El Ibón de Estanés con nieve virgen.
Aparcamiento de Sansanet, Hayedo de
Sansanet y Barranco Curets.
Desnivel 475 m.
Distancia 15500 m.
Tiempo efectivo 03:45 h.
SolMuy Fácil.
Actividad para realizar en cualquier
época del año incluso con las peores condiciones ambientales. Siempre será
agradable.
Agua en los Barrancos de Aspe y Curets.
Biola Javierre, Oscar Layos, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Estanés procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Hace
no muchos días recordaba una de nuestras variadas visitas al Ibón de Estanés.
Se trataba de una visita en Otoño y por el Hayedo de Sansanet lo que le
confería un plus de belleza indudable.
Hoy,
21 de Diciembre de 2013, un buen puñado de años después, volvemos al Ibón de
Estanés y por el Hayedo de Sansanet. Se trata de un amable recorrido incluso en
invierno.
Cuando
llegamos al Aparcamiento de Sansanet son casi las doce de la mañana. Hay una
casi imperceptible nubosidad que no impide que el sol ilumine espléndidamente
el hayedo colándose entre las ramas de los árboles delicadamente cargadas de
nieve. Nevó anteayer por la tarde regalándonos con un manto de diez centímetros
de nieve polvo.
Aparcamos
en la entrada a 1325 metros de altitud y tras ponernos las raquetas nos vamos
al encuentro del barranco para cruzar por el puente que presenta una buena capa
de nieve, par seguidamente transitar de llano por el hayedo en busca de la
ladera iluminada por el sol orientada al este.
Ha
habido tránsito sobre la nieve polvo recién caída que no ha sido gran cosa ya
que afloran las piedras y las ramas, y siguiendo el camino ganamos altura
tranquilamente avanzando entre nieve pulverizada que cae de las ramas y que
propicia unas imágenes ciertamente mágicas.
Enseguida
alcanzamos el rellano en el que se asienta la Cabaña Escouret y el camino que
conduce al Aparcamiento de Espelunguere para introducirnos de nuevo en el
hayedo y seguir ganando altura vuelta a vuelta.
El
camino conocido termina por ganar la parte alta del hayedo y salir al praderío
hoy completamente vestido de un manto blanco inmaculado y bañado por el sol del
mediodía.
Contemplamos
la Cabecera del hayedo de Sansanet y el Barranco de Aspe para proseguir en muy
suave ascenso en busca del Barranco de Curets y pasarlo por un puente de nieve
para proseguir nuestro ascenso por su orilla izquierda.
Ventisca y Liouviella Norte.
Liouviella
Norte, Portaza y la Mujer Muerta nos enmarcan el Collado de Estanés que es
nuestro objetivo mientras alcanzamos a un grupo que está indeciso ya que no hay
huella hacia el ibón pues la que ellos traían se encarama en las laderas de la
Mujer Muerta.
Nosotros
no tenemos ninguna duda, les adelantamos y empezamos a hacer huella. No se
trata de ningún placer pues requiere su esfuerzo pero sí en cambio nos va a
permitir de la contemplación de un paisaje virgen.
Ascendemos
un pequeño resalte y nos alargamos prácticamente de llano al encuentro del
Collado de Estanés pero no alcanzaremos el collado sino un punto elevado al
este del mismo desde el que contemplaremos la magnificencia del Ibón de Estanés
cubierto ya de hielo. Estamos a 1792 metros de altitud y son las dos menos
cuarto.
Hacemos
unas fotos y contemplamos un espléndido paisaje en el que destaca las caras
norte de Liouviella Norte y del Puntal Alto de Portaza y la enorme mole del
Acue con su cara este, imaginamos la depresión que conduce a Aguas Tuertas y la
zona de Petraficha al fondo.
Puntal Alto de Portaza.
Corre
una ligera brisa que nos aconseja no permanecer demasiado por allí ya que está
llegando la sombra y un cuarto de hora más tarde junto con un grupo que ha
debido de subir desde Espelunguere comenzamos
desandar nuestro camino.
Volvemos
a buen ritmo al encuentro del barranco y allí, todavía al sol, nos detenemos
para echar un café calentito mientras contemplamos la Raca, el Diente de
Anayet, el Vértice de Anayet y las Negras, la Pala de Ip, Collarada, la Moleta,
la Zapatilla, la Tuca Blanca, el Aspe, la Llena de la Garganta y el Puntal de
Labata con su preciosa cara norte un paretazo gemelo del Liouviella Norte que
tan bien conocemos y diferenciamos a pesar de su similitud.
Luego,
seguimos nuestro descenso hasta introducirnos con el camino en el Hayedo de
Sansanet ahora vestido de oblicuas luces que confieren a la nieve un relieve y un brillo especiales que contrastan con las
duras sombras de la tarde.
En
el barranco quitamos casi todo el hielo y la nieve de las raquetas y
finiquitamos nuestro delicioso paseo cuando ni siquiera son las tres y media.
Subir a Estanés no es más que un paseo
con 475 metros de desnivel, que ni siquiera con nieve se hace pesado pero que
siempre propicia vivencias magníficas.
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