El Soum de Ramond o Añislo desde el Perdido. 26-6-12.
Cilindro, Ibón Helado, Corredor Oeste.
Perdido, Arista Este, Cuello del Perdido, Cara Este, Soum de Ramond, Punta de
las Olas, Corredor del Soum de Ramond, Praderíos de Góriz y Cola de Caballo a
Pradera de Ordesa.
12-07-1992.
Salida 08:30 h. Llegada 19:45.
Sol.
Dificultad media.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de las Tres Sorores procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
De
la Cima del Cilindro a 3328 metros de altitud
iniciamos el descenso cuando son las ocho y media de la mañana del 12 de
Julio del 92 y alcanzada la cresta de nuevo saboreamos los amargos rigores del
frío viento fundamentalmente en nuestras manos. Pero hay que bajar y cuanto
antes mejor. Por ello decidimos pasar un poco de frío, concentrarnos en el
descenso y así alcanzamos pronto el collado, introduciéndonos de forma
inmediata en el corredor que allí hace otro día.
En
un momento retomamos el ritmo sobre la nieve blanda del corredor y en un par de
trotes nos ponemos junto al Ibón Helado y nos quedamos en la pedrera, al sol,
para almorzar un poco. Son las nueve y diez.
De
Góriz va subiendo gente. Excepto dos que han iniciado el ascenso al Cilindro
todos los demás, que son la mayoría, marchan hacia el Perdido: lo que es la
fama.
A
las nueve y media llenamos las cantimploras de agua en el ibón para que así
baje un poco menos por la Cascada de Gavarnie e iniciamos el ascenso a
Monteperdido.
Vía de descenso del Cilindro desde Monteperdido. 16-8-09.
La
nieve en el inicio del corredor, hoy venteada, está dura. El viento ha tomado
una fuerza considerable y como queremos ir rápidos nos ponemos los crampones.
El largo tiempo que vamos a emplear luchando contra el viento con las correas
de los crampones lo vamos a recuperar pronto; el corredor se pone de pie
enseguida y nosotros subimos de frente por cualquier parte y sin problemas.
Luego,
algo arriba, cogemos las huellas tras haber dejado atrás a unos cuantos y nos
aproximamos a la zona de la Escupidera. Progresamos deprisa y seguros a pesar
de los embates del viento. Pasamos el lomo que hace el corredor siguiendo la
huella que se aproxima a la Pared del Dedo, nos encajonamos con la doble pared
a la vez que salimos al sol cuando se acaba el corredor, lugar en el que nos
recibe el viento con energías todavía más renovadas.
Ibón Helado de Monteperdido desde el Cuello del Cilindro. 9-8-96.
Por
una suave cresta, virando un poco a nuestra derecha y pisando nieve buena llegamos
a la Cima de Monte Perdido. Estamos a 3355 metros de altitud cuando son las
diez y media: hemos empleado lo mismo para cada pico: tres cuartos de hora.
Corredor Oeste de Monteperdio desde el Ibón Helado. 26-6-12.
En
la soleada cima hay gente. Charlamos de la montaña y de los alrededores que son
muchas y muchos. Parece ser que el viento ha cesado momentáneamente aquí al
abrigo de la parte este de la cima. Echamos un trago, hacemos una fotografía y
nos preguntan sobre lo que se acostumbra a preguntar en la montaña y les
indicamos lo que creemos más conveniente. Hay que tener mucho cuidado con las
indicaciones.
La imagen más guapa desde el Corredor Oeste de Montperdido. 26-6-12.
Estamos
un buen rato en agradable conversación, justamente al revés que la vez anterior
en la que hacía un frío que pelaba cuando hacíamos nuestro segundo tresmil.
En la Cima del Perdido con el Soum, Navarro, Rabada y las Sucas.
Especulamos
sobre la continuación de nuestra travesía y a las once y cuarto nos vamos para
abajo en dirección este por una pala de nieve que blandamente soleada se alarga
hacia el Cuello del Soum de Ramond. Bajamos concentrados en la incertidumbre
que confiere el hecho de estar sobre un terreno desconocido y del que no nos
han dado información fidedigna.
Cima del Perdido desde el Collado de Monteperdido. 15-8-09.
Desechamos
posibilidades que nos llevarían hacia Góriz a todo trapo hasta que al final nos
enfrentamos al cuello. Por allí hemos de destrepar 25 metros sobre un terreno
mixto y descompuesto pero el paso es único: a ambos lados hay corredores
glaciares.
Un
tanto reconfortados por la certeza de que estamos sobre la vía correcta y
haciendo numeritos sobre la caliza descompuesta con los crampones metidos,
alcanzamos la blanda nieve del Cuello del Soum de Ramond. Entre tanto vamos
tomando determinaciones acerca del camino por el que abordaremos el ascenso al
Soum.
Corredor este al Collado del Perdido. 9-7-15.
La
cresta mixta tiene un aspecto poco apetitoso, desde la parte superior del
cuello se advertían ciertas dificultades que nos invitan a buscar otras
alternativas.
Estamos
sobre los 3100 metros de altitud y nos vamos en busca de un resalte bajo en
medio del inclinado nevero de la cara nordeste del pico que sube muy arriba,
pero para ello hay que perder algo de altura que posteriormente habrá que ganar
sobre nieve blanda, lo que puede ser otra historia muy distinta. Por tanto, y
con la intención de evitar esfuerzos si es posible, nos vamos a cortar en
horizontal. Nos metemos a la derecha del corredor atravesando un amplísimo
nevero que nos lleva, a través de nieve casi hasta la cintura, a unas
afloraciones rocasas.
Suerte
que el tramo es corto y a partir de allí, un poco en horizontal nos vamos
buscando zonas limpias, rocas o graveras venteadas que nos conducen a una zona
de corredores limpios próximos a la pala por la que pensábamos subir.
Cima del Soum de Ramond o Añisclo.
Puestos
allí, nos vamos sin más de frente para arriba por lo mejorcito que va
apareciendo y principalmente limpio o con poca nieve. Se trata de un conjunto
de chimeneas y espolones fáciles aunque están bastante tiesos y lo que es
todavía peor es que están tan descompuestos que más que sujetarnos hay que
sujetar las presas para que no se vayan abajo. Pero a pesar de ello por allí
nos vamos para arriba cómodamente en comparación con lo que podríamos tener que
pasar en la pala nevada.
Cuando
se nos van acabando los corredores pues estamos próximos a la cresta, vamos a
nuestra izquierda en busca de zonas limpias que nos permitan de manera fácil
continuar con el ascenso, de la cresta no nos fiamos mucho.
Hemos
subido casi toda la altura y alcanzamos la parte superior de la pala que nace
en la cresta. Cruzamos una brecha amplia, ascendemos un resalte y ya por una
cresta llana alcanzamos la Cima de Soum de Ramond o Pico Añisclo de 3254 metros
de altitud. Son las doce y media.
Vertiente Este del Soum de Ramond. 9-7-15.
Nos
vamos cresta adelante hasta que comienza a inclinarse hacia abajo y nos damos
la vuelta hasta la cima. Hacemos una fotografía, comemos algo, contemplamos el
paisaje conocido y con mucho más detalle el desconocido: la zona nordeste. En
ella hay un par de picos que van a salvarse por esta vez, son los Picos de
Baudrimont o Rabadá y Navarro que ni siquiera están en los mapas de la Alpina.
Es la precisión proverbial de los mapas españoles.
Las
nubes que se han mantenido alejadas en un principio se han ido acercando poco a poco y
aparcándose interinamente sobre las cimas más elevadas, el Perdido lleva un
buen rato con la bufanda entre quita y pon y ahora nos llega a nosotros.
Terminarán por echarnos de la punta.
Hemos
previsto el descenso a través de la pala de nieve pues hacerlo por el lugar de
subida resultaría demasiado entretenido. A la una menos cuarto,
convenientemente refrescados, tomamos la pala junto a la brecha y con nieve
buena nos vamos de frente para abajo.
Olas, Suca y Marías desde el Soum de Ramond. 8-7-15.
A
mitad de la pala y en vistas de que la nieve está demasiado blanda y nos va a
hacer trabajar de lo lindo en el llano, viramos un poco a nuestra derecha o sur
al objeto de alcanzar el rellano lo más al sur posible aprovechando el descenso
en diagonal.
Atravesamos
un fangal de nieve sobre unas escorrentías nacidas en el pico y cuando
terminamos el descenso de la ladera
estamos sobre una capa delgada de nieve
en las proximidades del collado que separa al Soum de Ramond de la Punta
de las Olas a 2950 metros de altitud, en el que ha desaparecido la nieve casi
totalmente.
Localizamos un
enorme hito en la base de la Cresta Sudeste del Soum y deducimos que será el
inicio del descenso que nos habían anunciado.
En la Punta de las Olas.
Continuamos
en dirección sureste por el amplio collado en dirección a la Punta de las Olas
y en breve ascenso alcanzaremos la cima situada a 3002 metros de altitud cuando
es la una y media del mediodía.
Las
nieblas se han enseñoreado de la zona, rebosan en los valles circundantes y
envuelven las cimas. Me asomo cuanto me permiten las mismas hacia la zona
sudeste del Valle de Añisclo y parece fácil el descenso, al menos en los tramos
que se alcanza a ver pero lo que no advierto es la presencia de hitos por lo
que deduzco que el descenso será a partir del gran hito que hemos localizado
antes y no por la zona de la que soy conocedor de célebres embarques en terribles
paredes de las caras este y sur de la Punta de las Olas.
Echamos
un limón, hacemos una fotografía en medio de las nieblas y nos volvemos sobre
nuestros pasos en busca del hito que hemos visto. Mientras desandamos el
collado me asomaré al valle por el que vamos a descender. Veo un amplio rellano
unos 250 metros más abajo pero nada más adelante y tengo mis dudas nacidas de
nuevo de la incertidumbre.
A
las dos llegamos al inicio del corredor con las nieblas en su máximo apogeo, a
10 metros no se distingue nada claramente. Sabemos que el corredor es continuo
hasta el rellano y hay que decidirse pues subir de nuevo hasta el Perdido puede
ser demasiado costoso.
Nos
vamos por un inclinado corredor que poco más abajo de su inicio se pone de pie
con nieve muy dura lo que nos obliga a buscar unas afloraciones rocosas a la izquierda
del estrangulamiento ya que de frente bajaremos con el culo arrastro. Nos
acordamos de los crampones que nos hemos quitado hace un momento.
En
el estrangulamiento hay hielo vivo. Nos buscamos la vida por las rocas entre
las que tallamos algún escalón. Nuestra suerte es que pronto remite el hielo
cuando se terminan las rocas que nos facilitaban el descenso y estábamos
dispuestos a volver a poner crampones.
El Corredor Sur del Soum de allana en el rellano superior. 9-7-15.
Poco
después el corredor se allana un poco y nos permite bajar de frente al rellano
que atravesamos por medio en dirección sur.
Se
ha levantado la niebla, desaparece la nieve e inmediatamente el rellano se
corta en un paredón típicamente calizo: la hemos liado, pero alguna salida
tendrá el enorme hito del inicio.
Sobre
la parte este del paredón hay una pequeña depresión. ¿Habrá allí algún
corredor?
Nos
vamos en su busca y alcanzamos el límite superior de la pared. No vemos nada
decente para alcanzar nuestro objetivo que es descender esta grada y lo bueno
es que, superada, tenemos una pedrera casi ilimitada que nos puede permitir ir
a cualquier parte.
La
depresión es la cabecera de un corredor por el que bajamos media docena de
metros pero se encajona y se corta: hay una pared de alrededor de 4 metros
verticales que no se puede saltar pues el aterrizaje está muy inclinado. Cinco
metros por encima de nuestras cabezas hay un rápel montado en un lugar visible
y accesible. ¿Tendremos que estrenar la cuerda que llevamos en el fondo de la
mochila?
No
hay otro remedio. Ato a Rosa y la descuelgo sin montar el rápel, bajamos las
mochilas y los piolets y solo quedo yo. ¿Tendré que montar el rápel?
Con
la excusa mental de que a lo mejor no llega la cuerda, que estoy seguro de que sí
que llega, me asomo para echar un tiento. Concluyo en que, en el peor de los
casos, habrá que echar un salto
confiando en que no haya mucho rebote.
Me
siento al borde, me doy la vuelta, descuelgo medio cuerpo y seguidamente
extiendo los brazos descolgando completamente el cuerpo pero falta metro y
medio para pensar en apoyar los pies pues hay extraplomo.
Descuelgo
mi mano derecha a una presa baja haciendo péndulo y soltando la mano
superior y alcanzo un apoyo para mi pie
derecho a media pared; a la vez separo el izquierdo de la misma en busca de
amortiguar el salto. Termino a gatas sobre la inclinada base de la pared pero
sin golpe alguno. Me he cepillado a mano y en descenso un paso que creo pasa
sobradamente de tercero. Me encantan mis brazos a la hora de emplearlos.
Nos
ha costado media hora el paso, son las tres.
Recojo la cuerda y de patitas a la pedrera. Ha pasado gente por debajo
mostrándonos el lugar por el que discurre la GR11 balizada de rojo y blanco.
Tenemos que describir un lazo para incorporarnos al camino en dirección oeste.
Gradas se Soaso. 9-7-15.
Poco
después sobre las tres y media paramos a comer junto al lecho de un
barranquillo que baja de las inmediaciones de la Torre de Goriz. Tres cuartos
de hora después onduleando con la senda, barranco tras barranco, nos vamos en
dirección al Collado Superior de Góriz al que llegamos a las cinco. Hemos
salido del cirio y ahora que se alarga el camino empezamos a notar el palo que
llevamos encima.
Las
nieblas han quedado aparcadas en las alturas y nosotros continuamos descenso
haciendo nuestro camino en busca del de las Clavijas de Soaso.
Nos
liamos un poquillo con las barreras calizas pero alcanzado el camino nos
llegamos a las clavijas que nos permitirán bajar al Arazas.
A
las seis menos cuarto estamos echando un trago y haciendo una pequeña parada de
descanso en el barranco, llevamos doce horas con pocas y cortas paradas.
Cañón
a bajo vamos con más ganas de terminar que otra cosa. Charlamos como
procedimiento de hacer kilómetros fuera de la presión psicológica que aporta el
cansancio. Estamos cansados, no puede ser de otra forma y las piernas pesan lo
suyo cuando se despista el piloto automático. Los pies, al final recalentados,
molestan lo suyo pero a las ocho menos cuartos, ya es lo mismo, estamos en el
coche.
Nos
quitamos las botas, echamos un trago, comemos unas frutas y para casa, nos
queda una hora de coche y menos de dos semanas para la marcha pero hoy tendrá
que valer con 1719 metros de subida y
2579 metros de bajada además de la “fricción” que dice Brett: la incertidumbre,
la duda, los imprevistos son fricción que en nada colabora con el montañero, al
menos de momento, será la levadura del pan de la experiencia.
Algún
tiempo después, a finales de Agosto, tendré desagradables noticias al respecto de la actividad, pero
eso será otra historia, la triste historia de la indefensión de los españoles
ante la ley.
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