El Grosseraletsch desde Konkordia.
Mittelaletschvivac,
Mittelaletschgletscher, Aletschgletscher y Refugio Konkordia.
17-07-2013.
Desnivel subida1250 m.
Desnivel de bajada750 m.
Distancia recorrida.13000 m.
Tiempo efectivo 05:30 h
Mixto.
Bastante fácil.
Las condiciones meteorológicas que son
un factor importante en Pirineos y en general en todas las montañas, lo son,
todavía más en Alpes. A su dictado se acogen las actividades que
puede malograr cualquier propósito o incluso convertirlo en un felicísima e inolvidable jornada perdurable en la
memoria montañera que guardamos dentro como un inestimable tesoro.
Agua en escorrentías y glaciares según
temporada y en el refugio Konkordia que anuncian como no potable.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Aletscharena procedente de Ladneskarte der Schweiz. Vía en amarillo.
A
media noche nos despierta la lluvia sobre el tejado del vivac. ¡Joder con la
precisión del empeoramiento meteorológico! No parece demasiado pero repite de
cuando en cuando.
Cuando
nos levantamos a las cinco pasadas del 17 de Julio de 2013 gotea débilmente
pero preparamos el desayuno y tras asearnos y liquidarlo enmochilamos todo.
Sobre las seis sigue goteando y las nieblas campan cerca. Marnix consulta con
el móvil el parte meteorológico que anuncia empeoramiento tormentoso para la
tarde y algo similar para el día siguiente.
A
las siete menos cuarto coge sus bártulos, nos despedimos y se va para abajo.
Poco
después, gotea débilmente y sobre las siete y veinte decidimos ponernos las
capas y comenzar el descenso tras dejar el vivac perfectamente cerrado y
recogido y ponernos los crampones.
Estamos
a 3013 metros de altitud y trataremos de repetir el camino de ascenso alargando
la nieve y el hielo lo más posible cosa que conseguiremos puesto que salvo el corto tramo en el que nos
los quitáramos nosotros para no volverlos a poner a la subida, nos alargaremos
hasta la parte llana del glaciar donde desaparece el hielo cubierto de piedras.
La
nieve está blanda y muy húmeda pero bajamos a ritmo y enseguida cesa el goteo. Por
arriba se levantan un poco las nieblas pero por abajo está el cielo realmente
negro.
Sobre
los 2650 metros quitamos los crampones, tras tres cuartos de hora de descenso
aprovechado y continuamos para abajo por el centro del glaciar. Utilizaremos un
cordón de neveros residuales que nos permiten descender suavemente y a ritmo
hasta que pasada un gran depresión del hielo junto al barranco se terminan los
neveros y aparecen unos cientos de metros de morrena arenosa e inestable que
nos deposita en el resalte granítico.
Linaria alpina, en Alpes, no podía ser otra cosa.
Hemos
tomado un intermitente camino que desciende el resalte por la izquierda del
mismo dando un considerable quiebro y bajo el mismo el camino se aproxima al
barranco y nosotros siguiéndolo continuamos para abajo mientras nos deleitamos
con saxífragas, nomeolvides y algunos ranúnculos.
Ya
próximos al Aletschgletscher localizamos a Marnix que asciende a la parte alta
del glaciar en busca de tomar el camino a Betermeralp. No lo veremos más puesto
que nosotros iniciamos el rodeo del Olmenhorn cuya arista separa el graciar que
hemos bajado del que no sabemos si vamos a subir.
De
cualquier forma nos hemos propuesto cruzar el Glaciar del Aletsch
aproximadamente por el mismo lugar que lo hicimos anteayer pero perdiendo
altura y avanzando por las inmediaciones del
hielo que es el lugar en que la morrena presenta materiales más
estables.
Hemos
bajado hacia el sur-sureste hasta
alcanzar la fosa que se origina en la intersección de los dos glaciares y
giramos hasta el este-nordeste localizando algunos hitos desperdigados que
confirman nuestra apreciación.
Una
serie de corredores descompuestos y unas viras que se intercalan sobre placas
de granito pulidas por el glaciar nos permiten ganar altura y alcanzar con
cierta comodidad aquellas citas que viéramos a la salida del glaciar y que
perdiéramos enseguida.
Ya
en las inmediaciones de la entrada conocida al glaciar decidimos proseguir por
la morrena en dirección nordeste, ganado altura para entrar al glaciar más
arriba.
Podríamos
haber proseguido por la morrena lateral derecha pero enseguida localizamos una
entrada muy plana que tiene buena pinta. Tan buena que ni siquiera nos ponemos
los crampones pues se trata de hielo viejo muy rugoso que agarra lo que no está
escrito en los libros. Estamos en la perpendicular al Marjelensee, un lugar muy
adecuado para tomar decisiones.
Decidimos tomar una buena ración de hielo.
Podemos
terminar de cruzar el glaciar hasta el Marjelensee y desandar camino hasta
Fiesch o hacer lo que ya hemos decidido: el tiempo parece que aguanta y
decidimos subir hasta Konkordiaplatz. Son las diez y veinte.
Entramos
con suma facilidad hasta la parte central del Gran Glaciar del Aletsch y
proseguimos el avance en dirección norte por medio de las dos morrenas
centrales características. Se trata de una parte de glaciar con las grietas
completamente cerradas por las que corren perezosos hilillos de agua.
El
glaciar tiene unas dimensiones dantescas y sorpresas inesperadas. Poco más
adelante vemos algo amarillo y escuchamos un ruido de motor. Nos acercamos y
nos tropezamos con el rodaje de un anuncio en el que parece ser que el
protagonista es un montañero de nuestra época. Pero el sonido viene de unos
motores que cerca del improvisado plató están realizando algún trabajo sobre el
glaciar. La tienda, de buen tamaño, no sabemos de quiénes será.
Lo
olisqueamos todo sin demasiado apetito y proseguimos a lo nuestro en dirección
norte a la vez que el tiempo empeora de nuevo.
He
calculado tres horas de tránsito glaciar y por tanto hay que perseverar en
nuestra marcha en tan vasto medio. La pena es que las nieblas nos escamotean
las partes altas de las montañas que limitan al glaciar.
Poco
después localizamos gente que viene en sentido contrario: un grupo de cuatro
cubierto con todo y con el que nos cruzaremos a respetable distancia y una
pareja con la que charlamos brevemente. Tratan de decirnos lo que descubriremos
después.
Konkordiaplatz
parece cerca pero queda lejos todavía y el glaciar persiste en su suave ascenso
que de una forma u otra nos permitirá ganar 600 metros de altitud aunque serán
menos.
Las
nieblas bajan un poco más y empezamos a encontrar nieve de la temporada alojada
sobre las grietas con lo que ya nos tienes con las orejas tiesas probándolas ya
que la nieve está muy blanda. Incluso tendremos un conato de goteo.
El
tema se complica debido a la profusión de grietas y pasamos un rato
entretenidamente pestoso hasta que decidimos buscar las huellas de paso de la
pareja, lo que no resulta demasiado fácil.
Momento de amaneceres.
Finalmente
lo conseguimos. Se trata de unas dubitativas huellas que perdemos y que
buscamos afanosamente. Es el momento en el que localizo el Refugio Konkordia
colgado allá arriba en la Arista Oeste del Fierchergabelhorn. Es un momento de
amaneceres ya que el mal tiempo y las dudas se estaban empezando a imponer a
mis socios.
Somital a una de las muchas grietas del Grossaletschgletcher.
Inmediatamente
localizo una huella sobre la nieve de la morrena izquierda del glaciar y
entendemos lo que la pareja nos quería decir: había que terminar por cruzar todo el glaciar perpendicularmente
al mismo como harán sus huellas.
Avanzando
con cuidado entre grietas paralelas nos acercamos a la orilla izquierda del
glaciar. Luego buscamos una zona vestida de hielo viejo y sorteando pequeñas
grietas alcanzamos la huella en el nevero lateral. Hemos salido del embolado
del glaciar.
Seguimos
la huella alrededor de diez minutos mientras pasamos bajo las paredes que
defienden el acceso al refugio y giramos poco a poco al este como si entráramos al valle lateral por el
que partiremos al día siguiente ganamos unos metros sobre pedriza granítica hasta alcanzar la
entrada a la pared.
El
Refugio Konkordia se encuentra alrededor de 200 metros más alto del nivel en el
que se inicia la pared. Para alcanzarlo hay instalada una escalinata metálica
con más de 450 escalones y 14 descansillos con pasamanos a lo largo de la misma
que termina por quitarnos el aliento y propiciando una cierta sensación de
vacío.
450 Escalones.
Más
arriba la pared se acuesta y un caminillo también escalonado nos deposita en el
conjunto de edificios del Refugio Konkordia situado a 2850 metros de altitud,
Es
la una y veinte del mediodía y estamos donde queríamos estar a pesar de las
dudas que esta mañana nos ha despertado el tiempo.
Nos
dan habitación en el edificio principal y comemos tranquilamente en el comedor
al que va llegando gente pues parece que hemos sido de los primeros en llegar.
Es otra de nuestras tácticas para ir a refugios sin reserva. De cualquier forma
el refugio a final de la tarde estará menos de medio.
Gotea
intermitentemente y las nieblas van y vienen en una tarde medianucha aunque
divina al abrigo del refugio. Hacemos tiempo hojeando algunas revistas en
alemán y pasamos la tarde a la espera de la cena que será a las seis y media,
compartiendo mesa con un trío multirracial: un sueco, un iraní y un turco
relacionados con Estocolmo y de eso hablamos, también de España y nuestras
montañas con proyectos que es el tema universal de los montañeros.
La
cena es una vulgarísima pitanza propia de los refugios con una sopa bastante
aceptable, una carne escasa con guarnición de verduras, abundante arroz en
lugar de pan y unas natillas.
Podemos contemplar nuestra cima de ayer.
A
media cena se abre el cielo e incluso disfrutaremos de un poco de sol. Nos
permitirá reconocer los alrededores y fotografiar el Aletschhorn desde la
terraza del refugio.
Grietas a través de las cuales hemos abandonado el glaciar.
Ahora se ve mejor el Aletschhorn.
Gurunhorn desde Konkordia.
Luego,
paseamos por los alrededores contemplando tanto el glaciar que hemos subido
medio a ciegas por la mañana como nuestro camino para el día siguiente. También
visitamos el viejo refugio que está abierto y que suponemos puede ser la parte
que quede abierta en invierno. Hay algunos lugares donde es posible pasar la
noche medio a cubierto en el caso de que los tan estrictos guardas no
permitieran dormir en el comedor en caso de que estuvieran completas las
habitaciones.
Refugio Konkordia.
Se
hacen las ocho y media y nos empiltramos en una pequeña habitación, incompleta
y con unos cálidos edredones que no llegan al nivel de los de la Cabaña de
Orni.
La
noche será cómoda y larga. Llueve sobre las dos y repetirán los chaparrones a
lo largo de la noche lo que me permitirá especular sobre nuestro pobre abanico
de posibilidades de continuación. Siempre es bueno tener alguna alternativa.
Si quieres seguir la actividad pincha la Continuación.
La actividad comenzó Aquí.
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Hola Mariano,
ResponderEliminarEn esos gigantescos glaciares deduzco que te puedes meter en un marrón si no vas con precaución. Y lo malo debe ser que de año a año, e incluso dependiendo de las estaciones todo cambia. Desde luego hay que tenerlo bastante claro para transitar por esos lugares.
Seguiré vuestro interesante viaje "virtualmente" a la espera de nuevos capítulos. Saludos.
¡Hola David!
ResponderEliminarEn el monte y en la vida hay que tener la suficiente precaución y en esos glaciares, por supuesto.
Yo digo que son unos seres vivos cambiantes, no solamente entre estaciones sino dentro del mismo día. Hay momentos en los que son celestialmente seguros, como cuando solamente queda hielo viejo o en primavera con nieve de temporada dura. Cuando se mezclan, como en la salida para llegar a Konkordia, el tema es delicado: Hay que madrugar, ir encordados inexcusablemente e incluso hay que ir probando grieta a grieta cuando no se ve una huella fiable o simplemente no hay huella.
Los guías van mayoritariamente a picos e incluso mantienen la huella o la modifican según sus intereses que son la seguridad de sus clientes y la propia. Fuera de esa ventaja, que aprovechamos si podemos, estás tú con tu experiencia, tu voluntad y tu suerte. Todo es necesario y sin ese poco de suerte...
Hemos tenido de todo. Vamos en verano y en los últimos veinte años los glaciares han llevado un buen palo, lo hemos podido constatar de tal manera que ir en verano se ha ido convirtiendo en una auténtica temeridad. La posibilidad de disfrutar de buen tiempo es mayor pero quizás compense más marchar a finales de la primavera.
Un marrón guapo lo tuvimos el día de la salida del glaciar y no solamente por las grietas; a ver si lo cuelgo mañana, y eso que era un recorrido entre refugios guardados y en temporada.
A pesar de que nos obligan a marchar con las orejas tiesas, nos gustan.