Paderna desde los ibones del mismo nombre.
La Besurta, Refugio de la Renclusa,
Ibones de Paderna, Torrente de Alba, Corredor Sudeste y Arista Suroeste.
17-05-2012.
Salida 08 h. llegada 15 h.
Sol.
Fácil.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Paderna procedente de Prames. Vía en amarillo.
El
Pico de Paderna es una esbelta torre que se levanta dominando la cubeta lacustre
donde anidan los Ibones de Paderna.
Recuerdo
que la primera vez que subimos a visitar los ibones quedé fuertemente
impresionado pero a pesar de ello, el enorme macizo de la Maladeta, situado al sur, es tan importante y hay tantos
picos en él que, a pesar de haber estado repetidamente en la Renclusa, nunca
habíamos subido a ese pico.
Muchos
años después, cuando empezábamos con los esquís de travesía, nos llegamos a la
Renclusa y se quedó pendiente la subida a los ibones por alguno de aquellos
tubos. Mi chica quiere visitar una vez más los ibones, ese lugar tan querido y
del que hasta nos han llegado a levantar la tienda en alguna ocasión, y a mí se
me ocurre que podríamos hacer el pico: cada loco con su tema, y hoy 17 de Mayo
de 2012 les va a tocar a los corredores, a los ibones y al pico.
Nos
levantamos a las siete de la mañana tranquilamente y a las ocho estamos
dispuestos para la marcha. La noche ha sido más cálida que la anterior, tenemos
6º centígrados al levantarnos y poco rehielo habrá habido, lo que augura una
nieve más bien blandurria.
La
Besurta está a 1920 metros de altitud y en dirección sudeste nos ponemos en
marcha con los esquís en la mochila.
Caminar
con las botas rígidas resulta un poco más molesto que el día anterior ya que
estamos un pelín cansados, será por ello que nos llena de envidia una pareja
que, ligera, se va para adelante y con la que coincidiremos poco después cuando
se pongan los crampones poco más arriba.
Por debajo de la Renclusa.
La
parte visible de la ladera hacia la Renclusa ya sabemos que no tiene nieve para
los esquís y nuestra incógnita reside en saber dónde nos los podremos poner.
Somos sabedores que los alrededores del refugio están bastante pelados, así que
proseguimos a pie pasando un par de neveros que se podrían haber subido
foqueando a pesar de los cortes intermedios.
Cuatro corredores hacia Paderna.
Poco más de media hora después alcanzamos el Refugio de la Renclusa a 2160
metros de altitud y junto al Torrente de Alba cogemos agua, nos montamos en los
esquís y nos vamos para arriba.
Primero
progresamos por la derecha del Torrente de la Maladeta para cruzar todavía de
llano por el primer puente de nieve y situarnos bajo los corredores de acceso a
los Ibones de Paderna.
Son
visibles cuatro corredores de los que descartamos el más oriental y corto que
es por donde desagua el Torrente de Alba ya que suponemos que luego estará
limpio de nieve; el inmediato siguiente tiene un lado bien nevado pero está
salpicado de piedras por lo que tampoco nos gusta; terminamos por elegir el
siguiente para combinarlo con el más occidental pues hay un quinto que se
adivina pero no se ve además de que llega algo más arriba del emplazamiento de
los ibones.
Con
cuidado pues escasea la nieve en algunos puntos nos acercamos a la base de
nuestro corredor pasando junto a una barra de nivel de nieve, de esta forma
sabemos por dónde hemos de volver sin tenernos que quitar los esquís.
Salimos
del rellano en dirección oeste para ganar altura sobre el corredor y por encima
del gran islote pelado hacemos una travesía para introducirnos en el corredor
de nuestra izquierda que será a la postre el que nos permitirá llegar arriba.
Se
trata de una ladera soleada y con nieve blanda que se yergue un tanto en el
último tercio y que superamos con unas vueltas maría. Arriba nos espera un
dorso rocoso con un pequeño laberinto de nieve que nos permite atravesarlo en
suave descenso para colocarnos al sur del Ibón más grande los de Paderna pues
los restantes están prácticamente colmatados. Estamos sobre los 2250 metros de
altitud.
El
Torrente de Alba aparece limpio de nieve por lo que ni siquiera nos llegamos a
la orilla del ibón. Lo rodeamos perdiendo la mínima altura y nos introducimos
seguidamente en un vallecillo paralelo al torrente y por su orilla derecha sin conocer su
desarrollo. Hay alguna huella.
Ibón de Paderna.
El
vallecillo en dirección oeste y conformado por resaltes suaves se alarga y con
un minúsculo corte nos deposita en la parte baja del Circo de Alba de donde
arranca el torrente recién nacido de la nieve.
No
bajamos al fondo sino que conservando la altura describimos un amplio círculo a
modo de faldeo con el sentido de las agujas del reloj que nos deposita en suave
ascenso en la pared que cierra el circo y que conduce a la zona de los Picos de
Alba.
Estamos
cerca los 2400 metros de altitud y solamente hay una huella de esquís clara de
bajada, lo demás son viejas huellas de caminantes. No recordamos cómo es en
realidad la zona del Collado de Paderna que es nuestro objetivo inmediato y por
arriba se ven demasiadas rocas en medio de una pendiente paulatinamente más
erguida.
La
decisión es inmediata atravesamos el enorme corredor en dirección al collado
faldeando sobre nieve muy soleada que cede bajo el peso de los esquís y
alcanzando una pedrera emergente soltamos los esquís y nos vamos para arriba
con la certidumbre de que hemos solucionado el problema del día.
Una
meteorizada ladera metamórfica bastante
erguida está surcada por un par de neverillos que se elevan en busca de las
paredes que nacen en el collado. Nos van a servir para progresar en diagonal y
en dirección noroeste de manera cómoda con las botas rígidas.
Rematados
los neveros continuamos por una ladera muy erguida y arenosa que se sube
bastante bien siempre buscando descansillos para algunos apoyos. Conduce a un
trío de corredores también erguidos que se rematan con sus correspondientes
cornisas de nieve.
Elegimos
el central que cuenta con un gendarme bastante alto y que nos permite ganar la
arista a salvo de una enorme cornisa de nieve. Con algún apoyo de manos
alcanzamos el Collado de Paderna situado sobre los 2500 metros de altitud. Al
sudoeste tenemos un redondeado diente que accidenta el amplio collado y al
nordeste un resalte escalonado de rocas metamórficas de buen tamaño que
subiremos fácilmente entre trazas de camino.
Unos
metros más arriba el resalte se allana y nos deposita en una arista suave
decorada con algunos neveros que nacen en la misma arista y que se descuelgan
en busca del Vallón de la Pleta de Paderna.
Tuca y Tuqueta Blanca de Paderna con la canal Llusia.
En
poco más de diez minutos alcanzamos la Cima del Pico de Paderna situado a 2629
metros de altitud. Son las once de la mañana.
Paderna.
Salvaguardia y la Mina.
Alba.
Se
trata de una doble cima separada por una fina arista rocosa y nos vamos en
busca de la punta situada más al este para hacer una foto que solamente se
puede hacer desde allí: la imagen somital de los Ibones de Paderna. Tantas y
tantas veces que hemos contemplado el pico desde los ibones bien se merecen que
hoy contemplemos los ibones desde el pico.
Maladeta.
Volvemos
sobre nuestros pasos y en la punta oeste nos sentamos a almorzar y a bebernos
un paisaje espléndido sin duda: el Glaciar de la Maladeta con su conocido
rosario de cimas que terminan en el Collado de Alba y girando al este los Picos
de Alba, la Tuca Blanca y la Tuqueta aquí mismo en primerísimo plano y al norte
la Arista fronteriza con el Puerto Viejo de Benasque pero nuestra vista se va
para abajo hacia el Bosque de Paderna y los corredores y rampas que no
conocemos y que apalabramos para una próxima ocasión.
Alrededor
de las once y media nos vamos para abajo fácilmente, tan fácilmente que a mi
chica se le hace corta la recuperación de los esquís y es que, parece ser, que
se va convenciendo de que las botas rígidas que tienen sus conocidos
inconvenientes relativos a la incomodidad para caminar tienen sus inestimables
ventajas en la nieve, en terrenos descompuestos e incluso sobre hierba larga al
clavarse como cuchillas y hacer presas donde no las hay.
Son
las doce cuando nos subimos a los esquís y volviendo al centro del corredor
progresamos en ascenso realizando unas zetas que nos sitúan en la parte más
erguida del corredor.
Estaremos
sobre los 2500 metros de altitud,
hacemos unos buenos escalones para los esquís, quitamos las pieles de
foca cómodamente y a continuación nos vamos para abajo a disfrutar como
auténticos potrillos sueltos de la nieve del corredor.
Terminamos
la pala pero algo nos cosquillea por dentro: la montaña es, entre otras cosas,
sensaciones.
En
el descenso nos hemos ido orientando para el faldeo inferior de tal manera que
prácticamente no tenemos que remar para situarnos en la cabecera del vallecillo
paralelo al Torrente de Alba.
El
descenso del vallecillo está orientado por los Ibones de Paderna. Alcanzamos la
cubeta lacustre, iniciamos el rodeo por el sur y nos llegamos hasta la orilla
para sentarnos a comer sobre un bloque
de granito. Es la una menos cuarto.
Hay
una cierta capa de nubosidad que ha ido creciendo muy lentamente y que confirma
la entrada del frente anunciado pero no nos inquieta puesto que se trata de una
nubosidad muy alta.
Comemos,
hacemos algunas fotos y recordamos.
Media
hora más tarde recuperamos la huella de la subida y faldeamos entre las bloques
de granito para alcanzar la cabecera de nuestro corredor.
La
cabecera del corredor está lo suficientemente erguida para impedir ver la mayor
parte del mismo por debajo de la salida, lo que no resulta del agrado de mi
chica que prefiere ver. Pero no hay que dejarla pensar porque no es bueno. Lo
mejor es hacer un giro de entrada,
iniciar la diagonal alta y empezar a girar para abajo poniendo fin al
pequeño problema.
La
nieve está más blanda que a la mañana pero se baja bien. Luego con mucho
cuidado paramos y pasamos los dos puntos conflictivos y sin más nos llegamos al
lugar donde hemos puesto los esquís por la mañana en las inmediaciones del
Refugio de la Renclusa.
Son
las dos menos cuarto cuando enmochilo los esquís mientras mi chica se acerca a
la Capilla de la Virgen de las Nieves y coge agua. Luego nos acercamos a las
puertas del refugio al que no entraremos y seguidamente nos introducimos en el
nevero más alto y nos vamos de frente para abajo y siempre que se puede por la
nieve.
De
nevero en nevero el descenso es breve y buscándolos como posesos nos llegamos
hasta el rellano cuando quiere empezar a gotear.
Son
las tres y media pasadas cuando llegamos a la furgo liquidando una jornada en
la que hemos notado un poco el cansancio del día anterior ya que hoy no hemos
movido más que alrededor de 830 metros de desnivel.
Recogemos
tranquilamente, comemos y bebemos un poco y luego carretera y manta para casa.
Todavía marcharé a jugar nuestro partidillo de Futbol Sala de los jueves con
los amigos, pero a la mañana siguiente estaré hecho unos zorros.
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