14 jun 2013

29b-13. MOLLO-LA JUNQUERA. ETAPA 2. BEGET-CAN NOU. 14-6-2013.

Farallones de camino a San Aniol de Aguja.

Beget, La Farga, Col de Muls, Pla de la Plantada, Col de Talaixa, San Aniol de Aguja, Coll Roig, Coll de Basegoda y Can Nou.
14-06-2013.
Desnivel de subida 1800 m.
Desnivel de bajada 1100 m.
Distancia recorrida 26000 m.
Tiempo efectivo 09:30 h.
Sol.
Fácil.
El recorrido con calor y peso es un perfecto rompepiernas. No se trata de una etapa de alta montaña pero en nada le tiene que envidiar si se refiere a desniveles.
 Si además se le añade un embarque de cierta entidad se pone a prueba el temple de la resistencia.
Agua en San Aniol de Aguja y el Can Nou, dos lugares estratégicos en todo este largo recorrido.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
 
Mapa de Beget a San Aniol de Aguja procedente de GR 11.Vía en amarillo.  

Mapa de San Aniol de Aguja- Can Nou procedente de GR11. Vía en amarillo.
  
            En la tienda y sobre crecida hierba no se hace demasiado duro para nuestras espaldas y caderas. Llevamos una esterilla partida como método para reducir peso y volumen en las mochilas.

            Llueve un poco durante la noche que no se hace larga en la tienda pues a las seis y cuarto de la mañana nos levantamos al 14 de Junio de 2013. Todo está húmedo pero no hay más remedio que recogerlo, ya se secará pues la mañana nos enseña un cielo despejado.

            Desayunamos y a las siete nos ponemos en camino por el ramal de carretera que tomamos ayer con el objeto de aprovechar el tiempo antes de que el sol caliente, que lo hará.

            Unos cientos de metros por la carretera siguiendo las balizas rojiblancas nos sacan de la misma y nos meten en un camino que quiere ascender hacia la sierra en dirección sur en busca de  un vallecillo por el que discurre el Torrente de Salomo, aunque no lo sabemos. Enseguida nos alcanza el sol.
 

            Pasamos junto a una derruida masía y poco más arriba alcanzamos una pista en las inmediaciones de otra masía que suponemos empleada por cazadores, quizás sea la Masía de Salomo.

            Continuamos ascendiendo para alcanzar un collado por el que pasa una carretera que sube desde Beget. Creemos que se trata del Coll Bucs situado sobre los 770 metros de altitud

            En el poste indicador seguimos con las indicaciones del GR 86 y por allí continuamos con la mosca tras la oreja y más ahora que la pista que llevamos se orienta claramente al oeste cuando tendríamos que caminar al este.
 

            Poco después alcanzado un cruce ya en descenso decidimos volver incluso si es preciso hasta Beget. Son las ocho y media.

            De nuevo en el collado suelto la mochila y marcho hacia el este por la carretera en busca de una indicación diez minutos más allá.

            Baja un coche, para y charlamos: estamos en un lugar equivocado, es un hostelero de Beget que viene de hacer la compra semanal, nos hace sitio y nos montamos. Nos dejará en el GR 11, y a pesar de todo hemos tenido suerte.

            Son las diez de la mañana cuando nos deja justamente en el puente junto al que hemos pasado la noche. En el poste indicador al que me propuse volver pero se me pasó, y en la dirección contraria a la que llegamos, estaba la indicación de la GR 11.

            Bueno, hemos sudado hora y media y hemos perdido dos horas cumplidas pero… son las cosas que suele acarrear una actividad que realizamos sobre un terreno absolutamente desconocido para nosotros.

 
            Son las nueve y cuarto, estamos a 450 metros de altitud y caminamos por la pista hormigonada que se alarga llana en dirección sudeste a través de una zona de labor hasta alcanzar la Farga, una masía que están rehabilitando.

            Allí, tras algunas breves dudas proseguimos por un camino que asciende en dirección sur-sudeste en busca del Coll de Muls.

            Se hace calor cuesta arriba y con peso pero estamos dispuestos a aprovechar la jornada a pesar del embarque.

 
            A media subida, la vegetación mixta de rivera ya ha desaparecido, nos detenemos en una sombra del encinar para echar un trago y un bocado. Un cuarto de hora más tarde proseguimos para arriba por el camino que pronto llaneará para descender enseguida por medio de un espeso bosque de encinas, castaños y algún alcornoque con sotobosque de boj un tanto disperso.  Se trata de un monte cosido de pistas y caminos establecidos sobre una vegetación bien desarrollada que nos deja sin perspectiva. No tenemos vistas la mayor parte del tiempo y cuando contemplamos el horizonte carecemos de referencias debido a nuestro desconocimiento de la zona.

 
            Descendemos por la ladera derecha del monte creo que un poco más de lo que acabamos de ascender hasta que dejamos el vallecillo para tomar otro en dirección norte que asciende al encuentro de una pista.

En el Coll de Talaixa.
 
            Perdemos las balizas en una zona de pastos con el monte muy aclarado y tras superar un par de amplias lazadas de la pista alcanzamos el Caserío de Can Vaquer. Allí tomamos de nuevo un camino que en dirección este y por la orilla derecha de un barranquillo nos conduce en ascenso al tan largamente esperado Coll de Talaixa situado a 760 metros de altitud. Van a ser las doce y media de la mañana.

            Se trata de un collado amplio pero sin visibilidad aunque un poco más abajo podemos distinguir el valle orientado al sudeste por el que discurre el Llierca y un caserío que suponemos es Sadernes vista la evolución de nuestra ruta.
 
            El camino bastante llano e indeciso prosigue al este transitando una ladera muy soleada y seca para alcanzar enseguida las edificaciones medio derruidas de la Quera, lugar en el que volvemos a perder momentáneamente el camino ya que hay trabajos de máquinas pesadas.
 
El valle hacia Sadernes.

            Recuperado prosigue por medio de una ladera muy escarpada y con algún paso artificial alcanza la Arista Este de la Sierra de Monards para girar al norte prosiguiendo con el rodeo en ascenso cuando esperábamos un descenso consistente.
 

            Proseguimos en ascenso sobre un camino rocoso de aspecto calizo y escalonado que transitará por medio de una pared antes de instalarse de nuevo en el encinar e iniciar un suave descenso a la vez que comenzamos a encontrar gente, pues hasta ahora salvo un par de grupos una a cada lado del Col Boixera no nos hemos cruzado con nadie.

            Pasado el tramo de camino que a la postre será de lo más exigente, descendemos largamente hasta que llegamos al emplazamiento de San Aniol de Aguja, situado en un minúsculo rellanito del Barranco de la Comella.
 
San Aniol de Aguja.

            Son las dos menos cuarto y estamos a 460 metros de altitud. Allí está tanto la ermita como un edificio en reconstrucción pero lo más importante es una fastuosa fuente que arroja un agua fresquísima y abundante.

 
            Sentados en un banco de piedra y a la sombra comemos, bebemos y descansamos puesto que la jornada viene cumplida y sabemos que no ha terminado para nosotros. Mi chica se solea un rato mientras descansa, yo descanso a la sombra pues soy lagarto de poco sol.

            La gente va y viene entre Sadernes y las pozas del Barranco de San Aniol unos metros más arriba de la ermita.

            Le idea primigenia indicaba esperar a que bajara la fuerza del sol para luego continuar  en mejores condiciones pero eso suponía  una espera de alrededor de cuatro horas, cosa que no estamos muy dispuestos a hacer. Consecuentemente abandonamos la idea y a las tres y cuarto, cargados de agua pues no sabemos hasta dónde llegaremos, continuamos camino.

            Pasamos entre la ermita y el edificio en reconstrucción y cruzamos inmediatamente el Barranco de San Aniol por el puente colgante para tomar en descenso el camino hacia Sadernes.

            Bajamos un poco por la orilla izquierda del barranco hasta que a nuestra izquierda aparece el camino que nos ha de llevar al Coll de Basegoda.     

            El camino transita en ascenso un amplio valle que subimos por su ladera izquierda en dirección este. El sol todavía está muy alto y se cuela por entre la vegetación metiéndonos en calores.

            Poco más arriba transitamos sobre unas pedreras que rellenan la ladera hasta que la abandonamos  para pasar a la otra ladera en las inmediaciones del Coll Roig, lugar en el que se suaviza la pendiente que ha sido bastante rigurosa.

            Proseguimos en dirección nordeste en suave ascenso en busca de Can Principi a la vez que aparecen las hayas. Pasamos por las inmediaciones de algún edificio derruido y seguimos en ascenso de nuevo consistente tras un breve descenso.

            Esperamos que sea la última subida de la jornada y así será puesto que un rato después, la pendiente se suaviza y alcanzamos el Coll Principi y prácticamente de llano el Coll de Basegoda situado a 1105 metros de altitud, poniendo fin a una larga y penosa subida.

Anémona fucsia en Basegoda.
 
            Son las seis y cuarto de la tarde cuando tomamos la pista que transita por la cabecera de la sierra en dirección sur. Bajamos unos metros con la misma y la abandonamos por un camino que sale a nuestra izquierda en dirección sudeste.

            El camino desciende de manera consistente por medio de un carrascal claro y seco, lleno de bloques calizos que lo escalonan continuamente. Bajamos con la marcha de resistencia y con ganas de terminar la jornada, sobre todo mi chica que lleva los pies bastante mal.

Regugio de Can Galan.

            Un rato después avistamos una edificación. Se trata del Refugio de Can Galán, nosotros creíamos que quedaba un poco alejado del GR. Estamos a 800 metros de altitud y el refugio está cerrado. Un cartel indica que se puede pedir la llave en Can Nou, una masía a medio kilómetro de aquí.

            Nosotros no tenemos intención de utilizarlo ya que no tiene agua y caminando prácticamente en horizontal por una pista herbosa nos llegamos enseguida a Can Nou. Charlamos con tres personas que viven en la masía y nos indican que la fuente está unos metros más abajo en la pista.

En la Fuente de Can Nou.
 
            Son las siete de la tarde cuando soltamos las mochilas en los muretes que rodean la fuente, han sido doce horas de jornada y creemos que ya vale por hoy.

            En la fuente que mana un chorrazo de agua fresca nos remojamos en soledad. Nos hacemos la cena y la liquidamos seguidamente a la sombra de la tarde que va cayendo.

            Buscamos y encontramos inmediatamente un  pequeño prado seco junto a la pista y allí nos vamos a quedar.

            Plantamos la tienda y hablamos con nuestra gente pues, cosa curiosa, hay cobertura telefónica aquí y a las nueve y media nos empiltramos dispuestos a compensar los 1800 metros subidos y 1100 bajados, no todos necesarios pero… Ha resultado una jornada durilla y nos dormimos tan cansados como satisfechos.

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