Pista hacia Carbonils
Can Nou, Albanya, La Trilla, Mas Rimalo,
San Andreu de Oliveda, Masanet de Cabrenys y La Vajol.
15/06/13.
Desnivel subido 820 m.
Desnivel bajado 1200 m.
Distancia recorrida 34000 m.
Tiempo efectivo 12:30 h.
Sol.
Fácil.
En una travesía es extremadamente útil la flexibilidad que
proporciona una herramienta imprescindible: la autonomía. Así caminas a tu
gusto y manera.
Agua en Can Nou, Albanya, Fuente de Mas
Rimalo, Massanet de Cabrenys y La Vajol.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Can Nou-Albanya procedente de GR 11. Vía en amarillo.
Mapa de Albanya-la Vajol procedente de GR 11. Vía en amarillo.
La
pequeña paliza de la jornada nos propiciará una noche muy decente. La noche
resulta perfecta y a las seis de la mañana ganduleamos un poco en los sacos
antes de precipitarnos al 15 de Junio de 2013.
No
será nada ya que a las siete de la mañana desayunados, nos ponemos en camino. Estamos
a 760 metros de altitud.
Atajamos
la primera vuelta de la carretera y proseguimos para abajo. Allí estaba la
bifurcación que se iba al este también en descenso. Sin darnos cuenta estamos
bajando hacia Lliurona pero enseguida damos vuelta sobre nuestros pasos ya que
nos faltaban las balizas del GR. ¡Comenzamos bien!
Recuperadas
las marcas rojiblancas continuamos descenso hacia el este fundamentalmente. La
carretera desciende vuelta a vuelta y por ella bajamos a ritmo ya que la mañana
todavía está fresca. Tenemos 8 kilómetros largos de descenso.
Can Farrés.
La carretera hormigonada se alarga hasta el
praderío de Can Farres y se aproxima al Río Muga para proseguir por su orilla
derecha muy llana.
Muy
cerca del pueblo pasamos a la orilla izquierda del río y enseguida entramos en
Albanya cuando son las 9 y cuarto de la mañana. Estamos a 230 metros de
altitud.
Albanya.
Nos
acercamos hasta la plaza del pueblo en la que hay una fuente y sentados en un
banco a la sombra almorzamos tranquilamente.
Reponemos
agua, que baja calentorra ya y alrededor de las diez nos ponemos en marcha
buscando las balizas en la parte alta del pueblo donde hay otra fuente.
A
la salida del pueblo por la carretera a Figueras, antes de pasar el puente,
sale el camino por una pista cerrada al tráfico que nos cuesta bastante
encontrarla.
La
pista se alarga prácticamente horizontal en dirección norte por la orilla
derecha de un barranquillo hasta que la abandona para proseguir por un camino
bastante estrecho que asciende consistentemente en medio de una ladera espinosa
y seca en la que afloran margas astilladas. Entramos en calor.
Poco
más arriba, el camino coincide con una pista y por ella, en suave ascenso nos
acercamos al Más Ferreros que no veremos.
En
la Plana de Mas Ferreros, un cartel orientativo no demasiado claro nos permite
recorrer las tres opciones de continuación por sendas pistas. Al final,
avanzando medio kilómetro por la opción que había explorado mi chica, localizo
una baliza y nos vamos por allí continuando hacia el este.
Ruinas de Carbonils.
La
pista indecisa transita entre collados sin salvar apenas desnivel de nuevo
orientada al norte hasta que asciende de nuevo por la cabecera de una sierra de
aspecto bastante seco y en la parte alta de la misma, un desvío de 50 metros
nos permite contemplar la Ermita Románica de Carbonils que se encuentra
bastante deteriorada.
Retama de camino a la Trilla.
De
vuelta a la pista bajamos y subimos sucesivamente pero de forma poco
significativa y alcanzamos los praderíos de La Trilla a 700 metros de altitud.
Campanulas en la Trilla.
A
partir de aquí comenzamos a descender suavemente por medio de un bosque en el
que hay bastantes pinos. Media hora después
el camino se arrellana en una zona de prados y campos abandonados en el
que se encuentra una masía derruida. Creemos que se trata del Mas Rimalo.
Pasamos
por medio de los edificios derruidos y proseguimos para abajo hasta que en un
cruce abandonamos las balizas nos vamos con una pista en dirección sudoeste.
San Miquel de Fontfreda.
Medio
kilómetro más allá alcanzamos el emplazamiento de la Ermita de San Miquel de
Fontfreda con fuente prácticamente seca y nada de “freda”. Pensábamos comer
aquí pero mejor nos damos la vuelta y buscamos cualquier otro lugar.
En
el desvío, y aprovechando una cierta nubosidad que se está desarrollando unido
a una pequeña sombra de una encina comemos. Es la una y media.
Font de Mas Rimalo.
Media
hora más tarde continuamos pista abajo e inmediatamente un indicador nos invita
a visitar la Fuente de Mas Rimalo en la orilla de la pista. No es un buen lugar
para comer pero mejor del que hemos utilizado.
A
partir de este momento la tarde se va a complicar. Seguimos pista abajo un rato
hasta que advirtiendo que las balizas no aparecen nos damos la vuelta. El
indicativo de la fuente nos ha despistado pues las balizas marchaban por una
pista al oeste en lugar de hacerlo al este.
Es
casi media hora de embarque pero estamos en nuestro camino que desciende un
tramo de pista y se introduce en un barranco que baja por la zona de la fuente
hasta coincidir con el mismo y seguir descendiendo conjuntamente y
entrecruzarse alguna que otra vez.
Luego,
el camino se aleja del barranco y asciende al encuentro de una pista con la que
seguimos ascendiendo, poco, pero nos sabe a rayos sabiendo que tenemos que
descender.
Al
final no sabemos muy bien como ponemos fin al laberinto más que camino cuando
llegamos a la Ermita de San Andreu de Oliveda por debajo de los 400 metros de
altitud.
La
ermita está dentro de un recinto cerrado y rodeada por un jardín interior. Hace
un calorcillo considerable cuando alcanzamos
un poste indicador, que nos remite a Masanet de Cabrenys por el Molino de
Robert o directamente por arriba, más corto y sin apenas desnivel.
Dudamos
pero finalmente optamos por la carretera.
Son
casi 3 kilómetros de carretera asfalta los que nos depositan en la parte oeste
de Masanet cuando son las cinco y media. Hay que entrar al pueblo y localizar
el GR 11.+ que accede al mismo por el sur.
Nos
cuesta un pelín localizar las balizas para lo que tenemos que salir del
pueblo un poco hacia el norte para
abandonar la carretera enseguida y tomar, aunque luego no nos lo parezca, camino
hacia el este. Se nos va toda la ganancia obtenida con nuestra variante.
Perdemos
las balizas, de nuevo mi chica no pilla la opción correcta por ser poco
perseverante y perdemos un buen rato prospeccionando posibilidades. Al final
localizamos de nuevo las balizas y a un senderista que nos lía más que nos
informa pero…
Font del Carme.
El
siguiente lío lo tenemos para localizar la Fuente del Carme pero tras pasar una
zona de granitos que nos recuerda a la Pedriza, atravesamos un barranquillo y
con algún apuro alcanzamos la carreta para abandonarla enseguida e
introducirnos en una pista que en una sucesión de vueltas y revueltas sin
sentido para nosotros nos lleva otra vez a la carretera. La suerte es que el
camino está perfectísimamente balizado en contra de lo que nos ha indicado el
senderista.
En
lo que no se equivoca el senderista es en el repechón en el que nos metemos
tras avanzar unos metros por la carretera. No serán más que alrededor de 300
metros de subida pero con el sol de la tarde en la espalda y con la tralla del
día pues eso, se nos hace pesado.
Siempre
en dirección nordeste ganamos altura hacia la cabecera de la sierra hasta que
alcanzamos una pista que pasa junto a una edificación en la que, parece ser,
que los republicanos quieren destinarlo a museo. Son las Minas de Negrin.
Todavía
tendremos que continuar en suave ascenso hasta que confluimos en la carretera
cuando alcanzamos un amplio rellano pastoril que recorremos en dirección este y
de llano hasta alcanzar el Mirador de San Silvestre a la entrada de La Vajol.
Son las ocho y media de la tarde, estamos a 525 metros de altitud y como hay
fuente y bancos allí nos vamos a quedar.
Mirador de San Silvestre en La Vajol.
Me
doy una vuelta por la urbanización que está en mantillas y la verdad es que doy
unas vueltas pero no localizo mejor lugar del que tenemos en el mirador,
solamente me ha servido para prolongar media hora más la jornada de hoy que se
ha saldado con trece horas y media paradas incluidas.
Rosa
tiene los pies llenos de ampollas que pincharé y drenaré con hilo de coser.
Nos remojamos los pies en
la fuente, hacemos la cena y cenamos.
Llega
la noche y montamos la tienda entre dos luces sobre mullida y crecida hierba en
un lugar discreto cerca del mirador.
Son
las diez de la noche cuando nos ponemos horizontales dispuestos a descargar de
nuestras piernas y espaldas los 820 metros subidos, los 1200 metros
bajados y los 33,5 kilómetros recorridos
con un calor propio de canícula despiadada. Nos hemos pasado un pelín.
Aquí está la Continuación.
Si quieres también puedes ver el Comienzo de la travesía.
Aquí está la Continuación.
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