8 mar 2014

15-14. TARMAÑONES PARA DISFRUTAR DE LA NIEVE Y DEL DIA. 7-3-2014.

Cara este de Tarmañones con la cornisa y su alud correspondiente.
  
Naves Ganaderas Escarrilla, Pista Tarmañones, Cara Este y Arista Sur.
07-03-2014.
Salida 10 h. Llegada13 h.
Sol.
Muy fácil.
Esquís de Montaña y raquetas.
Baldo Pérez, Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
 
Mapa de Tarmañones procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
 
            No suele ser una cima en las que los esquiadores pongan sus ojos de manera preferencial y acostumbra a  soportar una competencia abusiva desde su modesta altura. A pesar de ello, está allí, amablemente vigilante sobre las campas de Escarrilla tratando de llamar al orden a su vecina Cochata. Y de esta forma no es muy fácil ascenderla de manera cómoda pues cuando quieres ir, las nieves se han refaldado más de lo conveniente y además de padecer te puede tocar hasta portear.
            El Anticiclón de las Azores ha entrado de servicio, ha desalojado hacia el norte la sucesión infinita de borrascas que hemos soportado este invierno y nos ha dejado un anticiclón que nos puede hacer llorar de alegría. Hoy 7 de marzo de 2014 lo vamos a estrenar para que no se nos pase por las buenas.
            Son las nueve y media de la mañana pasadas cuando aparcamos en las Naves Ganaderas de Escarrilla. El tramo de pista está limpio de nieve y no creo que hoy haya aglomeración de coches. A la entrada de la pista hay uno.
            La mañana está espléndidamente soleada y ponerse las botas al sol y sin viento es un placer no menor.

 
 
            Enseguida empezamos a foquear a 1330 metros de altitud, pista arriba ya que está completamente rellena de nieve. Subimos tranquilamente hasta que nos alcanza Baldo es un raquetista, casualmente de Sabi con el que vamos a subir juntos.
            En dirección noroeste recorremos la pista que en suave ascenso describe un par de lazadas y tras atravesar un reducido hayedo se llega hasta una portera  última donde desaparece en un rellano del puerto a 1480 metros de altitud.
 
 
            Tomamos dirección oeste y proseguimos en ascenso entre bojes, pinos y rosales silvestres para pasar enseguida a una pequeña depresión al este de la loma que hemos emprendido, ya que la suele pelar el viento enseguida  y deposita la nieve en  la vaguada.
 
 
            Salimos de la vaguada ascendiendo un suave resalte cuando se asoma nuestro objetivo en el horizonte. Las zonas de nieve orientadas al norte están un pelín duras y por ello los de los esquís buscamos nieve soleada. Los raquetistas de frente.
            Se suceden los suaves resaltes alternándose con rellanos inclinados que conforman un campo de nieve uniforme y espectacular mientras que nos acercan al casquete somital del pico. 
 
 
            La cornisa que se forma en la cara este ha caído conformando un alud bastante espectacular ya que era de cierta altura. Una altura que a priori y desde aquí parece que nos va a impedir el acceso por la misma en busca de la ladera somital norte que es por donde acostumbramos a acceder.
 
 
 
            Fotografiamos el alud y lo rebasamos por el este  en dirección al collado entre Punta Calcines y Tarmañones.
            Ya desde arriba una nueva perspectiva que yo esperaba nos indica que está el puente que permite romper la cornisa, pero ya no iremos a por ella sino que nos vamos en busca de la Arista sur.
 
 
 
            La llegada al collado es de una espectacularidad similar a la llegada al Puerto de Canal Roya: emergen lenta y delicadamente las Paredes del Norte de la Partacua y eso también me recuerda la llegada al Collado de Valpelline: Diente de Anayet, Cervino, Telera, Midi… los dioses particulares y universales de los montañeros.
 
 
 
            La nieve esta soleada y muy buena pero el resalte a pesar de corto es considerable. Consecuentemente, ponemos cuchillas y para arriba sin problemas. Rompemos la incipiente  cornisa de la arista y nos llegamos a la Cima de Tarmañones o Pimendalluelo a 1966 metros de altitud. Son las once y cuarto pasadas.
 


            En la cima, lo de siempre. Corre una ligera brisa con la que no vamos a pelear, nos iremos para abajo y echaremos el bocado  en un lugar menos ventilado.

Circo de Bucuesa con Samola y Bucuesa.

Pabellón, Puerto Rico y Retona.

La Canal de Pacines.

Macizo de las Argualas. 
 
            La cima es amplia aplanada y está medio pelada de nieve pero además de eso nos ofrece hoy un paisaje espectacular de 360 grados inigualables. Así que nos hartamos a echar fotos yendo de aquí para allá. Tendeñera, Telera, Bucuesa, Escarra y Pala de Ip de este a oeste con los Ibones de las Saleras y Escarra aquí abajo.  El Midi, los Campos del Formigal, Foratata, Cochata y Pacino nos llevan norte adelante hasta colocarnos sobre la espectacular mole de las Argualas de la que, cosa extraña, no ha caído ninguna colada a pesar de estar a reventar de nieve. Luego los Circos de Panticosa cierran la panorámica con los pies en Bubal y unas nieblas locales asentadas en Oturia.
 
 
            Un cuarto de hora más tarde nos montamos en los esquís y ya que los raquetistas han subido delante, bajaremos primero los esquiadores.

 
            La nieve de la arista está deliciosa y el descenso, aunque breve, es una auténtica  gozada. Nos marcamos unos giros cómodos de esos de los que no entran más de tres en docena y desde el collado contemplamos como los raquetistas también esquían casi sin querer y eso que no llevan esquís.
 
 
            Buscamos al oeste una zona limpia del collado y abrigada del viento y nos sentamos a echar un bocado y a charlar distendidamente.
 
 
            Un rato después nos calzamos de nuevo y continuamos con el descenso.
            Unos campos de nieve casi infinitos acogen nuestros giros que no son demasiado cómodos ya que la nieve un poco costra y la poca pendiente enganchan las colas de los esquís. Y es que somos muy finos. A pesar de ello disfrutamos como enanos recorriendo la amplísima ladera de un lado a otro pues  a eso habíamos venido. Es una de nuestras esquiadas favoritas.
            Baldo y Juan bajan de frente y coincidimos de cuando en cuando.
 
 
            En la zona de los resaltes la nieve blandea, cesan los enganchones y siguiendo la trayectoria del ascenso nos llegamos a la loma inicial de las peladuras consiguiendo pasillos de nieve que nos depositan en la pista.
 
 
            Luego, la nieve demasiado blanda ya no permite más que deslizar pista y alcanzar el coche cuando es la una  del mediodía finalizando una deliciosa media jornada con un modesto desnivel de 625 metros, en la que hemos disfrutado de una meteorología espléndida.
            El fin de semana viene igual. ¡A reventar de disfrute y gozo.

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