Coronando Toronzué.
Boca Este del Túnel de Cotefablo, Pista
a Toronzué, Collados de Cotefablo y Gabardos, Torcedor, Las Planas y Arista
Sur.
19-02-2014.
Salida 10 h. Llegada 15 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Hay
un contrafuerte de la Sierra de Tendeñera que arranca en Gabarós y Termina en
Tendeñera. Es un “gusano” compuesto de una serie de lomas amables, pastos para
el ganado en otros tiempos pues el ganado cada vez es más raro por estos lares, y paraíso de senderistas para las épocas en
que la altitud se vende cara.
Ronda
los 2000 metros de altitud de media y podría ser un excelente medio para el
esquí de montaña si no fuera por los continuos subes y bajas de la arista en
cualquiera de sus partes.
Conocemos
la arista en su totalidad y bastantes de sus ramales aledaños y el pasado año
la comenzamos con los esquís. Creo que la subida hasta Toronzué es la esquiada
más decente de toda la sierra, pero eso, conociéndola.
Casi nunca se busca desde la subida a Cotefablo.
Son
las 10 de la mañana del 19 de Febrero de 2014. Parece ser que vamos a disfrutar
de un buen día de sol, y ya es hora, a pesar de que en las crestas azota la
ventisca ligeramente.
Hay
un coche aparcado a la salida del Túnel de Cotefablo a 1430 metros de altitud
en su vertiente este, luego; en la cima, encontraríamos al esquiador que fue
nuestra única compañía del día.
Comenzamos
a foquear, mala costumbre, atravesando en ascenso el prado escalonado que ataja
a la pista por no dar una irrisoria vuelta y con ella proseguimos para arriba
al nor-nordeste. Enseguida dejamos a nuestra izquierda el camino que ataja
hacia el este y proseguimos pista adelante atravesando algún que otro corte que
los barranquillos han practicado en la nieve que cubre completamente la pista.
La Arista Sur de Toronzué en escorzo.
Ya
en la cresta nos orientamos al norte y prácticamente en horizontal alcanzamos
el Collado de Cotefablo por el que para la línea de alta tensión.
Ripera y Tendeñera nos guían en la ascensión.
Los prados de Linás.
Continuamos
por la pista que faldea por el este la Loma de Gabardos ya que tiene muchos
bojes y genistas y además hay que bajar de la misma hasta el Collado de
Gabardos con lo que no es un buen negocio.
En
el Collado de Gabardos a 1634 metros de altitud hay que elegir de nuevo entre
ascender entre los pinos y bojes o proseguir un tramo más por la pista que
transita por el este y que nos lleva a un contrafuerte de la arista orientado
al este.
Allí,
sobre los 1750 metros de altitud, abandonamos la pista y tomamos el
contrafuerte hacia el oeste hasta que suavemente nos deposite en la arista
principal junto a una diminuta caseta de piedra seca.
La caseta de debajo de Torcedor.
El faldeo de Torcedor.
Juan
lo flanquea pero nosotros preferimos la nieve soleada y amable que llevamos a
la dura de la vertiente oeste sombreada todavía.
Las Planas y Toronzué por delante.
Vamos a hacer unos dibujos en el Lienzo Sur de Toronzué.
De
nuevo hay que perder unos pocos metros de idéntica forma al anterior y llegados
al amplísimo collado echamos un café con un dulce antes de continuar para
arriba con el largo tramo final.
En
la Cima de Toronzué, todavía algo distante y defendida por una hermosa pala
completamente cubierta de nieve, es su
cara sur, se quiere mover la ventisca pero no nos preocupa ya que el resto de nuestra
vía suele transcurrir al abrigo del viento.
Y
como el viento ausente y la deliciosa nieve lo permiten, en lugar de iniciar un
flanqueo por el este, proseguimos por la arista practicando alguna vuelta maría
que nos depositan en el hombro bajo la cima.
Juan
se ha ido para arriba pero yo subo flojo y he de tomarme un poco más de tiempo.
Nos fotografiará desde arriba.
A
pesar de ello, el casquete somital lo abordamos siguiendo la débil huella del
esquiador que practica un par de lazadas suaves y que nos depositan con
comodidad y directamente en la Cima de Toronzué situada a 2263 metros de
altitud cuando es la una y diez. Hemos metido casi tres horas en el ascenso.
Sabocos, Ripera, Tendeñera y delante Navariecho.
Circo de Linás y Tendeñera.
Otal, Fenez, Comas y Mondiniero.
Más
allá se asoma Ordesa entre cúmulos de poco desarrollo, Cotiella profunda y
blanca, y Montañesa, Guara, Fragineto,
Manchoya, Pelopín, Erata y Oroel al azul oscuro del contraluz del sur. Nos
asomamos a Navariecho que custodia nuestro norte y comemos a la fresca brisa
del mediodía.
Media
hora más tarde, no aguantaremos más, nos vamos para abajo. Pensábamos bajar
como en la vez anterior descendiendo un poco por la amplia arista este para,
introducirnos seguidamente a la cara sur pero el viento ha practicado una suave
canal que se introduce amablemente en la cara sur orientada un tanto al este y
por allí nos vamos para abajo.
Una
deliciosa nieve que cede 5 centímetros a la presión de nuestros esquís nos va a
propiciar un inicio de descenso absolutamente envidiable que permite a unos
esquiadores malísimos como nosotros disfrutar como infantes bien tetados y
recién bañados hasta parecer esquiadores de verdad. Dejaremos una cara sur
decorada con giros de apariencia casi profesional, ha, ha…
Como
la nieve está tan buena faldeamos ligeramente el hombro y ya no volveremos a
abandonar la arista hasta debajo de Torcedor, lo que significa que haremos las
dos remontadas sucesivas hasta las cimas de las Planas y Torcedor.
Dibujos de paso en el descenso de Toronzué.
Luego,
entre deslizar y remar, que hay que hacerlo a tramos, pasaremos por el Collado
Gabardos hasta que alcancemos el Collado de Cotefablo.
Tras
remontar ligeramente nos dejamos caer al encuentro del barranco que hemos
localizado y que vamos a utilizar como vía de descenso a la pista.
Lo
tomamos correctamente y no como el año pasado que terminamos faenando entre
crecidos bojes y haciendo el jabalí, descendemos cómodamente hasta el
estrangulamiento que hemos de derrapar ya que a la sombra tiene la nieve muy
irregular y durísima para terminar saltando el terraplén a la pista, cada uno a
su manera.
Ya
pista abajo, con la nieve sombreada irregular y muy dura, el descenso es
incómodo cosa que compensaremos con unos giros amables en el escalonado prado
de salida fura de las abundantes huellas y buscando nieve virgen que se gira de
maravilla.
Los prados escalonados de entrada y salida de Toronzué.
Son
las tres y media de la tarde cuando nos quitamos los esquís en el coche. Hemos
rematado nuestra jornada con 850 metros de desnivel acumulado, en los gemelos y
cuádriceps de las piernas y la satisfacción de haber disfrutado de una de las
mejores esquiadas de la zona en un día absolutamente espléndido. Toronzué es un
monte disfrutón a poco que acompañe el día.
Toronzué también se ve desde el aparcamiento de la Sur del Túnel de Cotefablo.
Ya nos tocaba un día decente en este jodido invierno. Pero no preocuparse, que después de ni se sabe el tiempo, este finde apunta a glorioso. ¡Que lo disfrutemos todos!
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