Paso del Caballo y Vallibierna Este desde Vallibierna Oeste.
Senarta, Cabaña de Coronas, Pleta de
Llosas, Collado de Culebras, Vallibiernas, Ibones Helados y de Vallibierna y
Pleta de Llosas.
18 y 19-08-1993.
Salida 15:45 h. Llegada 16 h.
Sol.
Fácil.
2 d.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano
Javierre.
Mapa de Vallibierna procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Llevábamos mucho tiempo posponiendo para mejor ocasión,
cuando la cría pudiera apreciar y consecuentemente disfrutar un poco, nuestras
clásicas escapadas vacacionales a Europa. Desde Escandinavia 82 salvando la
semana de Grecia no lo habíamos hecho y este año nos tocaba. Biola tenía 10
años y cuadraríamos como fuera Europa, playa y monte en este verano 93.
Primero
los Castillos del Loira, luego París y Eurodisney. Luego Munich y
Neuschswanstein, Garmich, Salzburgo y Viena. La vuelta ganando tiempo por
Insbruck, las Cataratas del Rihn y Chamonix para contemplar los Alpes que nos
gustan.
Luego
vendría la playa en Sete con agua fría nos bajamos hasta Creixel para completar
una semana con vuelta a casa el 17 de Agosto. Al día siguiente a la una salimos
para Benasque con buen tiempo. Y es que en este mundo se puede conseguir casi
todo pagando su justiprecio: habíamos preparado todo lo necesario para el viaje
mixto con la caravana y toda la parafernalia para la montaña con el detalle
acostumbrado.
No
hay que decir que ese todo era mucho: cuerda, piolets crampones, tienda, sacos,
aislantes, menaje comidas y sobre todo para meterlo en dos mochilas enormes
y la pequeña de Biola en la que
meteremos 3 kilos. Al final más que montañeros parecemos buhoneros con los
tarros colgados en la tartana. Yo llevaba fuera un aislante, dos pares de
crampones, dos piolets, la cantimplora y unas botas de repuesto para Biola.
Vallibierna desde el Puente de Coronas.19-8-03.
Hemos
comido a todo trapo nos echamos a la carretera ídem y llevamos el programa
después de 27 días.
Boltaña,
Ainsa, calorcillo en el coche, a las tres y media pasamos Benasque. Llegamos a
Senarta y encontramos la barrera de la pista al Refugio de Coronas abierta,
luego nos enteraríamos que suele estar abierta casi siempre pero nosotros la
habíamos visto alguna vez cerrada. Tampoco sabemos si la encontraremos abierta
a la vuelta y ni siquiera sabemos se podremos volver por Coronas. Tras muchas
dudas terminaré dejan do a mis chicas con las mochilas a media pista para
volverme a la barrera y se acabaron las incertidumbres.
Salimos
de Senarta a 1369 metros de altitud sobre las cuatro menos cuarto y nos espera nuestro campamento a 2200
metros, 10 kilómetros más allá y tres horas después más o menos.
Salgo
a buen ritmo, recojo mi mochila un rato después y prosigo al encuentro de mis
señoras que se han ido pista adelante. La mochila es un calvario que no por
esperado es menos cruento.
Cuento
pasos como procedimiento para que funcione el piloto automático y 5100 pasos me
colocan con ellas.
Pleta de Llosas.
Paramos a echar un trago y aprovecho para
vendarme los talones que me molestan un poco.
Juntos
continuamos al encuentro de la Cabaña de Quillón dudando de si será o se trata
de otra que representa el mapa más abajo.
Nos
cruzamos con gente que baja unos andando y otros en coche pues la pista está
estupenda a excepción de los 200 primeros metros y nos acercamos al Refugio de
Pescadores al que llegamos sobre las seis menos cuarto.
Paramos
a echar un trago de agua en medio del follón de coches, tiendas y gentes que hay en el final de la pista.
De
aquí para arriba el camino se empina un tanto. Nos quedan 100 metros de
desnivel por subir que se convertirán en 200 hasta que decidimos plantar la
tienda en el praderío en el que se encuentran los Barrancos de Llosas y
Vallibierna tras desistir de la idea de subir de tirada hasta Llosas y así al
día siguiente no habría que desplantar la tienda. Además son las siete y
cuarto, queda un repecho que engaña y mañana habría que perder altura. Nos
sobrará tiempo por la tarde para cambiar el campamento.
Aneto desde Vallibierna.
Plantamos
la tienda en mullido praderío que hará innecesarios los aislantes y nos
permitirá acondicionarnos descalzos lo que supone un incuestionable descanso.
Preparamos
las mochilas del día siguiente y la cena que aquí sabe divina, pero se ha ido
el sol y llega el fresquillo de la tarde a pesar de que la tarde es excelente.
A las nueve y media llega la noche y nos metemos en los sacos al encuentro de
un descanso cálido que nos obligará a quitarnos ropa pues nos hemos puesto
demasiada.
La
noche resultará cómoda y larga pues nos levantamos a las siete menos cuarto de
la mañana del 19 de Agosto.
Como
todo quedó preparado a las siete y media nos echamos a andar en medio de una
mañana que promete convertirse en un día estupendo. Nos vamos en dirección
sur cruzando el Barranco de Vallibierna
y ganando altura despacio pues hay que atravesar la Canal de Vallibierna que
desde abajo no tiene muy buen aspecto y no será cuestión de subir mucho por si
acaso ya que el camino marcado la cruza por abajo y por algo será.
Llegamos
a la canal cuya orilla izquierda es un fuerte paredón y no nos queda otra
alternativa que perder 50 metros para alcanzar fácilmente el fondo y por una
parte en la que pierde potencia y verticalidad alcanzar después por cualquier parte
el praderío por el que discurre el camino
que sube desde el fondo del valle.
Delante
de nosotros suben dos. Nos van a ir de cine pues Biola renquea como si llevara
diez horas andando, algunas veces pasa. Se va a picar un pelín y subirá como un
avión.
Ibones de Vallibierna.
Al
praderío le salen piedras y el camino, poco a poco se va convirtiendo en un
pedregal. Subimos a buen ritmo escapando del sol que se quiere asomar por la
Arista Norte del Vallibierna. Posteriormente iniciamos la subida de un resalte
rocoso por cualquier parte y ganamos el
pedregoso y amplio corredor que baja desde el Collado de Culebras.
Transitamos
materiales metamórficos sobre los que hay una senda marcada pero salpicada de
rampas en la parte más empinada en la que no se tienen ni los gatos.
Alcanzamos
a la pareja que nos precedía y nos paramos a charlas. Biola respira mal, le
hacen mucho ruido las vías respiratorias. Le pasó también el día que estábamos
en Chamonix y nos preocupa un poco a pesar de que se le pasa sin más.
Continuamos
para arriba por la fina gravera en busca del collado al que llegamos enseguida.
Está a 2795 metros de altitud y rodeado de unas lomas amablemente suaves.
Sobre
el mismo viramos al este y por cualquiera de las varias sendas nos vamos encaramando sobre la pared oeste,
próximos a la cresta sur a la que al final accederemos.
Son
250 metros que terminan por alargarse pero estamos ya al sol en la cresta y por
encima de los 3000 metros especulando sobre si se habrá mojado o no el
altímetro.
Una
trepada sencilla entre bloques nos deposita en la Cima del Pico Vallibierna
Oeste o Tuca de Culebras a 3062 metros de altitud.
Cima de Vallibierna Oeste o Culebras con Maladetas al fondo.
Son
las diez de la mañana y al abrigo de una débil brisa paramos a almorzar
contemplando el majestuoso Macizo de las Maladetas por su vertiente sudoeste. La
lista se haría poco menos que interminable, pero entre otras cosas nos facilita
la visión de casi toda la travesía que queremos realizar: veo hasta el sábado
por la tarde o el domingo por la mañana según vayan las cosas, o lo que es lo
mismo, el Collado de Aragüels.
Los
zaragozanos se van sin parar a la otra punta y nosotros, después de almorzar,
echamos una fotografía y nos vamos a pasar el “temible” Paso del Caballo. Son
30 metros de cresta afilada que en su cara este es una clara, vertical y lavada
marmolera que pasamos en principio a pie, colgados sobre el filo con los brazos
luego y finalmente les haré a mis señoras una foto a “escarraminchas” es decir,
a horcajadas.
A
las diez y veinticinco llegamos a Vallibierna Este situado a 3066 metros de altitud, es el
segundo tresmil del día. Charlamos un rato con los zaragozanos en medio de una mañana extraordinaria y en un
lugar que, como dicen algunos que he
leído, tiene una panorámica de primera magnitud.
Hemos
decidido bajar por los Ibones de Vallibierna y sobre las once nos vamos cresta
adelante pasando por lo que Juan Buisé cita en su libro Los Tresmiles del
Pirineo, como el Pico Norte de Vallibierna con 3030 metros de altitud y que
será por tanto el tercer y último tresmil del día.
La
cresta desciende suavemente para luego inclinarse y aserrarse en dirección al
Ibón Helado situado al norte. Nosotros nos vamos por el flanco este en
dirección al ibón pasando por su orilla este y hacemos una pequeña parada en la
que Biola se dejará olvidada la gorra y tendré que volver a buscarla.
Aneto, Tempestades, Margálida y Rusell desde Llosas.
Luego,
por fuerte descenso ya que pretendíamos bajar directamente al norte a pesar de
que el camino marcado lo indicaba por el fondo del circo, bajamos a los Ibones
de Vallibierna situados a 2475 y 2440 metros de altitud respectivamente.
Llegados al ibón superior tras un descanso, me vendaré los dedos de los pies
mientras mis señoras se remojan un poco. Es la una.
Recordando
la granizada que nos pilló la primera vez que estuvimos por aquí y haciendo ya
el camino de descenso, alcanzamos la pradera alpina junto al barranco.
Poco
más abajo donde el barranco y el camino se cruzan y a la sombra de un
majestuoso pino negro nos paramos a comer ya que llevamos encima la comida y
aunque no se pasa la hora pues son las dos de la tarde, bueno será comer en la
última sombra del día presumiblemente; hace un sol de justicia y el paraje lo
conocemos.
No
solamente vamos a comer sino que nos echaremos una deliciosa siesta montañera
en la “mosquera”, total que se nos hacen casi las cuatro sin enterarnos. Suerte
que estamos a escasos diez minutos de la tienda y llegados a ella, descalzos,
desmontamos y lo empaquetamos de nuevo en nuestras tres mochilas pues hemos de
cambiar de campamento. En media hora estará todo listo.
Para ver la Continuación.
Para ver la Continuación.
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