Remontando con la Punta de los Faballones detrás.
Aparcamiento de Espelunciecha, Rincón de
Espelunciecha y Puerto de Canal Roya.
26-11-2013.
Salida 11 h. Llegada 14 h.
Mixto.
Muy fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Espelunciecha procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
La
nieve ha llegado este año relativamente pronto. Nevó la semana pasada
fundamentalmente en orientaciones al norte pero incluso en orientaciones sur la
capa fue de un grosor considerable. La pena fue que luego vino el viento y la
barrió de las crestas y de la vertiente sur en general en medio de un potente
anticiclón con un considerable descenso de los mercurios.
El
fin de semana siguiente se prolonga la situación y hoy martes 26 de Noviembre
de 2013 vamos a ventilar los esquís. Y pocas veces tan bien dicho.
Son
las once de la mañana, sin prisas, cuando llegamos al Aparcamiento de
Espelunciecha. No hay inversión térmica y el termómetro marca -8ºC, luce el sol
pero no se nota gran cosa su efecto ya que hay una débil capa de nubes altas
que tamiza los rayos. En la parte alta del valle las nubes de estancamiento son
empujadas por el viento penetrando en la vertiente sur.
Con
este panorama nos calzamos los esquís y nos echamos al blanco manto que aquí en
el valle lo cubre casi todo.
Las
pistas están irregularmente pisadas y ligeramente cubiertas de nieve polvo que
ha depositado el viento. Fuera la nieve
polvo está profunda y sin transformar.
El
foqueo valle arriba nos hace entrar en calor Aprovechando que el viento no
molesta gran cosa en esta zona protegida. Las nieblas que al principio andaban
por arriba, se han ido para abajo y ahora cubren el fondo del valle amenazando
con subir y engullirnos.
En
la parte alta del valle la nieve se ha endurecido por el viento que ya sopla
cuando nos aproximamos al Puerto de Canal Roya mientras que el cielo alterna
amplias nubes de viento bajo un manto azul envidiable.
A pesar de ello alcanzamos el Puerto de Canal
Roya sin ninguna dificultad tras hacer
algunas zetas sobre nieve dura en la penúltima pala que invitan a mi chica a
probar la comodidad de la nieve virgen como procedimiento de mitigar la
pendiente
Son
las doce y cuarto y estamos a 2150 metros de altitud. Contemplamos como el
viento ha limpiado las palas hacia Espelunciecha y Faballones por lo que
decidimos no hacer el circuito.
Charlamos
con un esquiador que está a cobijo de la caseta de la retrac en pleno collado y
seguidamente tomando dirección norte y proseguimos en suave ascenso hacia
Gralleras al objeto de ponernos a buen recaudo del viento que azota en el
collado.
Son
las doce y media cuando nos cobijamos al abrigo del viento en la estación
terminal de la Silla de Gralleras. Nos deja sitio un francés que se marcha para
abajo.
Hace
frío pero se puede llevar bien. Recogemos pieles y comemos de pie sin prisa
pero sin pausa. Lo mejor de la comida es el café con leche calentito que nos
sienta de maravilla.
Veinte
minutos después hacemos alguna foto e iniciamos el descenso tranquilamente.
Juan y yo ni siquiera nos ponemos el cortavientos pues en el cuerpo no se nos
hace frio.
El
descenso no tiene otra historia que la de los primeros giros de la temporada,
algunos con nieve polvo profunda que frena demasiado. Pero entre giros y
paradas en un descenso un tanto desapacible se nos enfrían las manos, a mis
socios también los pies. Con las manos frías, hacer fotos es un coñazo de
categoría además que resulta una incómoda tarea. Terminamos finalmente
abreviando y liquidando el descenso sin contemplaciones.
En
el coche, es la una y media, estamos a -4º centígrados a pesar del engañoso
sol. Las manos se irán calentando y regalándonos el agradable cosquilleo de las
yemas de los dedos. Ha sido un poco agradable estreno de la temporada de esquí
en la que los 450 metros de desnivel no han supuesto más que un breve paseo
para ventilar los esquís. Lo habían anunciado pero… no hemos sido los únicos
enfrentados a la meteorología adversa.
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