Belén de la cueva de Santa Orosia.
Caminos
de San Román al Puerto de Santa Orosia alcanzando la Cueva y la Ermita.
Camino
de Isún a Santa Orosia hasta la Mallata de Isún.
16-12-2011.
Desnivel acumulado 700
m.
Distancia recorrida 9000
m.
Tiempo efectivo 04:30
h.
Mixto.
Fácil.
Agua
en la Fuente de Santa Orosia o en el Barranco.
Sofía,
Carmen y Luis Mata, Celia, Pablo y Miguel Lanaspa, Germán, Begoña y Javier
Arranz, Adela y Alvaro Santolaria y Rosa y Mariano Javierre.
Mapa de Santa Orosia procedente de Prames. Vía en amarillo.
La
meteorología no es demasiado favorable pero estamos en Diciembre de 2011 y hoy
día 16, es el domingo anterior al Día de Navidad, cumpliremos con la tradición:
hay que subir a la Cueva de Santa Orosia.
Hay
ausencias obligadas a las nueve menos cuarto cuando aparcamos en San
Román, los imponderables cuentan y nos
ponemos en marcha en medio de una fresca mañana con nieblas apelmazadas sobre
el Mallo de Santa Orosia. Nos acompaña en esta ocasión Luis y familia
Las antenas coronando el Mallo de Santa Srosia.
El
pequeño grupo, tras las presentaciones de rigor, se pone en marcha tomando el
Camino de San Román que parte del pueblo situado a 1000 metros de altitud y que
atraviesa unos campos de labor en dirección nordeste para introducirse en una
zona de margas azules tras las que alcanzaremos el bosque mixto donde conviven
el pino silvestre y el roble fundamentalmente. Son las nueve de la mañana.
El
Camino muy transitado, se eleva poco a poco por la ladera al encuentro de las
nieblas que agazapadas en la parte alta de los mallos nos regalan de cuando en
cuando encantadoras imágenes tornasoladas con las antenas cubiertas de hielo.
Hacemos
camino conversando distendidamente y tratando de que nuestra “estrellita” de
hoy, Sofía se distraiga, y progresemos todos hacia arriba, cosa que haremos a
un ritmo muy aceptable.
La
mañana está fresquilla, por arriba fría y la llegada del sol pone un toque
cálido que colabora con el repecho cuando empezamos a pisar restos de la nevada
de la noche anterior. A la vez que nos acercamos a las paredes.
El
camino se introduce en un pequeño barranco y tras alcanzar el fondo enseguida sale del mismo para dar algunas
lazadas como procedimiento de ganar altura.
Entramos
en las nieblas y disfrutamos de una espléndida vegetación cargada de hielo,
especialmente algunos robles.
Ya
muy arriba hacemos un único paso sobre roca en la que hay que poner atención y
enseguida transitamos una ladera vestida de grandes bojes que nos anuncia el
inminente fin del repecho con una capa de algo más de 10 centímetros de nieve.
Alcanzamos
el Rellano de Santa Orosia entre las nieblas a 1625 metros de altitud cuando
son las once menos cuarto.
Como
no merece la pena acercarnos a la ermita para dejar la leña que llevamos nos
vamos directamente hacia la cuerva.
Para
ello nos ponemos en camino en dirección este. En suave descenso y siguiendo la
trayectoria del tendido eléctrico vamos para abajo. Los bojes estás cubiertos
de nieve e igualmente las genistas, así que hemos de ir adivinando el canino y
sorteando las acumulaciones de nieve para acercarnos a la pista por la que sube
un todo terreno.
Todavía
hay que proseguir para abajo hasta que nos aproximamos al Barranco de Santa
Orosia. Bajamos el resalte rocoso y antes de cruzar el barranco dejamos las
mochilas sobre la nieve.
La entrada a la cueva.
Hay
que cruzar el barranco por debajo de la balsa para acceder a la cueva cuya
entrada se encuentra en la orilla izquierda del mismo.
Uno de los moradores de la cueva.
Ermita de Santa Orosia.
Hay
que deshacer parte del camino de bajada ahora en suave ascenso hacia la pista y
por ella llegarnos a la Ermita de Santa Orosia. Nos adelantamos con Miguel para
ir encendiendo el fuego mientras el resto del personal lo hace entreteniendo a
los críos.
Hay
un poco de leña en el refugio aun que está un algo húmeda pero no es problema
pues hemos subido leña seca en las mochilas y con ella encendemos un brillante
y acogedor fuego en el hogar.
El
refugio no lo calentaremos pero colocamos a los críos en primera línea para que
se calienten y todos comenzamos a almorzar con apetito compartiendo en común lo
que hemos subido mientras hacemos tiempo a que se haga un poco de brasa;
asaremos chorizo, longaniza, panceta y costillas que acompañaremos con algún
trago de vino. Luego vendrán los postres dulces, un poco de poncho y el café
caliente; quedaremos como unos señores.
A
media comida llegan Adela y Alvarito que han subido de Huesca y recibo una
terrorífica llamada telefónica que nos anuncia la muerte de Margarita, la
esposa de Juan. No ha podido superar la tremenda infección que, malvada, ha
acabado con su vida aproximadamente cuando encendía el velón que el día
anterior me había confiado para que la encendiera por ella en el Belén.
Todo
se ha estropeado un poco pero hay que seguir.
Cuando
salimos del refugio el viento que ha disipado completamente las nieblas es frío
a pesar del sol; así que ascendemos suavemente en dirección sudoeste en busca
del Camino de San Román. Son diez minutos por nieve profunda deleitándonos con
un paisaje nevado de extraordinaria belleza.
Alcanzamos
el Camino de San Román y nos vamos tranquilamente para abajo pasando al abrigo
del viento y entramos en calor cuesta abajo.
El
descenso transcurre al sol de una tarde otoñal casi de invierno y ya muy abajo
nos encontramos con Canito al que sus rodillas no le han permitido acompañarnos
pero ha venido a nuestro encuentro.
Son
alrededor de las cinco de la tarde cuando llegamos a San Román y nos despedimos
con el deseo de repetir una jornada montañera tan deliciosa como la de hoy. Germán,
Celia y sobre todo Sofía con sus cinco añitos, se han portado como unos
auténticos montañeros.
Una
semana después es Navidad, una mañana desocupada a la que últimamente le
estamos dando contenido.
Tengo
un catarrazo de la leche pero… Hemos quedado a las diez en Isún y allí estamos.
Hay
un par de coches aparcados que no dan la impresión de haber pasado la noche
allí, mi chica lo advierte de inmediato y suponiendo que se han puesto ya en
camino, nos vamos para arriba.
Isún
está a 1000 metros de altitud en la falda de la Sudoeste de Santa Orosia. Fue
nuestro primer camino al Puerto en aquellos años en los que se salía caminando
desde Sabiñánigo pues no teníamos coche. ¡Cuántas veces no habremos pasado por
medio de Casa Jarne!
Saliendo de Isún.
El
camino marcha hacia la parte alta del pueblo transita en dirección este-nordeste unos pobre campos de labor y se introduce en el bosque mixto y seco
que puebla toda la ladera del Mallo de Santa Orosia.
Hace
una mañana espléndida y tranquilamente nos introducimos en el tornasolado del
pinar para ir ganando altura suavemente sobre un camino resabido que seme hace
hoy pesado, mi chica sube atajando.
Las Vales Ancha y Estrecha, los Capitiellos y Oroel.
Media
hora más tarde aparecen sobre el camino las primeras afloraciones rocosas que
anuncian la presencia próxima de las paredes de conglomerados de pudingas de
los Mallos y enseguida el camino serpentea entre pequeños resaltes iluminados
por un espléndido sol mañanero. Hace ya un poco que hemos escuchado las
conversaciones de los compañeros que nos preceden
Oturia.
El
camino se sitúa bajo los Paredones de la Majada de Isún coronados por las
sempiternas antenas de comunicaciones, para describir una amplia y última
lazada que nos saca al sol de nuevo y nos sitúa en la entrada del Rellano de
Santa Orosia más cerca de la Cruz que de las Antenas.
Hay
que ir a buscar el camino sobre los bojes de un pequeño resalte situado al
norte del Saltadero de los Parapentistas, ahora en dirección este. Coronado el
resalte se desciende suavemente por el abrasado praderío en busca de la entrada
de la Majada de Isún. Estamos a 1600 metros de altitud.
La
Majada de Isún es un profundo tajo en medio de las verticales paredes de conglomerado
y que en horizontal recorre la mayor parte del Mallo de Santa Orosia. La
entrada es estrecha pero enseguida se ensancha y profundiza sirviendo de
perfecto abrigo para el ganado. Poco miedo para albergar a 3000 o 4000 ovejas.
Casi
al fondo, en el lugar acostumbrado se encuentra el Nacimiento que se colocó el
día 16 pasado. Junto al mismo encontramos y saludamos al resto del grupo. Van a
ser las once y cuarto.
Parte Este de la Majada
Hacemos
unas fotos y tras que José Luis Domec defienda convenientemente al Nacimiento
de la voracidad de las cabras, recorremos la Majada en sentido contrario hasta
la entrada en busca del sol y de un lugar abrigado para echar un bocado.
No
faltarán ni los dulces incluido un empanadico, el queso, la tortilla de setas,
el poncho y el café. No lo hemos organizado pero no hay problema.
Terminamos
brindando por la montaña que tanto nos gusta con Moet Chandón en copas de cristal, una delicatesen
espectacular de Angelines y Fiti Cipés, los demás: Jose L. Domec y su hijo
Polis, Adita y Jesús Gil, José L. Encinas y Nacho Coronas además de Rosa y yo
aplaudimos a rabiar. Y como alguien apostillará, no creáis que siempre sea así,
esfuerzos, sudores y cansancio cuando tocan.
Alrededor
de las doce nos ponemos en marcha para abajo dejando que las conversaciones
distiendan un descenso que siempre se hace pesado ya que este camino lleno de
cantos rodados redondeados te exige concentración continua si no quieres que
tus rodillas se lleven algún “regalito” de esos que ya les sobra. Las chicas
nos bajarán al trote, como si tuvieran que hacer de comer, pero todo estará
controlado.
A
la una estamos en Isún y nos despedimos con la cita para el próximo año y el
deseo de que, a ser posible, no faltemos nadie.
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