, llave en el Ayto. Panticossa o Subir por la Pista del Sorrosal hasta la zona de los refugios, llave en el pueblo pero complicada de conseguir. Todo lo demás es más largo.
El acceso por el sur al Pico Royo desde el Collado de Otal es un plis plas; llegar al Collado de Otal por el norte exige una larga vuelta para rodear las paredes que están frente a la Cabaña de Otal, ganada la altura suficiente se pasa llaneando bajo la Norte de Otal y el acceso al Collado de Otal está mucho más tumbado de lo que aparenta. Si antes de iniciar el tránsito bajo la Norte de Otal marchas hacia Tendeñera es un tramo muy fácil y cómodo que te deja en el Casquete Somital Este de del pico, que se sube muy bien por la arista.
Para esas calcetinadas que casi no nos entran en el cerebro tengo una táctica: madrugo más de lo habitual y cuando ese compañero que llevo dentro se quiere enterar, ya me he chupado ese extra que lo hacía inasequible.
¡Que vaya bueno!