Cabaña del Cantal, Pista de la Ripera,
Barranco de Tendeñera, Collado de Tendeñera y Cara Nordeste.
07-12-2011.
Salida 09 h. Llegada16 h.
Sol.
Bastante fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Tendeñera procedente de Prames. Vía en amarillo.
Llevábamos
algún tiempo en que queríamos acercarnos a la Ripera y podríamos pedir la llave
de la pista en Panticosa aprovechando un día de mitad de semana. La poca nieve
que cayó se ha marchado prácticamente en las caras sur y en las norte está
bastante alta, así que hoy 7 de Diciembre de 2011, no creemos que tengamos
problemas con la pista que se suele poner con mucho hielo en las rampas fuertes
del principio.
Cogemos
la llave en Panticosa y nos subimos la pista que está impecable hasta alcanzar
el Barranco de la Ulot. Luego proseguimos para arriba al encuentro del Vado del
barranco Ripera con la idea de quedarnos allí en el caso de que estuviera en
malas condiciones.
No
será así por lo que proseguimos pista adelante hasta alcanzar la Cabaña del
Cantal a 1600 metros de altitud y aparcamos junto a la misma. Todavía se puede
proseguir pista arriba pero… el tedioso tajo de la pista está liquidado.
Son
las nueve de la mañana cuando nos ponemos en camino, pista adelante y en
dirección sudeste. La pista, en suave ascenso irá, tras un cambio de dirección
importante, hacia el Collado del Verde pero nosotros la abandonamos antes para
cruzar el Ripera y atajar en dirección nordeste y en fuerte ascenso, al
encuentro del GR. que se ha ido a dar un poco de
vuelta ligeramente al sur.
La Norte del Forato.
Con
el camino nos introducimos, ya por
encima de la cascada, en el Valle Suspendido
de Tendeñera. El camino gira al este y cruza el cauce del barranco para pasar a
la orilla derecha a la entrada del Rellano de la Majada de Tendeñera, en el que
se asienta la caseta sobre los 1950 metros de altitud.
Desde
aquí se contempla la delicada línea de la Arista Nordeste de Tendeñera: dos
amplísimas y sucesivas ondas crecientes que arrancando del Collado de Tendeñera
se encumbran en la cima del pico. Hoy, a pesar de la carencia de nieve, se
perfila vestida con su blanco invernal característico, y es que la Norte de la
Sierra de Tendeñera es una de las zonas de mayor innivación de estos
alrededores. Poca tiene que haber para que no esté blanco todo el invierno de
cabo a rabo.
El
camino transita por los praderíos de la ladera derecha del valle al encuentro
de la nieve, en suave ascenso, cuando recorremos con la vista el último
descenso que realizáramos a través del rellano intermedio. Poco después
alcanzamos los primeros retazos de nieve.
Vertiente Oeste del Collado de Tendeñera.
Son
las once menos cuarto cuando nos ponemos las polainas, los crampones y sacamos
los piolets, la nieve es continua y está demasiado dura para subir con la bota
limpia de manera cómoda. Estamos a 2200 metros de altitud.
Se nos han enfriado las manos cuando abandonamos la ladera y nos llegamos al fondo del corredor para progresar más cómodamente por allí para arriba. Se trata de un tubo suavemente inclinado, perfectamente nevado y de alrededor de 150 metros de desnivel que subimos al encuentro de la luz que nos espera en el collado.
A
las once y cuarto alcanzamos el Collado de Tendeñera situado a 2339 metros de
altitud y a nuestros ojos aparece todo un amplísimo horizonte este que se
inicia con el Valle Colgado de Ordiso y el Valle de Otal completamente limpios
de nieve. Por arriba de telonero está todo Ordesa vestido de oscuro con una
capa de plata sobre los hombros.
Chornaleras.
Tendeñera
es un dosmil alto y de fuste. Nadie que lo suba queda indiferente. Nosotros
hemos estado en repetidas ocasiones y tiene para nosotros muchas connotaciones,
entre ellas el honor de ser nuestro bautismo en ascensiones invernales.
Qué
lejos queda aquel Diciembre del 85… Estrenábamos nuestros crampones, yo todavía
los llevo y fue un día 15 y al igual que hoy no fue una invernal académica pero
la nieve no nos dejo pasar con el coche ni siquiera un par de kilómetros de
pista. Empezamos a caminar a las seis y hacíamos cima a la una… Aquellos
recuerdos nos siguen cosquilleando en el corazón y pintando una sonrisa
indescriptible en la cara.
Desde el Collado de Tendeñera.
Los
500 metros de nieve que nos quedan por delante se inician con un indeciso camino
a partir del collado que va a atravesar pequeñas depresiones tras superar un
suave resalte. La nieve venteada está algo costra y cede con demasiada
frecuencia sobre todo cuando atravesamos acumulaciones de viento. Puede ser una
jornada durilla.
En
el inicio de la nieve hemos localizado unas huellas de subida que nos han
alegrado pero poco antes de ponernos los crampones ya se ha dado la vuelta.
Ahora seguimos hitos medio envueltos por la nieve y localizamos una huella
viejísima que más adelante volverá a aparecer pero será inservible. Así que nos
vamos a tener que currar toda la huella.
Ganamos
altura despacio mientras de cuando en cuando somos zarandeados por rachas de
viento no demasiado frío.
Estaremos
sobre los 2550 metros cuando nos detenemos en una pequeña depresión a echar un
bocado a la vez que estudiamos nuestro futuro: estamos bajo el muro intermedio.
Son las once y cuarto.
Subido
el pequeño dorso en el que la nieve ha mejorado un poco nos vamos pared arriba
haciendo algunos pequeños quiebros en busca de continuaciones lo más clementes
posible. Ascendemos un poco hacia el oeste saliéndonos del corredor sombrío que
sube directo hasta arriba.
Estamos a media pared, la nieve se ha puesto muy dura y alternamos tramos con una capa de nieve polvo que no está demasiado anclada a la dura. Hemos salido al sol y más transformada está dura.
Cada
huella en el tramo erguido de nieve dura me cuesta no menos de 4 punterazos y
es un descanso cuando pillas algún punto no tan duro.
Ya
muy arriba sorteamos unas rocas puesto que a su alrededor es hielo puro lo que
hay y superando un estrecho y corto corredor que tendrá por encima de los 45º
salimos del muro.
Tendeñera siempre espectacular.
Estamos
sobre los 2650 metros de altitud y ante nosotros se extiende un pequeño rellano
del que nace el casquete somital del pico soberbiamente recortado en el azul
del cielo.
Comas y Mondiniero.
La
pala está menos inclinada que el muraco de abajo y nos sabe a gloria. Cuando
queremos darnos cuenta estamos en la arista que se yergue y se afila hacia el suroeste.
La
arista no tiene cornisas lo que nos permite ascender con seguridad al filo de
los brutales paredones que se despeñan hacia el cálido sur. Al norte la pared
se pone de pié paulatinamente y enseguida caminamos en medio del vacío.
Solamente algunas esporádicas rachas de viento nos hacen fruncir el ceño, el último tramo horizontal está delicadillo pero es la una del mediodía cuando alcanzamos la Cima de Tendeñera a 2847 metros de altitud, a “nuestra hora”.
Hacemos
algunas fotos y recordamos, sobre todo recordamos pues somos más pasado que
futuro: es la vida.
Ripera,
Forato, Las Peñas, Sabocos… Otal, Fenez, Comas, Mondiniero… Montañesa, Oroel,
Guara, Cotiella y Ordesa. También Panticosa y Vignemal. Diez minutos más tarde nos
volvemos arista para abajo y nuestra vista se
marcha hasta la Pasata Tendeñera: tenemos que subir por el Sorrosal.
Bajamos
un poco más por la arista para seguidamente introducirnos en la pala somital y
descenderla entre dudas de si recorrer la cabecera del muro hacia el este para
bajar por allí menos metros o aprovechar nuestras huellas en el muro.
Al
final tomamos nuestras propias huellas y nos vamos para debajo de espaldas al
valle.
Voy
haciendo alguna huella más con mayor facilidad que a la subida pues desde
arriba los crampones cortan mucho mejor la nieve y bajamos. Mi chica un poco
tensa al principio pues no le gusta bajar de espaldas al valle yo en la gloria:
me bajaría así hasta los infiernos.
Valle de Otal.
Salidos
del muro que se queda al contraluz nos vamos tranquilamente para abajo
aproximadamente por donde hemos subido. Los tramos duros se bajan muy bien y
los de nieve profunda o costra mejor que a la subida.
Otal emergente.
Cerca
del Collado de Tendeñera nos metemos en un pozo de nieve y al abrigo del viento
y de cara al sol nos sentamos a comer son las dos y cuarto.
Media
hora más tarde nos llegamos hasta el collado y tomamos el Tubo Oeste a paso de
maniobra. El viento nos refresca las manos pero enseguida perdemos altura,
salimos de la zona de influencia del viento y alcanzamos el final de la nieve.
Escuellas.
Quitamos
crampones y polainas, recogemos los piolets y proseguimos para abajo. Enseguida
me recuerdan por el móvil que hoy si tenemos “cerveza”.
Descendemos
la Majada de Tendeñera, pasamos junto a la cabaña que está muy decente según
hemos comprobado a la mañana y tras atravesar el barranco salimos del valle
colgado descendiendo por el camino hacia el fondo del Rincón del Verde. Luego,
atajando un poco cruzamos el barranco y por la pista nos bajamos hasta la
Cabaña del Cantal donde nos espera el coche.
Son
las cuatro de la tarde y sin pérdida de tiempo nos vamos pista abajo. Hemos liquidado
1280 metros de desnivel y aunque la nieve no estaba en las mejores condiciones
ha resultado satisfactoria la jornada.
A
las cuatro y media dejamos la llave en el Ayuntamiento de Panticosa y a las
cinco estoy en la ducha. Me espera la “cerveza” con mis socios un cuarto de
hora después.
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