Punta Ordicuso desde la Majada Baja.
Balneario
de Panticosa, Majada Baja, Cara Norte, Corredor Norte y Arista Oeste.
05-01-2012.
Salida 08
h. Llegada 13
h.
Sol.
Bastante
fácil.
Juan
Castejón, Rosa
Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa de Punta Ordicuso procedente de Prames. Vía en amarillo.
En
Punta Ordicuso ya habíamos estado en una ocasión. Fue en Septiembre de 2006 y
recuerdo perfectamente que se trata de una cima muy bien defendida por todas
sus caras con la excepción de la Arista Noroeste, pero esa baja de las Argualas
y como que no es muy buen plan. Se trata por tanto de uno de esos picos
carillos y consecuentemente poco visitados, de esos que nos encantan y que
forman parte de esa montaña con mayúsculas que adoramos.
Hoy
5 de Enero de 2012 nos vamos a hacer nuestro particular regalo de Reyes.
Recogemos
a nuestro amigo Juan y nos plantamos en el Balneario de Panticosa, echándonos a
andar a las ocho y media de la mañana como hemos previsto. Queremos estar de
vuelta en casa para comer y no tenemos mucho tiempo que perder.
La
mañana está espléndida y con inversión térmica: 3º bajo cero en Sabi y 2 sobre
cero en el Balneario. Tomamos el camino que en dirección oeste nos tiene que
conducir a la entrada de la Majada Baja. Hay nieve espolvoreada junto al ibón
y el camino limpio pues solamente aparecen algunos retazos de nieve.
Recorremos
en ascenso las zetas de la orilla izquierda del Barranco de las Argualas entre
bloques de granito y pinos negros que colonizan la ladera y enseguida
alcanzamos a unos esquiadores que, cómo no, van al Garmo Negro.
Les
adelantamos en la entrada de la majada, ellos se van hacia la Majada Alta y
nosotros nos quedamos solos: todo para nosotros.
El
rellano de la majada está medianamente nevado y con la nieve sin transformar,
así que tendremos que pelear con el bolerío de granito que aflora y con las
trampas de nieve que nos irán emenizando el suave ascenso. Hemos salido a 1638 metros de altitud y estamos sobre los 1900 metros.
Atravesamos
toda la majada en dirección oeste-sudoeste
pero sin meternos en el Desagüe de los Ibones de Ordicuso en el que
suponemos nieve más profunda.
A
nuestra derecha se queda el barranco por el que se puede acceder de manera más
directa hacia el Collado Inferior de las Argualas y que está limpio de nieve
debido a su perfecta orientación sur mientras nosotros nos metemos de frente a
la Pared Norte de Ordicuso para ascender un primer y corto resalte con nieve
profunda que nos conduzca a una enorme rampa iluminada ya por el sol.
Nos
vamos relevando en la apertura de huella hasta que llegamos a una zona alomada
y batida por el viento en la que bajo una pequeña capa de nieve suelta aparece
nieve dura, nos ponemos delante con los crampones para hacer huella a Juan que
sube sin ellos y resbala de cuando en cuando.
Terminará
por parar a poner crampones mientras nosotros nos vamos para arriba rematando
la rampa a la altura de la Hoya de los Fornes. Estamos sobre los 2350 metros de
altitud.
La
Hoya tiene una salida natural que es un amplio corredor orientado al oeste y la
derecha del desagüe de los dos recónditos
Ibones de los Fornés pero para ello hay que atravesar completamente la
irregular superficie de la hoya perfectamente nevada.
Nosotros
estamos ligeramente por encima de la hoya y nuestra vista se va, directamente y
en medio de la ventisca que nos azota impíamente, al Corredor Norte de
Ordicuso. Pero antes de alcanzar la entrada hemos de hacer un importante
faldeo de este a oeste y no nos parece
que vaya a resultar gratis.
Iniciado
el faldeo de la cara norte del pico, nos ponemos a cubierto de la ventisca y
emprendemos la apertura de una huella en nieve muy profunda que nos lleve en
gradual ascenso a la entrada del corredor sin concesiones.
Yo
espero a mi chica que lleva menos ritmo que nosotros, la pongo delante y con la
marcha de resistencia nos vamos para arriba sobre profundas y amplias huellas
cuando no por una especie de zanja abierta en los puntos en los que aparece
alguna laja lisa. Subiré el corredor casi en sofá.
El
corredor tendrá alrededor de 200 metros de desnivel y una pendiente que, en la
zona intermedia que es la más erguida se acercará a los 45º. Pero con esta
nieve carece de sensación de verticalidad cambiada por trabajo de apertura de
huella.
Divisamos
y desechamos una rama de corredor que se va un poco al este del mismo,
fundamentalmente porque no conocemos cómo puede estar la salida y alcanzamos
enseguida la parte superior del mismo cuando se allana en busca de la arista
terminal.
Salimos
al sol y tras unos cortos metros mixtos y erguidos alcanzamos la Arista Oeste
de Ordicuso por encima de los 2575 metros de altitud.
La Oeste de Punta Ordicuso.
Argualas, Garmo Negro y Aguja de Pondiellos.
Majada Baja e Ibones de Ordicuso.
Diez
minutos más tarde, a pesar de que se está de maravilla aquí al sol, desandamos
la arista en dirección oeste y alcanzada la entrada al corredor nos vamos para
abajo.
Hacia el Valle de Tena y el Ibón de las Algas completamente blanco.
La poco conocida Vertiente Sudeste de Argualas.
Ibones de Ordicuso.
Padre e hija
El
corredor se nos escurre por entre las puntas de los crampones y la travesía,
ahora en suave descenso es sencillamente deliciosa al encuentro de la ventisca
que nos espera encastillada en su lugar habitual. La perturbación anunciada se
asoma plana y profunda por el norte.
Serrato Xuans Batanes y Vignemale.
Paterneille y Bachimaña.
Hemos
de desandar toda la Majada extremando los cuidados con las trampas de nieve y
los bloques graníticos débilmente cubiertos de nieve hasta que nos sentamos en
unos bloques y nos quitamos los crampones y las polainas colgándolos con los
piolets en las mochilas. Son las doce y veinte.
Corredor Norte de Ordicuso.
Bien nevada está Bacias
Bajamos
el resto de la Majada medio al trote y de allí para abajo rápidos y abreviando
pues el tiempo vuela.
En
la Cubeta del Balneario de Panticosa hace calorcillo al amparo de un brillante
sol de mediodía. Pero nosotros no lo disfrutamos gran cosa. Hemos liquidado 975
metros de desnivel en una jornada extraordinaria de montaña, nos montamos en el
coche y nos vamos para casa sin prisa pero sin pausa. A la una y media estamos
en casa: misión cumplida y otro día más.
A
la tarde, la ventisca que nos ha azotado en la rampa se bajará al valle y luego
al llano ventilándolo todo de forma considerable en una noche ventosa de las
pocas que se recuerdan en Sabi.
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