La Magdalena desde Gabardito.
Canfranc Pueblo, Barranco de los Meses,
Pista de Gabardito, Majada de Gabardito y Arista Sudeste. Descenso por el Circo
de Añaza a Gabardito.
01-12-2012.
Sol.
Fácil.
Mapa de la Magdalena procedente de Prames. Vía en amarillo.
Ha
llegado Diciembre, el tiempo se ha puesto riguroso y hay que elegir con cierto
cuidado tanto cuándo como dónde ir, porque lo que ya está decidido es ir.
Dan
mejor tiempo para el 1 de Diciembre, sábado que para el día siguiente. Hay
anticiclón y nieve reciente de la primera nevada consistente de la temporada
aunque por aquí no hay sido tanto como anunciaban y nos vamos a la Magdalena.
La
pista de las Blancas de Borau que llega hasta el Refugio López Huici es de uso restringido para la mayoría de los
“mortales” a pesar de que la barrera está levantada. La susodicha pista es muy
larga pero pasa a escasos 100 metros de la Cima de la Magdalena con lo que
anula la mayor parte del interés que puede tener como actividad montañera.
Nosotros
conocemos la cima y la fácil Divisoria de la Magdalena que recorriéramos allá
por el 2001 cuando mi chica estaba recién operada de hernia, luego volveríamos
en 2007 también como tarea de
recuperación del accidente del Día de los Inocentes. Parece ser que es nuestra
zona de rehabilitación particular: nada de tonterías, directamente al monte.
Hoy
queremos hacer la cima pero desde Canfranc pues creemos que tiene cierto
interés para nosotros y nos permitirá conocer la arista sur del pico.
Son
las nueve de la mañana cuando aparcamos en Canfranc Pueblo a 1050 metros de
altitud. La mañana está fresca y desapacible aunque algo mejor que en casa que
teníamos 7 grados bajo cero.
Tomamos
el camino que tras atravesar un par de prados de las inmediaciones de la
carretera se introduce en el Barranco de los Meses y en dirección oeste inicia
el ascenso, entre los derruidos restos de un viejo vivero. Seguidamente pasa el
barranco y por su orilla derecha prosigue para arriba en busca de las
afloraciones calizas en las que se encuentra la Fuente de la Paja hoy con traje
de hielo. Hemos salido pisando manchas de nieve pero esperamos que no vaya
demasiado en aumento y nos permita hacer el trayecto largo con cierta
comodidad. En esta época la nieve no se ha transformado todavía y puede ser
ciertamente incómoda.
Enseguida
alcanzamos la pista que sube desde Villanúa, estamos a 1300 metros de altitud,
y con ella seguimos para arriba al encuentro de la Fuente de los Abetazos en la
que cogemos agua, aquí no falta nunca.
En dirección nordeste recorremos la pista bastante blanca y con algo
de hielo hasta que alcanzamos el Rellano de Gabardito a 1500 metros de altitud
desde donde contemplamos nuestro futuro inmediato: la Arista Sudeste de la Magdalena.
Avanzamos
por el rellano en dirección este atravesando acumulaciones de nieve venteada,
pasamos junto al refugio que está como siempre: con sus ventanas violentadas
como ocurre con cierta frecuencia. Es algo sabido y el que quiera utilizar
estos refugios libres debe estar dispuesto a casi todo incluso a sacar la nieve
de dentro, limpiarlos y acondicionarlos y, por supuesto, nunca debe olvidar
unos plásticos y algunas puntas y chinchetas para taponar ventanas. Utilizar
estas cabañas y refugios es un arte y no menor.
Son
las diez y media cuando pasado el refugio, atravesamos el Barranco de Añaza por
camino conocido hacia la Majada Baja de Lecherines por el Barranco Campón. El
cruce está lleno de hielo pero si no me salen mal las cuentas no lo volveremos
a pasar por aquí de vuelta. Tenemos la opción de la Arista Sudeste y la del
Circo de Añaza.
A
pesar de que el viento azota ya de lo lindo y que la elección más adecuada
debería ser la de ascender por el Circo de Añaza para protegernos del viento,
preferimos la arista que vemos en su totalidad y que está bastante limpia de
nieve. Consecuentemente, abandonamos el camino de la Majada baja de Lecherines
y nos acercamos hacia la Paridera de Gabardito para incorporarnos entre pinos,
enebros rastreros y manchas de nieve a la arista sudeste del pico.
Se
trata de un primer resalte suave que culmina en un descansillo de praderío en
la cabecera del pinar del Barranco Campón. El viento sigue en aumento.
Seguimos
algún tramo de trochas de animales e iniciamos el resalte intermedio, el más
consistente y en el que se alojan los pinos más altos. Junto a los últimos
pinos, estaremos sobre los 1800 metros de altitud, buscamos su discutible
abrigo y echamos un bocado y un trago caliente además de que nos ponemos los
cortavientos cerrando todas las posibles vías de entrada del viento. Más arriba
todo esto no será muy fácil.
Detrás Collarada.
Son
las once de la mañana cuando nos echamos de nuevo al vendaval tratando de dejar
la arista e incorporarnos un poco al este de la misma que posiblemente pueda
propiciar algo de abrigo, pero nos será así ya que el viento viene del nordeste
y nos azota impío.
Llevamos
el cuerpo bien protegido pero las manos se nos entumecen como piedras a pesar
de los guantes. Rosa peleará con ciertas dudas de si podrá continuar para
arriba en medio de esta burrada de viento. Creo que nunca hemos soportado
semejante intensidad de viento y nunca se me olvidará el día del Tozal de las
Comas y Mondiniero. Puede ser que hoy sea uno de los contados días que hemos
ascendido con todo puesto y no nos sobra nada sin olvidarnos del día del Puntal
de Secus. Subimos muy despacio, lo que no es demasiado conveniente.
Una
manada de rebecos nos dice dónde hace mejor ”orache” pero no coincide con
nuestros objetivos. El resalte se alarga un poco más de lo previsto y nos
conduce a unas afloraciones rocosas de nuevo en la arista en las que tampoco
hace abrigo.
En
la cabecera de las afloraciones rocosas hay un pequeño rellano medio herboso
que nos conduce al resalte somital de praderío vestido de nieve.
Avanzamos
de la mano mientras en nuestras cabezas martillea la idea de lo que puede hacer
100 metros más arriba en la Divisoria de la Magdalena.
Van
a ser las doce menos cuarto, la meteorología es clemente una vez más con los
montañeros y amaina el viento. Al principio no nos lo creemos y pensamos que es
una tregua antes del esplendoroso infierno de la Divisoria de la Magdalena que
esperamos.
Enseguida
alcanzamos la Divisoria y nuestra cima aparece ligeramente al norte en la
distancia, una distancia que se nos hace incluso agradable en estas
condiciones, además que se nos ha abierto el paisaje hacia el oeste: es el
especial placer de las aristas.
Son
las doce de la mañana cuando alcanzamos la Cima de la Magdalena a 2286 metros
de altitud. Una cima que nos la hemos ganado y que, a pesar de nuestros deseos,
nos hace pensar en la facilidad de alcanzarla por la vertiente oeste cuando
vemos la pista aquí mismo.
Desde
la amplia cima hacemos algunas fotografías con un cielo impecablemente
azul-blanquecino debido a la ventisca que mueve nieve de todas las crestas y
contemplamos una buena colección de viejos conocidos desde Peña Forca, Lenito y
Rincón de Alano al oeste con el Agüerri, el Puntal de Agüerri y el Bisaurín,
todo el Macizo de Aspe aquí mismo en primer plano al norte al que se asoma
discretamente como invitado de honor la cabeza del Midí de Ossau. Hacia el este
La Zona de Anayet, Escarra, Collarada y más al sur, Bacún y lleno de azules
Oroel al igual que el Valle del Aragón.
Llena del Bozo con traje de novia.
No
nos parece el día más adecuado para bajar por las Majadas de Lecherines y
visitar el Refugio López Huici para ver qué tal está después del incendio y,
consecuentemente, desandamos la arista sin siquiera acercarnos hasta la punta
situada al norte.
Llegados
al punto de intersección con la arista que hemos subido, proseguimos hacia el
sur todavía un poco y descendidos unos cuantos metros, sin siquiera llegar a la
parte baja del amplio collado de separación con la Punta de las Blancas,
viramos al este y nos vamos pared abajo poniéndonos a salvo del viento por si
acaso.
Entramos
en el Circo de Añaza y un poco por cualquier parte con cuidado de no ir a parar
a la zona de paredes, que las hay, bajamos al gusto ya que
se puede con tranquilidad y cuidado. En el fondo nos espera la Majada de Añaza
con la caseta de hormigón.
Cabaña y Circo de Añaza.
Aquí,
orientados al este y defendido por las paredes del circo es otro día cuando
alcanzamos la Cabaña de Añaza situada sobre los 1850 metros de altitud. Está
cerrada, decentita pero los agujeros de la puerta y la ventana han permitido
que se cuele la nieve dentro y su habitabilidad es comprometida, lo que nos
hace pensar en la tremenda ventisca que ha tenido que haber por aquí estos días
para que haya entrado así la nieve. Los viejos e injustificados destrozos la han
dejado en precario para el invierno.
Cascada de Añaza.
Es
la una y cuarto pasadas y proseguimos camino para abajo por la orilla izquierda
del barranco. Seguimos un camino que nos permite aproximarnos para contemplar
la Cascada de Añaza llena ya de blanco hielo y a la sombra a estas horas, las
doce y media solares. La carga que le espera.
Poco
más abajo terminamos por perder el camino y en consecuencia nos acercamos paulatinamente
en descenso hacia el barranco sin cruzarlo de momento ya que el camino que baja
por la otra ladera está bastante lleno de nieve.
Hemos
entrado en el pinar que salpicado de enebro copa la pradera alpina pero con cuidado nos
acercamos al cauce del barranco para pasar fácilmente a la orilla derecha por
unos puentes de hielo bastante firmes y cubiertos de nieve.
Gabardito.
Allí
tomamos el camino que prácticamente de llano y por el praderío salpicado de
pinos y rosal silvestre o, “gabardera”, de allí lo de Gabardito, que llenos
todavía de escaramujos esperan turno para ser comidos este invierno por las
aves.
El
camino nos conduce enseguida al Refugio de Gabardito y sentados en su cara sur,
al solecillo del mediodía nos ponemos a comer. Son las dos de la tarde.
Coincidimos
con una pareja que llega de abajo y también se sientan a comer. Será las únicas
personas con las que compartamos nuestra jornada además de los rebecos que
hemos visto durante casi toda la mañana y en reunión plenaria que han debido
celebrar en el Circo de Añaza y a la que hemos llegado un pelín tarde, según
parece pues ya habían levantado la sesión.
Mallos de Lecherines.
Comemos
tranquilamente, se me debe de caer del bolsillo el trípode y allí se quedará
cuando a las dos y media reanudamos la marcha.
En
la pista y a la sombra no corre el viento prácticamente pero no se hace un pelo
de calor pero es lo mismo ya que nos llegamos a Canfranc cuando son las tres y
media y el sol se empieza a marchar por las laderas del este del valle para
arriba.
Nos
metemos en el coche, encendemos la calefacción y dando por liquidada la jornada
en la que hemos movido un desnivel de 1250 metros nos bajamos hasta Villanúa
para tratar de recoger las pieles de foca que tenemos a encolar. La temporada
de esquí de travesía está a punto de comenzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario! Responderé tan pronto como lo localice.