Esta foto había que hacerla.
Boca Este del Túnel de Cotefablo, Pista
a Pelopín, Cara Norte de Ronata y Arista Oeste.
02-03-2014
Salida 10 h. Llegada 14 h.
Sol.Muy Fácil.
Esquís de montaña y raquetas.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Pelopín procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
La
divisoria entre el Gállego y el Ara es una alineación montañosa más o menos perpendicular a la Sierra de
Tendeñera conformada por una alineación de colinas generalmente de perfiles
suaves con la Cabeza en Tendeñera y los pies en el Ara cerca de Boltaña.
Presenta un paso humanizado en el Túnel de Cotefablo y desde allí hemos ido
conociendo sus componentes y aledaños.
Hacia
el norte la arista se va encumbrando hasta Toronzué y Navariacho que conocimos
primero a pie y luego montados en los esquís. Hacia el sur caminamos tanto a
Erata como a Pelopín e incluso Manchoya. Se trata de unos repetidos sube y
bajas de una altitud uniforme que permiten actividad incluso con frentes del
oeste.
Son
laderas pastoriles amables para el esquí pero la imagen que guardamos es la de
la Cara Norte de Ronata en la que suele brillar espectacularmente el sol de la
mañana sobre la nieve generalmente bastante helada y venteada y claro eso no
nos atrae.
Han
anunciado para la mañana del 2 de Marzo de 2014 una ventana de buen tiempo que
a duras penas nos creemos pero… a las diez menos cuarto de la mañana estamos
poniéndonos los esquís junto al silo de sal de la Boca Este del Túnel de
Cotefablo a 1430 metros de altitud. Hace un sol espléndido.
Hay
una capa de entre 15 y 30 centímetros de nieve polvo bien medidos que pueden
ser la delicia de la jornada pero que se van a convertir en nuestro martirio
particular. Nada más alcanzar la pista, la nieve se pega en las pieles de foca
y hace unos zuecos tremendos.
Caminar
con las cuchillas es un tanto incómodo puesto que impide más o menos el paso de
esquiador, según sea la dureza de la nieve; pero no es nada comparado con los
zuecos que no solamente dificultan el equilibrio, sino que además de impedir el
deslizamiento de los esquís reducen la amplitud del paso en un 40% y absorben
una cantidad ingente de energía, convirtiendo el caminar en una auténtico
suplicio. Si para colmo tratas de soltarlos a patadas cosa que no suele
conseguirse, terminas con las piernas destrozadas y con un cabreo ilimitado.
Así
alcanzo yo el cordal en la vertical del túnel tras hacer un tramo de pista y
tomar el corredor que ataja un buen tramo de la misma. Mis socios van delante
menos perjudicados que yo y me han de esperar continuamente.
Estamos
a 1600 metros de altitud y en dirección norte avanzamos por la cabecera del
cordal para superar un suave promontorio vestido de pinos y alcanzar el
encuentro con el camino de los senderistas que abandonan la pista enseguida.
Toronzué de postal.
La
nieve sigue igual de pegajosa aunque un poco menos profunda desalojada por el
viento y yo estoy más cansado de tratar
de soltar los zuecos que de otra cosa.
Luego,
en suave ascenso la pista se incorpora a
la Cara Norte de Ronata y proseguimos
con ella para arriba a pesar de prácticamente está enterrada.
A
Pelopín casi siempre subimos con la vía que la pista traza sobre la Cara Norte de
Ronata para alcanzar el Collado de Pelopín, es la más directa pero esa vía
no gusta a los esquiadores que prefieren una pala franca a una diagonal en
fuerte pendiente y casi siempre muy dura.
Nosotros
prensábamos subir hasta Ronata y las huellas de esquiadores y raquetistas nos
lo confirman. Nadie ha transitado la diagonal.
Consecuentemente
y tras las lazadas inferiores de la pista proseguimos con las superiores
prácticamente desaparecidas bajo la nieve. La parte oeste guarda bastante nieve
polvo pero en cambio la este, más azotada por el viento, presenta placas duras
sin apenas nieve polvo por lo que optamos por poner las cuchillas para subir
tranquilamente; yo al menos no tengo ganas de pelea ahora que por fin me he
quitado los zuecos de encima.
El cielo lleno de nieve pulverizada.
La
pared se arrellana arriba y nos deja azotados por el viento que barre
inmisericorde la nieve polvo de la pared. Son las once y cuarto cuando
alcanzamos la planísima y amplia cima de Punta Ronata situada a 1943 metros de
altitud.
Al
oeste y tras el Collado de Yosa aparece la suave arista que conduce a Erata y
al sur prosigue la cadena cuyo primer eslabón es Pelopín.
Hay
que recorrer casi toda la longitud de la cima en dirección sur para tras perder
suavemente algunos metros alcanzar el Collado de Pelopín. Se trata de un
amplísimo collado que se prolonga amablemente en busca de la arista norte del
pico.
Bajamos
tranquilamente un doble y suavísimo resalte con las cuchillas y sin las alzas y
alcanzamos el collado situado a 1890 metros de altitud. Charlamos brevemente
con una pareja de raquetistas y proseguimos adelante prácticamente de llano y
transitando una zona de nieve dura de poquísimo espesor. El viento nos empuja
suavemente.
La
arista oeste de Pelopín está bastante pelada de nieve y la poca que hay hacia la parte norte
suponemos que está dura; así que,
trazaremos una diagonal ascendente hacia el oeste en busca de zonas
mejor vestidas de nieve y de paso mitigaremos la pendiente.
El
ascenso es suave hasta que retornamos con otra lazada hacia la arista
alcanzando la zona somital en la que hay más piedras y tierra que nieve. Con
cuidado foqueamos hasta la cima a la que llegamos a las doce menos cuarto.
Estamos a 2005 metros de altitud.
En
la cima coincidimos con la pareja de raquetistas de Zaragoza, lo haremos de
nuevo en el descenso. Intercambiamos fotos, disfrutamos de una espectacular
panorámica hacia el norte que abarca desde la Partacua a Cotiella. No sé si recuerdo un año con nieve tan uniforme
en la Sur de la Partacua. Ordesa está celestial.
Erata y Ronata desde Pelopín.
La Sur de Tendeñera.
Diez
minutos después nos vamos para abajo por la arista sur hasta el collado con la
vana pretensión de encontrar un poco de Abrigo del viento.
No
será así aunque lo que conseguimos es bajar por una franja de nieve acostada al
este del pico.
Punta Pilón.
En
el collado que está inhabitable, rompemos la cornisa y nos fabricamos un nicho
al abrigo del viento para sentarnos a comer un poco.
En
un abrir y cerrar de ojos cambia un poco la dirección del viento y nos llena de
nieve completamente pulverulenta que al entrar en contacto con nuestra ropa se
pega como si fuera pegamento.
Así
que, adiós bocado. Juan se marcha hacia la Punta del Pilón y nosotros nos quedamos
para organizarnos el descenso. No tengo demasiadas ganas de subir y bajar más
con los esquís y además el cielo no me gusta. No fuera a ser que tuviéramos un
descenso con poca visibilidad por prolongar una jornada en un territorio poco
esquiable.
Todavía
bajaremos al nicho para entrar un poco en calor aprovechando una calma
momentánea, al tiempo que Juan está llegando al Pilón y seguidamente nos
montamos en los esquís y aprovechando la buena nieve de la cara oeste trazamos una diagonal estupenda que nos
deposita con unos cuantos giros sobre nieve buena en nuestra huella de ascenso.
Pelopín desde el Collado del mismo nombre.
Luego,
unos giros suaves nos conducen al Collado de Pelopín, lugar en que, un poco al
sur, hacia y hace abrigo y allí nos quedamos esperando al socio que viene como
una moto. Se ha abrigado nos dice uno de los zaragozanos.
Comemos
un poco aprovechando que al solecillo se está muy bien y un cuarto de hora
después, mientras esperábamos hemos puesto las pieles de foca, iniciamos el
suave ascenso que en dirección oeste nos tiene que llevar a Punta Ronata. Es la
una del mediodía.
Tras
quitarnos las pieles de foca iniciamos unos giros cómodos aprovechando que la
cima está muy alomada. La nieve está un pelín dura y la buscamos pues se gira
muy bien. Con ella entramos en la pared y siguiendo aproximadamente nuestra
huella de subida descendemos la cara norte disfrutando y al encuentro de nieve
polvo cada vez más profunda en la que hay que girar de otra manera menos
relajada.
La
Norte de Ronata se baja de cine y nos sirve para desechar esa mala imagen que
guardábamos de ella. Luego entramos a la loma divisoria y hay que dedicarse
exclusivamente a deslizarse montado sobre los esquís, saliéndose de la huella
para perder un poco de velocidad o remando de cuando en cuando en algunos lugares
puntuales del largo cordal sobre el Túnel de Cotefablo.
El
descenso del corredor así como la llegada a la pista no tienen nada que ver con
la vez anterior a la vuelta de Toronzué, la nieve está muy buena y lo hacemos
disfrutando.
Luego
nos deslizamos sobre la pista, pasamos con cuidado el barranquillo que casi la
corta y nos llegamos girando sobre nieve virgen
hasta la borda y el aparcamiento. Son las dos de la tarde y hemos
terminado una jornada que no esperábamos demasiado buena y en la que hemos movido
un modesto desnivel de 600 metros. Nuestro primer Prelopín con esquís.
Pelopín con algo de nubosidad.
Charlamos
con unos de Huesca, uno de ellos se va a tratar de hacer la Chamonix-Zermat, la
inacabable, mientras recogemos y comprobamos que el aumento de la nubosidad se ha ralentizado un tanto. Por la tarde no faltará a
su anunciada cita el siguiente frente.
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