La poco conocida Cara Este de Sabocos.
Refugio
Alto de Gavín, Pared Sudeste de Sabocos, Circo Refoya, Corredor Este, Cara
Norte, Cima de Sabocos, Peña Roya, Peña Blanca, Cara Sur de Sabocos y Collado
de Gavín.
15-6-12.
Salida 09
h. Llegada 16
h.
Mixto.
Fácil.
Rosa
Mª. Martínez y Mariano
Javierre.
Mapa de Sabocos procedente de Prames. Vía en amarillo.
A
Sabocos hemos subido en repetidas ocasiones. De entre ellas recuerdo una
invernal en solitario por el Corredor Noroeste. También hemos subido por la
Cara Sur y recorriendo su Arista Oeste.
Desde
aquel día del 2004 en que desde la Cima del Mallo las Peñas contemplé el
Corredor Este de Sabocos tenía pendiente el asunto pero el tema de las llaves
de las pistas te limita un tanto y la Pista de San Bartolomé de Gavín es muy
larga.
Cada
vez que subíamos por la Ripera contemplábamos la Brecha de Sabocos y la Gruta
del Forato de los Diaples y me decía que al otro lado me esperaba un reto, uno
de tantos que me guarda mi compromiso con la montaña.
Hoy
15 de Junio de 2012 estamos en Gavín pidiendo la llave. Rodrigo Ramón también
sube con su cuñado. Les abrimos la barrera, pasan y cerramos; ellos van a por
champiñón y nosotros a lo nuestro.
Son
las nueve de la mañana cuando tras alrededor de 9 kilómetros de pista en
bastante buen estado alcanzamos el Refugio Alto de Gavín situado a 1575 metros
de altitud, pues hay otro un poco más abajo.
Guardamos
en nuestra mente el Contrafuerte Sudeste del Mallo las Peñas, la Cara Sur de
Sabocos y el Circo de Refoya que se aloja entre ambos, con bastante fidelidad
ya que es visible desde nuestra casa, pero una vez allí, el Barranco Refoya nos
ofrece ciertas dudas ya que su orilla izquierda es una barrera caliza
longitudinal y no tengo claro que presente algún punto de rotura para acceder
al mismo por encima de las paredes que conforman
la cara sur de la Sierra de Tendeñera. Consecuentemente buscaremos camino por la
sudeste de Sabocos.
Hacia el Circo Refoya.
Cruzamos
el barranco que baja del Collado de Gavín y nos vamos en dirección noroeste, en
suave ascenso y sobre crecida pradera como si fuéramos hacia el Collado de
Gavín. El objetivo es ganar altura para afrontar las paredes de manera cómoda
ya que en las inmediaciones del Barranco Refoya son bastante erguidas y llenas de placas.
Sorteando
manchas de genista y de enebro rastrero ganamos altura mientras nos aproximamos
a las paredes llegando a las mismas por un lomo bastante limpio.
Estamos
sobre los 1800 metros de altitud e iniciamos una travesía ascendente en
dirección nor-nordeste buscando viras transitables en medio de una pared
bastante tendida pero llena de asentamientos de genista.
Collado de Gavín.
Cambiamos
continuamente de dirección pero ganamos altura y superamos las paredes a la vez
que se limpian de genista y nos depositan en una ladera mixta y medianamente
inclinada que se puede subir por cualquier parte. Hemos alcanzado la cabecera
de un contrafuerte que baja de Sabocos y estamos sobre los 1900 metros de
altitud.
La Oeste del Mallo las Peñas.
Vamos
ascendiendo la rampa buscando las zonas de mejor tránsito, orientados por el Mallo
las Peñas que aparece ensombrecido por el contraluz de la mañana y siempre en
dirección nor-nordeste.
Ha
quedado por debajo de nosotros el Collado de Gavín y nos vigila Campaniacha
mientras nosotros proseguimos nuestro ascenso aproximándonos al Barranco Refoya
que alcanzamos a la entrada del Circo Refoya. Son las diez y media de la mañana
y estamos a 2300 metros de altitud.
El
Circo Refoya es un antiguo ibón colmatado y convertido en un amplio rellano
cubierto de finísima pradera alpina, en el que anidan neveros residuales y
rodeado de paredes por tres de los cuatro puntos cardinales: una perfecta
majada para rebecos. Allí nos quedamos a echar un bocado al solecillo de la
mañana. Almorzamos corredor entre pan y pan.
Media
hora después, hemos descartado acercarnos al Collado Refoya que es donde
arranca la espectacular Cara Norte del Mallo las Peñas pues habrá alrededor de
150 metros de desnivel y ya lo veremos mañana. Cruzamos el circo en dirección
nordeste y de inmediato comenzamos a
remontar el mixto cono de deyección del corredor vestido de regular etiqueta al
ocre calizo meteorizado de la zona.
Corredor Este de Sabocos.
Enseguida
las pratenses se sumergen en el pedregal y, subir por subir, elegimos de lo
malo lo mejor que es la orilla derecha del corredor, por la que se descuelgan
materiales calizos claros de mayor tamaño, provenientes de las paredes del sur
del mismo.
Son
por encima de 300 metros de corredor pedregoso que hay que subir con
experiencia y paciencia y llevamos suficiente de ambas.
A
medio corredor nos enfrentamos con la brecha de Sabocos y nos entretenemos con
las diversas perspectivas que el fabuloso tajo nos ofrece a nuestro avance.
Cuando terminamos con la brecha nos aparece un espectacular gendarme que vuelve
a entretenernos en nuestro ascenso ahora que los materiales son de mayor tamaño
y no diré que se suben mucho mejor, pero eso.
Luego
el corredor se estrecha y zonas de materiales sueltos sobre caliza madre nos
obligan a progresar con cuidado y de piedra en piedra en busca del nevero de
viento que adorna el collado a modo de perlado collar.
Atrás Forato las Peñas y una espectacular aguja de la Este de Sabocos.
No
se nos hace calor, la mañana se ha vestido de cierta nubosidad y una fresca brisilla nos refresca, así que
perdemos el aliento pero sin sudar.
El
nevero tendrá alrededor de 20 erguidos metros y ni siquiera me molesto en abrir
huella sobre la nieve blanda, tomo la rimaya derecha y por ella subiremos la
mayor parte del mismo. Desde arriba, cerca de los 2700 metros de altitud, fotografío al son de los resoplidos y
reproches de mi chica que suponía que la iba a esperar en el nevero. No, no; a
las mujeres hay que dejarlas de vez en cuando que se coman alguna pastilla de
chocolate a solas.
En
el collado que conforma la arista de la brecha con el casquete somital del pico
visualizamos el Circo de Sabocos y girando al sur proseguimos con el ascenso
del casquete somital que es una ladera descompuesta y con trazas de pobres
caminillos.
Asnos y Sabocos.
Enseguida
nos sale a recibir el vértice geodésico y a las doce alcanzamos la Cima de Peña Sabocos situada a
2735 metros de altitud. Hace fresco y nos abrigamos más de lo previsto; el sol
se ha parapetado tras una crecida capa de nubes que no sé a cuento de qué han
venido.
Desde
la cima contemplamos emergiendo de la neblina nuestro pueblo, pues aunque sea
muy de cuando en cuando, sucede lo contrario que la inmensa mayoría de los
días: desde Sabi se ve perfectamente entre otros, la Sur de Sabocos.
Abrigados
en la cima se nos va media hora contemplando rarezas como el Gerbats, la Gela y
el Soum des Salettes, el Long e incluso el Bugarret. Las Agujas de Chabarrou
dando paso a todo el Macizo de Panticosa, Pallas, Vignemale y Ordesa,
Montañesa, Oroel, Guara e incluso el Anie.
Luego
tranquilamente ponemos rumbo al oeste y nos vamos cresta adelante en descenso
mientras contemplamos los sucesivos corredores que arrancan de la misma:
primero el Corredor Norte de Sabocos en el que contemplamos la salida a la
arista de la vía normal proveniente del
Corredor Noroeste. Abajo, al norte y vestidos de verde se alojan los Ibones de
Sabocos y los Asnos además de algún que otro ibonciecho, las pistas que coronan
Mandilar y el Verde
Los Asnos.
Son
esas imágenes tantas veces reconocidas desde diversos lugares que no dejan de
propiciar un placer inigualable, es el placer que propicia la montaña.
La
arista es muy fácil y tiene escapatorias
hacia el sur que te permiten faldear cómodamente los bloques o prominencias que
de cuando en cuando aparecen. Por el norte, los paredones verticales imponen su
severidad manifiesta.
Luego,
la arista se allana y poco a poco se aproxima al Portillo Chetro que es el
lugar de paso fácil entre la Selva de Lasieso y el Circo de Sabocos.
Arista hacia Sabocos.
Echamos
una mirada al inicio del descenso hacia el Ibón de los Asnos y continuamos ya
en suave ascenso en busca del casetón cimero de Peña Roya.
Nunca
he sabido por qué a una de las Peñas la llamaban Roya y a otra Blanca ya que
ambas están compuestas tanto de estratos calizos claros como de ocres y no
podría precisar qué color predomina en ninguna de ellas.
Cima de Peña Blanca ¿roya?
De
cualquier forma alcanzamos en suave ascenso la cima de Peña Roya situada a 2571
metros de altitud y buscando un lugar protegido de la brisa nos sentamos a
comer. Van a ser las dos de la tarde.
Corredor Trasarriu desde la cabecera.
Mientras
comemos contemplamos el Corredor Trasarriu de gratos recuerdos, recorriendo
imaginariamente nuestro ascenso por el mismo. Media hora más tarde
reemprendemos camino tras comprobar que el casetón de telecomunicaciones está
inoperante.
Recorremos
la arista de salida del Corredor Trasarriu entre Peña Blanca y Peña Roya y
enseguida alcanzamos la Cima de Peña Blanca situada a 2555 metros de altitud.
Todavía
nos iremos un poco para abajo en dirección oeste recorriendo el inicio de la
Arista de Santa Elena.
Una
víbora áspid contempla mis maniobras montando el trípode para hacer una foto de
cima y de paso le haré un par de fotos. No habíamos visto nunca víboras tan altas.
Alrededor
de las Tres de la tarde iniciamos la vuelta faldeando en horizontal la Cima de
Peña Blanca e introduciéndonos en la amplísima ladera sur de la cresta.
Sabemos
que hay algún caminillo más o menos definido pero ni siquiera nos molestamos en
buscarlo. Ponemos rumbo al Collado de Gavín, visible en todo momento al
este-sureste, e iniciamos una larga travesía que se puede realizar por
cualquier parte.
Androsacea alpina.
Siempre
en suave descenso y administrando el desnivel alcanzamos una zona intermedia de
praderío en la que no localizamos champiñón y en la que hemos localizado a un
buscador desde la arista.
La vertiente Oeste del Collado de Gavín.
Se
nos va una hora en la travesía y alrededor de las cuatro de la tarde nos
llegamos al Collado de Gavín situado a 2000 metros de altitud.
Recorremos
una parte del ondulado y amplísimo collado registrando algunos corros de
brujas, echamos un trago y nos vamos para abajo en dirección sudeste para
alcanzar las inmediaciones del barranco que hemos ascendido por la mañana antes
de alcanzar las paredes.
Siempre
por los claros de praderío entre matas de genista y enebro nos vamos para abajo
hasta toparnos con un ciervo joven que
se ha debido despeñar y ya es pasto de la mosca. Luego alcanzamos el Barranco
de Gavín y nos llegamos al refugio poniendo fin a nuestra circular a Sabocos en
la que nos hemos chupado un desnivel de 1200 metros. Son las cuatro y media de
la tarde.
Nos
pegamos un remojón en el barranco y luego
nos vamos a saludar a un grupo de valencianos que han venido a celebrar
algo suyo en un lugar, para ellos habitual y que les encanta. Pasaremos una
tarde estupenda de charla sobre lo humano y lo divino ya que nuestras ideas al
respecto son bastante coincidentes.
Somos
invitados insistentemente a todo cuento llevan y han venido cargados, pero
entendemos que es su fiesta y nosotros alrededor de las nueve y media nos
empiltramos. Mañana tenemos tajo y ellos por esta ocasión han venido de
celebración. ¡Maja gente!
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