Cima del Gran Combin de Grafeneire.
28-7-1997.
Arista este.
Salida 10 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante difícil.
3 d.
3 p
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Croquis del Macizo del Combin. Vía en amarillo.
Son las diez y cuarto
cuando ponemos rumbo al este y bajamos en un visto y no visto los 50 metros que nos separan
del collado situado a 4132
metros de altitud
La nieve sigue buena,
y a buen paso iniciamos el ascenso de la nevada arista oeste, ya habrá tiempo
para que se ralentice subiendo los 200 metros que nos faltan.
Se nos irá casi media
hora. Dejamos atrás a la pareja que subía de la Cabaña Panosiere
por la vía normal y que ha escamoteado el Corridor, a pesar de que Rosa no se
creía que fuéramos a adelantarles.
Glaciar de Brenay desde el Gran Combin.
A las diez y
veinticinco llegamos como motos, bueno, casi; a la cima del Gran Combín de
Grafeneire situada a 4314
metros de altitud con su horroroso y enorme trípode de
hierro cumplidamente abanderado, su nieve helada y venteada y su infinito
paisaje de 360º:
Al sur el Gran Paradiso
y la Gran Casse ;
al este el Combín de Valsorey, el Mont
Blanc y todo el tramo de travesía que no hemos podido hacer; al nordeste la Jungfrau , el Weisshorn,
Don, Rimfischhorn, Cervino, Monte Rosa, Liskam; y aquí mismo, al este el Mont
Blanc de Cheilón, la Pigne
d'Arolla, les Bouquetins, Pointe d'Otemma y el Mont Collón.
Entrada a la Cara Sur del Combin.
Hacemos fotos y
contemplamos con claridad nuestra ruta
para los próximos días: el Glaciar de Mont Durand, el Glaciar de Otemma y el de
Brenay, Pointe d'Otemma, la Serpentine... Más allá identificamos les
Bouquetins y el Cervino, fin de nuestra travesía.
Llegan los dos de la
pasada y uno de ellos nos hará una foto al fresco que corre por aquí. ¡Vaya diferencia de una punta a otra! Nos
vamos para abajo en busca del abrigo del
collado para comer un poco.
Abandonar la cima es
entrar en otro día. Enseguida nos presentamos en el collado, empujados por la
prisa que confiere pensar que nos queda un tramo entretenido. Comemos a
cañonazos.
En la Cara Sur del Combin.
Soltamos las gazas de
cuerda que llevamos Juan y yo y a las once iniciamos el descenso en ensamble
hasta las primeras piedras, la nieve está un tanto reblandecida.
A partir de allí, Juán
asegura con el Piolet y yo bajo media cuerda. Rosa lo hace a continuación con
doble aseguramiento y por último lo hace Juán con mi seguro.
El siguiente largo
resulta más complicado, hemos entrado de lleno en el tramo completamente mixto,
la nieve blanda se va, y aparece el hielo debajo cuando menos lo esperas; así
que bajo como un gato con caracoles en las patas y los socios por el estilo.
Luego se añade la
complicación de la cuerda por medio de piedras sueltas: saca la cuerda con
cuidado, ponla por otro lugar y “cuidado no me arreéis algún peñazo.” ¿Será por
esto que los fransuas llevan casco?
Otro largo en la Sur del Combin.
Rosa baja despacio,
Juán como quien pisa huevos, solamente yo me permito el "lujo" de
aligerar un poco a costa de Juán. Los medios largos de cuerda se hacen largos,
las reuniones con Rosa y en lugares, a veces poco recomendables, se llevan su
tiempo con los cambios de cuerda para asegurar a Juán, y cuando nos reunimos
los tres ya es la leche.
Una de las reuniones,
bajo una roca vertical, con nieve profunda sobre placa de hielo, con una cuerda
en quiebro, asegurando en una fisura de la roca con la cuerda entre piedras
sueltas resulta épico. Pero no será nada comparado con el siguiente. Yo bajo
bien pero la cuerda se acaba y no hay manera de asegurar ni en roca ni en nieve
blanda que se va. Clavo el piolet después de compactar un poco, lo piso y le
digo a Juán:
-No puedo asegurar.
Vivac Musso y Biagio en el Plateau du Couloir.
Baja Rosa y juntos
peor todavía en una repisa de nieve que se puede ir de viaje cuando le dé la
gana, y luego baja Juán, hay que verlo: despacio, entretenido, calculador algo
así como un pintor al que le quitan la escalera y le dicen que se agarre a la
brocha con cuidado. Es un largo de adrenalina a pozales.
Luego ya bajamos a la canal que se ensancha más llena
de nieve, salimos del tramo mixto, hacemos un par de largos haciendo seguro en un extremo de la cuerda y
cambiando de asegurador con lo que aligeramos en el descenso haciendo travesía
hacia el collado, lo que me permite ya el lujo de hacer alguna fotografía, pues
antes habíamos estado un tanto “ocupados” para dedicarnos a esos menesteres.
Las nieblas han ido,
han venido y han tornado, han tenido tiempo para todo pues bajar el laborioso
resalte se nos ha llevado hora y media larga en un suspiro.
Desde el Plateau du Couloir el Glaciar de Valsorey.
Ni siquiera vamos al
hombro de la arista de meitin, vamos directos para abajo siguiendo
aproximadamente el mismo camino. Bajamos en ensamble de cara al valle ya que la
nieve está estupenda: consistente a la vez que permite hacer una huella firme y
suficiente.
Voy haciendo una
huella que resulta larga para Rosa, pues le da cosa de cara al valle pasos tan largos y de
espaldas no quiere bajar. Va lenta, y como se trata de aligerar pues se puede,
me pongo de espaldas al valle como procedimiento para hacer huellas más cortas
que le permitirán y nos permitirán ganar
velocidad.
Nuestra vía en la Sur del Combin desde el Plateau du Couloir.
Como bajo bien me
tiraré de una tacada más de 300
metros , con lo que me daré la vuelta cuando ya rebasamos
el estrangulamiento de la pared: estamos prácticamente en el collado.
Hemos bajado bien, y
mientras Rosa se queda con la cuerda en el collado sobre un diminuto lugar en
el que afloran los "anunciados derrubios", nosotros bajamos a la
parte inferior del collado y ascendiendo un corto cono nevado de unos 30 metros de desnivel,
llegamos al vivac que se asienta sobre el vertical paredón que limita la parte
sur del collado de acceso al Plateau du Couloir.
Está de cine. Por
tanto, vaciamos la mochila encima de la mesa nos vamos al encuentro de Rosa, le
decimos que suba al refugio y que coma, se abrigue y nos espere que nos vamos
en busca de la carga que hemos dejado en la Cabaña de Valsorey a la mañana. Son las dos de la
tarde.
Alcanzamos la huella
de la mañana por el lugar más seguro, pasamos con cuidado el tramo más erguido
de la pared y luego ya, buscando nieve blanda perdemos el culo cuesta abajo.
Solamente hemos de aflojar el ritmo para salirnos del espolón en el que hay
hielo bajo una delgada e inconsistente capa de nieve. Salimos en travesía
cruzando un par de corredores de aludes y ponemos otra vez la directa.
Juán no va deprisa:
trota. Yo hago lo que puedo detrás. Al final de la nieve nos quitamos los
guantes, las polainas y los crampones que dejamos a secar al sol y nos llegamos
al refugio. Media hora nos ha costado bajar los 600 metros .
Mientras Juán liquida
la cuenta de la noche pasada a 18 francos cada uno, yo saco las cestas y
empiezo a enmochilar junto a la fuente. Allí mismo, comemos un poco y bebemos
abundantemente.
En nuestro afán de
descargar la mochila nos hemos bajado sin
cantimplora. El asunto se saldará con 6 francos suizos por una botella
de agua ya que sin nada no es muy conveniente tirar para arriba.
Al guarda le hemos
chafado un poco el negocio pero creo que en el fondo se alegra. Ayer parecía
preocupado cuando hablábamos de la hora de salida. Hoy nos habrá visto bajar con
cierta preocupación, pero cuando se ha enterado de nuestro “rollo se le habrán
ido las preocupaciones por no ver bajar a la chica, y se habrá dicho algo así como que “no hay problema con estos
españoles.”
Plateau du Couloir y Gran Combin.
A Juán le ha dicho que
habrá buen tiempo.
Nos cruzamos en las
escalinatas del refugio y me sonríe complacido, nos sonreímos.
Hemos descansado un
poco y nos despedimos partiendo a las cuatro para arriba. Quince minutos
después, con los crampones ya puestos, afrontamos la subida de la pala de nieve
un poco por cualquier sitio buscando nieve poco profunda.
Cuando he propuesto
bajar hasta la cabaña en busca del material no ignoraba que la subida podía ser
muy dura es más, me temía que a lo mejor habría que echar mucho tiempo, pero me
daba igual, por eso a la bajada no me ha importado correr, más tiempo me
quedaría.
Juán va delante y
detrás subo bien. Luego me pongo delante mientras pueda que espero será poco,
pero me estiro para arriba a buen ritmo.
Me releva Juán y vamos
ganando altura a muy buen ritmo. Sigo bien y me crezco un poco. Estamos a media
pala y echamos un trago a la vez que saludamos a Rosa que está asomada y
continuamos. La nieve no está tan mala como la esperaba, y hemos aprovechado
todo lo aprovechable.
Me pongo delante con
la intención de echar un último arrastre, luego ya llegaré. Juán, sobrado como
siempre. Pero, me encuentro bien, muy bien, como nunca. Y ya, metidos en harina
hacemos la travesía y nos hacemos las diez de últimas alcanzando el collado y
el vivac.
Gran Combin y Cervino.
Hemos subido en hora y
cuarto y ha estado bien. A Rosa se le ha hecho largo y se ha aburrido, cosa que
no le hubiera pasado con nosotros. Seguramente al guarda le habrá gustado
nuestra subida como remate del día. Alguna ojeada nos habrá echado. Igual nos
ha puesto nota para la travesía que estamos haciendo y a la que, ¡oh,
sorpresa!, le han salido cuatromiles, con lo que la Alta ruta se ha convertido en
Altísima Ruta.
Nos queda una enorme y
estupenda tarde con el sol por todo lo alto y algunas nubes altas de escaso
desarrollo. Ponemos a secar todo lo que al final se ha humedecido, pero no hay
problema, incluso corre un poco de viento.
Nos remojamos los pies
en la nieve y nos hacemos fotos celebrando nuestro contento. También
fotografiamos la cara sur que desde aquí se ve bastante bien, solamente queda
en escorzo, algo desdibujado, el casquete somital.
Y no es para menos
nuestro contento pues además de los dos cuatromiles de fuste que hemos subido,
han sido 2000 metros
de ascenso y 1334 metros
de descenso, y ahora nos empezamos a encontrar bien.
El Plateau du Couloir se queda atrás. 29-7-97.
Deshacemos nieve,
hacemos el té y pasamos la tarde.
El vivac que se llama
Galletta Raimondo y Musso Biagio es una versión moderna y ampliada de la “lata
de sardinas” de la Roca
Negra. De plástico naranja por fuera, tiene planta
rectangular y techo semicilíndrico. Dentro hay 9 literas y una mesa central.
Para sentarse a la mesa hay que plegar las literas superiores y utilizar los
dos bancos laterales a la altura de las literas inferiores. Hay mantas,
colchonetas y todo parece bastante nuevo. Tiene ventilación y la puerta cierra
perfectamente. Es un habitáculo ideal, según nuestro gusto. En el mapa estaba,
pero cómo saber que estaba así de bien. Hasta la gente ha ido depositando algún
poco de comida.
Cae la tarde y
recogemos todo seco. Suben las nieblas y cenamos a las ocho en nuestro hotel de
mil estrellas.
Luego tras contemplar
el ya oscuro paisaje desde este espectacular pináculo, nos hacemos las literas
con tres mantas y nos empiltramos cuando van a ser las diez menos cuarto. Nos
espera una silenciosa y dilatada noche pues no tenemos intención de madrugar.
La noche no resulta
tan silenciosa como pensábamos: hace bastante viento y aquí azota de lo lindo
al refugio. A lo mejor es por ello por lo que aparecemos en el martes 29 a las siete y cuarto de la
mañana: sensacional.
Bien se puede decir
que desayunamos en la cama. Recogemos lo nuestro tranquilamente y el vivac
dejándolo impecable.
Un lugar excelente para una noche extraordinaria.
A las ocho y cuarto
hacemos una foto al vivac y al Combín y con los crampones puestos iniciamos la
marcha: Zermat nos espera.
Puedes ver la Continuación.
Puedes ver la Continuación.
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