2 feb 2014

6-14. ERATA CON NIEVE RECIENTE. 31-1-2014.


Desde la Cima de Erata la Ermita de San Benito y Oturia emergiendo de un espléndido mar de nubes.

Pista de Espierre, Ermita de San Juan y Cara Oeste hasta San Benito.
31-01-2014.
Salida 12 h. Llegada 17 h.
Mixto.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
 
 Mapa de Erata procedente de Iberpix.. Vía en amarillo

            En medio de una semana de mal tiempo continuado del que, sin que nadie lo esperara, se salva el día de San Valero para placer y disfrute de los zaragozanos de fiesta, llega el 31 y para despedir el mes decidimos echar un pulso al mal tiempo.

            Este Enero de 2014 nos ha puesto a prueba y hoy son las once de la mañana cuando decidimos marchar con nieblas bajas y esperanza de mejora.

            Subimos por los Oroses y nos llegamos a Espierre con la carretera limpia. Estamos a 1250 metros de altitud.

 
            Aparcamos a la entrada de la pista en la parte alta del pueblo y son las doce pasadas cuando nos ponemos en marcha comenzando a foquear pista arriba. Hay una débil capa de alrededor de 10 centímetros de nieve que serán suficientes para subir con cuidado.

 
            La pista asciende muy suavemente y en dirección este, pasa junto a una granja en la que terminan las rodadas de algún vehículo y proseguimos por una pista de mejor aspecto con algunas huellas de raquetistas que se quedarán en la Ermita de San Juan  situada a 1430 metros de altitud.

 
            Es un mediodía de nieblas bajas y volanderas que suben y bajan utilizando como vía el Barranco de Espierre que en algún momento nos han dejado ver, cual dulce promesa, la blanquísima cara Oeste de Erata pero que se acantonan en la ladera  y fondo de barranco y en las que nos introducimos poco a poco.
 
La Ermita de San Juan de Espierre.

            La pista es larga y se hace larga incrementada por la inquietud que proporcionan las nieblas lo que de alguna manera se compensa con la cantidad de nieve que es creciente hacia arriba.

 
            Pasamos la primera vuelta significativa de la pista y enseguida entramos en la zona de praderío lugar en el que abandonamos el camino que marcha hacia el Collado de Yésero y nos introducimos en la cara sudoeste del pico.

            La nieve polvo se hace profunda y excesivamente suelta además de comienza a hacernos zuecos bajo las pieles de foca pues las temperaturas son de sebo; así que nos enzarzamos en la dura tarea de mover una enorme cantidad de peso en cada paso y estamos solamente sobre los 1600 metros de altitud.

 
           Nuestra vía de subida a Erata es siempre una amplia diagonal suavemente ascendente y orientada hacia la cima al encuentro con el barranco que corta la cara verticalmente. Se trata de una serie de resaltes suaves y sucesivos intercalados entre pequeños rellanos. De cuando en cuando la subida de algún resalte se complica ya que bajo los 15 centímetros de nieve polvo suelta se esconde una placa de nieve durísima  o de hierba sin soldadura entre ambas y sobre la que no se aguantan ni esquís ni raquetas.

 
             Vamos ganando altura poco a poco, el tiempo pasa, la nieve sigue igual de pegajosa y yo estoy bastante fundido haciendo huella. Menos mal que mis socios, que no deben ir mucho mejor, proponen parar a echar un bocado cuando son las tres menos cuarto.

 
            Las nieblas van y vienen pero lo que sigue muy lejos todavía es la cima. Un cuarto de hora después nos ponemos de nuevo en marcha y en lugar de cruzar el barranco practicamos una lazada hacia el norte siempre buscando relieves suaves que nos permiten superar un último resalte y nos depositan en el rellano cimero.

 
 
             El vértice geodésico ya está más cerca, la nieve se endurece y mejora permitiéndonos un avance más cómodo y rápido por lo que alrededor de las tres y media alcanzamos la Cima de Erata situada a 2005 metros de altitud. Estamos al sol y sobre un mar de nubes espléndido del que solamente emergen Oturia, Gué y La Partacua. Hacia el norte desaparece el mar de nubes y contemplamos espléndidamente las blancas caras sur de la Sierra de Tendeñera, Ordesa y Cotiella con gorra y por delante Montañesa. Aquí mismo de Pelopín a Manchoya. El tejado de la iglesia de Otal está en el suelo y parece ser que nos va a costar unos eurazos a los aragoneses pues pretenden levantarlo.

San Benito.
 
Oturia emergente de un mar de nubes.
 
            A mi chica se le ocurre marchar hasta San Benito, no son horas pero Juan se apunta y yo me vuelvo a colocar los esquís y marcho detrás para no quedarme frio esperando. Lo suyo hubiera sido marchar para abajo puesto que es tarde y nos esperan las nieblas.

En la Ermita de San Benito.
 
            Hacemos una foto junto a la ermita que tiene nieve dentro y vuelta de nuevo a la cima con la intención de descender por nuestra huella ya que con nieblas no se debe transitar ni el pasillo de nuestra casa. Se nos va media hora entre unas cosas y otras.

            Quitar la nieve durísima de las fijaciones para bloquear los esquís me deja las manos fresquitas cuando a las cuatro y cuarto me las enguanto y nos montamos en los esquís dispuestos a disfrutar una hectárea de nieve buena y una enorme incógnita.

            Llegados al primer resalte llega la nieve profunda e iniciamos una serie de giros muy sentados en los esquís como procedimiento de evitar clavadas. No se gira demasiado mal pero resulta cansado o es que estamos cansados de la subida.

            Pasamos por el lugar de la comida y descendiendo hasta la huella hacemos una diagonal alta sobre la nieve que cedía y que ahora nos aguanta bien y salimos del resalte de los problemas en la subida. Juan terminará recuperando nuestra huella puesto que en las raquetas se le hacen muchos zuecos.
 

            Como la nieve no se ha transformado, de cuando en cuando tocamos alguna piedra que gruñe a nuestro paso. Lo suponíamos en ascenso y ahora hay que andarse con cuidado y suerte para no destrozar los esquís.

            Hemos entrado en las nieblas y apreciamos el servicio de la huella que hoy es bien visible. Poco después bajamos el último resalte y alcanzamos la pista en el lugar correcto. Solamente queda equilibrarse sobre los esquís y sin cantearse descender la pista tratando de pillar el máximo de nieve mientras sea posible.

            Con sumo cuidado pasamos incluso la nave ganadera de las inmediaciones del pueblo y cincuenta metros antes de la barrera nos quitamos los esquís. Son las cinco y media de la tarde, hemos concluido una jornada dura sobre nieve blanda con 775 metros de desnivel y con suerte para ganarle el pulso a las nieblas 
 
            Y esto es todo por hoy. Estoy experimentando y  aprendiendo  a utilizar mi blogg. Paciencia.

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