Desde el Ibón Central de Coronas el Aneto que nos espera.
Ibón Medio de Coronas, Collado de
Coronas y Glaciar de Aneto. Espalda De Aneto y descenso a Coronas.
21-8-93.
Salida 07:20 h. Llegada 13:50 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano
Javierre.
Mapa de Aneto procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Junto
al Ibón Central de Coronas y aprovechando un abrigo con suelo de tierra muy
llano, montamos la tienda como todas las tardes. Mientras apaño las mochilas
para el día siguiente mis señoras se remojan en el ibón. Son las seis y cuarto
de la tarde del 20 de Agosto de 1993.
Estamos
a 2725 metros de altitud y en la parte norte del ibón hay gente que no
volveremos a ver. Junto a nosotros ha llegado a acampar una pareja. Charlamos un
poco con un asturiano que va para abajo y que nos dice que si no queremos, ni
siquiera tenemos que pisar la nieve hasta que no alcancemos el Ibón Coronado.
Cenamos
tranquilamente y después charlamos un buen rato con la pareja: son leridanos y
agradabilísimos. Nos encuentra la noche de charla que liquidamos a las nueve y
media pues hay que descansar.
Ibón Inferior de Coronas. 8-8-12.
La
noche es estupenda pero no para todos pues mi señora acompañada de sus duendes
particulares no se dedica a dormir santamente en la montaña como es lo suyo,
sino que emplea una buena parte de la noche en pelear con los manes que su
calenturienta imaginación le procura a granel.
¡Qué
le vamos a hacer! A mí se me hace un suspiro y tras muchas vueltas debido a la
dureza del suelo, mi casio me pilla en el mejor de los sueños a las siete menos
cuarto del esperado sábado 21 de Agosto
de 1993.
A
las siete y veinte salimos para arriba. Los de Lérida, cargados, van delante,
no son amigos de dejar las cosas por allí. Contorneamos el Ibón Central de
Coronas por su orilla izquierda y nos incorporamos a la morrena sobre la que
está perfilado el camino.
En el Glaciar de Coronas. 8-8-12.
Biola
va desmotivada y renqueante. Tenemos una de nuestras peleas que ni siquiera
Rosa ataja como en otras ocasiones. Luego, sola ella, entrará en razón y
empezará a funcionar como sabe: de maravilla.
El
circo consta de tres escalones superpuestos, el segundo más consistente que el
primero y aunque la morrena está más consolidada se asciende peor; menos mal
que el choto de Biola está olvidado y alcanzamos a los Lérida.
Se
quedan mientras atravesamos un neverillo horizontal que es mejor camino que la
piedra y nos vamos acercando al collado.
Bajo el Collado de Coronas.
El
Glaciar de Coronas, prácticamente inexistente se queda reducido a los
verticales escarpes de la parte este del circo. Nosotros ni los tocamos. Un
segundo y último nevero nos conduce a la
base del resalte final, una pared de
unos 50 metros bastante vertical pero perfectamente accesible.
Una
trepada bastante firme y transitada que superamos tranquilamente nos deposita
en el Borde del Ibón Coronado en pleno Collado de Coronas a 3200 metros de
altitud. Son las nueve de la mañana.
Cresta de los Portillones y Paderna más atrás desde el Glaciar de Aneto.
El
ibón es una caricatura de lo que recordamos. Tomamos el glaciar que asciende un
pequeño resalte por buena huella y enseguida avistamos todo el Glaciar de
Aneto, o lo que queda de éste ya que cada día se aleja más el hielo de la
Cresta de los Portillones.
Viramos
al sureste y nos incorporamos a la vía normal que sube desde la Renclusa por
buena nieve y sobre huella, que de momento para andar está estupenda.
El Paso de Mahoma todo nuestro.
El
resalte que tan fuerte recordábamos no es más que un nevero de unos 30º de
inclinación máxima que subimos por cualquiera de las múltiples huellas que hay
en los aproximadamente 150 metros de desnivel. Luego, ya por la pedrera de
materiales de medianas dimensiones nos aproximamos a la cresta que sube desde
el Collado de Coronas y tras un breve lomo avistamos el Paso de Mahoma y la
cima.
Una vez más en Aneto.
El
paso tiene 30 metros a todo tirar que se pueden pasar casi de
cualquier forma pues se trata de una cresta de granito dentellada pero
firme, por la que han arrastrado los culos el 95 % de los que se llaman
montañeros españoles y en la que
concluyen por el oeste el Canal Oeste
del Glaciar de Coronas y por el este el Glaciar de Barrancs.
Un
socio con el que hemos ido subiendo más o menos cerca llega cuando vamos a
entrar en el paso y nos hace una fotografía.
Cima de Aneto. Atrás Cresta del Medio y Maladeta.
La
salida del paso nos deposita prácticamente en la Cima del Aneto a 3404 metros
de altitud, máxima cota del Pirineo. Son las diez menos cuarto. Hemos subido
tranquilamente en menos de dos horas y media.
La
mañana es estupenda pero se está arañando el cielo, parece ser que el cambio de
tiempo que han anunciado para el fin de semana se confirma. Hacemos alguna
fotografía y Biola quiere estrenar el anorak aprovechando la casi inexistente
brisa que nos acompaña.
Desde Aneto la espalda, Tempestades, Margálida y Rusell.
En
algún momento hemos previsto la posibilidad de adelantar el programa en
previsión de un posible cambio de tiempo: levantar el campamento, hacer el
Aragüels y bajar a dormir a Cregüeña en lugar de dormir en Coronas tras haber
hecho alguna cima próxima. Se trata de algo perfectamente posible y si el
tiempo se estropeaba de verdad nos pillaría de los 2500 metros para abajo y nos
quedaría únicamente el descenso de Cregüeña por camino conocido.
La Cresta hacia la Espalda de Aneto.
Tras disfrutar brevemente del paisaje
circundante y tal como se está poniendo el asunto acordamos adelantar el programa y olvidarnos
de la Cresta del Medio que probablemente hubiéramos hecho en parte y me voy a
ver cómo está la Espalda de Aneto.
La
cresta que se inicia en descenso y en dirección sureste es amplia y la piedra
grande al igual que la del Aneto. Hay que perder 100 metros hasta que se allana
y enseguida le salen dos fuertes dientes. Subo al primero y me doy cuenta de
que la Espalda está más allá.
La Espalda de Aneto. 8-8-12.
Detrás
del segundo diente, una trepada fácil y corta conduce a la Cima de la Espalda
de Aneto a 2350 metros de altitud. Llamo la atención a Rosa para que me haga
una foto que no saldrá, me asomo a la Brecha de Tempestades que está allí mismo
y sin más me doy la vuelta por el mismo camino que he traído en nueve minutos
empleando diez en la vuelta, aunque cuando llego a la cruz no traigo mucho
aliento. Son las diez y cuarto.
Echo
un trago y un bocado rápido y diez minutos después levantamos el vuelo y nos
vamos para abajo después de que Biola nos diga que no le ha gustado el Aneto:
“vaya mierda.” Claro, tanta expectativa… Le ha pasado lo mismo que nos pasa con
Mallorca, que de tanto que nos la alaban, al final, cuando vamos, nos defrauda.
En la Parte Superior del Glaciar de Aneto.
En
el Paso de Mahoma nos toman en video los de Lérida que acaban de llegar. Les
damos la dirección pues nos dicen que nos lo enviarán y charlamos un poco, tan a gusto que el que
baja con nosotros para que le enseñemos el Ibón Coronado, se va sin nosotros.
Luego,
una vez alcanzado el glaciar y la riada de gente que está con los crampones,
sacamos los piolets y para abajo por viejas huellas; las del día, como ya suponíamos nos enseñan el hielo vivo y no se tiene uno
solamente con las botas.
De
la mano con Biola bajamos con cuidado. Rosa, de buena gana se habría puesto los
crampones pero no hacen falta.
En el Collado de Coronas.
Un
poco más abajo encontramos una cordada inimaginable. Tienen que pasar cosas por
narices: no tienen ni idea, van encordado de cualquier forma, los tres últimos
con una cuerda de atar paquetes, han alquilado el material y a una de ellas le
sobra 8 centímetros de crampones. Si estos no se matan hoy es porque aquí no se
debe matar nadie pero han comprado todos los números para esta rifa.
Sube
gente a barullo cuando nosotros vamos a abandonar el glaciar por el Ibón
Coronado al que una enorme cordada de maleducados está llegando. Terminaremos
por comprender como hasta personas cabales puedan llegar a ser hoscas e incluso
casi tan maleducadas como cualquier montañero de mierda como éstos.
Delicioso Ibón Medio de Coronas con Aragüels detrás. 9-8-12.
Diez
minutos de cuidadoso destrepe pues hay gente por debajo y un embarcado por
encima, nos depositan en el pedregal del Circo de Coronas y “Adiós Aneto”, nos
vamos para abajo con uno por delante. Patinamos lo poco que se puede en uno de
los neveros saliéndonos del camino y a la una menos diez, próximos al ibón y
bajo un enorme bloque de granito nos paramos a comer a la sombra. Las neblinas
se han disipado y el día está absolutamente espléndido.
Para ver la Continuaión.
Para ver la Continuaión.
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