29 mar 2014

23-14. VENDAVAL EN CANDANCHU. 28-3-2014.


Nieve reciente y nubes que pasan como centellas hacia el norte en Candanchú.
 
Aparcamiento de Candanchú, Rinconada y Paso de Tortiellas.
28-03-2014.
Desnivel acumulado 300 m.
Distancia recorrida 5000 m.
Tiempo efectivo 01:30 h.
Mixto.
Muy fácil.
El recorrido que suele admitir muchas variantes y prolongaciones, fue un corto paseo que el viento convirtió en un auténtico infierno.
Agua mejor llevarla en cualquier época del año.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
 
Mapa de Candanchú procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
 
            Despedíamos el invierno en un precioso día primaveral en Espelunciecha y Arroyeras, sabedores de que ese día comenzaría la primavera pero nos traía el invierno que como dicen por aquí, no se lo suele comer los ratones.

            La Primavera del Pirineo poco o nada tiene que ver con la de los poetas y consecuentemente, el tiempo se estropea y persiste con indicios de prolongarse en el calendario.  Hoy anuncian una ventana de posible “buen tiempo” y nos vamos a la caza de la esperada ventana.

            Hay alto riesgo de aludes en la zona por encima de los 1800 metros pues el miércoles cayeron alrededor de treinta centímetros de nieve en Canfranc y el manto no se ha podido estabilizar y menos con los vientos que han soplado y que pueden soplar.

        Por todo ello descartamos algunos proyectos y nos vamos a la seguridad de una estación, subiremos a Tuca Blanca en Candanchú.

            Son casi las diez de la mañana cuando llegamos al aparcamiento de la estación en el que hay cuatro coches mal contados. Hay nubes volanderas y otras más desarrolladas y sopla algo de viento mientras nos preparamos para la marcha a 1630 metros de altitud.

La Zapatilla no augura nada agradable pero la esperanza...
 
            Alrededor de las diez y cuarto comenzamos el foqueo sobre una nieve bastante blanda y profunda por lo que nos echamos a la pisada de la Pista Grande y nos vamos hacia el oeste-sudoeste  en muy suave ascenso. Habrá un par de docenas de esquiadores en la zona de seguridad de la estación y un grupo de soldados de la Escuela Militar de Montaña que están faenando.

Puntal de Labata.
 
            Cruzamos los dos arrastres paralelos y vamos girando en ascenso al sur para ir ganando altura sobre la Rinconada. El cielo está muy variable con algunos claros instantáneos entre nubes amenazadoras, nieblas que quieren bajar y viento que arrastra mucha nieve. Un viento que va ganando intensidad conforme nos acercamos a la Pista Paso que es la que nos conducirá al Collado de Tortiellas y que comparte con la silla.

La estación, cerrada, es toda para nosotros.

Monjes y Astún en un claro.
 
            Se trata de una de las peores pistas de la estación; siempre llena de placas de hielo y mucha piedra suelta que no nos gusta un pelo pero por ella vamos a subir.

Hacia el Paso de Tortiellas.


La pista rellena de nieve ventada y atormada.
 
            La nieve dura se alterna con depósitos de nieve ventada que incluso se pega a las pieles de foca y las raquetas y cuando entramos al tramo que asciende junto a la pared no ponemos las cuchillas como teníamos previsto, el inicio se sube bien.

            A mitad de la rampa el viento nos zarandea de lo lindo hasta obligarnos a detenernos para soportar los embates pero seguimos para arriba hasta que próximos a la vuelta que describe la pista hacia el sur se nos hace difícil continuar con el ascenso, Rosa sube haciendo escaleras y así no podemos continuar máxime teniendo en cuenta que el vendaval ha dejado la nieve como un cristal.

            Justamente en el lugar en que la silla se incorpora a la pista nos detenemos a esperar a Rosa. Hay un esquiador que baja derrapando con todos los apuros del mundo.

            Cuando nos juntamos la decisión está tomada: no pondremos las cuchillas sino que nos vamos a dar la vuelta.

            En la orilla de la pista hay nieve amontonada irregularmente y entramos en ella para realizar con mayor comodidad las tareas necesarias para el descenso.

            Nos eternizamos en unas tareas que deberíamos hacer con cierta maestría y abreviando. Suerte que el viento no es muy frío.

La nieve en suspensión nos quita toda la visibilidad.

            Al final entramos a la pista con intención de hacer unos giros seguidos y salir del marrón pero antes de iniciar el primer giro una ráfaga me empuja y comienzo a derrapar y ya no se hable más, me suelto una derrapada de más de 50 metros que remato cuando la ráfaga cesa. Luego una serie de giros ya cogiendo nieve acumulada con poca visibilidad a la sombra me permiten bajar un poco “a guevo.” A rosa le sucederá algo parecido y hasta Juan tendrá algún problemilla con la falta de visibilidad que pillaré en una de las pocas fotos que haga del momento: no eran momentos para fotos.

Saliendo del infierno del Collado de Tortiellas.
 
            La poca visibilidad que tenemos creo que es más debida la cantidad de nieve que lleva el aire en suspensión que a la presencia de nieblas bajas. Hará que nos pasemos las pistas que hemos utilizado a la subida y terminaremos bajando por  Lomas y Sarrios hasta alcanzar el fondo de la Rinconada hasta la Pista Grande y al coche. Con menos de dos horas hemos tenido más que suficiente.

 
            En el aparcamiento hace viento pero es otro día. Hemos comprendido con bastante claridad el porqué del la estación cerrada.

 

Dolmen de la Güixas.

Marzuolus en Oroel.
 
 
            Luego nos daremos una vuelta por el Dolmen de las Güixas y nos subiremos a echar un bocado al Parador de Oroel para buscar y recoger unos pocos marzuolus que disfrutaremos poco después en casa con unas cervezas. La ventana esperada  no ha sido más que eso, esperada y el fin de semana viene por el estilo. ¡El que pueda que lo disfrute!

 

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