Stralhorn y Adlerpass desde el Allalinhorn. 1-8-07.
Cabaña Britannia, Glaciar de Allalin,
Adlespass y Arista Este.
02-08-2007.
Salida 04 h. Llegada 16 h.
Mixto.
Poco difícil.
Ascensión.
Mapa de Stralhorn procedente de Landskarten der Schweiz. Vía en amarillo.
Croquis publibitario de Saas Fee.
N;o
hay pernocta sino se contrata media pensión. Nos dicen que así se hace durante
la temporada estival en todos los refugios suizos. Y no nos extraña puesto que
tal como va evolucionando el tema de los refugios se puede esperar cualquier
lindeza por el estilo Así que, nos aligeran 55 francos suizos y a otra cosa.
Nos
dan literas de las de arriba en una de las clásicas habitaciones de los
refugios que ya no son para tres docenas sino para una docena de montañeros
Desde Britannia el tajo de mañana. 1-8-07.
Alrededor
de las seis de la tarde ya hemos recogido todo seco nos dan la cena, algo
clásica para un refugio de montaña y nada del otro jueves. No está ni bien ni
mal y la comemos sin más charlando con un trío de jóvenes que tienen buen
apetito. Con ello, no tocamos la cena que habíamos subido en las costillas por
lo que el esfuerzo ha sido baldío. Alrededor de las ocho de la tarde nos
subimos a la habitación tras haber preparado las mochilas para el día siguiente
y nos empiltramos pues la tarde se ha refrescado un poco. No estamos cansados
ya que desde las dos de la tarde hemos tenido tiempo para recuperarnos pero
agradecemos la comodidad de los colchones que no invita precisamente a la
vigilia sino a cerrar los ojos y pasar página.
Las
tres de la mañana del 2 de Agosto de 2007, llegan prontísimo tras una noche que
ha resultado buenísima. Llaman al personal, nos despertamos y, sin querer
queriendo, nos levantamos también pues se supone que servirán el desayuno a la
carrera. La gente en los Alpes tiene unas prisas de la leche.
Recogemos
nuestras literas, nos aseamos un poco y desayunamos en el comedor
autosirviéndonos un desayuno completamente vulgar. Pero como tenemos tiempo
terminamos desayunando decentemente y acumulando energías para una buena
jornada que, en el fondo, de eso se trata.
Son
las cuatro de la mañana cuando abandonamos el refugio, en medio de una noche
cálida y estrellada. Con las frontales iniciamos la marcha en dirección
sudoeste por el mismo camino que utilizamos ayer para llegar al refugio y que
ya hiciéramos hace algunos años de camino al Rimpfischhorn.
Consecuentemente
bajamos alrededor de 100
metros de desnivel y tan pronto como la senda alcanza al
glaciar rocoso, nos ponemos los crampones para que Rosa se sienta más cómoda y
comenzamos la travesía del Glaciar de Hohlaub en dirección sur-sudoeste.
No
son necesarios los crampones para transitar sobre hielo viejo y absolutamente
rugoso pues la adherencia del mismo está plenamente asegurada, a pesar de ello,
nos viene bien para recortar y atravesar algunas grietas sin dudar por la
seguridad.
Desde la Silla Nevada de la Arista de Hohlaub. 23-7-89.
En
la travesía del glaciar hemos de perder todavía algunos metros hasta las
proximidades de la Arista
de Hohlaub, de tal manera que sobre los 2900 metros de altitud
terminamos la travesía del glaciar y nos incorporamos a un pedregal bastante
inestable y con materiales de considerables proporciones que nos ofrece un
primer resalte de una treintena de metros de altura.
Imaginamos
que se trata de una morrena lateral tras la que nos incorporaremos al Glaciar
de Allalin. Dos grupos de luces nos guían por allí, al oeste de la Arista de Hohlaub. Hemos
decidido seguirlos y no pasar por el hombro de la arista situado un poco más al
este, lugar por el que pasamos cuando ascendimos al Rimpfischhorn, recordando
la pedrada que soltó la pared en una madrugada tan cálida como la de hoy,
además que el mapa del refugio marcaba la vía por debajo del hombro.
Coronamos
el resalte y la continuación es un enorme campo rocoso, absolutamente ondulado,
inestable e irregular, el glaciar ni se adivina.
Hemos
de quitarnos los crampones y proseguir “bolo a bolo” caminando ligeramente en
ascenso al encuentro del amanecer y del glaciar.
Amanece en la Zona Intermedia del Glaciar de Allalin.
Superamos
dos potentes ondulaciones del pedregal mientras amanece. Cambiamos
repetidamente de orientación buscando el terreno más favorable y, como es
natural, encontramos lo que toca para finalmente incorporarnos al hielo viejo
y, tras comprobar visualmente que ya estamos entrando a glaciar continuo nos
ponemos los crampones por segunda vez al tiempo que nos encordamos recordando
el enorme grieterío del glaciar bajo el Collado de Allalin. Son las seis de la
mañana y este tramo que hemos realizado en dirección norte se ha hecho largo.
Subimos
un primer resalte suave de hielo vivo en
el que aparecen las grietas cubiertas de nieve de la temporada lo que nos
obliga a extremar las precauciones y enseguida entramos en nieve continua
cortada por alguna grieta bastante cerrada ya que el glaciar se ha allanado.
El Adlerpass es nuestro objetivo.
Pasamos
bajo el Collado de Allalin siempre tratando de hacerlo lejos del mismo por precaución
y nos enfrascamos ya por la huella en una travesía muy llana, en la que hay mucha agua retenida.
La mañana es cálida y se ha nublado al amanecer. Son las siete de la mañana y
quiere caer alguna gota.
El cielo se está poniendo feo.
Progresamos
por la parte central del Glaciar de Allalin en dirección sudoeste, orientados
directamente hacia el Adlerpass, collado situado entre el Rimpfischhorn y el
Stralhorn que es nuestro objetivo.
Unas
rampas suaves que se van a hacer más largas de lo que nos parecía nos van
acercando al collado a la vez que la pendiente aumenta poco a poco.
Seracs en la Norte de Stralhorn.
Una
cordada se da la vuelta, nos cruzamos con ellos y seguimos para
arriba. Las
nieblas van entrando por el sur desde la parte italiana y juguetean cubriendo y
descubriendo el casquete somital del Stralhorn. No hemos oído nada en el
refugio este cambio de tiempo que no terminamos de creernos.
El viento invita al personal a darse la vuelta.
La
pendiente se acentúa, comienza a entrar viento y nos ponemos los chubasqueros.
La luna se despide junto a la Pared del Rimpfischhorn.
Poco
más arriba, cerca ya de collado, cuando las nieblas comienzan a engullirnos, volvemos
la vista atrás y comprobamos que, de nuevo se han dado la vuelta y el grupo
vuelve a subir tras nosotros.
El Adlerhorn se asoma al Adlerpass en una mañana cambiante.
Alcanzamos
una rampa bastante pendiente a la vez que el viento se pone francamente
impetuoso y nos obliga a abrigarnos cerrando al máximo las puertas de entrada.
¡Vaya cambio de tiempo!
Continuamos
con esfuerzo poco a poco para arriba tratando de no ser derribados por las más
huracanadas rachas de viento a la vez que somos acribillados impíamente por los
cristales de hielo que lanza en cualquier dirección. Unas lazadas de la huella
nos colocan por encima del punto más bajo del Adlerpass entre presentimientos
preocupantes acerca de la intensidad del viento que podemos encontrar en la
arista.
Son
las ocho de la mañana cuando alcanzamos la Arista Oeste del Stralhorn,
bastante elevados sobre el collado que está acotado a 3789 metros de altitud.
Escasamente podemos contemplar una pequeña parte del Glaciar de Adler y no vemos el Adlerhorn y mucho menos la zona
del Monte Rosa en la segunda vez de dos que nos pasa lo mismo.
Casquete omital de Stralhorn asediado por las nieblas.
En
el collado sopla el viento pero ni siquiera con la fuerza con la que lo hacía
unos metros más abajo y desde luego en nada se parece a lo que, al menos yo,
imaginaba. Luego sabríamos que se habían anunciado rachas de 90 kilómetros a la
hora pero a nosotros nadie nos dijo nada en el refugio cuando indicamos que
subiríamos al Stralhorn. Se suelen anotar las actividades que pretenden
realizar los que pernoctan en el refugio.
La Oeste de Stralhorn que acabamos de subir.
Por
la propia arista no se camina pues la huella lógica se introduce ligeramente al
norte de la misma y allí hace bastante abrigo. Unos resaltes suaves nos van
elevando para pasar por el norte de unas afloraciones rocosas y aproximarnos a
la cúpula del pico mientras que las nieblas van y vienen. Ha amainado bastante
el viento.
Cima de Stralhorn agarrados a la cruz.
La
pequeña arista final del pico se asoma cuando atravesamos unas zonas algo
amplias y arrellanadas. En ese momento nos cruzamos con una pareja que se ha
dado la vuelta a unos metros de la cima a causa del fuerte viento según nos
dicen. Nosotros proseguimos adelante ascendiendo, con visibilidad mediana, una corta y pendiente pala de nieve
que nos deposita en la arista final. Solamente nos quedan unos metros de arista
uniforme, orientada de oeste a este y que se afila finalmente para desembocar
en la afilada y alargada cima del Stralhorn situado a 4190 metros de altitud.
Son las nueve de la mañana.
Un claro momentáneo sobre el Glaciar de Adler que acabamos de subir.
En
la alargada cima del pico en la que afloran algunas rocas hay una cruz de
hierro y asegurados en ella hacemos alguna foto, aprovechando un cuarto de hora
de relativa calma. El viento sopla pero tampoco es excesivamente molesto. Lo
que no podemos hacer es disfrutar de paisaje y damos gracias porque parece que
las nieblas nos hacen un poco de sitio en nuestro entorno más próximo.
La Nordeste de Stralhorn y Matmark con dificultad.
Nos
hubiera gustado contemplar las aristas sudoeste y sur incrustando sus raíces en
el Glaciar de Findelen con el tremendo plateau que conforma su cabecera y el
inicio del Glaciar de Schwarzberg rellenando la vertiente sudeste del pico. Lo
poco que se ve intermitentemente y con algunas dificultades es la zona nordeste
con la Kanzel
del Rimpfischhorn y la pared sur del Allalinhorn y menos mal que la norte del
pico y la arista nordeste la hemos contemplado a la subida.
No hay ninguna posibilidad de hacer una foto de los tres.
De
cualquier forma la cima es aérea, está defendida por un par de paredones
verticales de mucho respeto y debajo están las nieblas. ¿Qué más para cinco
horas de ascenso y un cuarto de hora de cima?
Iniciando el descenso de la Oeste pega el viento con ganas.
Bajando
la arista hacemos un par de fotos que servirán para testificar que el viento de
nuevo ha arreciado pero enseguida la abandonamos por el abrigo de la pala
somital que bajamos a ritmo.
En
la suave pala siguiente nos cruzamos con el grupo que ha vuelto tras nosotros.
Les decimos que en diez minutos o poco más estarán en la cima y no perdemos
mucho tiempo pues el asunto está empeorando por momentos, las nieblas nos
envuelven y el viento arrecia comenzando a nevar.
La Kanzel del Rimpfichhorn, su Gendarme y el Allalin.
¡Vaya cara que le pones al mal tiempo, querida!
Perdemos
la huella antes de llegar al collado y la recuperamos más de memoria que a vista
y enseguida nos damos cuenta de que como siga nevando y con este viento, seguir
la huella va a ser faena complicada.
Nieva
en todas direcciones y tras cerrar bien los cortavientos hay que quitarse las
gafas de ventisca para tratar de ver algo y continuar para abajo. La ventisca
ha cubierto las huellas y se hace difícil seguirlas a pesar de que es una ruta
de libro.
Perdemos
un poco más de altura bajo el collado y el viento amaina no ocurriendo lo mismo
con la precipitación de nieve que arrecia más blanda y húmeda que la del
collado.
Seguimos
la huella con dificultad y gracias al cambio de tono de los resaltes que rodean
a las huellas y también con cierta preocupación puesto que, con la ventisca en
la parte alta, hemos puesto más atención en protegernos de las inclemencias del
tiempo que en localizar la situación de las grietas.
Bajamos
encordados y separados, despacio, pero bajamos y perdemos las huellas y las
buscamos para recuperarlas de nuevo. No puede ni debe ser de otra manera: hemos
de bajar y exclusivamente por la huella.
La Sur del Allalinhorn ligeramente de blanco a pesar del vendaval.
La
llegada al rellano viene precedida de unos momentos de niebla bastante intensa
pero se aclara un poco hacia el norte, lo suficiente para dejarnos ver un trozo
de huella lo suficientemente largo como para confirmar como correcta nuestra
trayectoria en el glaciar. Enseguida se elevan un poco las nieblas y nos dejan
seguir con cierta tranquilidad las huellas, precisamente en una zona en la que
las trazas son varias. Es la zona alta del glaciar encharcado y donde comienzan
a aparecer las grietas, la mayoría de las cuales estaban bastante cerradas.
Son
las once de la mañana y la tormenta parece que se está pasando, las nieblas se
levantan y la nieve que ha ido aflojando deja de caer. Nos fotografiamos, nos
sacudimos la nieve de encima y proseguimos para abajo con cierta preocupación
por los de arriba, puesto que a pesar de que nosotros les hemos dejado una
huella bastante visible, no sabemos lo fácil o difícil que les habrá resultado
cogerla con la ventisca en el collado. En algunos lugares habrá alrededor de 8 centímetros y con
viento…
Vemos
un buen trozo de glaciar hacia arriba y no los localizamos. Concluimos en que
han tenido que parapetarse en algún lugar antes de alcanzar el collado. En otro
caso deberían estar visibles.
Descendemos
más cerca de la pared del Rimpfischhorn pues vamos con la intención de pasar
por la Silla Nevada ,
nuestra ruta conocida, abandonando el camino que hemos hecho de madrugada.
La
huella que también la hay hacia la silla, se aproxima a la pared del
Rimpfischhorn hasta ponerse debajo de la misma. Se trata de una pared tan
deshecha que da un miedo tremendo tan solo de mirarla. Pasamos al trote para
ascender hasta la parte alta de la silla, bastante libre de nieve, a la vez que
nos alejamos de la línea de tiro de la pared. No nos extraña que la gente no
vaya por aquí y nos explicamos perfectamente el accidente en aquella cálida
mañana camino del Rimpfischhorn.
Por arriba siguen las nieblas y no vemos al personal.
Son
las doce menos cuarto, la tormenta ha pasado y solamente quedan algunos restos
de nieblas sitiando los casquetes somitales de los picos. Nos sentamos al sol
para comer y descansar un poco. Estamos a 3143 metros de altitud.
Seguimos
preocupados por la cordada de arriba pero al rato la localizamos en medio del
Glaciar de Allalin y respiramos tranquilos puesto que ya habíamos pensado en
avisar al guarda del refugio.
Media
hora después reemprendemos el camino
bajando un pedregoso corredor que resulta un tanto incómodo. No hemos
querido tomar la alternativa de remontar unos pocos metros hasta alcanzar la Arista de Hohlaub y hubiera
sido un acierto, ya que, desde allí podríamos haber alcanzado cómodamente el
glaciar.
El
corredor se ahonda hacia el glaciar y nos deposita en el mismo, en la zona más
baja por la que hemos transitado de madrugada sobre los 2900 metros de altitud.
El Stralhorn desde la Cabaña Britannia.
Remontamos
suavemente en travesía hacia el nordeste hasta que alcanzamos la senda que
ascendiendo la morrena lateral izquierda del Glaciar de Hohlaub nos conduce a la Cabaña Britannia. Es la una y
cuarto.
Comemos
y bebemos tranquilamente, recogemos nuestras cosas y toda la comida sobrante,
enmochilamos y abandonamos el refugio cuando van a ser las tres de la tarde y
el día está mediaducho pues hay una cierta nubosidad que está cubriéndolo casi
todo.
Cuando
íbamos a salir llegan un par de los de las vueltas en el glaciar. Parecen
bastante enfadados pero nosotros no tenemos ninguna culpa de su frustración. A
duras penas sueltan palabra.
Britannia y Metlelallalin camino de Felskin.
Britannia desde el Eginerjoch.
La
realidad es que el caminillo se hace largo en una ladera bastante inestable,
tiene continuos sube y bajas y nos da la impresión de estar muy poco asentada,
lo que no puede significar otra cosa más que el glaciar ha desaparecido
recientemente y la senda sobre el mismo es relativamente joven. En cualquier
caso no nos parece de lo más adecuado para el turista que sube en el teleférico
y quiere acercarse hasta Britannia; de cuando en cuando hay afloraciones de
hielo negro.
Ya
próximos a la estación del teleférico aparece la recordada pista con el tajo
sobre la pared y prácticamente sin nieve ni hielo. Los glaciares también en
Alpes están llevando un buen viaje.
Son
las cuatro menos cuarto cuando alcanzamos en suave ascenso las instalaciones y tras
introducirnos en una cabina iniciamos el descenso.
Paramos
en Morenia que es la estación intermedia, lugar en el que cambiamos de
teleférico y despidiéndonos de las alturas en las que hemos movido 1450 metros de desnivel
y en las que hemos dispuesto de un pico solo para nosotros, que se quedan entre
nubes nos vamos para abajo.
Unos
minutos más tarde llegamos a Saas Fee. Para marchar hacia el aparcamiento
tenemos un puente enorme sobre el Saastal. Hacia allí se dirigían los primeros
esquiadores que salían ayer mañana de las inmediaciones de los aparcamientos.
ElPuente Viejo de Saas Fee desde el Nuevo. Vamos a tener mal tiempo.
Casas típicas de Saas Fee.
Les
pedimos que nos hagan reserva en la Cabaña
Tracuit y por teléfono dicen que está completo el refugio:
podemos irnos despidiendo del Bishorn.
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